Antes y ahora

Cuando yo tenía ocho años, la leche la llevaba el lechero a casa y era así:lecheAhora, cuando mi hija tiene ocho años, la leche tenemos que ir nosotros a buscarla y es así:
Leche Pascual 1Creo que nada resume mejor cómo han cambiado nuestras vidas cotidianas en cuarenta años que estas imágenes.

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53 respuestas a Antes y ahora

  1. Clodoveo11 dijo:

    Eso será en las casas de vosotros, los ricos. En la mía sólo pone Hacendado. 🙂

  2. Gracias a un entorno más estimulante y a una mejor alimentación, ahora los niños son más brillantes de lo que lo éramos nosotros a su edad. ¡Qué bien!

  3. loiayirga dijo:

    en ninguno de los ordenadores que hay en casa aparece la primera foto. He progado con disversos navegadores. Tampoco puedo verla en el Ipad. ¿Alguien me puede decir qué puedo hacer?
    Se ve un recuadro blanco.

    Por cierto, es verdad que la leche pascual es una leche cara, lo cual se presta al cachondeito de Clodoveo.

  4. pseudópodo dijo:

    🙂 Te has precipitado, loiayirga… ¿lo ves ahora?

    Clodoveo, será más cara la Pascual, pero porque sólo te fijas en la leche y no en las letras. Si tienes en cuenta la lectura, te sale bien barata.

    Topo, esa es la cuestión: hay más estímulos, pero ¿son formativos? Toda la información que sale en el cartón de Pascual, ¿qué valor tiene?

  5. Cristina dijo:

    Lo de la primera foto está blanco… y en botella 😉

    Yo creo que los envases de hoy en día estén llenos de información para tener algo que leer mientras se desayuna. Hay cajas de cereales más apasionantes que muchas novelas. ¿Has leído el última de Kellogg’s? Los de Tulipán son clásicos y todo lo de Hacendado se convierte en bestseller.

  6. bloodykefka dijo:

    Bueno, el pan en mi pueblo se sigue llevando igual: el panadero lo deja en tu casa XD.

    Respecto a la informacion del tetabrick, pues bueno, se debe a dos razones:
    – Marketing.
    – La ley lo obliga, para evitar pleitos y denuncias. Entiendo que se tenga que hacer así, la verdad.

  7. triglifo dijo:

    Sólo falta un botoncito que diga: «Aceptar»… quiero decir, «Beber».

    Por cierto, deberían regalar una lupa con cada cartón…

    Decir también que cuantas más letras, marcas, etiquetas, tiene el envase de un producto de comida, más asco me da. Ya sé que es algo irracional, absurdo. Que en teoría un producto envasado es más seguro y tal. Pero no hay manera, es más fuerte que yo…
    También es cierto que conozco bastante gente que les ocurre lo contrario: fobia a lo no etiquetado. He escuchado varias veces eso de que: «yo, cuando voy a hacer turismo a algún país exótico, siempre voy a comer a un McDonalds; así voy a lo seguro».

  8. Ana dijo:

    Reconozco que me ha costado unos segundos (¿llegó al minuto?.. igual, es que ando espesa) entender la broma 🙂 Cuando yo tenía ocho años, mi madre me enviaba a buscar la leche a una lechería que había cerca de casa. Una lechería de libro: con sus vacas, sus tejas, sus boñigas y su todo, ¿eh? Lo único que había allí de plástico era el cacillo blanco impoluto que la dueña usaba para medir la cantidad de oro blanco que debía echar en mi lechera de metal de las de toda la vida. Después mi madre tenía que hervirla y muchas veces acababa desparramada por toda la hornilla con el consiguiente cabreo por su parte porque despegar la leche quemada de las hornillas de gas de entonces suponía un suplicio…
    Todavía recuerdo cómo olía aquel lugar, la lechería, ese aroma denso y orgánico que te recibía sentado en el aire, quince metros antes de cruzar la puerta… O tempora, o mores.
    Un abrazo, señor Pseudópodo, y gracias por los recuerdos.

  9. pseudópodo dijo:

    Cristina, algo de eso hay, sin duda: mi hijo es un apasionado de esa literatura (es que no le dejamos leer comics o libros mientras come…). También, como dice bloodykefka, seguramente hay alguna información que hay que poner por ley. Pero yo creo que el cartón de Pascual es un ejemplo muy visual de un proceso que ha tenido lugar en no muchos años y que ha cambiado completamente el paradigma informacional en el que vivimos (¡vaya frase!).

    Lo que quiero decir es que cuando yo era niño vivía era prepublicitaria; había publicidad, por supuesto, pero estaba acotada a “los anuncios” y amplias parcelas de la experiencia estaban libres de publicidad. La leche era leche, vaya: el oro blanco que dice Ana, y llevaba asociadas las connotaciones propias de la leche: el olor de la vaquería o de la leche quemada cuando “se salía” al cocerla (yo también recuerdo eso).

    Ahora la leche, como todo lo demás, después de años en manos de publicistas y marketólogos, ya no es leche. Todo se ha impregnado de publicidad hasta el tuétano y, superpuesto a su significado original y suplantándolo en buena parte, ha adquirido significados espúreos, artificiales, comerciales… Todo es un símbolo de un estilo de vida. No te tomas un vaso de leche: vives la experiencia Pascual (o algo similar: me acabo de inventar la frase). Y el caso es que cuanto más te dicen que estás “viviendo” esa experiencia, más desdibujada e insípida es la experiencia real (ya no hay olor de vaquería, ni, eso es lo peor, la gruesa capa de nata que antes tenía esa leche sin atributos, la leche que no era más que un recuadro blanco). Toda la información del cartón, esa sobrecarga de etiquetado que desagrada a Triglifo (a mi también) es una cháchara que distrae de la insulsez de la leche, que desvía la atención a trivialidades o a datos irrelevantes.

