El estudiante

(Un cuento de Chéjov para el Viernes Santo)

En principio, el tiempo era bueno y tranquilo. Los mirlos gorjeaban y de los pantanos vecinos llegaba el zumbido lastimoso de algo vivo, igual que si soplaran en una botella vacía. Una becada inició el vuelo, y un disparo retumbó en el aire primaveral con alegría y estrépito. Pero cuando oscureció en el bosque, empezó a soplar el intempestivo y frío viento del este y todo quedó en silencio. Los charcos se cubrieron de agujas de hielo y el bosque adquirió un aspecto desapacible, sórdido y solitario. Olía a invierno.

Iván Velikopolski, estudiante de la academia eclesiástica, hijo de un sacristán, volvía de cazar y se dirigía a su casa por un sendero junto a un prado anegado. Tenía los dedos entumecidos y el viento le quemaba la cara. Le parecía que ese frío repentino quebraba el orden y la armonía, que la propia naturaleza sentía miedo y que, por ello, había oscurecido antes de tiempo. A su alrededor todo estaba desierto y parecía especialmente sombrío. Sólo en la huerta de las viudas, junto al río, brillaba una luz; en unas cuatro verstas a la redonda, hasta donde estaba la aldea, todo estaba sumido en la fría oscuridad de la noche. El estudiante recordó que cuando salió de casa, su madre, descalza, sentada en el suelo del zaguán, limpiaba el samovar, y su padre estaba echado junto a la estufa y tosía; al ser Viernes Santo, en su casa no habían hecho comida y sentía un hambre atroz. Ahora, encogido de frío, el estudiante pensaba que ese mismo viento soplaba en tiempos de Riurik, de Iván el Terrible y de Pedro el Grande y que también en aquellos tiempos había existido esa brutal pobreza, esa hambruna, esas agujereadas techumbres de paja, la ignorancia, la tristeza, ese mismo entorno desierto, la oscuridad y el sentimiento de opresión. Todos esos horrores habían existido, existían y existirían y, aun cuando pasaran mil años más, la vida no sería mejor. No tenía ganas de volver a casa.

La huerta de las viudas se llamaba así porque la cuidaban dos viudas, madre e hija. Una hoguera ardía vivamente, entre chasquidos y chisporroteos, iluminando a su alrededor la tierra labrada. La viuda Vasilisa, una vieja alta y robusta, vestida con una zamarra de hombre, estaba junto al fuego y miraba con aire pensativo las llamas; su hija Lukeria, baja, de rostro abobado, picado de viruelas, estaba sentada en el suelo y fregaba el caldero y las cucharas. Seguramente acababan de cenar. Se oían voces de hombre; eran los trabajadores del lugar que llevaban los caballos a abrevar al río

-Ha vuelto el invierno -dijo el estudiante, acercándose a la hoguera-. ¡Buenas noches!

Vasilisa se estremeció, pero enseguida lo reconoció y sonrió afablemente.

-No te había reconocido, Dios mío. Eso es que vas a ser rico.

Se pusieron a conversar. Vasilisa era una mujer que había vivido mucho. Había servido en un tiempo como nodriza y después como niñera en casa de unos señores, se expresaba con delicadeza y su rostro mostraba siempre una leve y sensata sonrisa. Lukeria, su hija, era una aldeana, sumisa ante su marido, se limitaba a mirar al estudiante y a permanecer callada, con una expresión extraña en el rostro, como la de un sordomudo.

-En una noche igual de fría que ésta, se calentaba en la hoguera el apóstol Pedro -dijo el estudiante, extendiendo las manos hacia el fuego-. Eso quiere decir que también entonces hacía frío. ¡Ah, qué noche tan terrible fue esa! ¡Una noche larga y triste a más no poder!

Miró a la oscuridad que le rodeaba, sacudió convulsivamente la cabeza y preguntó:

-¿Fuiste a la lectura del Evangelio?

-Sí, fui.

-Entonces te acordarás de que durante la Última Cena, Pedro dijo a Jesús: «Estoy dispuesto a ir contigo a la cárcel y a la muerte». Y el Señor le contestó: «Pedro, en verdad te digo que antes de que cante el gallo, negarás tres veces que me conoces». Después de la cena, Jesús se puso muy triste en el huerto y rezó, mientras el pobre Pedro, completamente agotado, con los párpados pesados, no pudo vencer al sueño y se durmió. Luego oirías que Judas besó a Jesús y lo entregó a sus verdugos aquella misma noche. Lo llevaron atado ante el sumo pontífice y lo azotaron, mientras Pedro, exhausto, atormentado por la angustia y la tristeza, ¿lo entiendes?, desvelado, presintiendo que algo terrible iba a suceder en la tierra, los siguió… Quería con locura a Jesús y ahora veía, desde lejos, cómo lo azotaban…

Lukeria dejó las cucharas y fijó su inmóvil mirada en el estudiante.

-Llegaron adonde estaba el sumo pontífice -prosiguió- y comenzaron a interrogar a Jesús, mientras los criados encendieron una hoguera en medio del patio, pues hacía frío, y se calentaban. Con ellos, cerca de la hoguera, estaba Pedro y también se calentaba, como yo ahora. Una mujer, al verlo, dijo: «Éste también estaba con Jesús», lo que quería decir que también a él había que llevarlo al interrogatorio. Todos los criados que se hallaban junto al fuego le miraron, seguro, severamente, con recelo, puesto que él, agitado, dijo: «No lo conozco». Poco después, alguien lo reconoció de nuevo como uno de los discípulos de Jesús y dijo: «Tú también eres de los suyos». Y él lo volvió a negar. Y por tercera vez, alguien se dirigió a él: «¿Acaso no te he visto hoy con él en el huerto?». Y él lo negó por tercera vez. Justo después de eso, cantó el gallo y Pedro, mirando desde lejos a Jesús, recordó las palabras que él le había dicho durante la cena… Las recordó, volvió en sí, salió del patio y rompió a llorar amargamente. El Evangelio dice: «Tras salir de allí, lloró amargamente». Así me lo imagino: un jardín tranquilo, muy tranquilo, y oscuro, muy oscuro, y en medio del silencio apenas se oye un callado sollozo…

El estudiante suspiró y se quedó pensativo. Vasilisa, que seguía sonriente, sollozó de pronto, gruesas y abundantes lágrimas se deslizaron por sus mejillas mientras ella interponía una manga entre su rostro y el fuego, como si se avergonzara de sus propias lágrimas. Lukeria, por su parte, miraba fijamente al estudiante, ruborizada, con la expresión grave y tensa, como la de quien siente un fuerte dolor.

Los trabajadores volvían del río, y uno de ellos, montado a caballo, ya estaba cerca y la luz de la hoguera oscilaba ante él. El estudiante dio las buenas noches a las viudas y reemprendió la marcha. De nuevo lo envolvió la oscuridad y se entumecieron sus manos. Hacía mucho viento; parecía, en efecto, que el invierno había vuelto y no que al cabo de dos días llegaría la Pascua. Ahora el estudiante pensaba en Vasilisa: si se echó a llorar es porque lo que le sucedió a Pedro aquella terrible noche guarda alguna relación con ella…

Miró atrás. El fuego solitario crepitaba en la oscuridad, y a su lado ya no se veía a nadie. El estudiante volvió a pensar que si Vasilisa se echó a llorar y su hija se conmovió, era evidente que aquello que él había contado, lo que sucedió diecinueve siglos antes, tenía relación con el presente, con las dos mujeres y, probablemente, con aquella aldea desierta, con él mismo y con todo el mundo. Si la vieja se echó a llorar no fue porque él lo supiera contar de manera conmovedora, sino porque Pedro le resultaba cercano a ella y porque ella se interesaba con todo su ser en lo que había ocurrido en el alma de Pedro.

