Pena por la patata

Según bajo las escaleras del cercanías, oigo a unos estudiantes detrás de mí:
Sí, me daba pena, como cuando de pequeño dejaba una patata en el plato. Me daba pena por la patata.
Y me acuerdo de que ayer mi hija lloraba porque “Plantita se estaba muriendo”. Plantita son unos brotes de unas lentejas que plantamos en un algodón. Uno de ellos se estaba secando. Mi hija pone nombres propios a todas las cosas que significan algo para ella (el colmo fue un día que, tras hacer caca y mirar el resultado, la oí decir “¡bien hecho, Cúlix!).

A mí también de pequeño me daban pena los objetos. Ahora sé que ni sienten ni padecen, y podría pensar que esa idea es una ridiculez infantil. No lo pienso. Todavía me dan pena, a veces, cuando miro por ejemplo los muebles en casa de mi madre y pienso que a esos viejos amigos entre los que crecí no les queda ya mucha vida. Sé que esa pena no es en realidad por los objetos, sino por mí, por mi madre, por el tiempo que nos alcanzará como ya alcanzó a mi padre y alcanzará a todos los todos los protagonistas del mundo perdido de mi infancia. Aquella pena infantil por los objetos sirve para dar forma concreta a este otro sentimiento adulto.

Pero ¿por qué este sentimiento adulto ya no es una tontería?¿De verdad no es infantil apenarse por lo frágil de la vida, porque el tiempo nos dará alcance a todos? Creo que esa pena nos parece un sentimiento respetable simplemente porque lo sentimos nosotros. Para con nosotros mismos siempre tenemos mucha comprensión, y adaptamos nuestros valores a nuestros sentimientos. El niño siente pena por la patata, pero un Mr. Spock objetivo y racional, que nos mirara como nosotros miramos al niño, nos diría que no somos más que patatas: máquinas de genes programadas para perpetuarlos ciegamente, autómatas sin libre albedrío que tienen un espejismo de voluntad cuando sus decisiones ya han sido en realidad tomadas.

Esto es lo que nos predica Dawkins, pese a sus pujos de moralista socialdemócrata, y esto mismo nos dice el inefable Punset, envuelto en efusiones líricas sobre el amor y la cúantica. Si nuestras vidas son eso, nuestro sentimiento adulto es también pena por la patata. A esto nos lleva, sin escapatoria, el cientifismo de los Punsets o los Dawkins, por más que por inconsecuencia, o por delicada hipocresía, no nos lo digan.

Contra este desenlace sólo puedo aducir una cosa. Que si mis sentimientos no tienen valor, mi vida tampoco lo tiene. Y como quiero que sí lo tenga, elijo conceder valor a mis sentimientos. Porque así lo quiero, como un axioma de razón práctica. Como un acto de esa voluntad que no tengo.

Y puesto que el cientifismo implica la falsedad de este axioma, aceptar el axioma implica la falsedad del cientifismo:

(C \rightarrow \neg A) \rightarrow (A \rightarrow \neg C)

(es la vieja ley de contraposición). Esta es la primera consecuencia de mi axioma de razón práctica. A partir de aquí, podemos deducir muchas más.

Pero para un post ya es suficiente. Me ha costado escribirlo, pero tras mirar el resultado creo que puedo decir: ¡Bien hecho, Cerébrix! Y ahora, voy a derramar una lágrima por Plantita.

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21 respuestas a Pena por la patata

  1. Frenzo dijo:

    Muy bien hecho, realmente. De inmediato, me hizo acordar algo que escribió Konrad Lorenz sobre la «neofilia», y que gracias a Google puedo ubicar inmediatamente:

    Para el atacado por esta enfermedad cultural, después de un cierto tiempo de tenencia, un par de zapatos, un traje, un automóvil, pierden toda su fuerza atractiva exactamente de la misma manera en que lo pierden también la amante, el amigo y hasta incluso la patria. Puede parecer paradójico y hasta casi cínico a primera vista si afirmo que la lástima que uno siente cuando tira a la basura algún fiel pantalón viejo, o una pipa, tiene ciertos orígenes en común con el nexo social existente entre amigos humanos. Pero cuando pienso en los sentimientos que tuve cuando vendí nuestro antiguo automóvil, con el cual me relacionaban innumerables y hermosos recuerdos de viaje, debo constatar sin posibilidad de error que, cualitativamente, se parecían a los que uno siente cuando se despide de un amigo. Esta reacción para con un objeto inanimado es, por supuesto completamente pueril, pero frente a un animal superior – como por ejemplo un perro – resulta no sólo justificada sino directamente una prueba para constatar la riqueza o la pobreza de sentimientos de una persona. Me he distanciado emocionalmente de muchas personas que me contaban de su perro: “… y después nos mudamos a la ciudad y tuvimos que dejarlo”.

