Una modesta proposición (electoral)

Es un tópico que el sistema electoral español favorece a los partidos nacionalistas. A esto se suele responder (es ya un meta-tópico) que, en realidad, cada diputado cuesta a CiU o al PNV los mismos votos que a PP o PSOE. Y es cierto, sólo que esto no significa que el sistema sea ecuánime, sino que favorece igualmente a nacionalistas y partidos grandes.

La clave, como es bien sabido a estas alturas, es el tamaño de las circunscripciones. Con la ley D’Hont que rige en España, los partidos que consiguen escaños en una provincia lo hacen en proporción aproximada a los votos. Pero como hay muchas provincias pequeñas (digamos con menos de diez diputados) los partidos minoritarios (digamos con menos del 10% de los votos) nunca consiguen diputados en ellas. Esto no rige para los partidos de ámbito regional, que pueden tener pocos votos a nivel nacional, pero concentrados en unas pocas provincias, con porcentajes altos.

En la figura podemos ver la relación entre escaños y votos para las elecciones del pasado 20-N. Se ha elegido una escala logarítmica en los dos ejes para que se vean bien los datos de los partidos pequeños (aún así, no ha cabido el nombre de los tres partidos que tienen un escaño: por orden de menos a más votos, Geroa Bai, FAC y Compromís). Está claro que, aparte del “ruido” en la parte baja de la gráfica (inevitable porque los escaños sólo pueden tomar valores enteros) sólo hay dos puntos que se alejan netamente de la recta de pendiente 1 que marca la proporcionalidad entre votos y escaños: los de IU (11 escaños) y UPyD (5 escaños), los únicos partidos minoritarios de ámbito nacional.

El análisis resulta más interesante si dividimos los partidos en dos grupos: nacionales y regionales (este nombre es más adecuado que “nacionalistas”, porque la ideología no viene aquí al caso). Es lo que se ha hecho en la siguiente gráfica:

Se aprecia que los dos grupos son claramente diferentes. Los hemos ajustado por sendas funciones potenciales, del tipo

E(v)=A v^x

(A y x son constantes, E = escaños y v = votos). Los regionales dan un exponente prácticamente igual a 1: eso significa que el sistema es para ellos casi exactamente proporcional. Sin embargo, para los partidos de ámbito nacional el exponente es 1,6. Esto significa que, en la práctica, a ellos se les aplica un sistema mayoritario: si los votos se doblan, los escaños se multiplican por tres (21.6=3).

Que un sistema sea mayoritario no es necesariamente malo. Al contrario, generalmente se acepta que es un factor de estabilidad, porque una proporcionalidad estricta dificulta las mayorías y tiende a hacer ingobernable un país. Lo que parece a todas luces injusto es que nuestro sistema funcione como perfectamente mayoritario para unos partidos y como fuertemente proporcional para otros. Y en este sentido, el tópico de que favorece a los partidos regionales está justificado: para ellos es proporcional, mientras que si tuvieran los mismos votos repartidos por todo el territorio nacional, sería mayoritario.

Estas consideraciones me han llevado a plantear una modesta proposición. Ya que las desigualdades se originan en el tamaño de las circunscripciones, adoptemos una circunscripción única. Y ya que la proporcionalidad estricta podría ser desaconsejable, usemos una función potencial para relacionar votos y escaños, la misma que hemos usado antes para los ajustes:

E(v)=A v^x

Según asignemos el valor de x obtendremos un sistema más o menos mayoritario: x=1 da un sistema proporcional; x>1 un sistema mayoritario, más acentuado cuanto mayor sea x (pueden concebirse sistemas minoritarios con x<1, pero probablemente no sean muy sensatos para elegir un parlamento). El valor de A se ajusta simplemente para que el número de diputados sume el total (en España, 350).

¿Qué valor de x es el mejor? Eso es lo único que habría que decidir. Para que el lector se forme su opinión, aquí dejo una tabla con la composición del parlamento para cuatro casos: x=1 (proporcional estricto, aplicado en la práctica a los partidos regionales), x=1,6 (el sistema mayoritario que en la práctica se aplica a los partidos de ámbito nacional),  x=1,2 y x=1,4 (dos sistemas mayoritarios menos extremos).