Una súbita alegría agitó su alma, e incluso tuvo que pararse para recobrar el aliento. «El pasado -pensó- y el presente están unidos por una cadena ininterrumpida de acontecimientos que surgen unos de otros». Y le pareció que acababa de ver los dos extremos de esa cadena: al tocar uno de ellos, vibraba el otro.

Luego, cruzó el río en una balsa y después, al subir la colina, contempló su aldea natal y el poniente, donde en la raya del ocaso brillaba una luz púrpura y fría. Entonces pensó que la verdad y la belleza que habían orientado la vida humana en el huerto y en el palacio del sumo pontífice, habían continuado sin interrupción hasta el tiempo presente y siempre constituirían lo más importante de la vida humana y de toda la tierra. Un sentimiento de juventud, de salud, de fuerza (sólo tenía veintidós años), y una inefable y dulce esperanza de felicidad, de una misteriosa y desconocida felicidad, se apoderaron poco a poco de él, y la vida le pareció admirable, encantadora, llena de un elevado sentido

* * *

Chejov escribió unos 250 cuentos. Este era su favorito, nos dice Simon Leys
(he sacado el texto de aquí).

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39 respuestas a El estudiante

  1. josele dijo:

    Chejov podía haber elegido contarnos qué motivó a Vasilisa a llorar, podía haber… y sin embargo eligió seleccionar la concatenación de causas y efectos por el lado bonito, que contrapuesto a la sucesión de las estaciones, resalta sobremanera.

    Una traición en un entorno preciosista, ese huerto (un huerto para un ruso es un lugar idílico), actualizado en el huerto de las viudas, la mayor de las cuales se turba ante la frase «¿Acaso no te he visto hoy con él en el huerto?».

    Pedro, de noche, negó haber estado con su maestro; un huerto, una negación por demás evidenciada como falsa, una noche, una viuda que llora al hacer presente esa escena.

    Es igual si Chejov pensó alguna vez que la traición tenía algo que ver con la cadena de aconteceres, porque lo que le interesaba era la escena, el entorno, y los hechos que en ellos se repetían.

    No valoró sino como llenos de sentido que los hechos se repitieran, por más dolor que causaran, para él hacían sentido. Eso es posibilismo. Darwin estaría encantado.

    Otra cosa es el que los hechos, causando repetidamente dolor, tengan sentido. El dilema es que podemos preguntarnos si es posible hacer lo mismo sin ese dolor.

    Saludos.

  2. josele dijo:

    Perdón, queda cojo.

    O sea, la cuestión es qué pinta Jesús despues de Isaac, qué horizonte de sentido tiene la promesa de Dios si él mismo ofrece a su propio hijo en holocausto.

    ¿Todos los años?

  3. Epicureo dijo:

    Chéjov escribe tan bonito que es difícil ponerse a analizar este cuento sin sentirse un cínico desalmado. Y es posible que esa fuera la intención de Chéjov: que te sintieras muy mal si te das cuenta de la debilidad del carácter de Iván, lo poco que entiende del llanto de Vasilisa, lo injustificado de su epifanía. Algo similar a lo que podrá sentir el mismo Iván cuando se desilusione al cabo del tiempo (frase clave: «sólo tenía 22 años»; según Chéjov la desilusión llega a los 35).

    Chéjov decía que este cuento era su favorito, y lo ponía como ejemplo contrario a los que le reprochaban que era un cínico pesimista, porque en general sus cuentos son demoledores retratos de la vanidad de la gente y lo infundado de sus esperanzas. A Chéjov le gustaba la ironía; así que escribe un cuento que acaba con una epifanía del sentido de la vida, pero no hay manera de entender qué quería decirnos con ello (como prueban las contrapuestas interpretaciones que han hecho críticos y estudiosos de la literatura).

  4. Hermoso cuento. Qué grandes la sensibilidad y la ternura de Chejov. Les recomiendo «Mi vida», si no lo han leído.

  5. Sertorius dijo:

    Esta bien elegido este cuento ruso en este año en que nuestra Pascua coincide con la suya (¡Ay esa tozudez del calendario!)
    Por lo demás es tan bonito y sensible como lo suele ser el alma de los eslavos.
    Hay algo enternecedor en las negaciones de Pedro, algo muy cercano, supongo que todos los cristianos nos hemos puesto en sus sandalias alguna vez, todos hemos estado en alguno de esos corros junto al fuego donde rostros hostiles se calientan las manos y murmuran, y todos alguna vez nos hemos acobardado y hemos deseado ser «como todos los demás» no un seguidor de ese nazareno que predica contra la ley y el sentido común sino uno mas de los hombres que se calientan las manos. Y entonces lo negamos, igual que Pedro. Las más de las veces le negamos agachando la cabeza, guardando silencio, dejando pasar, pero si nos acorralan también lo decimos «Yo no conozco a ese hombre».
    Todos lo hemos hecho solo nos queda salir afuera y llorar amargamente, esas lagrimas son de purificación, significan que la herida sangra porque no esta muerta. En el fondo son buenas esas lágrimas.
    Feliz Pascua de resurrección amigo Pseudopodo

  6. Antonio dijo:

    ¿No era tradición en esta casa celebrar el día del libro?

    Cosas de la dieta de Internet, supongo.

    Un saludo a todos.

  7. pseudópodo dijo:

    Una semana ya ha pasado… He vuelto a leer el cuento, despacio, y cuanto más lo leo más me gusta. Josele, Epicúreo y Sertorius han dado interpretaciones bien distintas, y eso prueba que es ambiguo, como debe ser una obra de arte. Cada uno se ve en ella como en un espejo (oscuramente, a la espera de ver algún día cara a cara…).

    Ahora doy mi interpretación, muy influida por la de Leys, claro. El estudiante llega con la sensación opresiva del frío súbito y sumido en pensamientos deprimentes: ese mismo viento soplaba en tiempos de Riurik, de Iván el Terrible y de Pedro el Grande y que también en aquellos tiempos había existido esa brutal pobreza, esa hambruna, esas agujereadas techumbres de paja, la ignorancia, la tristeza … Todos esos horrores habían existido, existían y existirían.

    La hoguera, ese punto de luz y calor, le hace presente que una noche como esa otros hombres y mujeres se calentaban en otra hoguera. Le asalta la misma sensación de presente eterno, pero lo que antes era opresivo ahora es liberador: la verdad y la belleza que habían orientado la vida humana en el huerto y en el palacio del sumo pontífice, habían continuado sin interrupción hasta el tiempo presente y siempre constituirían lo más importante de la vida humana y de toda la tierra .

