La revolución vista desde abajo

A mí la toma del poder por los bolcheviques, los famosos diez días que conmovieron al mundo, me cogieron en Moscú vestido de corto, bailando en el tablado de un cabaret y bebiendo champaña a todo pasto.

Juan Martínez

El maestro Juan Martínez que estaba allí es un prodigio. Que este libro no sea un clásico, que sólo ahora se haya dado a conocer habiéndose escrito en 1934, dice mucho de nuestra indigencia cultural y nuestra carencia de memoria. La editorial Libros del Asteroide se merecería un premio por haberlo publicado, pero estoy seguro de que se conformarán con que ustedes lo lean.

El libro cuenta las desventuras de Juan Martínez, bailaor flamenco, y de Sole, su esposa y pareja artística, que para salir de Turquía en la primera guerra mundial no tienen mejor idea que huir a Rusia, donde les sorprende la revolución. Seis años tardarían en poder volver a España, vivos de milagro.

El periodista Manuel Chaves Nogales conoció a Martínez en París, años más tarde, y le puso voz en este libro, escrito en primera persona. “El maestro…” me ha recordado a veces a Si esto es un hombre, de Primo Levi: en ambos se relata, con un estilo sobrio y sin énfasis, la lucha por sobrevivir en una situación de inhumanidad y degradación extremas; aunque Chaves Nogales (¿o debería decir Martínez?) tiene destellos de ironía y humor que a veces te arrancan una carcajada.

A diferencia de Levi, que no puede salir de Auschwitz, Martínez no para: recorre Odessa, Moscú, Minsk, Petrogrado, Kiev… por los cabarets más elegantes o de gira por las aldeas; igual trabajando de croupier que de forzado titiritero bolchevique:

Aquellas expediciones eran penosísimas y estaban llenas de peligros. Los caminos se hallaban a merced de las bandas de forajidos; había en todo el país numerosas bandas de cien a doscientos hombres que iban sembrando la muerte y la desolación por donde pasaban. Había bandas de forajidos blancos, rojos, verdes y negros; es decir, zaristas, bolcheviques, campesinos y anarquistas, todos igualmente ladrones y asesinos (…) Los bolcheviques, que eran muy audaces, se metían en la aldeas o las isbas que les eran hostiles a hacer propaganda y echaban por delante a los titiriteros, a riesgo de que los campesino, furiosos contra ellos por las requisas, nos despedazasen.

Y en efecto, poco falta para que le despedacen, no una sino muchas veces, tanto en el campo como en la ciudad, y no sólo los grupos de los colores ya mencionados: también los nacionalistas ucranianos y hasta los polacos, que ocupan una vez fugazmente Kiev. Todos igualmente brutales.

Martínez es un pícaro, un Lázaro de Tormes al que la máquina del tiempo ha colocado en la revolución rusa. No tiene más ideología que sobrevivir:

Cada vez teníamos más cerca de los destacamentos bolcheviques. Kremenchuk, a poco de salir nosotros, cayó en poder de los rojos. Kiev mismo había sucumbido. Ya no sabíamos dónde meternos huyendo de los bolcheviques, no porque yo tuviese unas ideas políticas distintas de las de ellos, que nunca he tenido ninguna idea política, sino porque los bolcheviques, buenos o malos, sostenían que los artistas de cabaret no teníamos derecho a la vida y deseaban que nos muriéramos cuanto antes.

Pero Martínez consigue una y otra vez salvar el pellejo, a base de ingenio, rapidez de reflejos y don de gentes. Nuestro (anti)héroe pasa por las situaciones más espeluznantes sin quejarse demasiado, curado de todos los espantos, pero manteniendo siempre la dignidad y un ojo muy vivo para la comedia humana.

Me quejaba al principio de que la incultura y la falta de memoria hayan tenido este libro en el olvido tantos años. Pero seguramente hay algo más. Martínez no quería saber nada de política, pero su testimonio deja muy claro lo que pasaba en la Unión Soviética desde los mismos albores de la revolución. El hambre, las colas, la burocracia asfixiante, la violencia gratuita e indiscriminada, las checas, la liquidación física de los disidentes, no fueron perversiones de Stalin: todo eso estaba ahí literalmente desde el primer día. Esto era una verdad muy incómoda para la izquierda cuando Chaves Nogales publicó el libro, en 1934, y siguió siéndolo muchos años después. Mientras que para los vencedores de la guerra, la propia persona de Chaves Nogales, republicano y demócrata, era indeseable. De modo que, como dice Andrés Trapiello en el prólogo, fue uno de esos escritores “que perdieron la guerra y la literatura, a diferencia de la mayoría de sus colegas, que o bien ganaron la guerra, o bien ganaron los manuales de literatura”.