NOTA 1: Por simplicidad, en el cálculo no se han considerado los votos de las formaciones que no han obtenido diputados con el sistema actual (algunas entrarían en el parlamento con x=1.2 y x=1)

NOTA 2: Puede llamar la atención que con x=1.6 los partidos mayoritarios obtengan más diputados que con el sistema actual, a pesar de que hemos dicho que ese es el valor de x con el que se ajustan sus resultados. La razón es que al aplicar ese valor a todos los partidos, también los regionales, el número de escaños bajaría, y se tiene que corregir aumentando la constante A para que sumen 350.

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20 respuestas a Una modesta proposición (electoral)

  1. Me has quitado la idea para mi próximo «computación creativa», pero no lo habría hecho tan bien como tú. Fantástico artículo. Claro que yo iba a llamar el mío: «consecuencias de que nuestros legisladores no sepan matemáticas». La mayoría no tienen ni la más remota idea de qué es una exponencial, y creo que a algunos se le atascaría hasta una regla de tres.

    En fin, es lo que hay.

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  3. Dr.J dijo:

    Esto es un disparate «adoptemos una circunscripción electoral única» ¡entonces cada partido presentaría una lista cerrada y bloqueada con 350 nombres!
    Adoptemos 350 circunscripciones (mejor menos porque sobran diputados) y al igual que un hombre (o mujer) un voto, una circunscripción un escaño.

  4. Jorge dijo:

    Estos días han salido varias extrapolaciones de los resultados. En el blog de Milhaud se propone que la circunscripción sea por comunidad autónoma:
    http://recuerdosdepandora.com/reflexiones/circunscripcion-electoral-hubiera-sido-autonomica-en-vez-de-provincial/
    Lo curioso es que los resultados son casi clavados a proyecciones que se han hecho aplicando a las votaciones una circunscripción única. Parece, por tanto, una solución interesante.

  5. Sí, y pasar a la CCAA sería probablemente más fácil que pasar a la circunscripción única. De todas formas, el más grave problema de España es el poder de los partidos. En Francia De Gaulle diseñó un sistema que los debilitaba. A mi entender el sistema francés es muy interesante.

  6. Hairanakh dijo:

    Estoy convencido de que la propuesta tiene muchos inconvenientes (habrá que pensar sobre ello), pero me encanta la simplicidad con la que plantea el problema (todo depende de un parámetro). Es la vaca esférica de los sistemas parlamentarios 🙂

    No obstante, cuando se plantea una modificación del sistema electoral (para hacerlo «más justo», por ejemplo), se suelen obviar algunas cosas que son importantes:
    – El poder no es proporcional al número de escaños, sino a la capacidad de formar coaliciones ganadoras (lo del índice de Banzhaf y todo eso). ¿Qué porcentaje de voto hace falta para obtener una mayoría absoluta?
    – Escaños proporcionales es lo opuesto a listas abiertas (por algún motivo que se me escapa, la gente pide las dos cosas a la vez). Por supuesto, hay métodos mixtos (listas no bloqueadas), pero no creo que cambien gran cosa con respecto a las listas cerradas.
    – El cambio en las reglas cambia los incentivos de los partidos y la respuesta de los votantes. Una circunscripción única y proporcional facilita las escisiones de los partidos grandes en partidos pequeños (desincentiva las coaliciones). Los extremismos pueden tener partido propio, así que no necesitan integrarse en los moderados.

    Nada de eso es necesariamente malo. Ni necesariamente bueno.

  7. Hairanakh dijo:

    Hmm… cuando digo que «se suelen obviar» cosas no planteo una crítica concreta a tu modelo, por cierto. Es más una alerta al debate en general: ojo con los efectos secundarios.

  8. pedro jose dijo:

    lo más justo sería circuscripción única y para no llegar a problemas de ingobernabilidad modificar el concepto de mayoría absoluta

  9. pseudópodo dijo:

    Gracias Francisco, y sobre todo por el enlace en Libro de Notas… Pero aunque te haya quitado la idea, se puede escribir mucho más sobre el tema de lo subempleadas que están las matemáticas por nuestros legisladores. Incluso cuando bastarían conceptos bastante elementales se prefieren soluciones mucho más engorrosas… se me ocurre el caso de la declaración de la renta y sus “tramos”, que consisten en aproximar por escalones una función potencial o exponencial, y que a veces tienen efectos absurdos (te pagan un trabajo y subes de escalón con lo que ganas menos que si no hubieras hecho el trabajo)

    Ya sé que esta “modesta proposición” muy pocas probabilidades de ser aceptada (menos aún que la de Swift). Creo que tendría más posibilidades un sistema como el que enlaza Jorge, porque las CCAA están ya muy asentadas y es fácil argumentar que son más “constitucionales” que las provincias, además de ser un paso menos radical que a la circunscripción única (luego está que perjudicaría mucho menos a los partidos regionales, así que encontraría menos resistencia).