    El estudiante se llena de una felicidad inefable porque ha tenido una iluminación. Hay una frase célebre de Salustio referida a los mitos: “Esas cosas nunca sucedieron; existen desde siempre”. Y en efecto, por eso los mitos tienen una verdad intemporal, más real que la de los hechos que coyunturalmente han sucedido; están vivos siempre. El estudiante sabe que la historia de Jesús es verdadera, que ocurrió hace muchos años. Pero ahora acaba de sentir que está viva siempre, que tiene esa intemporalidad del presente eterno. Que tiene por tanto más realidad que lo simplemente verdadero. Que es, en definitiva, un mito verdadero, como le explicó J.R.R. Tolkien a C.S. Lewis.

    Feliz Pascua de resurrección a todos, aunque sea con tanto retraso.

    • El Guajiro dijo:

      Lo senil también tiene sus encantos, como recién empiezo a apreciar. Trae placeres insospechados, y entre ellos, la relectura. Releer aquello que leímos hace cuatro o cinco décadas es más que volver a leer, es confrontar la obra inamovible del autor con todo lo que puede aportar nuestra propia experiencia vital. Se relee sin prisa, degustando y no engullendo, poniendo énfasis en la esencia y no en la trama.

      Pero con Chejov hay algo muy singular: la interpretación lectora es caleidoscópica, tornasolada, dependiendo en extremo de la obra y nuestras propias circunstanicas. Y ello, creo, es porque Chejov es maestro del dilema, no de la respuesta. ¿Cuál es el rasgo distintivo del mito, la exultación o el sollozo? ¿Dónde ponemos el énfasis, en la epifanía espiritual del joven o en el llanto irreprimible de la mujer?
      Depende. Podemos concordar con Don Pseudo o recordar “La sala número seis”, en donde las expectativas son mucho más desconsoladoras, en donde la plebe es loca y los locos cuerdos y no hay esperanza ni redención, sólo resignación.

  8. Alejo Urzass dijo:

    Y acabamos hablando de mitos, como en la anterior entrada de de los malentendidos creadores. No dejo de ver el paralelismo entre lo que se cuenta en esta historia y la relación que expliqué allí entre la imagen de la adoración de los pastores y su envés en el cuadro Guernica. Me interesa mucho el tema, ya no voy a poder dejar de ir a la pesca esos pececillos, gracias Don Pseu.

  9. Epicureo dijo:

    No creo que la ambigüedad por sí misma sea una virtud artística, entre otras cosas porque es relativa (depende del lector); según esa idea, la película que para los autores norteamericanos no es más que un policiaco formulaico se convertiría mágicamente en una gran obra de arte en África.

    En el caso de Chéjov sí que lo es, porque es una ambigüedad buscada. No diré calculada, porque también es obra del sentimiento. El ruso albergaba mucho cariño y comprensión hacia sus personajes, así que, aunque se esfuerza en expresar la verdad sobre ellos, no sólo se niega a juzgarlos, sino que también se niega a ofrecer al lector un caso cerrado para que éste juzgue. Las pistas que da son insuficientes, así que el lector tiene que poner en juego (y por lo tanto en tela de juicio) sus valores y sus ideas. O no.

    Es lo contrario de lo que hacía unos años antes Flaubert, que miraba a sus personajes como a insectos y los rociaba con generosas dosis de insecticida (ninguna ambigüedad aquí, pero también qué gran artista). Se puede comparar de qué manera tan distinta «Madame Bovary» y «La dama del perrito» tratan un tema semejante.

  10. loiayirga dijo:

    Creo que con este cuento hicieron una película de acción de mucho éxito. 😉

    No. Ya en serio. A mí no me llega el cuento. Primero no entiendo por qué ha de ser ese pasaje de la traición de Pedro el que tenga que conectar el pasado con el presente y dar sentido a todo. No entiendo que de toda la narración de la pasión tenga que ser ese pasaje el elegido.
    El único mérito que le veo al cuento es que “revive” ese pasaje que desde luego tiene una fuerza enorme pero, ya digo, no consigo ir más allá.
    En todo caso me gustaría decir algo sobre el sentido, que parece estar en la esencia del cuento.
    Supongo que se habrá escrito mucho sobre “el sentido de la vida” pero yo no lo conozco. Pseudópodo, como te tenemos como una especie de pensador a nuestro servicio (que piensa “para” nosotros) me gustaría que estudiaras el tema.
    Si buscamos en el DRAE se me ocurre que solo algunos de los sentidos de “sentido” tienen que ver con el sentido de la vida.
    A mí me parece que pueden venir a cuento los siguientes:
    5. m. Modo particular de entender algo, o juicio que se hace de ello.
    7. m. Razón de ser, finalidad. Su conducta carecía de sentido.
    8. m. Significación cabal de una proposición o cláusula. Esta proposición no tiene sentido.
    Hay otro que habla de la interpretación de un escrito (pero en el 5 creo que podemos incluir ese)
    Lo que no termino de comprender es cómo el sentido del mundo parece quedar fuera del mundo (Según palabras de Wittgenstein). ¿En qué plano, diferente del de los hechos, se mueve el sentido? Por un lado entiendo lo que se quiere decir, pero por otro me quedo estupefacto y absolutamente confuso.
    ……………
    Un sentido que se suele aplicar mucho al “sentido de la vida” es el de “razón de ser”, “finalidad”. El sentido de la vida ¿es su para qué?
    Savater argumentaba con cierta fuerza que todas las cosas –cada una de ellas- tienen su sentido (su para qué) dentro de la vida, pero querer buscar un para qué al conjunto de todas ellas (a la vida o al mundo tomado como algo único) es hacer una pregunta equivocada. No hay posible respuesta porque nada conocemos fuera del mundo o la vida. ¿A qué “fuera” habríamos de remitirnos para responder? Se puede preguntar por el para qué de cada una de las cosas de la vida (o de su por qué) pero no el para qué de todo el conjunto como conjunto.
    Creo recordar que en tus meditaciones teológica hablabas del sentido quizás con los significados (volviendo al DRAE) de “el modo de entender” “el significado cabal”. Me sucede lo mismo que antes. El sentido de la vida ¿es la concepción que tengamos de la vida? ¿Lo que pensemos de ella?
    ……………………….
    Según Marina la visión religiosa es la que ve este mundo como “símbolo” de otra cosa. Lo visible remite siempre a “algo invisible” que completa lo visible y lo hace compresible, le da sentido. Cuando lo escribo parece que lo entiendo pero luego, cuando quiero explicarlo se desvanece como aire en mi cabeza.
    A no ser que acuda a un mito, al relato. “Dios creo el mundo y creo al hombre para… “
    Pero eso no me parece una explicación conceptual.
    Y una última posibilidad: ¿El sentido es el valor que damos a la vida, si la vida merece o no la pena?
    ………….
    No querría olvidar la crítica que hacía Jesús Zamora a la idea de “propósitos” que se puede aplicar al significado del sentido como “para qué”, como finalidad. Los seres humanos son seres con propósitos, con intenciones. ¿pero no es absurdo querer encontrarle propósitos a todo el conjunto del mundo? ¿No es equivocar el modo de preguntar?
    ………………
    En fin, espero que todas estas preguntas que me hago, (como decía Descartes) puedan servir de ayuda a alguien sin hacer daño a ninguno.

