Potemkin, año 2011 (y III): Círculos viciosos

Resumen del post anterior:

  1. Todos estamos dando la imagen de que hacemos muchas cosas, invirtiendo en la fachada y no en los cimientos.
  2. La razón es que sale a cuenta.
  3. Sale a cuenta porque nadie tiene tiempo de inspeccionar los cimientos.
  4. No tienen tiempo porque todos están muy atareados construyendo sus respectivas fachadas.

¿No hemos llegado así a un círculo vicioso que no explica nada? Efectivamente, pero en el mundo real, a diferencia de lo que ocurre en la lógica matemática, un círculo vicioso como este sí que explica algo. Se llama “realimentación positiva”, y donde quiera que aparece, provoca un crecimiento exponencial; en otras palabras, una explosión. En este caso, una explosión del número de cosas que hacemos y de la “fachada” en detrimento de los “cimientos”.

Pero, ¿porqué la explosión se ha producido ahora? Siempre ha habido una proporción de gente fatua que es pura fachada, pero  no parecían dominar el mundo como ahora (por ejemplo: es indudable que en los años 50 los papers no solían ser de salami…). Me inclino a pensar que algo tiene que haber cambiado en el ambiente para hacer más rentable la fatuidad. Y sospecho de dos factores.

El primer factor es relativamente obvio: antes no existía el copy-paste. La revolución digital de la información hace mucho más fácil al alumno hinchar los trabajos, al investigador trocear los papers y, en general,  a todo el mundo estar ocupadísmo en cincuenta cosas a la vez.

El segundo factor es menos obvio y más preocupante: se trata del cambio en el  modelo de relaciones. Me explico. Hubo un tiempo en el que casi todos nuestros contactos se hacían cara a cara, en la plaza o en el mercado, con gente con la que más temprano que tarde uno se iba a reencontrar. En este ambiente, ser un fanfarrón no daba buen resultado, igual que no lo daba ser un timador: Arrieros somos y en el camino nos encontraremos, decía el refrán. La larga sombra del ojo por ojo (en teoría de juegos: tit for tat) actuaba como un fuerte correctivo para todos los comportamientos que no fueran legales y honrados.

Con el tiempo, se ha ampliado nuestro radio de acción. Nos llega mucha más información por televisión o por internet que por la experiencia directa. Tratamos cada vez con más gente a la que conocemos menos, y a la que a menudo no vamos a reencontrar. En este nuevo medioambiente comunicativo, ser un fanfarrón empieza a compensar.

Una estimación (no científica) de cómo ha evolucionado la procedencia de la información.

A Potemkin le iba bien el invento de sus pueblos de cartón piedra porque Catalina la Grande los veía desde lejos y no volvía a pasar por allí.  Si la emperatriz se hubiera acercado, si hubiera recurrido a la experiencia directa, se habría descubierto el pastel. Pero no tenía tiempo: quería abarcar toda Ucrania en sus visitas… ¿No es más o menos lo que nos ocurre cada vez más a todos?

Como decía, la idea del debilitamiento de las relaciones cara a cara es preocupante, porque tiene implicaciones de largo alcance. Pero aquí vamos a limitarnos al asunto Potemkin y a decir que gracias al cambio en el modelo de relaciones el premio esperable por dar el pego ha aumentado, y gracias a la revolución digital el esfuerzo para hacerlo ha disminuido. Podría añadirse que los dos cambios, el digital y el de las relaciones están vinculados y se refuerzan mutuamente, pero en definitiva la conclusión importante es que las barreras que ponían coto a la dinámica viciosa de la que hablaba antes se han hecho mucho más débiles. Y se ha desatado la realimentación positiva.

Ahora, el próximo post de esta serie debería tratar de  cómo escapar de esta gigantesca feria de las vanidades. Pero no tengo ni idea de cómo conseguirlo, y la serie se acaba aquí.

