Lovejoy cap. 4: La plenitud y la nueva cosmografía

Capítulo 4
[p99] Cuando se adoptó la nueva imagen del mundo en los SXVI-XVII, los rasgos que más la diferenciaban de la vieja para la mentalidad de los hombres educados no eran la hipótesis copernicana ni los logros subsecuentes de la astronomía, sino rasgos que fueron introducidos y en parte aceptados por la influencia de las preconcepciones platónicas que se habían mantenido, aunque reprimidas, en el pensamiento medieval.

[p100] Para verlo, hay que repasar los aspectos de la cosmología antigua que tenían o parecían tener implicaciones morales y religiosas.
[p100] El mundo no era poco mayor que la Tierra: la Tierra es meramente un punto en comparación con los cielos (cita de Maimónides). Pero aunque inmenso, es un mundo cerrado, representable en la imaginación (amurallado, como las ciudades de entonces).
[p101] Este esquema cósmico es un edificio griego, una obra de arte clásica, con una inteligible unidad de estructura y la forma más simple y perfecta.
[p101] Se ha dicho a menudo que la posición central de la Tierra le daba al hombre un alto sentido de su importancia y dignidad, pero el centro del mundo no era la posición de honor, sino la más alejada del empíreo (el centro preciso era el infierno).
[p102] No era la posición central de nuestro planeta lo que le privilegiaba, sino que fuera el único lugar poblado por seres racionales, el único lugar en el que se generaban nuevas almas, y donde tenía lugar el drama de la salvación.

[p103] Por tanto, lo que tenía significado poético y religioso en la vieja cosmografía no fue muy tocado por Copérnico: su universo seguía siendo esférico y cerrado. El único cambio fue negar que el lugar central fuera el más bajo y acabar con la antítesis sublunar/supralunar de Aristóteles. Pero ya Nicolás de Cusa la había negado, y quién le dio el golpe definitivo fue Tycho (Nova de 1572).

[p105] Kepler fue el primero en poner el Sol en el centro (para Copérnico el centro era el de la órbita terrestre) y le influyeron motivos teológicos: era más congruente que el símbolo físico de Dios Padre, el Sol, estuviera en el centro en vez de en la periferia (las estrellas fijas correspondían con el Hijo y la región interestelar con el Espíritu Santo)(su teoría de los 5 sólidos platónicos)

[p107] La principal afrenta de Copérnico a la ortodoxia teológica no estaba en los aspectos filosóficos sino en las proposiciones históricas que el cristianismo había incorporado a su credo. E.g.: las ascensión o los pasajes de la escritura que decían que el Sol se movía.

[p108] Hay 5 tesis auténticamente revolucionarias en la cosmografía entre los SXVII y XVIII:
1. La asunción de que otros planetas están poblados por seres vivos racionales
2. La destrucción de las murallas exteriores del mundo medieval
3. La concepción de las estrellas fijas como soles similares al nuestro, con sus planetas.
4. La suposición de que los planetas de esos mundos también tienen habitantes.
5. La asunción del infinito actual del universo físico.
La teoría de la pluralidad de los mundos (1,4) quitaba a la vida e historia humanas la importancia única que habían tenido en la Edad Media. Planteaba problemas con los dogmas cristianos, no con meros detalles: ¿había que suponer en cada mundo una Eva, una serpiente, un Redentor?
[p109] El Universo infinito (2,3) ya no tiene centro sino que está roto en una multiplicidad de sistemas asilados distribuidos sin aparente plan racional. El cambio de geocéntrico a heliocéntrico fue menos traumático que el cambio de heliocéntrico a acéntrico.

[p109] Estas 5 consecuencias no eran implicaciones necesarias de los sistemas de Copérnico o Kepler, y los astrónomos que las sustentaban no coincidían exactamente con los partidarios del heliocentrismo.
[p110] Sin embargo, este, al poner a la Tierra en pie de igualdad con otros planetas, sugería la posibilidad de que éstos pudieran contener vida consciente.
[p110] Estas 5 innovaciones no sólo no se derivaban de la teoría de Copérnico, sino que hasta el SXIX (paralaje en 1838) no hubo evidencia científica para ninguna de ellas (tres al menos siguen siendo inciertas).
[p111] Estos rasgos de la nueva concepción del mundo se basaban en realidad en premisas filosóficas y teológicas. Eran consecuencia del principio de plenitud, aplicado a las cuestiones astronómicas de la magnitud del universo y de la difusión de la vida en él.

[p112] S. Agustín ya discutió la idea (oponiéndose a ella) de que el universo debe ser infinito porque la omnipotencia de Dios requiere que no cese de operar. Esta idea reaparece en el judío Crescas (1410) y en Nicolás de Cusa (1440): El universo es una esfera en la que el centro coincide con la circunferencia; pensamos que la Tierra se mueve porque no reconocemos la relatividad del movimiento aparente. Pero todo esto es argumentado aquí con fines teológicos, como ejemplos de las antinomias que encuentra la “docta ignorancia”.
[p114] N. de Cusa afirma también que los otros mundos están habitados. Afirmaciones similares en Palingeno y T. Dignes.
[p116] Pero pese a estos antecedentes hay que considerar a G. Bruno como el principal exponente de la teoría del universo infinito e infinitamente poblado, pues fue quien lo expresó de un modo más completo y lo predicó por Europa con el fervor de un evangelista. Aunque proclamaba la grandeza de Copérnico, las fuentes de su teoría están en el Timeo, Plotino y la escolástica: aplica la filosofía de Abelardo a la astronomía.
[p121] Bruno, en resumen, presenta todos los aspectos del complejo de preconcepciones de la filosofía medieval. Pero deja su significado, y su incongruencia, mucho más claros que nunca, desarrollando cada una con audaz lógica en su propia esfera.