Primo Levi es lectura obligatoria en los institutos de enseñanza media de Italia. No estaría mal que nuestros alumnos leyeran a Chaves Nogales, o, perdón, al maestro Martínez, que estuvo allí.

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16 respuestas a La revolución vista desde abajo

  1. Frenzo dijo:

    Alto post. Me quedo pensando si esas olas caóticas de violencia no serán una consecuencia inevitable de cualquier revolución. Al imponer un cambio extremo por la fuerza, posiblemente siempre se generen polarizaciones, y a los conflictos que ya eran evidentes, se le suman otros que estaban latentes. La revolución francesa tuvo su período de terror, un oleaje de salvajismo que tardó en calmarse. Hasta se llevó la cabeza de Lavoisier, el padre de la química, razón suficiente para que yo me considere un antirrevolucionario radical. Pareciera cualquier revolución, sea de origen proletario como la revolución rusa o de origen burgués como la francesa, genera un oleaje de violencia. Hasta la victoria siempre.

  2. Dr.J dijo:

    Grato aunque tardío reconocimiento (el libro es de 2006) mezclas bien la indefinición de crónica y novela. La editorial sí recibe premios por su benemérita labor, algo extraño en España; esperamos que no pase cual Asteroide y quede como planeta (ya sé que es un pésimo juego de palabras). Mis favoritos son la Trilogía de los Cárpatos (nada que ver con vampiros) de Miklós Bánffy y las novelas de Nancy Mitford.
    Aprecio que mi toque de clarín hacia el mundo de los toros te haya llevado a Chaves Nogales, cuya biografía de Belmonte es antológica.
    Sobre política, el libro más impresionante que he leído en el último año es Gulag de Anne Applebaum, precisamente por ser un libro objetivo de una historiadora y no un manejo propagandístico. Me pregunto si el hecho de ser Chaves republicano importa algo, creo que Madrid de corte a Checa (también del 37 como A sangre y fuego, otro excelente título de Chaves Nogales) es un magnífico libro pero claro, el conde de Foxá no es «reciclable».
    En cuanto a Levi, su Periodic Table es mediocre y ¡jamás lecturas obligatorias por Dios! lo que hay que hacer con estos libros es prohibirlos o en palabras inmortales de Bilardo (ese prócer) ¡pisálos, ché, pisálos! He dicho

  3. Pcbcarp dijo:

    Gracias por el enlace. La situación del personaje parece tan surrealista, que seguro que merece la pena. Intentaré pillar el libro.

  4. panta dijo:

    Parece una auténtica joya, me lo apunto.
    Por cierto, no me suena nada la editorial, ¿tiene más de este calibre?
    saludos

  5. pseudópodo dijo:

    Frenzo, yo creo que lo que demuestran relatos como el de Martínez es que la vida “normal” es frágil, es como una capa fina de hielo sobre la que andamos sin pensarlo mucho, pero puede romperse de repente y entonces nos caemos al agua y ya no valen las reglas de antes, hay que moverse en un medio extraño, aprender a nadar cuando siempre hemos andado y ni siquiera se nos ocurría que existiera ese abismo bajo nuestros pies… Una novela muy distinta (bueno, para empezar, lo de Martínez no es una novela) pero que parte de esa idea es La hoguera de las vanidades, de Tom Wolfe: el mundo de un ejecutivo se derrumba por un incidente muy pequeño que va creciendo como una bola de nieve.

    Una cosa que no sé si es muy cierta es si podemos llamar “proletaria” a la revolución rusa. Desde luego los promotores eran intelectuales, y proletarios en sentido estricto apenas había en Rusia. Martínez cuenta que en Kiev la gente corriente a quien aclamaba era a “los blancos”, los partidarios del emperador.

    Dr. J, el libro lo llevaba viendo hacía tiempo en librerías, y me había llamado la atención el título, pero no me animé a comprarlo hasta haber leído varias críticas elogiosas. Ahora ya he canonizado a Libros del Asteroide (¿de verdad que les han dado un premio?), así que tomo nota de los que mencionas y por supuesto añado los de Chaves Nogales. Del libro de Foxá he leído también muchos elogios, la verdad es que condenar un libro por las ideas políticas del autor es ridículo (¿qué haríamos entonces con Alberti?)