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28 respuestas a Potemkin, año 2011 (y III): Círculos viciosos

  1. franwerst dijo:

    Muy buena tu reflexión, pseudo. Desde luego una serie de entradas con contenido, que no se quedan sólo en la fachada.
    Me pregunto, si en esa explosión resultante de la «realimentación positiva» acabará como casi todas las explosiones, bruscamente. ¿Llegará quizás un momento en el que la Ciencia no avance más, en el que una idea se repartiera en tantos papers que fuese imposible reconocerla entre repeticiones y repeticiones de texto retórico y superfluo? ¿Llegará el dia en el que la gente se sienta defraudada cuando solamente una agencia de prensa publique noticias y todas las demás repitan como loros lo que ella dice? ¿Llegará el día en el que algún comunicador poderoso publique algo totalmente absurdo en su red social y cientos de miles de personas se «adhieran» a su idea sin tener la más pajolera idea de lo que este individuo propone? Quizás el tiempo característico de la exponencial «explosiva» no sea tan largo como uno esperaría…

  2. La manera en que cambian las cosas es progresiva o bruscamente. Nuestro sistema científico va a cambiar brúscamente, de hecho ya lo está haciendo. Hay ciencia open source, ciencia colaborativa donde poco importa el autor de la idea. Del mismo modo que hay artistas y gente que crea arte, habrá científicos y gente que crea (desarrolla) ciencia, y los segundos irán obteniendo mayores resultados por estar fuera de ese sistema. Quedan fuera de esta crítica entornos que s´[i funcionan, por erstar al maregn del tinglado, por estar en las alturas, como la ciencia desarrollada en el CERN: si estás allí ya no necesitas fachada…

  3. Federico dijo:

    Muy interesantes las reflexiones…
    Me viene a la memoria una canción de Leño que en el estribillo decía algo como «frena, velocidad, que no lo entiendo».
    Y también la de Fray Luis de León (menuda combinación): «Qué descansada vida la de quien huye del mundanal ruido y sigue la escondida senda de los pocos sabios que en el mundo han sido». Quizá no estemos ante un problema tan nuevo…

    Y me quedo pensando en cómo salir de la feria de las vanidades….

    Un saludo,
    Federico

  4. josele dijo:

    Buenas:

    ¿A qué explosión te refieres? ¿»implicaciones de largo alcance»?

    ¿Como por ejemplo relacionadas con la reproducción humana y por tanto de las sociedades y culturas?

    ¿o la de cómo apañarselas para que un catedrático se lea más de 4 páginas de un texto?

    En corto; ¿qué merece la pena? Porque al final, es eso. Tomar decisiones éticamente útiles -vuelta a la estigmergia- más o menos darwinistamente que hagan que me levante cada día y haga algo.

    ¿Seguro que «las barreras que ponían coto a la dinámica viciosa de la que hablaba antes se han hecho mucho más débiles»? Para eso estaban las colonias, o los mercenarios, o la corte… o la legión. No sé, el sinvergüenza siempre ha estado bonificado a corto plazo.

    Saludos

  5. eulez dijo:

    Nada de acuerdo sobre lo de las relaciones y la experiencia directa. Las revoluciones de la «primavera árabe» o la del movimiento del 15m entre otras, no habrían sido posibles sin la herramienta de las redes sociales. El nivel de comunicación que se da con gente con la que de otra forma no se habría tenido contacto nunca es sorprendente. De hecho, haces amigos reales, de los de cara a cara. Me parece una muy mala comparación es juntar a un medio pasivo, como la televisión, con otro activo, como Internet. Véase este blog, que tiene una comunidad de gente participativa que da su opinión. Eso tiene un valor y no debería menospreciarse a la ligera. Es importante que la gente comunique y que pueda encontrar a gente con la que pueda compartir lo que piensa. Eso antes NO pasaba. Encontrar a gente con la que se tenía algo en común era una odisea. Ahora también, pero menos.

    Sobre la ciencia, antes era una disciplina elitista y ahora se ha «democratizado». La cantidad de información es mucho mayor porque hay mucha más gente implicada y porque el acceso a la información es más fácil. Más fácil, en cuanto a tener un paper, pero sí que es verdad que no es más fácil en cuanto a destilar la información relevante. Pero para eso hay otros mecanismos. Si quieres leer información relevante, limítate a Science, Nature y Physical Review Letters. Con eso hay de sobra. Si quieres hacer o interesarte por temas menores, pues hay otras revistas. No sé, yo no lo veo tan mal. Si eres realmente bueno, publicarás en grandes revistas y te darán premios, tu trabajo no va a pasar desapercibido en medio del ruido general.