  11. loiayirga dijo:

    La pregunta por el sentido (y eso de que queda fuera de la vida) la entiendo muy bien cuando se habla de un padre que pierde a su hijo. Cuando su hijo muere y el padre pregunta ¿por qué? no está preguntando por ningún hecho del mundo. No pregunta por las causas físicas. Entiendo la pregunta pero cuando quiero «objetivarla», conceptualizarla, no hay manera.
    )
    Haga usted el favor, señor Pseudópodo, me lo estudie esto y me lo explique. 🙂 Gracias.

  12. Tintín dijo:

    Sorprendente: había pensado lo de Pseudópodo Pseudopodo sin leerle, señal de que verdaderamente algo así hay detrás.

    Lo dice muy bien el Catecismo: toda la vida de Cristo es misterio, y se lee desde la comunión. En leguaje de hoy, toda la vida de Cristo nos interpela profundamente, y se lee desde la certeza de que yo participo de la suya, y Él de la mía. Chejov lo cuenta mucho más bonito!

    Feliz Pascua, y feliz tiempo Pascual.

    O mejor dicho: Aleluya! El curso de la historia cambió, y cambió de forma prodigiosa ^_^

  13. Tintín dijo:

    ¿Cómo Nicolás? ¿Que no te has enterado? ¿Nadie te lo ha dicho? ¿En serio? ¿Pero…cómo puede ser?  Nicolás, ¡alégrate!, Cristo… ¡¡ha resucitado!!

    Pero Nicolás, no te das cuenta: ¡te digo que ha resucitado! 

    ¿No lo entiendes? ¿No te das cuenta de lo que eso significa? ¿Cuantas veces has pensado: «si Dios existe yo no lo sé», «si Dios existe no puedo saber nada de él»? Te digo que el velo ha caído: ¡lo hemos visto! ¡Lo ha hecho! ¡Ha resucitado Cristo Jesús! 

    ¿Todavía no lo entiendes, Nicolás? Ya, ahora sí, por fin, hemos visto la mano portentosa de Dios y nos lo ha confirmado, no has dado la prueba y nos ha dicho su plan amoroso para el hombre. ¿No te das cuenta? Cristo, nuestro hermano, uno de los nuestros, ¡Ha resucitado! Y no lo ha resucitado como a un fantasma: ¡Lo ha resucitado en gloria!! ¡Lo ha glorificado! ¡Lo ha llevado con Él! 

    Comprendes? Él, Jesús, es el primero de todos, y Dios lo ha confirmado, ha abierto un camino nuevo para el hombre. El camino de la Vida, el camino de la gloria¿Lo entiendes?, de Gloria con mayúsculas!

    Pero Nicolás, ¿aun no comprendes? Ahora sí hay un camino nuevo para todo hombre: ¡el camino de Cristo Jesús! Y eso es lo grande: ¡Jesús ha resucitado! Por fin sabemos el final de ese camino:  lleva al Padre! Y a Jesús! Es entrar, todo nosotros, con nuestro cuerpo glorificado, en el corazón de Dios, en la intimidad de la vida divina! Resucitar en gloria!

    ¿Te gustan las imágenes de poder? Dios lo ha confirmado, te toca en herencia ser dueño y señor de todo lo creado, eres Rey! Nicolás, Rey! Y no como los de aquí si no como Dios es Rey!  Porque tu hermano, Jesús, ha ganado para el hombre ese premio y Dios lo ha confirmado así: lo ha resucitado en gloria!

    Eres más romántico? De la mano de Jesús tu corazón ¡será llevado al del Padre e inflamado de amor inefable! El Amor con mayúsculas se acercará hasta abrasarnos!

    ¿No sabes explicar tu deseo? Le vas a ver, Nicolás, le verás, ¡cara a cara! Cristo ha limpiado nuestra naturaleza y ahora sí, entraremos a verLe. Nicolás, la total plenitud es un camino ahora sí ¡posible! Ahora sí, la total plenitud es una meta con garantías!

    Y eso no es todo Nicolás, es lo más grande sí, pero es solo el principio. ¡Jesús ha resucitado! Él es ahora Señor y juez de la Historia. Lo entiendes? Dios le ha dado todo! Que otro señor podríamos querer? El que más nos amó es nuestro señor! El está con Dios, siempre, cuidando de nosotros, mirando por nosotros. Lo entiendes ahora Nicolás?  No es solo que por fin tengamos la certeza de ese camino, es que también tenemos la certeza de que aquí, ahora, nos acompaña ante Dios! De que esta vida es un camino en regazo amoroso: tienes por fin el certificado de Dios. 

    ¿Te das cuenta? No solo el final será inimaginable y maravilloso. Es que ya, hoy, ahora mismo, ten la confianza de que Dios tiene un designio amoroso. Sufres? El mal hiere y muerde con toda su violencia? No te preocupes, mordió más y más fuerte a Cristo y Él  te prometió ciento por uno ya, hoy, en esta vida! Mira un poco más, aprende a seguir un poco más  de cerca a Jesús y descubrirás que esa mordida del mal es, hoy mismo, ya, en el mismo instante de morder, premio 100 por de Dios. Lo entiendes? Nada, absolutamente nada de esta vida puede separarnos del amor de Jesús.

    ¡Cristo ha resucitado!

    ¿Lo entiendes ahora Nicolás? Todo, absolutamente todo, ha cambiado.

    • Tintín: sinceramente, y con el debido respeto, no entiendo absolutamente nada. Y, de nuevo con todo el respeto, niego la mayor sobre la que se construye su discurso: me fundo en una simple y vulgar evidencia, la de que los muertos no resucitan. Un saludo.

      • Epicureo dijo:

        No seas aguafiestas, Nicolás, deja que Tintín disfrute de sus cosas. El agnóstico Chéjov era compasivo con todos, y aunque el entusiasmo religioso no tuviera sentido para él (ni para nosotros) dejó que su personaje gozara de ello sin juzgarle. Creo que eso es admirable.

  14. Tintín dijo:

    Nicolás, da gusto hablar con Ud. Su respeto, educación y honestidad hacen posible un diálogo franco: gracias por ello.

    Ud. dice fundamentalmente dos cosas:

    1.- Que no entiende nada de lo que le digo. Dígame, ¿Qué es exactamente lo que no entiende? ¿Entiende que, si Jesús resucitó gloriosamente, la historia ha cambiado? ¿Entiende que entonces tendríamos la certeza de un camino y un plan de Dios fabuloso para el hombre? ¿Entiende esa afirmación, aunque crea que no se da la hipótesis de partida? ¿Entiende, por tanto, la razón de mi alegría? Se lo digo con todo el respeto y mi honesto interés: ¿Qué es exactamente lo que no entiende?