    Los libros sobre Auschwitz de Levi son imprescindibles; del resto he leído cosas y no me parecen malas, pero tampoco muy brillantes…

    Pcbcarp: surrealista e hiperrealista a partes iguales… Merece la pena.

    Panta, es que casi sólo publican literatura. Yo sólo había comprado aquí la autobiografía de Evelyn Waugh (comprado, que no leído).

  6. Ramonmo dijo:

    Hombre, en la Rusia zarista proletarios eran los obreros industriales de las ciudades, y allí era donde estaban las bases bolcheviques… En el campo estaban por un lado los kulaks (campesinos ricos, propietarios de tierras) y por otro lado los míseros siervos que, una vez emancipados, a lo que aspiraban era a convertirse a su vez en dueños de un terruño, no en cooperativistas de un koljós. Tanto Lenin como Stalin tuvieron bastantes problemillas con estos campesinos capitalistas, y su actitud para con ellos osciló entre darles algo de vidilla (p. ej. con la NEP -nueva política económica de Lenin-) o bien darles para el pelo, según las circunstancias.

    Saludos.

  7. eulez dijo:

    En el enlace que pones de la Wikipedia, cuando se habla de los abusos de las checas republicanas, se hace referencia a un texto de César Vidal. Ni siquiera esto está libre de partidismos y manipulaciones. Resulta muy difícil hablar en España de este periodo del siglo XX, porque por un lado parece que la izquierda más radical no quiere asumir que las revoluciones son jodidas y, por otro, la derecha manipulas los actos de abuso para justificar su posición y la locura de los de izquierdas, por muy moderados que sean.

  8. Dr.J dijo:

    Voy a ponerme pedantesco (pedante lo soy siempre). Espero que no nos vayamos por las ramas de las revoluciones buenas y malas porque entonces no acabaremos nunca. Volvamos al Hombre Manuel Chaves Nogales (hay que añadir el segundo apellido para que no lo confundan con el político más pobre de España).
    Efectivamente Libros del Asteroide ya recibió el Premi LLibreter en 2006, sólo dos años después de que Luis Solano la fundase, algunas traducciones como la de Miklós Banffy que comentaba también tienen ayudas de Hungría y otros reconocimientos. En Abril se publicó (creo) La Agonía de Francia, la visión de Chaves sobre la caída de Francia a donde huyó a finales del 36 y de donde tuvo que huir antes de que los alemanes entraran (según Wikipedia dejando mujer e hijos a los que parece nunca volvió a ver antes de su muerte en Londres, 1944). Ver por ejemplo el artículo de Juan Pedro Quiñonero en ABC 30/5.

    Tampoco entrar en faction/fiction es moco de pavo pero yo pienso que el libro El maestro martínez es totalmente una novela, Chaves estuvo varias veces en Rusia desde 1929 y la conocía bien. El relato oral o el manuscrito encontrado son recursos tan viejos como la escritura. Finalmente sobre la valía independiente de la postura política es que Alberti era muy malo el pobre, al menos desde 1929. Puede que la postura política de Manuel Machado fuese discutible también pero es que el mal poeta era mucho mejor que D. Rafael (yo no estoy cualificado en absoluto para hablar de poesía, solamente leo a Emily Dickinson y a Ruben Darío. Vale

  9. Fabc dijo:

    Yo lo acabo de conseguir en mi biblioteca habitual. Es una edición de las que regalan con los periódicos. En este caso de ABC. Del 2002.

  10. pseudópodo dijo:

    Ramonmo, más bien fueron los campesinos capitalistas los que tuvieron problemones con Lenin y Stalin… no sé cuantos kulaks acabarían en el gulag 😦 aunque a la mayoría debieron exterminarlos directamente…

    eulez, que salga César Vidal en la bibliografía de la Wiki no significa que sea una manipulación… a lo mejor ese libro que citan es una buena fuente para este tema (y hasta podría ser que ese lo haya escrito él y no un negro). De todos modos, lo que dicen parece bastante bien conocido, no hacía falta citar a Vidal.