    Pero mi idea es justo lo que Hairanakh ha expresado muy bien: la vaca esférica. Aunque es verdad que son importantes las complicaciones que mencionas, viene bien tener una aproximación de orden cero de la que partir. Y yo echaba de menos algo así en los análisis que he leído sobre la ley electoral, algo hecho con el punto de vista de un físico.

    (Por cierto, el punto de vista de un físico debería ser el mismo de un químico pero veo, Dr.J que en esto pesan más tus inclinaciones anarquizantes)

    Pere, me alegro de leerte después de tanto tiempo. Yo también estaría encantado de que tuvieran menos poder los partidos. ¿Qué es lo que hizo De Gaulle?

    Pedro José, modificar la definición de mayoría absoluta seguro que se encontraría con más resistencia que modificar el carácter proporcional del sistema electoral, y sería equivalente…

  10. pqs dijo:

    De Gaulle hizo un sistema mayoritario uninominal a dos vueltas, parecido al sistema británico, pero más «justo» a mi entender, por lo de las dos vueltas, que garantiza que cada diputado haya recibido más del 50% de los votos en su circunscripción cuando es elegido.

    La ventaja de tener tantas circunscripciones como diputados, es que es el diputado quien se gana el escaño y no el partido. En España los diputados son serviles, ya que si no lo son serán eliminados de la lista en la siguiente elección. En cambio, en Francia, si un diputado está bien asentado en su circunscripción, el partido se lo pensará dos veces antes de molestarle. Y si el diputado se cabrea, se presentará por libre y va que chuta, ya que sabe que los electores votan a su diputado y no a un partido concreto (no es raro que pase). Otra ventaja muy importante es que la gente conoce a su diputado y por tanto puede ir a verle o escribirle. Esto es como en el Reino Unido. Esto hace que haya una correa de transmisión entre los ciudadanos y los diputados. En España, una vez un diputado es elegido, nunca más se supo de él. Los electores se quedan huérfanos, ya que el diputado votará en el congreso según los intereses del partido y no según los de sus votantes. En España, si se pasa a la circunscripción única, como piden IU y UPyD, los diputados seguirán tan desconectados del pueblo como ahora, ya que seguirán fieles a quien decida quien va en la lista y quien no.

    El resultado en Francia es que los partidos son, de hecho, coaliciones amplias y cambiantes. Mira, la UMP la creó Chirac hace relativamente pocos años y Bayrou dinamitó la UDF. También, las corrientes de los partidos salen a la luz y hay mucho debate público en el seno de cada partido. Cosa que nunca pasa en España. Esto también lo fomenta la elección directa del presidente, ya que cualquiera se puede presentar (siempre que tenga suficientes avales), por lo que no es imposible que haya dos candidatos de un mismo partido, el oficial y el que va por libre. Así, muchos políticos presionan a su partido amenazando de presentarse en las presidenciales si sus posiciones no son tenidas en cuenta. También, el gobierno no tiene nunca claro el soporte de su grupo parlamentario y tiene que negociar constantemente con los diputados. Da gusto ver las peleas internas en cada partido francés! Eso es democracia, porqué es más transparente.

    En resumen, el sistema francés pone al diputado en el centro del escenario. Nuestro sistema pone al partido. El resultado es que en España tenemos una clase política mucho menos bien preparada y formada, ya que si uno es listo y tiene ganas de cambiar las cosas, es directamente laminado, por insubordinado. En Francia, si eres fuerte en tu circunscripción, nadie podrá tocarte.

    El sistema francés tiene dos puntos débiles: puede favorecer el caciquismo (que en España hizo mucho daño en su momento) y también puede favorecer a los lobbies, que pueden «comprar» diputados individuales.

    Pero creo que la democracia Española se podría permitir este riesgo, si esto significa que se acaba con la partitocracia que es, de hecho, nuestro gran mal.