    Claro que no es sólo cosa del márketing, también están los gobiernos y la unión europea obligando a poner cosas como esos recuadritos con el porcentaje de la CDR que proporciona cada vaso, una información que no conozco a nadie que sepa qué hacer con ella.

    En fin, estaba a punto de, en lugar de hacer este comentario, escribir un nuevo post titulado “Deconstruyendo a Pascual” para analizar la tontería que hay implícita en tanto dato, pero se me iba a hacer muy largo y es tarde…

  10. Aloe dijo:

    Todo lo de la entrada es cierto, pero a cambio, las vacas ya no tienen tuberculosis como en el tiempo de las lecheras de aluminio llenadas a mano.
    Y la primera vez que me enteré de eso (hace muchos años), de que las vacas tenían tuberculosis y era un problema gordo, fue porque me lo contó una compañera de clase que además de sus deberes escolares tenía otros en el negocio familiar de las vacas y jarrupeaba con las lecheras de aluminio para los otros niños que venían a hacer el mandado de su madre.

    De si echaban agua a la leche o no (queja habitual en todas las casas, por lo que oia a mis tías en el pueblo) ya no me dijo nada. Secreto del negocio.

    • bloodykefka dijo:

      Lo del aguachirri depende del lechero. Sin embargo, precisamente por cosas como esas es bueno que en envase haya información de lo que se está bebiendo. Yo ahí estoy contigo, no lo veo mal.

  11. loiayirga dijo:

    Cuando ya tengo escrito este comentario veo que hay muchos más comentarios de anoche que no he leído hoy. Luego los leo, no puedo ahora.

  12. loiayirga dijo:

    Parece que Pseudópodo está vago (¡perdón! o está ocupado) y quiere que el trabajo se lo hagan los comentaristas.
    Nos planta dos imágenes y dice que representan el mundo de su niñez y el actual.
    En el mundo de otros tiempos existía el comercio a pequeña escala de un modo que no existe hoy en día. Mi madre le compraba la leche a una vecina que la traía directamente de las vacas que tenía en el pueblo. También los huevos. A mí me tocaba subir a buscarla, sino cada noche, cada dos noches dos pisos por encima del mío con una cazuela que me parecía enorme.
    Era la misma cazuela donde mi madre inmediatamente la hervía (siempre era por la noche) y de aquella leche salía muchísima nata. Mi madre apartaba toda la que podía y con ella hacía una mantequilla riquísima. Pese a todo para mí la nata era un suplicio y yo la colaba de nuevo para tomármela. Creo recordar que un principio la hacía batiendo la nata con un tenedor. Se tarda pero se consigue. Y si no me falla la memoria luego usaba la batidora.
    Una característica de aquel mundo es que había alguien en casa –la mujer- ocupado exclusivamente de la casa y todo lo relacionado con la alimentación. Era quien cocía la leche, limpiaba la leche quemada de los fuegos (cuando ésta se salía, que era alguna o muchas veces), y hacía la mantequilla.
    El mundo de nuestra infancia era un mundo muchísimo más descentralizado. Alguien me explicó una vez que cuando se determina por ley que hay que esterilizar o uperizar la leche y venderla embotellada o en cartones los ganaderos pierden el control de su producción y todo el control pasa a la central lechera que era la única que tenía los medios necesarios para hacer todos estos procesos. Ya no recuerdo los pormenores y no puedo decir exactamente que paso –esterilización, pasteurización, uperización, embotellado o cartones- es el decisivo. Lo que está claro es que hay alguien que no es el ganadero que somete a la leche a un proceso de transformación. ¿Qué ventajas y qué inconvenientes tiene ese proceso? Lo dejo para otros comentaristas.
    Lo primero que tendríamos que preguntarnos sobre lo escrito en el cartón de leche es si es cierto lo que pone. Nuestro mundo actual es un mundo con muchísimas más normas y mucha más supervisión. ¿Se cumplen esas normas? ¿Nos benefician? ¿Son mejores ahora nuestros alimentos? ¿Son menos peligrosos por estar más vigilados? En el mundo de nuestra niñez tomábamos leche auténtica (todo lo más aguada) pero no se analizaba químicamente qué bebíamos. Se supone que ahora lo sabemos lo que bebemos y además creamos diferentes tipos de leches desnatada, semidesnata, entera… y reforzada con más calcio o más lo que sea y con menos no se qué.
    Digamos que el mundo de nuestra niñez era un mundo más natural y el nuestro está “humanizado”, transformado por el hombre y adaptado de un determinado modo a nuestras necesidades. Aquel estaba más pegado a la naturaleza. El nuestro está tecnificado. Ahora habría que analizar qué ventajas e inconvenientes tenía y tiene cada uno.
    Lo hace Pseudópodo es poesía. Nos pone dos imágenes y quiere que nosotros le interpretemos el poema. Yo no puedo seguir, tengo que ir a trabajar.