    2.- Niega la resurrección porque no vio a ninguno antes resucitar, (y un resucitar glorioso). Claro, eso normal, de sentido común. De hecho, lo que yo digo es a primera y franca vista una majadería (clásicamente, un escándalo) . Le digo que es el primero y será el único en toda la historia hasta el final de los tiempos. Y es totalmente normal su reluctancia. ¡Hasta los apóstoles no se lo creyeron! Es lo más normal, seguro que conoce la historia de Tomás, etc… De primeras nadie se lo creyó. No se preocupe, eso le pasa a todo el mundo. Pero eso no quita que: ¡Cristo ha resucitado verdaderamente! Aunque Ud. no se lo crea con mucha honestidad (¿entiende ahora la frase de Jesús «seréis mis testigos»? Entiende ahora por qué nos mando «id y anunciad al mundo esta Buena Noticia»? Ud. no tiene la «suerte» de los apóstoles, a Ud. le llega la resurrexción por mi. (Y digo «suerte» porque Jesús ya dijo que sin embargo a Ud. le espera algo más dichoso que a Tomás…)) Pero por cierto, no se preocupe lo más mínimo! a Ud., aunque no lo crea, le toca exactamete el mismo premio genial del final que a mi, que lo creo. La única diferencia es que yo hoy estoy inmensamente contento y Ud. un tanto desconcertado ^_^ eso, y que quizás a mi me sea más «sencillo» escoger el camino de Jesús, que es el que hace esta vida de ahora más feliz. Pero por lo demás, Ud. tiene el mismo premio fabuloso que yo. Y, si es coherente con su conciencia a lo largo de su vida, ese día final Ud. estará tan preparado como yo para recibir el premio. ( Nicolás, tendrá dudas sobre si lo que digo es cierto o no pero no me negará que, de ser cierto… Qué  bueno es Dios)

    Así pues ¿Qué es exactamente lo que no entiende? Un saludo

  15. loiayirga dijo:

    Sin querer interponerme en el debate entre Nicolás y Tintín… dejad que haga un parétesis para hablar un poco de lo que yo planteaba.

    Creo que el quiz del sentido de la vida (y de ahí su dificultad) está en ese radicar fuera del mundo. Es como si la vida no bastara y hubiera necesidad de algo que excede la vida. Lo podíamos llamar trascendencia. Pseudópodo se quejaba una vez de que el sentido inmanente de la existencia el no lo contemplaba como un sentido que le llenara. Tanto lo del “símbolo de algo más” de José Antonio Marina, como lo del “significado” (unos de los sentidos del DRAE) parece que remiten a algo exterior a la cosa misma.

    Lo que pasa es que en un mundo tan “material”, tan factual, tan de “hechos”, hablar de algo que no sea un hecho más escandaliza bastante. Es como si en el mundo de hoy lo consideramos INIMAGINABLE.

    ……………
    Tintín, un día te preguntaba si conocías las comunidades neocatecumenales de Kiko Argüello porque yo tengo algunos familiares que pertenecen a ellas y conozco «lo que dices» a través de ellos. Por eso me pareció que quizás tú pertenecieras a alguna. Un saludo cordial.

  16. loiayirga dijo:

    puse «consideramos» y era «consideráramos».

  17. Tintín dijo:

    Pues, con respeto, «no» a casi todo loiayirga. O al menos no es esa la respuesta de la fe. Siempre me parece simpático cuando desde fuera se atribuyen «tópicos» a la fe. Es curioso, nosotros no vivimos nada de eso y no tenemos la mínima duda al, por ejemplo, leerte decir «no». Pienso que, de alguna forma, son los que lo dicen quienes «lo viven». Y precisamente por eso, porque esa respuesta no es la que debe, hay una alejamiento de la fe. Quizás no sea tu caso, pero es una sensación repetida.

    No, yo ni nadie de fe busca el «sentido fuera». Si no aquí, ahora, bien real y concreto. Lo que no quita que, a partir de lo que vivo ahora, haya conocido que se nos ha prometido un futuro escatológico. Pero no es ese el punto de partida. El puto de partida es aquí y ahora. Y la confirmación, tanto de lo de aquí y ahora como del futuro escatológico, es también aquí y ahora.

    —– 0 —–

    No, no soy Kiko. Ni del Opus, ni ignaciano, ni carmelita ni nada. Soy un simple feligrés diocesano. Tengo que decir esto es muy frecuentemente. Y en qué triste y ominoso estado está el Pueblo de Dios de España si al más pequeño de ellos, por intentar seguir a Jesús, se le tiene que asignar un carnet… No es así fuera del decadente Occidente.

    —- 0 —-

    Y ya que entramos a comentar temas personales. Tengo la intuición de que esto te pueda venir bien: todo conocimiento (ciencia o fe) es como una cruz. Tiene dos palos, horizontal y vertical. Vertical para «profundizar» lo que se sabe, horizontal para saber «más» (más teoremas, más leyes, etc)

    le das mucho a la cabeza, al vertical. Bien. No progresarás si no le das al horizontal. Como recomienda Francisco, si no tocas con tus manos, aquí y ahora, la carne y las heridas de los hombres mal vamos.

    Progresarás mucho más con dos horas semanales en Caritas diocesana que con miles de lectura. Hasta entonces me temo que todo es un poco «brindis al viento» y,… Lo siento y con respeto, postureo.

  18. Nautilus dijo:

    «12 Luego Josué habló con el SEÑOR el día que el SEÑOR entregó los amorreos a los israelitas. Josué dijo en presencia del pueblo de Israel:

    «Sol, quédate quieto en Gabaón;
    y luna, detente en el valle de Ayalón».

    13 Y el sol se quedó quieto y la luna se detuvo, hasta que la nación de Israel se vengó de sus enemigos. ¿No está eso escrito en El libro de Jaser? El sol se detuvo en medio del cielo y se demoró en ocultarse como un día. 14 No ha habido un día como ese ni antes ni después, en que el SEÑOR escuchó la voz de un hombre, pues el SEÑOR peleó por Israel.»

    Han pasado alrededor de dos mil catorce años desde el posible nacimiento de la figura histórica de Cristo. En estos dos mil años han pasado algunas cosas… Cierto que el Cristianismo ha conformado la civilización occidental hasta tal punto que no podemos decir que no seamos cristianos. Si creemos que lo somos es con el cristianismo, si creemos que no es contra el cristianismo. pero el cristianismo es la referencia. ¿Pero tenemos que seguir creyendo «literalmente» en cosas como éstas? ¿No hay otra posible interpretación menos anticientífica que salvaguarde unos valores, un hallazgo espiritual que continúa siendo imprescindible para la humanidad? Yo personalmente creo que las actitudes hinchadas y dogmáticas, paternalistas incluso, no conducen a situar (o recuperar para muchos) el cristianismo en nuestra época actual, y tanto menos en las futuras. Si se quiere conseguir la tendencia no va por ahí.

  19. Tintín dijo:

    Estimado Nautilus:

    Lo que tu llamas «hallazgo espiritual imprescindible para la vida» nosotros lo llamamos «Verdad». Por favor, ten en cuenta eso en lo que sigue.

    —0—

    Te contesto, porque no sé si te referías a mi. Planteas un texto y una duda sobre si creer literalmente ese texto. Los católicos (y en general cualquier cristiano y judío) creemos verdaderamente que la Biblia transmite fielmente la Verdad revelada por Dios a lo largo de la Historia, es decir, transmite ese hallazgo del que hablas. Esta Verdad se ha expresado en textos alegóricos, históricos, narrativos, poéticos… En un constante y progresivo explícita miento y aclaramiento. La Verdad, como tal, fiel e infalible, no ha sido ningún texto, idea, o filosofía. Si no una persona: Jesús de Nazaret. Fuera de Él nada es «literal». La Iglesia, hasta donde sé, en su historia siempre ha mantenido firmemente esto como el centro y origen de toda su creencia.