    Cambiando de tema. Al distrito único le veo un problema muy grave. Como habría una sola lista por partido, esta se decidiría directamente en la sede central de Madrid de cada partido, por lo que es posible que dejaran de haber diputados de algunas regiones y se concentrara el poder político en la capital. Esto, en un país tan diverso como España, que tiene alma federal, a pesar de que cueste tanto verlo desde el centro, causaría muchos problemas. Yo sólo aceptaría un distrito único si se transfiriera mucho más poder a las CCAA, es decir, si el parlamento español tuviera menos poder del que tiene ahora, de otra manera, España se convertiría en un país muy centralista, lo que ciertamente causaría enormes tensiones en la periferia.

    El tema es ver que cada sistema electoral tiene sus problemas. A mi entender, hay dos posibles soluciones: la factible sería pasar a la CA cómo circunscripción. La otra, más difícil, sería crear un sistema de nueva planta pensado específicamente para España. Quien sabe, con un congreso proporcional y un senado uninominal, que pudiera bloquear las decisiones del congreso. La tercera vía seria hacer una España confederal y luego ya daría igual el sistema electoral para elegir las Cortes Generales, ya que en ese caso no tendrían casi poder.

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  12. Aloe dijo:

    La observacion de que la gente suele reclamar a la vez listas abiertas y sistema proporcional, sin caer en la cuenta de que son incompatibles, tiene mucha razón.
    Pero hay sistema mixtos que tienen un poco de cada, como en Alemania o Suecia (hay buenas descripciones en Wikipedia, creo recordar). Básicamente consisten en tener diputados de dos tipos: unos son elegidos en lista abierta (lo que implica de suyo distritos uninominales o de pocos diputados) y otros son elegidos en un distrito único nacional (lo que implica listas cerradas aunque no sé si bloqueadas).
    La lista abierta en distrito uninominal (o casi) favorece a los mayoritarios y es poco proporcional, aunque tiene todas esas ventajas que encarece pqs de disminuir el poder de las oligarquías de partido (que es el cáncer máximo de nuestro sistema) y de dar más independencia al diputado respecto al partido y más responsabilidad con sus votantes.
    La lista cerrada en distrito único nacional es estrictamente proporcional (con tal que el número de diputados sea bastante grande) y por lo tanto respeta más lo de «un hombre, un voto» y refleja más fielmente las preferencias de los votantes, aun las minoritarias. A cambio, desde luego, esos diputados serían más «del partido».

    Aunque no he llegado a una conclusión respecto a la porporción deseable de diputados de cada clase, mi preferencia va por un sistema de este tipo: ambos tipos de elección de diputados dejan mucho más espacio que ahora a la innovacion, al reclutamiento de dirigentes valiosos, a que se recoja la voluntad de los votantes (y no de los aparatos de los partidos) y se deban cuentas a ellos (y no los aparatos de cada partido) y disminuyen mucho las barreras de entrada con las que los partidos de ahora impiden la aparicion de alternativas (y que sus dirigentes pierdan poder). Cada tipo de eleccion lo incentiva a su modo: los distritos unipersonales como diputados menos dependientes de su partido y más dependientes de sus votantes, y el distrito único nacional permitiendo sumar todos los votos de cada opción, de forma que todas las que obtengan suficientes votos a nivel nacional podrán obtener representación y hacer visible su opcion.
    De paso, un sistema mixto como este, puesto que en la práctica resulta ser tirando a mayoritario (la mayoría de los diputados de distritos unipersonales suelen pertenecer al fin y al cabo a formaciones mayoritarias, aunque sean más independientes y tengan más peso propio) en sí mismo tiende a favorecer coaliciones, dejando sin embargo más eleccion a los ciudadanos.

    Otra opción que me gusta es el sistema irlandés, una forma de voto con preferencias ordenadas que resulta ser una modalidad más complicada de la votacion a dos vueltas (pero votando todas la vueltas a la vez, digamos). Pero creo que el recuento es un infierno.

    Algo que deberíamos hacer es librarnos del Senado, o hacer que tuviera alguna función, alternativamente (yo creo preferible la primera opcion).