    • Mnbv dijo:

      Uno de los inconvenientes es que las vacas hoy en día viven mucho peor que antaño (hacinadas, con succionadores mecánicos que no son sensibles al dolor que puedan causar, algunas sin salir al exterior, sin luz natural…)

      • Mnbv dijo:

        Y en este país aún no se habla de eso en los cartones de la leche… Hay una marca que sí, pero esa es algo más cara que la Pascual…

  13. Agent T dijo:

    Las maldades del capitalismo: antes la leche no traía dibujos y ahora están hasta arriba.

    En la foto del brick de leche en un rincón hay un enlace «tureciclas.es», no sé si alguien lo ha visitado pero es interesante. En ese enlace hay un vídeo sobre como se fabrican los bricks (los envases de leche y otros): Aqui
    En el minuto 6 más o menos explican como imprimen los dibujos en el cartón, y viendo la explicación es obvio porqué los cartones de leche vienen con tantos dibujitos: Sale barato. De hecho, teniendo la obligación legal de imprimir la información nutricional, añadir dibujos extra en el brick tiene un coste marginal cercano a cero.

    El mundo no degenera, ni tampoco todo lo pasado fue mejor. A veces es una sensación muy vívida porque tendemos a idealizar nuestras vivencias pasadas, pero no… la nutrición de nuestros padres no fue mejor que la nuestra… ni en lo respecto a la leche ni en prácticamente nada.

    Por cierto… no creo que la información nutricional sea espuria. Los hay que tenemos que evitar el sodio, otros tienen que controlar el colesterol. Pero otros, simplemente, quieren saber qué ingieren.

    Por cierto, si de verdad os gusta más lo «natural», os recomiendo que no bebáis leche más allá de la lactancia, no es un alimento propio del ser humano, sólo se consumo desde hace menos de 4000 años y el tracto digestivo humano no la tolera bien. La mitad de la población española es intolerante a la lactosa en diferente grado (aunque la mayoría no lo sabe). El calcio de la leche no aporta ningún beneficio al ser humano (en china y Asia apenas se consume leche, y la población no tiene mayor problema al respecto). Y además está llena de grasas saturadas, lo que aquí habéis llamado «nata», (la leche de vaca es hipercalórica ya que está pensada para alimentar a vacas, no a humanos, y una vaca necesita mucho aporte calórico para crecer hasta los 300 kilos).

    • bloodykefka dijo:

      Bueno, es que en Asía no se toma porque el cuerpo de los mongoloides es incluso menos intolerante a la lactosa que el nuestro. De hecho, parece que no absorben algunos componentes de ésta.

      Por otro lado yo estoy de acuerdo en no idealizar las vivencias pasadas… mismamente en el mundo de los videojuegos, que es donde yo me muevo, anda que no hay cantidad de lloricas que se creen que sabe porque son veteranos…

      • Alejo Urzass dijo:

        Crees que no la toman porque su grado de intolerancia es mayor, pero yo creo que su grado de intolerancia es menor porque no la toman, y hacen bien.

      • bloodykefka dijo:

        Bueno, parece ser que si hay cuestiones genéticas, aunque bien indicas que no hay nada cerrado.

        http://www.ciencia-explicada.com/2010/01/por-que-los-chinos-no-pueden-beber.html

      • Alejo Urzass dijo:

        Darwinismo Mr. Bloody. Si no han tenido leche animal en su dieta, su perfil genético no ha «necesitado» hacer prevalecer la tolerancia a la lactosa.

      • bloodykefka dijo:

        Mmmm claro, ahora lo entiendo.

      • Aloe dijo:

        Las poblaciones humanas son por defecto intolerantes a la leche pasada la infancia.
        Las poblaciones que tenemos tolerancia (en grado variable) es porque descendemos de antepasados que fueron ganaderos durante miles de años (de vacas, ovejas u otro ganado de leche), y algunas mutaciones que nos ayudan a digerirla se extendieron entre ellos (y por tanto nosotros).
        Según parece, la presión selectiva a favor de la tolerancia a la leche tiene que ver también (o principalmente) con el metabolismo de la vitamina D, no solo con una fuente de calorías y proteínas adicional. Por eso esa presión selectiva fue más intensa en poblaciones de climas muy fríos, donde la escasez de sol puede causar raquitismo (el sol remata la transformación quimica de la vitamina D a su forma funcional, y la leche, como algunos otros alimentos animales, es una fuente alternativa que no necesita sol, según creo).
        Se achaca a eso el que en poblaciones mediterráneas o africanas también ganaderas durante miles de años la tolerancia a la leche es intermedia, puesto que no andamos escasos de sol y no hemos tenido tanta presión selectiva (de la India no sé, pero debe ser un caso parecido). Incluso se achaca a eso la invención mediterránea del yogur y otras formas de leche semifermentada más fácil de digerir.

        Y la mayoria de las poblaciones humanas no tienen tolerancia a la lactosa de adultos, lo que es el estado normal de todos los mamíferos, no una rareza o enfermedad.

      • bloodykefka dijo:

        Ya bueno… pero eso ya lo sabíamos, Aloe. No acabo de entender tu comentario, lo siento.