[p121] Los grandes astrónomos (Brahe, Kepler y Galileo) rechazaron la infinitud y “pluralidad” de mundos (aunque Galileo parecía inclinado hacia las ideas de Bruno) pero aceptaron la 1ª tesis: otros planetas habitados en nuestro sistema solar.
[p122] Estas innovaciones en las ideas cosmológicas reforzaban algunas características de la religión tradicional: la humilde posición del hombre era aquí más inequívoca (la posición central era ambigua, como vimos: central pero próxima al infierno.
[p123] Por ejemplo, Descartes, cauteloso al conocer el destino de Bruno, presenta el sistema copernicano como una “fábula”, pero no tuvo reparos en adoptar abiertamente la infinitud de los mundos habitados y el derrumbe de las murallas de la esfera. Sigue usando el principio de plenitud: si no hay otra evidencia, tenemos que suponer que lo que puede ser, es. [=> ¿Dyson, Gardner, Lewis?]. Descartes extraía lecciones morales y religiosas (modestia)

[p124] Seguramente la moda del cartesianismo fue lo que más hizo para que la teoría de la pluralidad de los mundos se extendiera rápidamente en la primera mitad del S XVII. Descartes pasó a ser visto como el padre de la nueva cosmografía.

[p125] Otros autores: Henry More y su discípulo Glanvill, deducen la pluralidad de los mundos de las familiares fuentes platónicas y medievales. Glanvill: “To affirm that goodness is infinite, where what it doth and intends to do is but finite”, is simply “a contradiction”.

[p126] Pascal dice que es imposible elegir entre Copérnico, Tolomeo y Tycho, peo es partidario del mundo infinito de Bruno. Aunque con un espíritu opuesto: lo que a este le exalta y le lleva a la adoración religiosa, a él le oprime y le lleva a la piedad por humillación. [p127] Pero, en compensación, el pensamiento tiene una dignidad superior a la de cualquier materia insensible. [p128] A pesar de eso, la conclusión para Pascal es la modestia.
[p129] Pascal hace un uso tendencioso de la infinitud del mundo: le sirve para aplacar el orgullo del hombre, pero ignora la suposición ya popular en su época de que esos infinitos mundos estén poblados, quizá porque no le viene bien para poder dar un papel preponderante a la encarnación y la redención.

[p130] En el último cuarto del SXVII el triunfo de las nuevas ideas cosmográficas fue rápido y a principios del SXVIII la creencia en el heliocentrismo y en la existencia de otros planetas habitados era común hasta en los círculos más ortodoxos. Para esta aceptación contribuyó mucho el libro “Entretiens sur la pluralité des mondes” (1686), un best-seller de divulgación.
[p133] En Inglaterra, un papel parecido fue el de William Derham, “Astrotheology” (1715), [p135] Sir Richard Blackmore, “Creation” (1712), y [p136] los “Night Thoughts” de William Young (1745).
[p139] Incluso astrónomos como Lambert concluyeron que debe haber otros mundos habitados a partir del principio de plenitud, como también lo hizo Kant [p140]

[p142] En el desarrollo de este proceso (del mundo cerrado al universo infinito) hay algunas incongruencias:
(1) Los infinitos tienden a respaldar al “otromundismo” (OW). Sin embaro, en occidente un mundo finito coexistía con un OW metafísico. Cuando aquel se fue abandonando, la preocupación por el otro mundo fue disminuyendo.
(2) Mientras la Tierra era el único mundo, todos los acontecimientos de su historia tenían un significado único. Sin embargo, fue cuando empezaron a ineresar los asuntos mundanos y a dárseles importancia.

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3 respuestas a Lovejoy cap. 4: La plenitud y la nueva cosmografía

  1. jajjaja dijo:

    no entendi nada q pereza leer tanto

  2. miguel dijo:

    grata sorpresa encontrar al menos un par de capítulos de un libro trascendente en la historia de la cosmología. Importante para la filosofía y la ciencia. Espejo para todos los que buscamos visiones sintéticas en los años 60 y 70 y que al menos yo no he podido hallar en el mundo editorial hispánico. Lamentable que jajjaja, que apenas sabe escribir, se atreva a publicar su comentario ridículo ante un texto tan hermoso y tan valioso. Espero que cuando madure cambie su opinión.

  3. pseudopodo dijo:

    Gracias, Miguel. Este post es de hace mucho, cuando usaba el blog para resumir cada capítulo del libro de Lovejoy. Luego tuve que devolverlo a la biblioteca antes de acabar de leerlo… y todavía tengo pendiente acabarlo. Creo que se tradujo al castellano hace muchos años (¿editorial Laia o Icaria? no me funciona la página del ISBN) pero desde luego ahora es inencontrable. Y es una joya de libro.

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