  2. AlbertodeFco dijo:

    Enhorabuena por el post 🙂

    Si tuviera que ofrecer la mejor aproximación a lo que soy, diría que soy mis sentimientos.

  3. Moebius dijo:

    Cada persona tiene una forma de ver el mundo, de percibirlo y de sentirlo, sin embargo, hay que preguntarse ¿por qué tengo estos sentimientos, nostalgias y apegos y no otros? los materialistas saben perfectamente que estos sentimientos están sustentados en una base material ¿cómo sino? y que el entorno en el que se desarrolla una persona es crucial en su formación como persona, podría decir que soy una máquina con un sistema de corrección interna, una máquina que borra y crea algoritmos a medida que voy creciendo en este mundo.

    Este es preciamente el punto donde se bifurcan el materialismo y el idealismo filosófico ¿pueden existir las ideas sin una base material?, ¿pueden existir esos sentimientos y esas nostalgias que tienes Pseudópodo, sin una base material?…parecen sencillas estas preguntas, pero si contestas afirmativamente eres idealista (en un sentido filosófico) si contestas negativamente, eres un materialista.

    El idealismo filosófico implica necesariamente la existencia de un ente, al que muchos llamarían Dios, las cualidades que le den a este ente ya es otra cosa (curiosamente esas cualidades son meramente humanas y uno esperaría que a un ente como éste, le importara un pepino lo que a un «microbio humano» le esté ocurriendo en una de las millones de galaxias que existen).

    El punto de partida del materialista es que la materia existe con independencia de las ideas, lo cual parece verosímil, al fin de cuentas los seres conscientes son unos recién llegados en este universo…lo que trato de decir con todo esto,es que al fin de cuentas somos máquinas y que el libre albeldrío funcionaría en la práctica, al fin de cuentas los móviles tras ellos son muy complejos.

  4. Moebius dijo:

    AlbertodeFc
    Somos: Materia e ideas, con ideas me refiero a sentimientos, sensaciones que obtenemos del mundo exterior, por ejemplo: Una manzana es una colección de ideas, primarias como la densidad, la resitencia, el tamaño etc y secundarias como el color, el sabor, la textura, la forma etc (estas propiedades en realidad están en nosotros). Otras colecciones de ideas darán una roca o un árbol.

    Pero vuelvo a lo mismo ¿pudieron existir esas colecciones de ideas sin una base material?

    ¿Pueden existir las ideas sin la materia?…¿puede existir la materia sin ideas?

  5. Marfil dijo:

    Dawkins siempre ha hecho la excepción de «ser sólo máquinas de genes» para los humanos. No sólo la hizó en el gen egoísta, sino que la reitero en el prólogo a su segunda edicición, y en prácticamente cada libro que ha escrito tras él.

    «Máquinas de genes» es la respuesta de Dawkins a la pregunta ¿De dónde venimos?, no a las preguntas ¿Qué somos? y ¿Adónde vamos?. De dónde venimos nos afecta, pero no nos determina, al menos según Dawkins.

  6. Sim dijo:

    Felicidades, estupendo post. El idealismo filosófico -Kant- no depende de Dios en absoluto, al contrario, lo separa radicalmente. El mundo de las ideas rompe con la causalidad de la materia, elabora sus propias dinámicas a partir, de la voluntad y de la libertad, vg. Fichte. La materia, tal como la conocemos, es inseparable del pensamiento. El pensamiento no sería posible sin la materia, pero las reglas que rigen uno y otro mundo son diferentes, en lo fáctico manda lo físico y no ha lugar a la libertad, ese es un término ideológico que surge de los lenguajes (en absoluto de Dios), y estos si permiten una libertad cuasi absoluta dentro de las normas de significación, claro. Saludos y felicidades de nuevo.

  7. eulez dijo:

    Qué bueno. No es por hacer autobombo, pero aquí tenéis un ejemplo práctico de lo dicho en esta entrada y aplicado a una persona «adulta»:

    http://eulez.blogspot.com/2011/04/monstruo-ordenata-motivacion.html

    Para mí son como amigos y tienen nombre y personalidad. Y me da pena cuando alguno me deja o le dejo yo. ¿Es esto lógico y científicamente admisible? Por favor, apliquemos la ciencia a su rango de fiabilidad, aunque sé que eso es complicado. Me repatea profundamente cuando un psicólogo intenta razonar o deducir cualquiera de tus reacciones, opiniones o sentimientos en base a un cientifismo de pacotilla. Cada uno es como es y siente lo que siente, hombre ya.