  14. loiayirga dijo:

    Pido disculpas por los numerosos errores orto-tipográficos-gramaticales de mi comentario anterior. Me iba a trabajar y quería colgarlo a toda costa.
    Un compañero de mi instituto, un compañero que da nutrición me explica que es sano quitarle a la leche todas las grasas saturadas que tenía.
    Me dice que en cuanto a contaminación por microorganismos hemos ganado mucho.
    Me dice que en cuanto a otros tipos de contaminación cree que hemos perdido, por aquello de los conservantes y todas esas historias.
    ………………………….
    Hay un libro de Ortega, “Meditación sobre la técnica” en la que habla de tres fases en el proceso de crecimiento de la técnica: técnica del azar, técnica del artesano y técnica del técnico. En la última fase de la técnica se convierte en una especie de prótesis sin la cual el hombre ya no podría vivir. Eso es lo que sucede hoy. Es inútil pensar que podrían volver a aquellos tiempos. Lo que sí podemos hacer es ver de qué modo los cambios nos han beneficiados, de qué modo nos han perjudicado (esa autonomía económica que tenía cada ganadero ha desaparecido) y por qué camino podrían continuar. Qué se podría cambiar y en qué sentido.
    Cuando la leche era blanca y lo único que se hacía era hervirla no había nada que escribir. Todo el proceso de transformación que sufre ahora parece lógico que vaya acompañado de un montón de “explicaciones”. Explicaciones que no eran necesarias antes. Creo que todas esas cosas están en el código de barras por si hay que retirar un lote defectuoso o cosas así.
    Quizás la pregunta es si esas explicaciones valen para algo, si son algo más que publicidad, si le aportan algo real al consumidor. Yo no me atrevo a dar una respuesta.

    • pseudópodo dijo:

      Pues que me lo tengo que leer, bloody… interesante sí parece.

      • bloodykefka dijo:

        A mi lo que me ha gustado es cuando ha dicho que no le gusta lo de partícula de Dios, pero no por cuestiones religiosas, sino porque ese nombre le da un matiz definitivo, como si pusiera punto y final a la aventura de descubrir con la ciencia. Me recuerda a una parrafada que vi en Bleach, un enésimo manga/anime de hostias al estilo de Dragon Ball, pero, como ocurre en este género, tiene perlitas como estas:

        «Existencia Perfecta», ¿eh?. La perfección no existe en este mundo, puede que suene típico, pero es la verdad. Obviamente, siempre habrán idiotas que ansiarán la perfección y tratarán de conseguirla. Aún así, ¿qué significado hay en la perfección? Ninguno, además de que… la perfección me desagrada. Después de la perfección no hay nada superior. No hay espacio para la creación, lo que significa que tampoco lo hay para la sabiduría o el talento. ¿Ahora lo entiendes? Para científicos como nosotros, la perfección es «desesperante». Incluso cuando algo creado sea superior a todo lo demás existente, seguirá estando muy lejos de la perfección. Los científicos luchamos constantemente contra esta paradoja, y más aún, debemos poder ser capaces de encontrar el placer en ello.»

        Una frase que me pareció interesante cuando la leí, pues ¿es posible que la existencia de unos límites de mejora sea una imperfección en si misma?

  15. triglifo dijo:

    Yo también era de los que de pequeño iba con la lechera de aluminio y luego en la cocina asistía a un fascinante espectáculo alquímico: las 3 «subidas» de la leche (¿por qué siempre eran 3?). Y también suplicaba que me colasen la leche para no encontrarme esos desagradables tropezones de nata.

    Lo cierto es que aunque no todo el mundo piense que tiempos pasados fueron mejores, las campañas publicitarias sí parecen entender que eso está en la mente de la mayoría de sus potenciales compradores y lo explotan. «El auténtico sabor» se lee en el cartón de esta entrada acompañado de la imagen pastoral de una vaca comiendo en un prado. Otras campañas son más explícitas: «Las galletas de la abuela» «El sabor de antes» «desde 1880…» etc. Pareciera que hubo una edad de oro de la comida doméstica y que, como mucho, la moderna tecnología aspirase a recrear esos gloriosos sabores…

    Sobre si lo que pone en el cartón es cierto o no…,hombre, que salga la imagen de esa vaca en el prado cuando como ha dicho Mnvb todos sabemos como viven esas vacas, no me inspira mucha credibilidad. Ya sé que tampoco pone que sea una imagen real de la vaca, pero si la idea era dar información rigurosa (con todos esos porcentajes especificados) ¿por qué no debería aplicarse tanto al texto como a la imagen? Y eso pasa con casi todos los productos, como esas cajas de huevos en las que sale la imagen de unas lozanas gallinas que picotean en el corral con la imprescindible caseta de madera al fondo.

    Estoy de acuerdo en lo que comenta Agent T sobre la inconveniencia de la leche para el humano adulto. Yo hace años que la eliminé casi de mi dieta… En lo que no sé si estaría de acuerdo es en si «antes» comían mejor o peor que ahora. Hay tantos factores a barajar: sociales, económicos, geográficos… Lo que sí me arriesgaría a decir es que la dieta de nuestros abuelos, si vivían en el campo, en términos generales era tan buena o más que la nuestra: mayoría de verdura y fruta de temporada, no demasiada carne…

  16. loiayirga dijo:

    Como no sé ocurre nada muy específico sobre esa sobreabundancia de información dejad que amplíe un poco el campo y hable en general sobre los viejos y los nuevos tiempos.
    Una cosa que se olvida al comparar las épocas son las cantidades.
    Mi mujer recuerda que en su casa compraban una lonchitas de jamón de York y un yogurt para el hermano pequeñito. El yogur se vendía en frascos de cristal y los que se comían antes se contaban con los dedos de la mano. Quizás la leche no se escatimaba entonces pero desde luego hoy se consume, no leche, en general, muchísimo más que antes. Seguramente hemos cambiado la calidad por la cantidad. El consumo de masas es lo que tiene.
    Yo no soy nada nostálgico. Mi abuelo se murió de una pulmonía tempranísimo. Hoy no se habría muerto. ¿Cuánto ha aumentado la edad media de la población en los 40 años de los que habla Pseudópodo?
    Yo entiendo que Pseudópodo quiere iluminar la zona que no se quiere ver, las desventajas del progreso, porque lo que lo que se publicita, lo que nos venden, lo que se predica es el progreso. En todo caso creo que Pseudópodo podría intentar objetivar esas desventajas y no quedarse en esa cosa tan publicitaria y gráfica de las dos imágenes blanco versus letras.