    Por tanto, lo de si creer «literalmente» ese texto te hago notar primero que esa es una idea preconcebida de los creyentes que no sé de dónde has sacado (generalmente viene de la propaganda de algunos). Por otro lado, eso no quita que ese, conjuntamente con el resto de los textos de la Biblia (la Biblia no es algo que se pueda trocear a placer), transmite fielmente la Verdad. Que esa Verdad se identifique con que el astro rey se quedase quieto en el cielo eso lo dices tú , nadie más, y mucho menos la Iglesia. Por tanto, tu problema sobre la «literalidad» es un problema ficticio.

    La Iglesia, los creyentes, no estamos «para crecer», para hacer proselitismo. Eso, simple y llanamente, nos da exactamente igual ^_^ . Estamos para dar testimonio de la Verdad, para anunciarla al mundo.

    En tus palabras: estamos para preservar, comunicar y dar testimonio de ese «hallazgo espiritual imprescindible para la humanidad».

    Mi pregunta para ti es la siguiente: ¿Qué harías si supieses que un grupo de hombres no hace otra cosa que vivir, preservar y comunicar ese «hallazgo espiritual»? ¿Y si medio mundo te hiciese publicidad contra ese «hallazgo» porque es incómodo? ¿Intentarías saber cuál es?

    Pues créeme, es exactamente eso lo que ocurre..

  20. Alejo Urzass dijo:

    «Los católicos (y en general cualquier cristiano y judío) creemos verdaderamente que la Biblia transmite fielmente la Verdad revelada por Dios a lo largo de la Historia»
    Me parece mucho generalizar, Don Tntín, por otra parte no entiendo la diferencia entre «creer verdaderamente» y «creer».
    Además, siendo serios, «creer» es cosa de poco valor: se puede creer en un führer, se puede creer en «la roja» (incluso se puede creer en que vaya o no a ganar un título), y por supuesto hay quien llama por teléfono a los echadores de cartas de la tele porque indiscutiblemente cree.
    Me permito decirle que su discurso, lo que le he leído escrito más arriba, me parece que es un «testimonio» de lo más desalentador que puede oír alguien que se plantease de forma inteligente, como Don Loia más arriba, el sentido y los «paraqués». Es la negación del ser que somos (curioso, inteligente, moral) para convertirlo en absurda sombra de un texto.

  21. Epicureo dijo:

    Si supiese que un grupo de gente está convencido de que conoce la Verdad, y el sentido de la vida, el universo y todo lo demás lo transmite fielmente (aunque quizá metafóricamente) un libro revelado hace siglos, no me interesaría lo más mínimo. Hay grupos así a montones, unos proselitistas y otros no, y cada uno de ellos convencido de que todos los demás se equivocan. Aburrido, aburrido.

    Lo que sí sería insólito, y por lo tanto interesante, sería encontrar un grupo de gente que piensa que no ha recibido ninguna revelación ni iluminación, que lo poco o mucho que han ido averiguando con su esfuerzo es provisional e inexacto, y que están dispuestos a cambiar de opinión si encuentran pruebas y argumentos suficientes.

  22. loiayirga dijo:

    Alejo, pienso que la palabra “creer” es despreciada porque no se entiende bien.
    Cuando mejor se puede aplicar la palabra creer es cuando hablamos de “creer a una persona”.
    Imaginemos que un amigo ha sido acusado de un delito: un asesinato. Imaginemos que no solo es acusado sino que además es condenado por el tribunal, que lo considera culpable. Sin embargo, es muy amigo nuestro y por tanto lo conocemos muy bien. Él nos asegura que es inocente, aunque las pruebas lo incriminen y el tribunal lo haya condenado. Y resulta que nosotros lo creemos pese a las pruebas en contra.
    Aquí es donde se puede entender bien el verbo “creer”. La “fe” religiosa es algo así. Se cree en Dios como el que confía en un amigo o en una novia. Creer significa que te fías, que confías en él. Creer que Dios existe no es tener conocimiento de la existencia de algo más (de un objeto más) en el mundo. Es confiar en su fundamento.

    Creer en Dios es confiar en que la JUSTICIA es real, que será la última palabra, aunque veamos un mundo injusto.

  23. Tintín dijo:

    No suelo contestar cuando creo que no hay diálogo posible, cuando no veo deseo honesto de comunicar y escuchar. Cuando, por ejemplo, veo una autorepetición de un prejuicio. ¿Para qué? – pienso Si así es feliz bendito sea Dios. Será su camino, lo que le toca ahora a él. Y si tenía que decirlo poco cuesta dárselo . Esto es válido en cualquier tema.

    Hago una excepción porque aquí dan dos por uno. Sorprendente: tan parecidos ambos. Y sobre todo, porque me da verdadera lástima. Os lo digo en serio, me da profunda y verdadera lástima. Mucha pena.

    Tanto Epicúreo como Alejo, desde la caridad y sin acritud: Esa no es la fe de nadie. Parece que toparos con la evidencia no es suficiente, ¿qué más evidente puede haber que que alguien os diga «no es eso, no os estáis enterando»?. En fin, no suelo responder a este tipo de cosas porque muchas veces no son nada racionales. Suele haber cosas personales que nos apegan o alejan de ideas (aprecios y admiraciones a personas, rencores y dolores a otras) Pero vamos, que es bien simpática la cosa: lo más parecido que he encontrado a esa «absurda sombra de un texto» y «convencidos de que el resto se equivoca» mientras que consideran «insolito», «interesante», «el ser que somos» precisamente a su evidente autorretrato es vuestro apego a vuestros prejuicios sobre otros y vuestra ceguera ante la negación de esa imagen confrontada con la realidad. A veces me pregunto si será un mecanismo de autodefensa del inconsciente: ¿Será que, inconscientemente insatisfechos de la propia posición, se necesita pensar que todos viven algo igual de insatisfactorio? Ni idea, misterium magnum

    Pero eso no es lo que me da pena. Si es eso, me calló. Prejuicios antievidentes los hay con la política, la guerra civil, el independentismo, la economía… yo por eso me callo y cada cual a gusto. No. Esto me da pena, mucha. Me da verdadera y honda lástima. Ahí va por qué

    Además, seamos serios, «creer» es cosa de poco valor: se puede creer en el führer, se puede creer en «la roja» […] los echadores de cartas

    Sí, Alejo, se puede creer bien y mal. Se puede tener fe en algo y alguien y, como al amar, que vaya bien o mal. Y sí se puede hacer como tú, por no equivocarse, no hacer nada. No creer, , no entregarse. Te burlas de quien creyó en un Dios, porque los hubo quien creyó en führer, y en un tarot. Pues bien

    Yo sé todo lo que haces, y sé que no eres frío ni caliente. ¡Cómo quisiera que fueras frío o caliente! Pero como eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca. (Ap 3,15-16)

    No creo esto sólo porque lo diga un texto de hace 25 siglos, si no porque lo veo tan evidente como que el sol sale por levante cada mañana contratastado con la experiencia diaria sobre personas. Tan autosatisfecho en tu indeferencia, de verdad, Alejo, qué lástima, que inmensa lástima me da. De verdad te lo digo: Ojalá fueses ateo beligerante quemaiglesias.