    Y sobre lo de que «estamos ocupados», ahí sí que estoy de acuerdo. De hecho es la excusa perfecta para todo en la universidad. Y con la salsa boloñesa hasta va a ser que es cierta.

  6. MadHatter dijo:

    De acuerdo con eulez en la crítica al texto, no deberías haber olvidado la distinción medio activo/pasivo; no obstante, en lo que atañe al texto, está claro que el efecto Potemkin es propio de medios donde se preserva el anonimato y donde se premian las relaciones líquidas, siguiendo el concepto amor líquido de Zygmunt Bauman. No obstante, aunque volviéramos a las relaciones propias de la plaza/mercado seguirían siendo relaciones como las de Fight Club: raciones individuales.

    Una pregunta pseudópodo: ¿de dónde has sacado la estimación (no científica) de cómo ha evolucionado la procedencia de la información?

  7. Aloe dijo:

    El fenómeno que señalas yo creo que se debe a que hay mucha mayor competencia en el ámbito cientifico (en el sentido de más lucha competitiva) y mucha mayor estandarización en el modo de valorarla (publica y gana puntitos, o perece).
    Por ejemplo, Darwin estaba fuera de todo esto y por eso se pudo permitir esperar veinte años para publicar un tocho: ni vivía de ello, ni tenía que conseguir curriculum, plaza ni subvención, ni el volumen de lo que se investigaba le impedía estar completamente al día simplemente carteándose con los pocos que cortaban el bacalao.
    El estaba al principio del proceso. El proceso ha seguido su curso hasta hoy, y quizá esté llegando al límite.
    Pero es lo que puedes esperar de 6700 millones de personas, con una gran proporcion de alfabetos, un montón de millones de entre ellos con estudios superiores, y una cantidad mayor que nunca de gente que se quiere dedicar -y se dedica- a la investigación… habiendo recursos limitados (aunque también aumenten) que se reparten con criterios y sistemas de evaluación equis (pero si fueran otros, también podrían pervertirse, porque perfectos no los hay).

    En todas las épocas, en cada una en un ámbito según su cultura, ha habido una enorme cantidad de gente haciendo como que hace, preocupándose sobre todo de cultivar la fachada y demás, porque era lo rentable. En la España del siglo XVII había como un quince por ciento de la poblacion (nada menos, una entre siete) de religiosos y clérigos: imagínate la competencia para conseguir una canonjía, un priorato, o cualquier plaza o beneficio. Para conseguir tener la reputación adecuada de devoto, buen teólogo, ortodoxia irreprochable, etcetera. La fachada lo era casi todo, y había que cultivarla y mantenerla. Porque al fin y al cabo lo que se suponía que «producían» aquellas buenas gentes no era precisamente facil de evaluar al peso o por su utilidad inmediata. Como ahora la ciencia.
    (Supongo que lo mismo para conseguir una plaza de oficial, un puestecito de cortesano, etc. Potemkin era el más importante de su jerarquia de cortesanos, pero se le aplica lo mismo que a los demás)

    No vale de mucho decir que entonces los contactos eran cara a cara y entre iguales y cercanos, que se veían continuamente: eso no era así en los casos que menciono, además de por la dificultad en valorar el «servicio» prestado, porque quienes decidían no valoraban directamente a quienes conocían bien, ni se ponía el interés que ponemos en nuestro propio dinero, cuendo compramos cosas tangibles y para nosotros mismos: por tanto, cultivar «los cimientos» valía para vender buenos zapatos o tener una reputación entre los más cercanos, pero no para otras cosas. Y ahora también vale para lo mismo, para lo que podemos valorar de modo personal y cercano, o lo que compramos para nosotros y sabemos las cualidades que debe reunir.

    No creo que los medios de masas ni internet tengan nada que ver. Los procesadores de texto ayudan, pero tampoco son tan importantes. El problema es cómo valorar imparcialmente «productos» de valor desconocido y en gran parte fijado por creencia social, para los cuales no hay señales de precios en ningún mercado real.