  17. loiayirga dijo:

    Bueno, como podéis ver, yo cometo errores cuando tengo prisa y cuando no.

  18. pseudópodo dijo:

    Contesto aunque sea con prisas (y es que así es el mundo moderno, como señalan xkcd y Hairanakh 😉 )

    No se trata aquí de las maldades del capitalismo, que dice Agent T, ni de que cualquier tiempo pasado fuera mejor, ni yo soy un fan de los productos “naturales”, aunque sea indudable que la leche estaba mucho más rica (igual que los tomates). Lo que me interesa es cómo ha cambiado nuestra experiencia: que la leche no sea simplemente leche, sino que tenga más información que el manual de un osciloscopio, y que toda esa información tenga la apariencia de “ciencia” cuando se trata de publicidad.

    Esto tiene varias dimensiones. Una es la de las normas: la “información nutricional” y todo eso.

    La leche no es ningún producto de alta tecnología: es lo más fácil de entender que existe. Basta hervirla, algo que todo el mundo hacía, para que no tenga ningún problema sanitario (creo que eso evita incluso la brucelosis -creo que te refieres a eso y no a la tuberculosis, Aloe-). Y si te aguaban la leche cambiabas de lechero, que el libre mercado ya estaba inventado. Pero, como bien dice loiayirga, una vez alguien legisló que había que enviar la leche a la central lechera. La relación humana más elemental (te cambio los huevos de mis gallinas por la leche de mis vacas) ¡se convirtió en ilegal!

    Este proceso de poner la salud como excusa (“lo hago por tu propio bien”) para controlar mercados e intervenir en la economía en provecho de unos pocos se ha repetido infinidad de veces. Con este proceso y otros similares se ha conseguido que en la vida cotidiana haya muchos campos que están ahogados por reglamentos, y que mucha gente desarrolle ansiedad, trastornos de la alimentación, etc. ¡Si es que ve uno ese cartón de leche y parece que para alimentarse hay que hacer una carrera universitaria! Ahora vivimos en un mundo “con muchísimas más normas y mucha más supervisión”, como dice Loiayirga. En el fondo, cambiamos libertad por seguridad, un tema que está de moda ahora (Obama mismo dixit). Pero la pérdida en libertad y en espontaneidad es muy real, mientras que la ganancia en seguridad es, en estos casos de la vida cotidiana, marginal (salvo excepciones contadas como la información sobre alergias). Si tuviéramos sentido común no aceptaríamos el trato, pero ya se encarga una maquinaria pesada publicitaria de convencernos de que tomar cualquier cosa que no tenga código de barras es muy peligroso para la salud.

    La otra dimensión que me interesa es la publicitaria: lo de “vivir la experiencia Pascual” , etc. De esto hablé algo más en el comentario anterior así que no me extiendo: sólo resalto que está íntimamente ligada a la cuestión de hacer a la gente insegura. De sustituir, en definitiva, el sentido común, el contacto real con las cosas, por la psicología del Mujer Hoy. Convertir el cartón de leche en el manual de un osciloscopio es un engranaje de esa maquinaria…

    Hay más cosas que comentar, por ejemplo lo los engaños que hay en esa información, pero ya lo han dicho Mnbv y Triglifo

    (vaya: acabo de ver lo último de loiayirga, ya lo dejo para mañana)

  19. Alejo Urzass dijo:

    Nadie ha comentado aún que, en definitiva, el brick hace las veces de envoltorio de la misma forma en la que lo hace, en el libro, la portada, la contraportada y las solapillas llenas de recomendaciones de tal o cual gurú; sin olvidarnos de los premios, el número de ediciones, etc., con el claro objetivo de competir visualmente con el compañero contiguo de estantería, tanto en las razones supuestamente objetivas (apariencia de «ciencia», como dice Don Pseudo) como en las que usan del golpe bajo a las emociones («croqueta artesana», «el sabor auténtico») que equivalen a las fotos «evocadoras» en las portadas de los libritos de Paulo Conejo.

    En algún aspecto la leche de hoy ha de ser necesariamente peor, pero no por su envoltorio sino por su precio, obviamente bajo, manipulado por las cadenas grandes de distribución para utilizarla como cebo. Ya sabemos quiénes salen y salimos perjudicados.