  8. Dr. Litos dijo:

    Qué genial post, me ha encantado.

    Yo también era (soy) muy bobo, encariñándome con todo y poniéndole nombre.

    Últimamente también he estado muy meditabundo acerca de si mis sentimientos más contradictorios e intensos son realmente míos o fruto de mis constitución genética, si pese a no creer en un ente superior que guíe mis pasos, soy esclavo de otros condicionantes, creyéndome libre cuando no lo soy. ¿Me siento bien en la naturaleza porque me gusta, o porque mi condición de animal latenete se siente bien allí? ¿Es el amor algo más que química y necesidad de procrear? ¿Quiero tener descendencia porque me apetece, o porque me lo piden mis genes a gritos? Cuando uno se encuentra en determinadas edades, y esas cuestiones son tan comunes en tanta gente, se siente muy poco libre y único. Pero queda la esperanza de que cierto grado de decisión es nuestro y sólo nuestro, y por tanto todos esos recuerdos y sentimientos que hemos atesorado durante nuestros años de existencia complementan y modulan nuestra realidad.

    Y respecto a todo esto de explicar científicamente los sentimientos y otros conceptos abstractos… pues bueno, en cualquier caso, todo lo que producen este tipo de sentimientos y sensaciones (arte en todas sus formas, filosofía…) es bello en sí mismo y nos sirve para seguir avanzando y aprendiendo. ¿Qué más da si son reminiscencias grabadas a fuego en los genes, o son elaboraciones absolutamente personales que jamás se podrán explicar mediante fórmulas y números?

    Creo que he hecho un batiburrillo que a lo mejor no tiene mucho que ver con el post, pero bueno es lo que me ha surgido, que uno de filosofía entiende menos que de supercuerdas. Y de ciencia en general, pues la justa para ganarse el pan.

  9. Pseudópodo, el problema es que lo que llamas «axioma de razón práctica» es una forma más elegante de decir «autoengaño». Es la misma tesis que hay detrás de «El sentimiento trágico de la vida» de Unamuno: un «creo porque quiero creer porque lo necesito».

    Por cierto, muy interesante lo que apunta Marfil: «“Máquinas de genes” es la respuesta de Dawkins a la pregunta ¿De dónde venimos?, no a las preguntas ¿Qué somos? y ¿Adónde vamos?».

    ¡Saludos!

  10. Renaissance dijo:

    A qué nos referimos con «valor»? De las 13 acepciones de «valor» que trae el diccionario de la RAE, selecciono estas dos:

    valor. (Del lat. valor, -ōris).
    1. m. Grado de utilidad o aptitud de las cosas, para satisfacer las necesidades o proporcionar bienestar o deleite.
    3. m. Alcance de la significación o importancia de una cosa, acción, palabra o frase.

    La primera acepción requiere de alguien o algo para lo cual tenga utilidad. Un martillo es útil para un ser humano. Pero ese mismo ser humano, ¿es útil para si mismo? Es una cuestión absurda. Dawkins la resuelve: un ser humano es útil para sus genes, ergo un ser humano (también una jirafa) tiene valor para alguien, o en este caso para algo.

    La segunda me produce más dudas, a primera vista es equivalente a la primera acepción, pero la despoja de la necesidad lógica de alguien a quién produzca utilidad la cosa «valorada». Pero al hacerlo pierde su propia lógica, ¿significación o importancia para quién o para qué? ¿Un sólo átomo en medio de un universo vacío, tiene valor? Al no haber nadie que le dé «utilidad», como en la primera acepción, podemos simplemente decir que sí o que no tiene valor, según nos venga en gana. Pero de ser así, el significado de «valor» no nos estaría diciendo absolutamente nada ! El «valor» no es independiente del que «valora».

    El valor, según la segunda definición, no es nada, absolutamente nada. Ni la vida humana ni mis sentimientos ni dolor de espalda tienen valor ninguno. Ni lo tiene, ni lo debe de tener, ni me asusta lo más mínimo que no lo tenga.

    Y bueno, si, según la primera definición soy de poco «valor» para la sociedad, el país, el mundo o el universo. Pues me paro, me bajo los pantalones, le hago un calvete a la sociedad/país/mundo/universo, y continúo con lo mío. Y cuando muera que me dejen bajo un pino, o me echen a los perros, como Diógenes quiso.