  8. Renaissance dijo:

    En el anterior post hablabas de la inflación de artículos científicos…

    No sé en los artículos de física o biología, pero en los artículos de economía, más que inflación de artículos (que los hay), hay inflación de citaciones. Las citaciones se han convertido en un mecanismo de compadreo ridículo. Algo así como «si tú me citas a mí en tu artículo, como agradecimiento, yo te cito a ti en el mío«, y como el número de citaciones se ha convertido en una variable crucial para determinar la importancia de dicho artículo, cada vez se incluyen más y más citaciones, y éstas a su vez dan lugar, en correspondencia, a citaciones en otros artículos.

    Las citaciones no deberían nunca superar media página como máximo. En cambio, he visto artículos con 4 páginas de citaciones, no muchas menos que el artículo en sí, francamente ridículo.

  9. pseudópodo dijo:

    Federico, la combinación de Leño y Fray Luis no es tan rara para los que tenemos cierta edad… 😉 yo por lo menos con 16 años estaba bastante familiarizado con los dos (es que estudié literatura en 3º de BUP)

    josele, con “explosión” me refiero a que siempre que hay realimentación positiva en un sistema, si no hay otros efectos, se produce un crecimiento exponencial, y eso es exactamente lo que entendemos por explosión (lo explicaba en este post que enlacé en el texto). Realimentación positiva es un nombre técnico para círculo vicioso, así que, como he identificado un círculo vicioso en esto de “atender sólo la fachada” (vamos a llamarlo efecto Potemkin, como ha dicho MadHatter), es de esperar un crecimiento muy rápido de esa actitud, porque se refuerza a sí misma. Por eso decía que un círculo vicioso en la vida real sí explica cosas. De las implicaciones de largo alcance hablo luego.

    franwerst, lo que señalas es interesante. Es verdad que las explosiones no pueden durar indefinidamente y generalmente se extinguen bruscamente. Eso es porque agotan su “combustible”. Se me ocurre entonces ¿cual sería aquí el combustible? Yo diría que la atención. Todo el crecimiento desmesurado de la fachada lo que hace es parasitar nuestra atención. El “efecto Potemkin” consume cantidades cada vez mayores de nuestra atención, y ésta es un recurso escaso, así que esto no puede seguir aumentando indefinidamente. Ahora, en qué se puede traducir eso en concreto no lo tengo claro. Quizá desarrollemos anticuerpos sociales o personales contra estos parásitos de la atención (igual que se han desarrollado mucho los filtros anti-spam) pero no veo muy bien como.

    Alberto yo también creo que puede producirse un cambio bastante brusco en todo el sistema de publicaciones científicas, porque la cosa está cada vez más insostenible. Menos claro tengo por donde van a ir los tiros, aunque seguro que en la línea de cosas como la PLoS, los open data… Aunque hablar de ciencia open source me parece forzar la cosa.

    eulez, en parte es que hablamos de cosas distintas. Internet te permite contactar con mucha más facilidad con gente que comparte tus intereses o tus opiniones, y te puedes coordinar más fácilmente con ellos. Pero eso no signfica que vayas a ser más “legal” en el sentido que estamos hablando aquí (dar menos el pego, etc).

    De todas formas, acepto tu crítica y la de MadHatter en cuanto a que he mezclado medios pasivos y activos. Y yo sería el último en menospreciar sitios de encuentro como este blog (¡faltaría más!).

    En realidad, la ocurrencia que hay detrás de este post (detrás de cada post siempre hay una ocurrencia) es que a lo mejor todo este “efecto Potemkin” se explicaba en buena parte con una idea más amplia, la que tiene las “implicaciones de largo alcance” por las que se preguntaba Josele. Y como no he explicado bien esa idea más amplia (evidentemente no basta con poner el enlace que he puesto a “tit for tat”, es lógico) no es raro que no quede claro el argumento, porque no se ve bien su base.

    Intento resumirlo mucho:

    (1) El hecho del que el tipo de comportamiento que consideramos “bueno” (honrado, solidario, altruista, etc) sea algo generalizado es un misterio. En buena lógica, como dijo Hobbes, la sociedad debería ser una guerra de todos contra todos.

    (2) El misterio se hace más profundo con Darwin: la selección natural opera al nivel de los individuos, y debería favorecer a los egoístas (de todos modos, aquí me limito a la sociedad, porque los problemas en biología tienen matices distintos importantes)

    (3) Después, con la teoría de juegos pudo estudiarse matemáticamente el problema, modelizándo las interacciones entre agentes como dilemas del prisionero. Y seguía siendo inexplicable el comportamiento altruista.