  13. Manolo dijo:

    Creo que estamos poniendo el carro delante de los bueyes. Antes de pensar en si proporcional-mayoritario (con todas la fórmulas que haga falta), circunscripción única-circunscripción provincial-circunscripción unipersonal etc. hay que ir a los principios contestando una «sencilla» pregunta:

    El parlamento… ¿a quién representa? Particularmente: ¿el parlamento representa a PERSONAS o representa a TERRITORIOS?

    Una mirada superficial al sistema parlamentario español hace pensar que el Congreso es la representación de las PERSONAS (eufemística e incorrectamente «el pueblo») y el Senado es la representación de los TERRITORIOS. Esto parece resolver el problema PERO:

    – El Senado no sirve de nada. No debería ser «cámara de 2a lectura» sino de primera lectura en todas las leyes y decisiones que afecten a la estructura territorial o entren en posible conflicto con las CCAA.

    -El Congreso NO está elegido en base a las PERSONAS sino a los TERRITORIOS, eso sí, con cierta tendencia a la proporcionalidad de población (los diputados en cada provincia dependen de la población). Y, además, usurpa funciones que debería hacer el Senado. Es decir, es un pastiche chapuza entre representación territorial y representación del «pueblo».

    Eso es lo que tiene el diseño cuasi-federal infumable que hemos parido. Es lo que hay. Como veis, la reforma debe ser más profunda que la mera sustitución de la Ley Electoral.

    Un ejemplo: el mismo Congreso, de representación indefinible, debe tratar leyes como, por ejemplo, la Ley de Aguas (o similares) donde es fundamental que sea la voz de los territorios la que sea escuchada. Por decirlo con otras palabras que he visto en otros foros, un sistema proporcional daría la misma voz a los 35.000 habitantes del barrio de Aluche que a los de la provincia de Teruel para decidir sobre una ley de este tipo, lo que es claramente injusto.

    Pero por otro lado, el Congreso también trata leyes como las famosas Ley Sinde o Ley de Matrimonios Homosexuales, que no tiene sentido que sean discutidas por los 2 o 3 diputados de la provincia de Teruel, mientras que los del barrio de Aluche no tienen ninguna representación. Ahora se trata de leyes donde el territorio tiene poco que decir, y en cambio, las representación de las personas es plenamente legítima.

  14. pseudópodo dijo:

    Bueno, mi idea en el post era sólo poner de relieve que basta representar los resultados de las elecciones en una gráfica para ver que el sistema actual es en la práctica un sistema mayoritario para los nacionales y proporcional para los regionales; y mi proposición era “modesta” porque sólo quería ser una solución (la más sencilla) a esta diferencia que parece obviamente injusta. No pretendía que fuera una solución óptima, aunque tampoco creo, pqs, que la circunscripción única tuviera los efectos de acentuar el centralismo que temes. En realidad los candidatos ya los ponen las direcciones “de Madrid” de cada partido (no hay más que ver la cantidad de “paracaidistas” que hay en las listas: creo que, sin ir más lejos, en las anteriores elecciones generales Rubalcaba fue por Cádiz…). Y en cuanto a que hubiera territorios que se quedaran sin diputados (que no hubiera ninguno de Burgos, por ejemplo) pues, teniendo en cuenta que los diputados, como bien dices “una vez son elegidos, nunca más se supo de ellos” , tampoco cambiaría mucho la cosa. Así que creo que sería una mejora sobre el sistema actual.

    Ahora bien, si no nos limitamos a modestas proposiciones sino que nos ponemos a hacer sistemas de nueva planta, se abren muchas posibilidades. Me ha gustado mucho lo que cuenta pqs (gracias por explicarlo tan bien) sobre las bondades del sistema francés; yo no sabía que era así, el único sistema uninominal que conocía era el británico. Completamente de acuerdo con que quita poder al partido, acentúa la responsabilidad de los diputados, y favorece a los mejores y más brillantes en lugar de a los borregos, como pasa en España. Y los posibles inconvenientes pueden paliarse con un sistema mixto como el que apunta Aloe (creo que ya lo habías mencionado en otro post hace tiempo). Tampoco estaría mal lo que dice pqs de un congreso proporcional y un senado uninominal. Es otra forma de sistema mixto y le daría una función al senado.