  20. pseudópodo dijo:

    Lo que dices es un aspecto importante del envase, Alejo, ¿pero realmente es mejor un envoltorio por tener más solapillas, insignias y figurines? Me ha recordado a este video que seguro que conocéis:

    En otro rato sigo…

  21. Alejo Urzass dijo:

    No lo conocía, muy evidente. También es evidente que son 2 públicos diferentes a quienes irían dirigidos ambos productos. El packaging minimalista no es una declaración objetiva de la calidad del producto, y solo se permite si va dirigido a un público más atento (que presta más atención igual es aquí adónde quiere usted llegar). Si uno está atento no quiere que le griten. Pero no sé si existe ese nicho en el mercado de leche…

  22. pseudópodo dijo:

    loiayirga, creo que lo decía arriba: lo que me interesa es la calidad de la experiencia, la saturación de pseudoinformaciones casi siempre inútiles y a menudo contraproducentes. Y que esta saturación no es sólo cuantitativa sino que tiene unas características cualitativas muy peculiares. Todo para nosotros es simbólico: el agua es más que H2O, la leche más que una emulsión grasa… Ahora ese elemento simbólico se lo ha apropiado la publicidad, ha desplazado los significados espontáneos, tradicionales, y los ha suplantado por otros que están al servicio de intereses comerciales. Y eso lo vemos hasta en la cosa más elemental, como la leche. Esas son las desventajas que mas me interesan del “ahora” comparado con el “antes”. Que en cuarenta años hemos vivido una aculturación, a manos no de una potencia colonizadora externa sino de la industria publicitaria.

    Alejo, eso es verdad. No sé cuanto nicho comercial habría para ese embalaje en el sector lácteo. A mi me gustaría, desde luego.

  23. Agente T dijo:

    – Leche kaiku
    – Leche Hacendado (la marca blanca de Mercadona)
    – Leche Eroski (la marca blanca de Eroski)

    He fotografiado el cartón de leche Hacendado, para comparar.

    Señalo un par de cosas:

    – Yo no he apreciado ningún cambio en el sabor de la leche, a lo mejor soy muy joven. Gente que ha estado en inglaterra me ha dicho lo mismo, allí la leche es mucho más sabrosa. La explicación, quizá, es que allí las vacas se alimentan de pastos, y aquí de pienso.

    – Lo de los tomates lo oigo a menudo. Los tomates san más insípidos si los metéis en el frigorífico, el frío les estropea el sabor. En serio, no metáis los tomates en el frigorífico y veréis la diferencia.

    – Le dais al envoltorio una importancia que no tiene, y al hacerlo, les dais al razón al marketing. Respecto al vídeo, Apple es más una agencia de marketing que otra cosa, en Microsoft simplemente son torpes. Y por eso Apple vapulea a Microsoft en casi todo.

  24. pseudópodo dijo:

    Impresionante, Agente T 🙂 Ahora me queda convencer a mi mujer para que compre Kaiku… que va a ser difícil (ya sabes quien manda en esto).

    Sobre la importancia del envoltorio, no se trata de dar la razón al marketing: el caso es que el envoltorio tiene importancia, aunque yo se la quite. Pero más que este o aquel envoltorio, la cuestión es que hoy todo es envoltorio: por todas partes hay un esfuerzo enorme de publicistas listísimos para que atribuyamos a productos anodinos significados que en realidad no tienen nada que ver con ellos. Todo el asunto de las marcas gira en torno a esto, y mueve miles de millones.

    Ah, y sobre los tomates, hay hasta artículos en el Science explicando por qué han perdido su sabor…

  25. Alejo Urzass dijo:

    En relación al comentario del Agente T: cuando se habla de marketing parece que nos referimos al diablo. El marketing no es más que una «herramienta» que posibilita (si no fracasa) que un producto pase de tener un valor potencial, mejor o peor, a poner ese valor en funcionamiento. El marketing no consiste en disfrazar o dejar de disfrazar a los productos. Es cierto que Apple entiende de marketing, pero los productos que ha ideado recientemente y que han liderado las tendencias del mercado (ipod, iphone, ipad) son los referentes actuales no en virtud del marketing empleado (y bien empleado) sino por cumplir sus promesas de valor de uso. El problema de Microsoft no es de marketing, no son «torpes» en esto ¡cómo se puede decir algo así de una empresa que ha dominado el fin de siglo tan absolutamente! ¡Una empresa que tiene su sistema operativo colocado en la mitad –cifras aproximadas 😉 – de los ordenadores del mundo, y su paquete «office» en casi todas! Dado que su producto es mucho peor que el de Apple (soy usuario de apple desde 1993 o 94 así que lo digo cierta perspectiva, habiendo pasado también por windows 3, w.95, w.98…) el haber podido conseguir este logro es sin duda por haber empleado mejores estrategias de marketing que Apple, que despidió a su propio cerebro, Jobs, a mediados de los 80, allanándoles el camino. Microsoft siempre fue una mala copia de los ordenadores domésticos que creó Apple, solo que los vendió mucho mejor. El problema de las malas copias es que no hay marketing que las pueda vender siempre. Dentro, video.

  26. loiayirga dijo:

    Hablando de las experiencias me parece falso pensar que antes las cosas eran “lo que son de verdad” (bebíamos leche) y ahora están falsificadas por la publicidad (tomamos no se qué marca o tal otra)
    Toda experiencia es cultural y está interpretada. Vivimos en Matrix porque es nuestra naturaleza. Mejor dicho, por naturaleza somos culturales. Y los intereses económicos construyen en gran parte la cultura y la han construido siempre. ¿Qué hoy respiramos más publicidad que nunca? Quizás sí. ¿Que más que nunca sabemos que es publicidad? También. Algo como tomar las uvas en Noche vieja tengo noticia que nació de un excedente de uvas que los agricultores no sabían cómo vender.
    Yo no quiero caer en idealismo (nene caca) pero beber leche nunca es beber leche.