    (4) Finalmente Trivers, en los años 70, dió con la clave: en la sociedad esos dilemas del prisionero se juegan de modo iterado. Los jugadores se encuentran una y otra vez, y se conocen, y eso cambia radicalmente el panorama: lo de arrieros somos

    (5) En los años 80, Axelrod demostró con torneos del computerizados del dilema del prisonero que la mejor estrategia es el “tit for tat” (¿toma y daca?): se coopera en el primer encuentro y en los siguientes se hace lo que hizo el otro. Si las estrategias con más éxito se “reproducían” más, en las sucesivas generaciones cada vez había más tit for tat y se generalizaba la cooperación. Pero, y esto es muy importante, sólo si los agentes se reencontaban un número suficiente de veces. Si apenas había iteración no evolucionaba la cooperación, lo que había era una sociedad hobbesiana con un gran número de “gorrones”.

    No sé si toda esta historia es suficientemente conocida (¿lo es? si no os suena mucho podría contarla en un post, porque es interesantísima… claro que estoy muy ocupado). Mi ocurrencia era que todo el efecto Potemkin es una variante de “gorronería”, y que es de esperar que esto aparezca cuando las interacciones son menos cara a cara, menos continuadas y más esporádicas. Más “líquidas”, como dice Mad Hatter. Y las consecuencias de largo alcance ahora deberían estar claras: sólo evoluciona la cooperación en un tipo determinado de sociedad y la nuestra en muchos sentidos se está alejando de ese tipo: nubarrones hobbesianos en el horizonte.

    Bueno, no me da tiempo a más. Espero haberme explicado algo más, aunque todo esté contado a la carrera.

    Aloe, tengo que pensar más sobre tu crítica porque creo que tiene bastante sustancia. De todos modos, quizá con la explicación que acabo de dar veas que sí puede haber una relación con internet y los medios de masas (aunque por supuesto no sólo con eso, sino con todo lo que hace que el “efecto arrieros somos”, por ponerle también nombre, se debilite).

    Renaissance, en física no hemos llegado a eso; me da la impresión de que en medicina y biología sí. No estaría mal poner un número máximo de citas por paper…

  10. Estoy de acuerdo con el apunte de Renaissance. El abuso de las citas fatuas está vaciando de sentido cualquier intento de un contenido sólido en los ámbitos más progres de las humanidades (estudios de género, teoría queer, psicoanálisis lacaniano…). Hay en muchos investigadores el hábito de ir saltando y picoteando de texto en texto, no entendiendo apenas nada del conjunto (a menudo porque ofrece éste un galimatías ridículo) y tomando fragmentos inconexos de aquí y de allá para conformar un collage en el que se mezclan churras con merinas y que se da en llamar «transdisciplinar»; pero eso sí, con un apéndice bibliográfico colosal.

    Es cierto que en las ciencias más duras no se da tanto gato por liebre, salvo cuando un aura científica se hace hueco en las publicaciones humanísticas, tan proclives a chorradas pseudocientíficas. Ahí está el famoso pastiche paródico y nonsense que Alan Sokal logró colar en Social-text: «Transgrediendo los límites: hacia una hermenéutica transformativa de la gravedad cuántica». En su libro «Imposturas intelectuales» hay ejemplos deliciosos que rozan la estupidez más intensa.

    Por otra parte, la pena de las ciencias duras no es que den gato por liebre sino que elijan como objetos de estudios temas asaz banales. ¿Acaso no hay grupos de biólogos invirtiendo conocimientos, tiempo y dinero en estudiar la alopecia o el incremento del número de orgasmos, con la cantidad de enfermedades serias que hay todavía sin cura por ahí?

    • Renaissance dijo:

      En realidad, me refería a que, cuando medimos la importancia de un artículo por el número de citas que recibe, introducimos en un incentivo perverso.

      Cuando lees las citas de los artículos de economía y luego vas a las fuentes citadas, te das cuenta de que los autores se citan entre sí mutuamente. Si X cita a Y en un artículo, la probablidad de que Y cite a X en un futuro, es muy pero que muy alta. Vamos, lo que se llama compadreo. La conclusión… los artículos de economía se han convertido en una jungla de citaciones.