  11. andronico dijo:

    Tu razonamiento es, con perdón, absurdo: ¿ en qué punto se desprende de lo que nos dice la neurología, o incluso del discurso de Dawkins, que tus sentimientos no tienen valor?
    Encima acabas el discurso afirmando que tu axioma pasa por encima de las evidencias, lo que, concederás, suena muy heroico… Pero poco convincente.
    Un saludo.

  12. edulcorado dijo:

    Está claro que el inmenso avance de la ciencia en los últimos siglos ha ido comiendo el
    terreno a la Filosofía, y a muchas de las grandes preguntas: ¿ Quienes somos? ¿ De dónde venimos?
    También es cierto que la ciencia tiene unos límites y no puede contestar a las últimas de esas preguntas: ¿Por qué estamos aquí? ¿ Por qué la existencia y no la nada? por ejemplo.
    Por eso, cada persona en última instancia, debe hacer un «acto de Fe». Así lo hace Pseudópodo y me parece correcto, siempre desde una postura personal.

  13. josele dijo:

    Guau.

    «Y como quiero que sí lo tenga, elijo conceder valor a mis sentimientos. Porque así lo quiero, como un axioma de razón práctica. Como un acto de esa voluntad que no tengo.»

    ELIJO – VOLUNTAD

    En la 3ª peli de Matrix, en la escena final, Neo responde a los porqués del preguntón Smith con un «Because I choose»; elijo.

    Lo que nos lleva al debate predetermnación versus libre albedrío, que es lo que al Sr. Pseudópodo le preocupa, que es lo que a los científicos de verdad les preocupa:

    ¿Puede un ser humano incluirse en una ecuación?

    Saludos

  14. pseudópodo dijo:

    Bueno, gracias de parte de Cerebrix a todos los que os ha gustado el post 😀

    Para los críticos estaba escribiendo una respuesta, pero me estoy enrollando mucho. A ver cuando la acabo…

  15. grunentahl dijo:

    El amigo Cerébrix funciona muy bien: no me extraña que le tenga usted cariño.
    Parafraseando a Don José Ortega y Gasset podríamos decir : «Yo soy yo y mis sentimientos…»

  16. Alejo Urzass dijo:

    Excelente post, Donpseudo, que se podría haber titulado también «qué pensarán el domingo los ajos», porque, en su primera parte, me ha traído a la memoria el poema la casa de mi admirado poeta José Hierro

    […] qué pensarán
    el domingo los ajos, qué
    pensarán el barril de orujo,
    el tomillo, el cantueso, cuando
    se miren al espejo y vean
    su cara cubierta de arrugas.
    Qué pensarán cuando se sepan
    olvidados de quienes fueron
    la prueba de su juventud,
    el signo de su eternidad,
    el pararrayos de la muerte. […]

    Creo que existe un subterráneo hilo conductor entre este post, algo que mencionamos respecto a Dawkins en los siete sietes, y D. Miguel de Unamuno, que se ha citado más arriba y que salió con San Manuel y el 16º de Gurdjieff. Todo conecta, decía un querido amigo mío.

  17. pseudópodo dijo:

    Alejo, llevas una temporada que me adivinas los pensamientos. Efectivamente, ahí está el hilo.

    Gracias por José Hierro. No he leído nada de él, pero me ha recodado esto:

  18. Pingback: Pena por la patata

  19. Ana dijo:

    Nicolás Fabelo, otro ateo de campanillas, Thomas Nagel, dijo aquello de «no creo porque no quiero que Dios exista»… Aquí el que más y el que menos se agarra a lo que puede para que su andamiaje filosófico «personal» quede siempre a flote y le haga la vida agradable. O sea, que estamos como al principo. Saludos.

    • bloodykefka dijo:

      Si, pero es que, a diferencia de otros, Nagel si que reconoce que su postura no es más razonada, ni más lógica, ni menos incoherente que la del resto, sino que simplemente es la que le gusta más, y la más adecuada para vivir su vida. Eso le honra y lo blinda ante cerrajones mentales.

  20. pseudópodo dijo:

    Ana, Nagel será ateo, pero me parece un tipo muy interesante, que tiene claro el problema filosófico que plantea el fisicalismo. Ha sacado, por cierto, un libro con muy buena pinta: Mind and Cosmos: Why the Materialist Neo-Darwinian Conception of Nature Is Almost Certainly False.

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