  27. Guajiro dijo:

    Es cierto, toda experiencia es cultural, pero también lo es todo juicio. En la crítica a lo nuevo, siempre está implícita aquella duda generacional de la decadencia de los tiempos en el Apócrifos de Capek.
    Pero el Antes y el Ahora tienen también otra componente personal e intransferible: la perceptiva. Lo organoléptico, sobre todo lo olfativo gustativo, no admite traducción ni comparación temporal. Es algo propio de nuestro cerebro reptil, algo tan amigdalítico que no permite traducción oral. ¿Cómo comparar los mangos de la infancia con esos remedos verdes, encerados e inodoros? ¿O tal vez sólo sea algo propio de la inminente senilidad?
    Y esto vuelve a traerme a la leche, porque la leche de Antes, en mi experiencia, no venía en recipiente de vidrio ni había que buscarla en jarrilla: mi padre el vaquero.
    La leche se tomada al pie de la vaca, tibia, preferente de las dos ubres traseras, tan voluminosas y pródigas que después del apoyo – para eso servían los terneros – no requerían succión. En ese momento la leche no es “emulsión grasa”, es esponjosa, casi aérea. La percepción envolvía los mil olores de la campiña, incluyendo, por supuesto, el cálido olor de la bosta fresca. Claro que cuando aquello, nadie hablaba de piensos, brucelosis ni vacas locas.
    La leche Ahora, semidescremada, hiperpasteurizada, enriquecida con minerales y vitaminas homogeneizada, almacenada por meses, proveniente no de una teta sino de miles de ellas, no tiene que ser vista como buena o mala, quizás sólo requiera ser redefinida.
    Pero no estemos tristes, porque a la entrada le falta aún el Después. Posiblemente en treinta años no venga en tetrapack, sino en blisters. Es el sino de nuestros tiempos.
    Hora de regresar a la huerta.

  28. loiayirga dijo:

    Me llama la atención que las nuevas generaciones no pueden comparar su mundo con los mundos anteriores porque nunca los conocieron. Por lo tanto no pueden sentir determinadas cosas como perdidas, porque nunca las conocieron. Del mismo modo que nuestros bisabuelos no echaban en falta el móvil porque nunca lo conocieron los castellanos de hoy no echan en falta la vegetación que tuvo la península ibérica antes de la reconquista porque nunca la conocieron. Es más, nos puede parecer hermosa la llanura dorada plantada de trigo.
    Y los “bosques” de ahora son de monocultivo y no mixtos como en otros tiempos pero parece difícil que podamos echarlos en falta si no los hemos conocido.

  29. triglifo dijo:

    loiayirga dixit: «Me llama la atención que las nuevas generaciones no pueden comparar su mundo con los mundos anteriores porque nunca los conocieron.» Estoy de acuerdo. Pero rizaría aún más el rizo y diría que «las nuevas generaciones no pueden comparar su mundo con los mundos futuros porque aún no los han conocido». Con esto quiero decir que siempre he encontrado muy difícil hacer comparaciones del tipo: antes se vivía peor, antes se vivía mejor. Si ahora mismo un hombre del futuro viniera para decirnos que en 2300 d.c la gente vive 1500 años y se han eliminado las enfermedades y la guerra… qué ocurriría? Parece que en principio sería de esperar que nos tiráramos de los pelos por ser tan desgraciados y perdernos el vivir en ese mundo tan maravilloso. Pero estoy seguro que enseguida empezaríamos a pensar que nuestro mundo actual es mejor, con todas esas imperfecciones, que ese mundo futuro habría perdido «humanidad» y cosas así. Este es un tema muy recurrente en cine y literatura de ciencia ficción, empezando por «Un mundo feliz» de Huxley. Siempre esos mundos futuros hacen aguas por algún lado. Me acuerdo ahora de «Demolition man» una película no demasiado buena en la que Stallone, un policía enviado al futuro, se pasa todo el tiempo escupiendo, diciendo tacos, repartiendo… como queriendo decir: ¡en mi época sí que éramos auténticos, en este mundo futuro todo es de plástico y demasiado perfecto!

    De la misma manera, no tiene sentido decir que «en la edad de piedra» o los romanos, o quien sea vivían peor que ahora. Sencillamente porque no tenían modo de compararse con nuestro ahora. Y si de alguna forma lo tuvieran, dudo que quisieran cambiarse. No me imagino a un vikingo cambiar su estilo de vida guerrero por 8 horas sentado delante de un ordenador. O viceversa.

    Estamos anclados en nuestro mundo y nuestros sistemas actuales de creencias, para bien o para mal… Todas las proyecciones que hagamos, hacia el pasado o el futuro, las hacemos desde nuestro estado actual que a la vez es sobretodo fruto de nuestro propio pasado, especialmente , la niñez.
    Ya lo dijo Rilke: «La verdadera patria del hombre es la infancia».

  30. loiayirga dijo:

    Me ha gustado mucho el comentario de Triglifo.
    Estoy completamente de acuerdo. No podemos comparar porque no podemos colocarnos en un mundo y en el otro.
    Supongo que todos tienen ventajas e inconvenientes pero lo que sucede es que el que está instalado en una época no puede imaginar otra, no puede imaginarlo de un modo vívido y real, cualquier otra –pasado o futuro- es pura fantasía.
    Nos pone Pseudópodo música en el post siguiente. Música inhumana, enlatada, creada por tipos que no conocemos y escuchada en soledad. ¿Es eso escuchar música? ¿Dónde quedó aquella época en la que o uno tocaba un instrumento o tenía que escuchárselo tocar a otro? ¿Qué paso con aquella vivencia de la música como algo social tocada en las fiestas o en las reuniones sociales? ¿Dónde quedó la música como algo que uno hacía, canciones que uno cantaba? ¿Quién canta ahora? Escuchamos música en lata como una experiencia individual sin ver ni conocer los instrumentos. Supongo que hay cosas que en relación con la música se han perdido para siempre y otras que hemos encontrado. Pero ni los hombres del pasado añoraban escuchar la filarmónica en la soledad de su cuarto ni nosotros aquellos músicos reales que convertían la música -unida entonces al baile- en una experiencia más escasa que hoy en día.