      Tú te refieres a la ensalada de palabrejas que hacen algunos de esos autores, eso es otra cosa. El psicoanálisis ya no forma parte de la psicología desde hace mucho tiempo y quien insiste en ello no debería ser tomado en serio. La herencia de Freud ha quedado en nada, si a caso sobrevivie malamente en la culturilla popular. Alguien ya lo quita de la psicología y lo mete en la «filosofía» (una especie de cajón de sastre). La profusion de palabrejas peuso-científicas y citas «transdisciplinares»… te aseguro que no ocurre en economía, más bien todo lo contrario, los académicos de economia suelen ser totalmente ombliguistas, yo diría que casi autistas a otras disciplinas. Y el lenguaje especializado de las economía, no es palabrería, esconden conceptos reales.

  11. elquebusca dijo:

    El incremento del número de orgasmos no me parece banal.
    Perpetrador, ¿puedes darme la referencia bibliográfica de dónde se estudia eso?
    😉

  12. Pues no, Elquebusca, yo voy servido… Hay multitud de libros sobre esas cosas, mucho más que, digamos, sobre el parkinson o sobre la paz interior. Pero basta comprobar que la mayor parte de estudios científicos que se publicitan en telediarios y prensa ordinaria se relacionan con estadísticas de ese tipo. Cuál es el criterio con el que las mujeres escogen a su pareja, si preferimos a las rubias o a las morenas, dietas y complementos vitamínicos para evitar arrugas, etc. En general ofertando una serie de temas con «garantía científica» según la demanda de una sociedad cada vez más centrada en la imagen. Hay una breve crítica tangencial al respecto del uso desaprovechado de las ciencias al comienzo de la película «Idiocracia», que recomiendo con todas mis fuerzas.

  13. pseudópodo dijo:

    🙂

    Gracias, perpetrador

  14. Frenzo dijo:

    El tema del decadencia genética lo trató muy bien Konrad Lorenz en Los 8 pecados de la sociedad civilizada. Es un tema casi tabú en la sociedad actual porque está a un pasito de la eugenesia, y la eugenesia está a un pasito del ideario nazi. En Idiocracy llevan esto del deterioro genético de la humanidad al grotesco y el resultado es que en unas pocas generaciones, paradójicamente los países más avanzados, se llenan de idiotas. Tan grande es la decadencia genética de los EE.UU. que el líder del país es un latino rapero, el Presidente Camacho. Aunque en el video anterior prefirieron mostrar la proliferación de white trash, algo huele muy mal en Idiocracy. Por otro lado, cuando uno ve en el video la tristeza de la pareja de alto IQ, debatiendo sobre la conveniencia de tener o no prole y mostrando un miedo paralizante ante la vida, no parece tan malo que todo eso sea reemplazado por algo más alegre, aunque se acerque peligrosamente a la idiotez.

    • pseudópodo dijo:

      Frenzo, no conocía la película, así que no sé si algo huele mal ahí, pero me ha hecho mucha gracia esta presentación.

      Yo no tengo claro si realmente se sostiene el argumento de que, suponiendo que se reproducen más quienes tienen menos CI (y creo que puede ser cierto) eso va a bajar el CI medio a la larga (ya que tiene un importante componente hereditario). Parece políticamente incorrecto decirlo, pero ¿científicamente tiene base? Lo cierto es que parece verosímil.

      • Renaissance dijo:

        Lo cierto es que se observa que, desde hace unos 15 milenios el tamaño medio del cerebro humano ha descendido de forma drástica. Cito:

        «En el Mesolítico (hace unos 50.000 años) el tamaño promedio del cerebro humano era de 1.468 cc en las mujeres y de 1.567 cc en los varones. Actualmente, las cifras han descendido a 1.210 cc y 1.248 respectivamente, lo que, aun admitiendo una cierta reducción del peso corporal, no deja de ser una disminución excesiva.»

        Es una reducción de 300cc en 15000 años, una reducción muy muy rápida, obviamente ha habido una presión selectiva.

        Además, como vídeo humorístico es bueno, pero no tiene mucha base porque el hombre ya de por si era infértil y encima muere jóven de problemas del corazón, si hubiera habido selección natural de verdad, habría muerto mucho antes.