    En cuanto a lo de la representación de personas vs. territorios que dice Manolo (bienvenido, por cierto), no veo la disyuntiva tan categórica. Estrictamente hablando, lo único que necesita representación son las personas: los territorios ni sienten ni padecen. Sí es cierto que para muchas leyes es importante que tengan voz propia los habitantes de cierto territorio, pero eso deberían dárselo sus diputados. El único problema se plantea en la circunscripción única, es verdad. Pero con los sistemas que han propuesto pqs o Aloe, en los que los diputados (o los senadores, o por lo menos una parte de ellos) serían elegidos uninominalmente por un territorio, eso estaría resuelto mucho mejor que ahora. En lo que sí estoy de acuerdo es en que el sistema actual es confuso y el senado actual inútil.

  15. Sergio dijo:

    Para que cualquiera de estos sistemas funcione lo único que es necesario es que tanto el elector como el elegido trabajen honrada y conjuntamente.
    A la hora de elegir se debe hacer por los méritos del político de turno (su preparación, sus propuestas, su fidelidad a unos ideales, el mantener su palabra) y no por revanchismos o por impulso (ese es un cabrón, ese es de «los otros»…)
    Y el elegido, por supuesto, debe saber quien le ha elegido y porque. Debe ajustarse a lo prometido y si no es posible respetar al máximo lo dicho. No debe prometer lo que sabe que no puede cumplir. Lo único que debe guiar su trabajo es cumplir los objetivos por los que fue elegido…

    Como nada de esto se da en la realidad, da lo mismo el tipo de reparto que se haga. Lo mismo da un sistema proporcional, listas abiertas, 2, 3 o 4 cámaras, millones de leyes y demás. Todo el sistema acabará oliendo a podrido (porque podrido estará). Hasta que no se invente el político honrado, y el ciudadano tipo no tenga unas miras más altas todo esto no son más que pajas mentales (sin animo de ofender a nadie, pero desde la más profunda desilusión en la política)

  16. pqs dijo:

    Estamos de acuerdo en la necesidad de un sistema mixto. Pero habría que analizar con detalle el sistema propuesto, por un lado, hay que evitar que la mayoría aplaste a las minorías, por el otro, hay que evitar que las minorías bloqueen en exceso. Encontrar el buen equilibrio de «checks and balances» es muy complicado. Pero es evidente que nuestro sistema es muy improvisado y malo para la salud democrática.

  17. Es un privilegio tener acceso a este foro. La discusión sobre nuestro sistema electoral que has desencadenado con tu «modesta proposición», en el que me he sumergido un largo rato, me parece mucho más interesantes que tantos otros que he leído en tratados sobre sistemas políticos o de Derecho constitucional comparado. Enhorabuena a todos.

    Me llevo, de entrada, dos descubrimientos: uno, el de la entrada principal: el sistema es mayoritario para los partidos de implantación nacional, y proporcional para los de implantación territorial (aunque he de matizar que ello no es gratuito: responde a una realidad, que es que en determinados territorios hay fuerzas políticas de gran implantación que reflejan un planteamiento político legítimo: el nacionalismo; otra cosa es que la sede natural de los planteamientos territorialistas no fuese el Congreso, sino un Senado verdadero). Y el otro, el que resulta incompatible pedir listas abiertas y representación proporcional (salvo que, como ocurre hoy con el Senado, el elector sólo disponga de un número de votos inferior al número de escaños de la circunscripción). Cosa que no ocurre con las listas desbloqueadas, que para mí son el MÍNIMO que hoy podría exigirse en una reforma de la ley electoral: qué menos que poder excluir a algún candidato propuesto por el partido que no nos gusta en absoluto. En realidad (perdonad el desorden de mis reflesiones, que casi me avergüenza al lado de vuestros planteamientos científicos, pero soy de letras…), las «listas abiertas» no sería sino la confección de una única lista con todos los candidatos para la circunscripción que se elija.

    La opción por el tamaño de la circunscripción es la más importante, porque condiciona todo lo demás: si es muy pequeña, cabe el sistema francés (que tiene la virtud de dar el escaño al más votado, pero después de permitir segundas opciones de voto, lo que impediría que la fragmetación del voto de izquierda en varios partidos (en el caso de España) fuese inconveniente para que la izquierda gobernase, pese a ser más los votos de izquierda que de derecha (lo que ha ocurrido en muchas ocasiones, aunque no en ésta). Si la circunscripción es única, ello comporta más poder para el partido concebido como «gran entidad», independientemente de su trabajo e implantación en un territorio. Tenemos ya una elección con circunscripción única: las elecciones europeas. Pero se eligen a cincuenta y tantos diputados, creo, y no a 350. Y no me gusta ese modelo de elección, que favorece el planteamiento aritmético frente al político: lo que importa al partido es el número (de escaños) para que su cúpula dirigente tenga más poder que la del otro gran partido: el diputado se convierte en un sumando.