    Lo que sería insólito, y por tanto interesante, sería encontrar un grupo de gente que piensa que no ha recibido un amor por ninguna revelación ni iluminación, que lo poco o lo mucho que ha ido amando con su esfuerzo es provisional e inexacto, y que están dispuestos a cambiar de amor si se encuentran pruebas y argumentos suficientes

    Interesante? Créeme, el Amor y la Verdad son una misma cosa. Y como decía Lope, quien lo probó, lo sabe. Y lo que me da una inmensa pena es eso: ni lo ha probado. Qué inmensa, qué inmensa pena. De verdad que lo siento.

  24. loiayirga dijo:

    Explicaba yo hace ya muchos comentarios que según Marina el hombre religioso es el que ve en el mundo algo más que el mundo. Como si el mundo fuera siempre el símbolo de algo que no vemos. Como si siempre hubiera un más allá de lo visible.

    Leyendo a Álvaro de Campos, uno de los heterónimos de Pessoa, me encuentro con muchos poemas en los que él reivindica un sentir sin pensar. Un sentir las cosas en su puro ser. Sin tener ideas sobre ellas ni buscarles explicación ni interpretación.

    Aprovechando que están copiadas por la red copio alguna aquí:

    La luna a través de las altas ramas
    dicen todos los poetas que es más
    que la luna a través de las altas ramas.

    Pero para mí, que no sé lo que pienso,
    lo que la luna a través de las altas ramas
    es, además de ser
    la luna a través de las altas ramas,
    es no ser más
    que la luna a través de las altas ramas.

  25. loiayirga dijo:

    .ALBERTO CAEIRO

    XXXIX

    El misterio de las cosas, ¿dónde está?
    ¿Dónde está él que no aparece
    por lo menos para mostrarnos que es misterio?
    ¿Qué sabe el río y que sabe el árbol?
    Y yo, que no soy más que ellos, ¿qué sé de eso?
    Siempre que miro las cosas y pienso en lo que los
    …..hombres piensan de ellas,
    río como un riachuelo que suena fresco en una piedra.

    Porque el único sentido oculto de las cosas
    es no tener ningún sentido oculto.
    es más extraño que todas las extrañezas
    y que los sueños de todos los poetas
    y los pensamientos de todos los filósofos
    que las cosas sean realmente lo que parecen ser
    y no haya nada que comprender.

    Sí, he aquí lo que mis sentidos aprendieron solos:
    Las cosas no tienen significación: tienen existencia.
    Las cosas son el único sentido oculto de las cosas.

  26. loiayirga dijo:

    Y permitidme el último, para no abusar. Precisamente éste lo he encontrado en un blog de filosofía. El profesor quería que hicieran un comentario sobre él.
    No sé si lleva razón. Pero seduce.

    Hay bastante metafísica en no pensar en nada
    ¿Qué pienso yo del mundo?
    !Yo que se lo que pienso del mundo!
    Si enfermase pensaría en eso
    ¿Qué idea tengo yo de las cosas?
    ¿Qué opinión tengo sobre las causas y los efectos?
    ¿Que he meditado sobre Dios y el alma?
    ¿y sobre la creacion del mundo?
    No se. Para mi pensar en eso es cerrar los ojos
    Y no pensar. Es cerrar las cortinas
    De mi ventana (pero ella no tiene cortinas)
    ¿El misterio de las cosas? !Yo que sé lo que es el misterio!
    El único misterio es que haya quien piense en el misterio
    Quien esta al sol y cierra los ojos
    Comienza a no saber lo que es el sol
    Y a pensar muchas cosas llenas de calor
    Pero abre los ojos y ve el sol
    Y ya no puede pensar en nada
    Porque la luz del sol vale mas que los pensamientos
    De todos los filósofos y de todos los poetas
    La luz del sol no sabe lo que hace
    Y es por eso que no yerra y es común y buena
    ¿Metafísica? ¿Qué metafísica tienen aquellos árboles?
    La de ser verdes y de gran copa y tener ramas
    Y la de dar fruto en su tiempo, lo que no nos hace pensar,
    A nosotros, que no sabemos dar por ellos
    Pero ¿qué metafísica mejor que la de ellos
    Que es la de no saber para qué viven
    Ni saber que no lo saben?
    “Constitución intima de las cosas”…
    “Sentido íntimo del Universo”
    Todo eso es falso, todo eso no quiere decir nada
    Es increíble que se pueda pensar en cosas de esas
    Es como pensar en razones y fines
    Cuando el comienzo de la mañana está reluciendo,
    y por los lados de los árboles
    un vago oro lustroso va perdiendo la oscuridad
    Pensar en el sentido íntimo de las cosas
    Es exagerado, como pensar en la salud
    O llevar un vaso al agua de las fuentes
    El único sentido íntimo de las cosas
    Es que ellas no tienen sentido íntimo ninguno
    No creo en Dios porque nunca lo vi
    Si él quisiese que creyera en él
    Sin duda que vendría a hablar conmigo
    Y entraría por mi puerta adentro
    Diciéndome, !Aquí estoy!
    (Esto es tal vez ridículo a los oídos
    de quien, por no saber lo que es mirar para las cosas
    no comprende a quien habla de ellas
    como el modo de hablar que reparar en ellas enseña)
    Pero si Dios es las flores y los árboles
    Y los montes y el sol y la luz de la luna
    Entonces creo en él
    Entonces creo en él a todas horas,
    Y mi vida es toda una oración y una misa
    Y una comunión con los ojos y por los oídos
    Pero si Dios es los árboles y las flores
    Y los montes y la luz de la luna y el sol
    ¿Para qué lo llamo Dios?
    Lo llamo flores y árboles y montes y sol y luz de luna
    Porque, si el se hizo para que lo viera
    Sol y luz de luna y flores y árboles y montes
    Si él me aparece como siendo árboles y montes
    Y luz de luna y sol y flores
    Es que el quiere que yo lo conozca
    Como árboles y montes y flores y luz de luna y sol
    Y por eso le obedezco
    (¿Que mas se yo de Dios que sí mismo?)
    Le obedezco viviendo, espontáneamente
    Como quien abre los ojos y ve
    Y le lamo luz de luna y sol y flores y árboles y montes
    Y lo amo sin pensar en él
    Y lo pienso viéndolo y oyéndolo
    Y ando con el a todas horas

    (Alberto Caeiro, Poemas de Alberto Caeiro, Poema V)

  27. loiayirga dijo:

    Perdón por el error en el primer comentario. Todos los poemas son de Alberto Caeiro, no de Álvaro de Campos, como escribí en el primer cometario. Sorry, sorry, I am terribly sorry.

  28. Alejo Urzass dijo:

    Vamos, Don Tín, usted viene y suelta un sermón a Nicolás y tras mi primera ronda de amonestaciones dice usted que “no hay diálogo posible”.

    Sobre su frase ’’Parece que toparos con la evidencia no es suficiente, ¿qué más evidente puede haber que que alguien os diga “no es eso, no os estáis enterando”?’’, parece claro entonces que si usted se topa con alguien que le dice que veranea en Júpiter ya debe ser evidente para usted que en Júpiter se puede veranear.