  31. pseudópodo dijo:

    Por una vez estoy en desacuerdo con loiayirga, cuando dice que me parece falso pensar que antes las cosas eran “lo que son de verdad” (bebíamos leche) y ahora están falsificadas por la publicidad (tomamos no se qué marca o tal otra). Es verdad que hay un buen grado de “inconmensurabilidad”, como diría Kuhn, entre las distintas épocas, y es un tema bien interesante. Pero igual que a Kuhn se le ha interpretado en clave relativista, en contra de su propia opinión, creo que tenemos que estar en guardia para no quedarnos con la conclusión demasiado cómoda de que es imposible comparar las épocas.

    Para empezar, porque sí que hay diferencias que se podrían objetivar perfectamente. Igual que objetivamente comemos más proteínas y más comida basura que hace cuarenta años, también tenemos los sentidos saturados por un caudal inmensamente mayor de publicidad, y nuestras experiencias están más mediatizadas. En ese sentido son menos auténticas. Sí, no es tan fácil medir la publicidad, pero se podría hacer, y sí, antes todo estaba mediatizado y siempre lo ha estado, pero hay una diferencia enorme entre unos significados espontáneos, elaborados evolutivamente por la gente, y unos significados manufacturados con el objetivo de vender productos.

    Y luego está otra dimensión, a la que apunta Triglifo cuando menciona “Un mundo feliz”. Los que viven en el mundo feliz de Huxley no lo encuentran desolador y vacío porque no han conocido otra cosa. Pero nosotros sí. ¿Vamos a decir que ninguno tiene más razón que el otro? Una cosa es que no echemos de menos cosas que no hemos conocido y otra que no haya cosas (formas de vida, entornos, culturas) mejores que otras. Si no distinguimos esto, caemos en el mismo error que el relativismo moral multicultural que dice que no se pueden comparar culturas.

    De todos modos es un tema muy interesante y siento tratarlo tan a lo bruto. No tengo tiempo para matices hoy…

    Ah: Guajiro, me parece estar en la vaquería de tu padre leyéndote. Yo así la leche no la llegué a probar. Seguro que hoy poner a beber a un niño directamente de la ubre lo considerarían maltrato infantil.

  32. Guajiro dijo:

    Ya lo dijo Rilke: “Las cosas no son todas tan comprensibles ni tan fáciles de expresar como generalmente se nos quisiera hacer creer”. No hombre, que no has entendido, que no compartes “el paradigma”, que sólo estás viendo imágenes en la caverna.

    Me explico. El que succiona es el ternero, hasta que se consigue “el apoyo” (el estímulo necesario para que los alvéolos produzcan leche). Luego, el sujeto que ordeña extrae la leche a un jarro, de donde se bebe. La succión humana directa nunca la vi, imagino que por la presunta carga erótica del acto, más que por la poca higiene. Estaba también, la variante del chorro. No se requiere mucha destreza para dirigir el chorro de la teta como si fuera el de una pistola de agua. Y para los niños, eso, eso era pura gloria.

  33. loiayirga dijo:

    De acuerdo, tú ganas. Existen unas épocas mejores que otras. Es verdad.
    Pero también es cierto que es dificil realmente pensar otras épocas. Como también es dificil imaginar todo aquello que damos por supuesto hoy que no tenían entonces. Cuando comparamos el pasado con el presente damos por hecho que no vamos a perder las ventajas del presente pero nos gustaría haber conservado las ventajas del pasado.
    Puesto a lamentarse Agustín García Calvo añoraba los tiempos homéricos en que la poesía no era algo escrito sino oral. Algo que se escuchaba no algo que se leía. Hay cosas que nunca más volveremos a ser por muchas ventajas que tuviera.

  34. pseudópodo dijo:

    Sí, también es cierto que es muy difícil pensar otras épocas, y en realidad estoy muy de acuerdo con lo que decía triglifo por ahí arriba. Sólo quería recalcar que hay un paralelismo entre el «relativismo histórico» (llamemos así a decir que no hay épocas mejores que otras) y el relativismo cultural que desemboca en que no hay normas morales independientes de la cultura…

    Seguiremos hablando de esto en otro post, si queréis…

    … pero antes no me puedo resistir a enseñar como ve realmente la leche mi hija de ocho años:

    Esta es la versión infantil de la leche Pascual:
    Pascual infantil

    Y esta es su versión:
    dibujo pascual

    Me temo que mis hijos están bastante adoctrinados contra la publicidad…

  35. triglifo dijo:

    Sí, pseudópodo, me parece que hemos despertado la bestia parda del posmodernismo: el relativismo cultural, moral… un tema interesantísimo , pero igual mejor para otro post. (Aunque me temo que siempre acaba saliendo de una forma u otra).

    Por cierto, le veo muy buena mano para el dibujo a tu hija.
    Y sí, muy fuerte lo de la carne de caballo xD.

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