    Dr.J, bienvenida sea la pedantesquería si es informativa (y amena). No sabía eso del premio, pero se lo merece. No me gustaría que fuera un recurso literario lo del relato oral. Trapiello en el prólogo parece dar por sentado que realmente es el relato de las experiencias de Martínez, y la verdad es que a mí me parece tan inverosímil mucho de lo que cuenta que precisamente por eso tiene que ser verdad…

    Fabc: pues ni idea de que lo hubiera sacado ABC con el periódico. Me hubiera ahorrado unos cuantos euros de haberlo sabido…

  11. Dr.J dijo:

    gracias pesudo: no pretendía decir que Chaves «se inventara» toda la historia, parece evidente que conoció a un sujeto en París (incluso las fotos pudieron ser suyas) pero evidentemente y afortunadamente no es una transcripción.
    Más información, en Hislibris hay una reseña de Pepe del 29/12/2009 con muchos comentarios. Uno señala cierto paralelismo con Orwell (Homage to Catalonia) con quién pudiera haber coincidido en Londres en la BBC. Parece que hay una edición de la Diputación de Sevilla (extraño que un ente público saque algo valioso). A mí me parece emotivo que dejara instrucciones a su familia para que volvieran a España y jamás se vieran de nuevo.

  12. edulcorado dijo:

    Me alegro mucho que al libro de Martinez (que me lo apunto sin falta) contrapongas en el post el de Primo Levi » Si esto es un hombre».
    Lo digo porque últimamente le doy muchas vueltas al concepto de «ganar», como ganar un mundial, o una guerra, también mundial por cierto. (mi nik de joselu se ha mutado al sacarino «edulcorado»).
    Stalin versus Hitler.
    Hitler ha pasado a la historia como el más demoniaco de los hombres que ha pisado la tierra. No vamos a quitarle méritos y como decía woody Allen: Le damos un Oscar el «mejor dictador».
    San Stalin ha ido perdiendo puntos conforme pasan los años y la progresía, y por lo menos ya está entre los favoritos en la nominación a los oscar.
    El caso es: ¿Cómo hubiera sido el juicio de la historia si Hitler hubiera ganado la guerra y Stalin la hubiera perdido?
    ¿Perdería Hitler su oscar al mejor dictador? De hecho hitler se portó bastante mejor con «su pueblo» , incluso llegó a crear cierto «estado de bienestar»en Alemania ( saqueando al resto, claro) que Stalin que se cepillaba a millones de los más eficientes de su nación.

    Tómese todo esto como un experimento mental de los que hacía Einstein.

    (El genocidio de los campos de concentración Nazi, con una aplicación racional de industral de la muerte deliberada de millones supera en inmoralidad a los gulags donde la muerte era un efecto colateral de la «reeducación». La hipocresía ya es un punto.)

  13. Epaminondas dijo:

    Lo acabé ayer, me encantó, muchas gracias por la recomendación.

  14. pseudópodo dijo:

    Gracias a vosotros por escribir por aquí, Epaminondas. Edulcorado, lo del experimento mental que dices queda de deberes para el verano 🙂

  15. Athini Glaucopis dijo:

    Para ayudar en ese experimento mental sobre qué habría pasado si Hitler hubiera ganado la guerra, creo que vendrá bien recordar que ya en 1939 fue propuesto para el Nobel de la Paz.

    El autor material de la propuesta fue E.G.C. Brandt, un parlamentario sueco del partido socialdemócrata (sí: socialdemócrata). Hay que decir en su descargo que algún tiempo después de haber presentado formalmente su propuesta, envió una carta intentando retirar tal candidatura (faltaban apenas unos meses para que Hitler iniciase la Segunda Guerra Mundial y parece que hasta los socialdemócratas suecos empezaban a enterarse de qué iba la cosa), pero, según las normas, una vez presentada la candidatura ya no podía ser retirada.

    http://nobelprize.org/nobel_prizes/peace/shortfacts.html

    Lo más curioso, sin embargo, es que este parlamentario socialdemócrata sueco había realizado tal propuesta en sintonía con una amplia campaña iniciada y acaudillada por otra persona que ya había recibido también un Nobel, el de literatura: la famosísima escritora judía, feminista y lesbiana Gertrude Stein. Ésta exponía así su posición: «I say that Hitler ought to have the peace prize, because he is removing all the elements of contest and of struggle from Germany. By driving out the Jews and the democratic and Left element, he is driving out everything that conduces to activity. That means peace … By suppressing Jews … he was ending struggle in Germany» (New York Times Magazine, 6-mayo-1934).

    http://www.ihr.org/jhr/v16/v16n5p22_Weber.html

    (athini_glaucopis@hotmail.com)

  16. pseudópodo dijo:

    Impresionante, Athini, da que pensar. Tengo que leer más sobre el asunto.

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