    Una última reflexión. El sistema actual es uno más. Mejor que muchas alternativas. Pero después de treinta años ya está viciado: induce modos de comportamiento que no tienen más sentido que maximizar la aritmética de los resultados electorales. Las campañas electorales y las estrategias políticas quedan marcadas por los expertos que saben que lo decisivo es el voto de tal o cual barrio en Logroño o en Almería. Lo que quiero decir es que de vez en cuando hay que CAMBIAR DE DEFECTOS. Cada sistema tiene sus defectos, pero es importante cambiarlos, porque en esas mudanzas entra la política. En las primeras elecciones españolas, con nuestro sistema actual, la política tenía más juego, porque los vicios todavía no habían aparecido.

    Todo lo que he dicho es prescindible, pero es mi manera de acusar recibo de vuestro magnífico debate.

  18. Disculpad las faltas de ortografía y el defectuoso encadenamiento de paréntesis que he detectado al leer mi comentario anterior, cuando ya estaba enviado.

  19. pqs dijo:

    Muy sensato todo lo que ha dicho MIguel. Pero tengo que hacer dos comentarios que creo que son importantes:

    1. Lo de las listas abiertas o desbloqueadas es impracticable. Sería muy complicado votar y mucha gente se equivocaría. Ya se equivocan con las cruces del senado! Además, nadie puede conocer todos los nombres de una lista. Para abrir la política es mejor pasar a un sistema uninominal.

    2. Creo que es un grave error el considerar que sólo los partidos de implantación regional son nacionalistas. Evidentemente el PNV, CiU, ERC son nacionalistas, pero el PP y UPyD también lo son, por mucho que se esfuercen en disimularlo. El nacionalismo español también es nacionalismo. Le caso de UPyD es paradójico ya que ellos se califican de anti-nacionalistas, cuando lo que deberían decir es que ellos creen que en España sólo cabe una nación: la española. Eso no es ser anti-nacionalista, es ser nacionalista español. Pero este ya es otro debate …

  20. pseudópodo dijo:

    Uf, sí es otro debate y en ese no quiero entrar…

    Miguel, gracias por los elogios. La mejor manera de aprender es con una buena discusión no sectaria, que es lo que intentamos siempre aquí. La idea de las listas desbloqueadas (poder eliminar a un candidato que no nos gusta) está muy bien en principio, pero creo que sería un lío considerable; las listas abiertas tampoco son nada sencillas. Después de las vueltas que hemos dado a este asunto (hubo por el 15-M un post en el que también hablamos de la ley electoral) en realidad lo que más me convence es el sistema mixto que decía arriba; la “modesta proposición” tenía la gracia de la sencillez y me parecía una manera de corregir un defecto muy obvio del sistema actual. Lo que me gusta mucho de tu comentario es lo de cambiar de defectos. Creo que es, en otro plano, lo mismo que ocurre con la alternancia de gobierno: llega un momento en que viene bien que gobierne otro partido sólo para evitar la corrupción inevitable al llevar demasiados años en el poder.

    Sergio, no creo que dé lo mismo el sistema. Yo lo veo casi al revés que tú: si todos fuéramos honrados y responsables es cuando daría igual el sistema; como no lo somos y nunca lo vamos a ser, es importante cual sea el sistema electoral, porque cada sistema favorece unas virtudes o unos vicios. El sistema actual incentiva la sumisión servil del diputado al partido y la falta de compromiso con los electores, otros no (lee lo que decía pqs en su comentario de arriba sobre la ley francesa, porque es muy instructivo). Una cosa de la que quiero hablar algún día es de lo que los psicólogos llaman el error fundamental de atribución: tendemos a explicar las cosas por los atributos personales de sus protagonistas (en este caso, la situación política y económica por los rasgos morales de los políticos) pero está demostrado que influye mucho más el ambiente social y las circunstancias, y además, es mucho más fácil cambiar éstas que hacer mejores a las personas…

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