      • Frenzo dijo:

        Uf, me salió un comentario demasiado grave. Es que justo antes me habían llamado del banco. La verdad es que la película es divertida y no creo que busque ser ofensiva (aunque puede serlo), y lo que plantea da para reirse y pensar un poco (no mucho tampoco). Lo que señala Renaissance sobre volúmenes craneanos es interesante, aunque no estoy seguro de que haya una correlación directa entre el tamaño del cerebro y la capacidad intelectual, o por lo menos siempre dicen que el tamaño no es lo único que importa.

  15. Aloe dijo:

    Pseudopodo, lo que contestas creo haberlo tenido ya en cuenta en mi comentario.
    De hecho, internet tiene presencia importante desde hace como mucho diez años (y existe como tal desde hace unos quince), y el proceso que señalas empezó hace mucho más y ya daba lugar a quejas antes de que existiera internet.
    Por otro lado, el fenómeno concreto de la inflación de papers que pones, más bien como un ejemplo de algo más general (creo), no necesita de la w.w.w. abierta: se mueve por su propia red, la de publicaciones científicas (casi siempre de pago), congresos y reuniones similares, y contacto entre grupos. Podemos imaginarnos perfectamente que internet no hubiera pasado en popularidad y uso de protocolos de lo que era en 1996, y seguramente la inflación sería aproximadamente igual (eso sí, con los papers en verde fosforito, los gráficos en fichero binario adjunto y el correo electrónico como mecanismo principal)
    tit-for-tat funciona, pero tiene sus limitaciones: no solo la iteración, sino otras dos (al menos):
    – la información asequible y suficiente sobre los beneficios reales que se obtienen de tal o cual intercambio
    -el hecho de que hay formas de cooperación que no son entre A y B y con intercambio instantáneo, sino más complejas en actores y/o donde el intercambio es diferido (por ejemplo, la solidaridad intergeneracional; por ejemplo, la imposicion de reglas colectivas ad-hoc para evitar «la tragedia de los comunes»; etc.)

    Yo quería ejemplificar algo de esto en mi comentario: es decir, que lo que describes en tu serie de entradas es lo que pasa cuando no hay información asequible para valorar con realismo «que-me-das-a-cambio-de-lo-que-ofrezco», y cuando la retribución recíproca que se espera, además de difícil de valorar, ha de ser administrada colectivamente como un caso de «bienes públicos», y recibida en un futuro incierto: pues bien, todo eso sucede a la hora de valorar y retribuir el trabajo de los científicos (y aspirantes), como sucedía y sucede a la hora de valorar y retribuir otros servicios públicos (sean la salvación de nuestras almas o la defensa de nuestras vidas o el que sea).

  16. Después de mucho pensar y de comentar con mis compañeros btrasileños sobre el tema, creemos que Internet es menos parte del problema que de la solución.
    Lo que ha provocado la inflacción ha sido la medida, no la facilidad de atender a los criterios de la medida. Hace 20 años en España, en la Universidad, no te vigilaban las publicaciones como hacen ahora. La llegada de un montón de investigadores del tercer mundo ha creado una competitividas feroz. Los chinos son especialistas en artículos malos de solemnidad, con todos los defectos que citas.
    la extensión de baremos supuestamente objetivos a puesta a todos a competir, obedeciendo a esos baremos. Y, joder, lo estamos haciendo bien, ¿no?
    Como lo de ser ionvestigador me llegó tarde en la vida, sólo ahora estoy empezando a caer en los vicios (firmar todo a pachas, amortixar cada investigación con un mínimo de tres publicaciones…). Releyendo un artículo mío de 2007 me asombro de lo bueno que es, y lo poco que lo han citado… Hubiera dado para cinco publicaciones… cachis…

    Frente a esto Internet: la Open Science, Open Research o la Open Source Research, comparten el mismo espíritu que el software de código aberto. No es sólo divulgar los resultados, sino la metodologia y las bases de dados, hacerlas accesibles y disponibles a través de Internte. Esto permite una colaboraçión distribuída y masiva.