    A renglón seguido, para más inri, añade usted “En fin, no suelo responder a este tipo de cosas porque muchas veces no son nada racionales. Sorprende.

    Por cierto, voy a demostrarle que no soy tibio con esta imagen que le traigo, y que dice justamente lo contrario:
    ¿tibio yo?

  29. Alejo Urzass dijo:

    Don Loia, es así como entiendo la palabra creer, y no la menosprecio, pero no vale para argumentar nada puesto que la fe, como la de creer en un amigo, es un sentimiento personal, íntimo.
    Me ha gustado mucho (porque me parece muy oportuno para explicar mi propia forma de entender la religión) que traiga esos poemas de Caeiro, de refrescante gnosticismo alejado de la metafísica.

  30. Tintín dijo:

    Qué bonitos los textos de Pessoa! Gracias por ponerlos loia. Me parece intuir que él toca (de manera muy bonita) una pregunta que tiene su origen en el «¿Qué necesidad tengo yo de Dios?». 

    No conozco mucho la historia de la fe por lo que hablo sin saber aunque sé que es una idea de la que siempre se ha hablado («Dios se da a cada hombre según su sed» s. Juan de la Cruz) Esa idea yo solo la he visto desarrollada a raíz del CVII: el hecho de que la sed de Dios es muy distinta entre unos  hombres y otros. Quiero decir, si Pessoa no parece sentirse interpelado por Dios, pues bien está mientras siga los dictados de su conciencia.

    Sin embargo, con decir que esa posición es no solo legítima si no correcta, hay dos cosas a notar: que a él le duela la cabeza de pensar y crea que es más correcto negar todo pensar abstracto no quiere decir ni por un momento que el teorema de Pitágoras no sea cierto y un bien grande para el hombre que merece la pena seguir trabajando (a ver si ahora su diatriba es solo contra filosofía y religión, lo que dice bien vale pare las mates) Lo segundo es que, si bien hay gente que tiene poca necesidad de conocer a Dios, ¿ hasta qué punto es cada uno  carente de esa necesidad? Que exista gente en esa situación no quiere decir que sea la mía (ni siquiera la de Pessoa! Porque no sé yo hasta qué punto realmente carece de sed de Dios quien escribe para decir que no tiene sed de Dios ^_^) me inclinaría más bien a decir que nadie que escriba en este blog debería enarbolar esa bandera 😉

    Así que, ¿se puede vivir, y vivir bien, sin pensar en Dios? Sí, de la misma forma que se puede vivir muy bien sin saber mates, ni teoría de la relatividad, ni tocar un piano. Y a quien no quiere y no desea no hay que violentarle. Ahora, qué envidia me dan cada vez que alguien toca algo hermoso en un piano! Pues esto igual. Saber, conocer, amar, es, por naturaleza, bueno; aunque los haya que no necesiten saber, conocer… No hay que enseñar mates a quien no quiere entrar en la facultad de mates.

  31. loiayirga dijo:

    Los poemas de Alberto Caeiro los puse porque me parecen seductores, aunque imposibles de llevar a la práctica. Parece que reivindicara una especie de ser humano que convirtiera el sentir en una especie de sentir animal. Sería un sentir sin pensar, un sentir sin ir más allá, un sentir puro que sería todo menos humano. Sin embargo lo descubrí hace unos días y quise traerlo aquí porque es la antítesis de lo que JA Marina decía del simbolismo religioso y porque me impactó la claridad con la que está expuesto.
    Pero por aquello de “que lo mismo que te digo una co te digo la o” quería copiar aquí otra historia. Está sacada de un libro de Marina.

    Cuenta una leyenda medieval que un hombre se encontró con tres canteros, cada uno de los cuales estaba picando una piedra de gran tamaño.

    – ¿Qué estás haciendo? Preguntó al primero.
    – Estoy aquí, sudando de tanto pegar golpes a esta piedra.

    – ¿Y tú qué haces? Preguntó al segundo.
    – Estoy dando forma a esta roca para hacer un bloque cuadrado.

    – ¿Y tú? Preguntó al tercero.
    – ¡Estoy construyendo una catedral!

    Me parece muy interesante porque se puede aplicar al significado de la vida.
    Vivimos y al mismo tiempo (le pese a Alberto Caeiro o no) “interpretamos” lo que vivimos. Y eso parece que es el significado de la vida. Desde luego, como se ve en la historia, la interpretación tiñe completamente la vida y es muy distinto que creamos una cosa u otra.

    A mí me sigue dejando estupefacto eso del “significado”. Yo no me centraría en que la actitud subjetiva que tienen los distintos canteros en el trabajo puede hacerles vivir el trabajo de modo diferente, yo me centraría en algo objetivo, ¿Qué están realmente haciendo? No me vale que el último sea más feliz que el primero. ¿Existe esa catedral de la que habla el último?
    Porque tiendo a pensar que el significado de la vida no es algo subjetivo. Es algo real. Ya sé que es posible que los tres canteros hagan exactamente lo mismo, es decir, los hechos concretos de su vida –si nos atenemos a su materialidad- pueden ser iguales pero desde luego no es lo mismo que estén sólo picando una piedra o construyendo una catedral. Creo que si realmente no están construyendo una catedral el último es “un primo”, aunque sea más feliz.

    ¡¡Felices tiempos aquellos en los que había un webmaster en este blog que tras una maraña de comentarios sabía encontrar eje conductor -como un hilo que enhebrara las cuentas de un collar- y un camino que nos llevara a algún sitio!!

    Pero esto se ha convertido en «Esperando a Godot».

  32. Tintín dijo:

    Esa es una bonita historia que les cuento a mis alumnos. Parte de la historia es, claro, que si no hay catedral el último se engaña. No hay mucha diferencia entre engañarse con una mentira y un opiáceo… Por eso la pregunta es precisamente la de Loia: ¿Hay realmente una catedral?

    Obviamente «el sentido de la vida» debe ser objetivo (si no, valiente opiáceo). Y sí, la intuición de Loia es la acertada en mi opinión. Como en la historia: ¿Hay realmente catedral?

    Vamos a poner esa pregunta en otro contexto para iluminar la cuestión: mi mujer  me  da un abrazo. Qué ha ocurrido? Me han apretado un poco  y limitado mi movimiento por dos segundos? O he visto que soy amado? Que mi mujer me ame o no, es algo muy real y objetivo. ¿Me ama o no? Y no me vale una mentira ilusoria: o me ama, o no. Y sí, ella puede amarme, la pregunta no es idiota. Así que  sí puede haber catedral, no es idiota preguntárselo. Puede que no la haya, pero por poder, puede haberla.

    Y la pregunta del millón: ¿Qué ocurrió hace dos mil años? ¿Un infeliz murió en un una aldea perdida en suplicio de cruz? ¿O el Hijo de Dios vivo salvó al genero humano y abrió un camino al cielo?… Qué ocurrió? ¿Unos aldeanos no encontraron un cadáver querido? ¿o vimos la confirmación de historia de la salvación Dios?

    Como en el abrazo, que sí o que no  jamás lo verás demostrado. Pero eso no quita que la respuesta es o sí, o no. Y una u otra… lo cambia todo.

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