    Ejemplos reales: ,, , The Open Source Project Science,

  17. pseudópodo dijo:

    Aloe, efectivamente pongo el ejemplo de la inflación de papers como ejemplo de algo más general, y en realidad internet es secundaria aquí, coincido contigo en lo de los “papers en verde fosforito”. Tampoco, si te fijas, mencionaba a internet más que de pasada en los posts; el cambio en el modelo de relaciones al que me refiero lleva gestándose desde que la gente emigró a las grandes ciudades, y todos los desarrollos no sólo de las comunicaciones sino de la economía en general nos han empujado en el mismo sentido: relaciones más volátiles, más facilidades para escapar del “efecto arrieros somos”. Es verdad que eso no estaba bien explicado en el texto del post.

    Pero a este primer factor estoy de acuerdo en que a esto hay que añadir los otros dos factores que señalas cuando dices que esta inflación de la que hablamos es lo que pasa cuando no hay información asequible para valorar con realismo “que-me-das-a-cambio-de-lo-que-ofrezco”, y cuando la retribución recíproca que se espera, además de difícil de valorar, ha de ser administrada colectivamente como un caso de “bienes públicos”, y recibida en un futuro incierto.

    Pero precisamente esas son también condiciones en las que no funciona bien el tit-for-tat, así que podemos retrotraerlo todo a esa causa de fondo. Y la cuestión es ¿por qué ahora son mucho más frecuentes esas condiciones?

    Yo sacaba a relucir a los medios y a la mayor densidad informativa y la menor frecuencia relativa de relaciones cara a cara para el primer factor. Quizá, para los otros dos factores, lo que ocurre es que la sociedad se está haciendo demasiado complicada y nuestras aspiraciones son demasiado ambiciosas (por ejemplo, ¿qué lógica tiene que entablemos interacciones en las que no sabemos realmente juzgar lo que nos ofrecen?)

    Alberto, en vez de contestarte (no me da tiempo) me vas a permitir que recomiende el post de Instan sobre creación de Todo a partir de Nada… 😉

  18. Aloe dijo:

    Pues yo creo que es eso de las ciudades que se menciona: efectivamente, lo propio de vivir en una ciudad que forma parte de una sociedad compleja de muchas ciudades es lo que tiene: que tratamos con muchas personas que no conocemos, a las que no podemos aplicar tit-for-tat, y que hay muchos bienes públicos que administrar (y por tanto muchas reglas uniformes y que quieren ser objetivas), evitando en lo posible los gorrones (la «tragedia» de marras), lo cual es bastante dificil.
    Todos los fenómenos que mecionas en el sentido de aparentar y dedicarse a la fachada en lugar de a hacer de verdad al final yo creo que son por eso: donde se nos juzga y valora con reglas impersonales nos especializamos en explotar los puntos débiles de estas. Donde no se puede hacer un juicio de cada persona con la que entramos en interacción basado en la experiencia pasada de su comportamiento, nos tenemos que basar en las señales visibles.
    Todo eso puede ser una pérdida grande de energías y de tiempo, pero lo mismo le pasa al pavo real con la cola, y no ha encontrado manera de librarse.

    A mi personalmente no me cuesta tanto resignarme, porque la alternativa de vivir en un pueblo pequeño, depender de la aprobación de algunas docenas de conocidos de siempre para vivir y no poder elegir por lo tanto casi nada en la vida (ni siquiera otros conocidos diferentes) no me compensaría.
    Claro, dirás que ni tanto ni tan calvo, pero la edad de oro en la que casi todo el mundo vivía encerrado en su vida rural y algunos miles de privilegiados vivían en un mundo más amplio donde se carteaban con sus iguales de toda Europa mientras podían seguir fiándose de su panadero de siempre, pues se acabó. Ahora, hasta los gatos quieren zapatos, y ya no se puede tener lo mejor de ambos mundos siendo de una reducida clase académica o profesional: te tienes que retirar a vivir de la huerta, sin competir (metaforicamente hablando) , o pegarte con otros cien mil por trepar por la pirámide. Y casi todos los que tienen fuerzas o fe en sí mismos eligen lo segundo.

  19. elperpetrador dijo:

    Pseudópodo, la intro de «Idiocracia» es muy buena pero el fragmento concreto al que me refería es éste. Ciertamente es el momento más «nazi» de la película; transformar mediante ingeniería genética a una humanidad degradada no suena nada bien. Por lo demás, el diagnóstico que hace la película, con ser exagerado y grotesco, no va desencaminado y es ciertamente preocupante.

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