El terreno paradójico

En un terreno desocupado que lindaba con su casa, un cuáquero había puesto un cartel con la siguiente leyenda: Este terreno le será dado a quienquiera que esté verdaderamente satisfecho.

Un acaudalado granjero que pasó por allí se detuvo a leer el cartel y se dijo “Si nuestro amigo el cuáquero está dispuesto a entregar este terreno, también yo puedo reclamarlo antes de que lo haga otro. Soy rico y tengo cuanto necesito, de modo que cumplo el requisito exigido”.

Se acercó, pues, a la puerta de la casa, llamó y explicó el motivo de su presencia. “¿Y estás verdaderamente satisfecho?”, le preguntó el cuáquero.

“Naturalmente que sí: tengo todo cuanto necesito”.

“Amigo”, le dijo el cuáquero, “si estás satisfecho, ¿para qué quieres el terreno?”

solar-en-ventaLa única manera de merecer el terreno es no quererlo… Leyendo esta historia que cuenta Anthony de Mello en La oración de la rana, caí en la cuenta de que el terreno paradójico es la felicidad: sólo la tendrá quien pueda pasarse sin ella.

Ya lo dije otra vez hace tiempo… pero es que ahora quería desearles feliz Navidad  😉

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22 respuestas a El terreno paradójico

  1. Francisco Javier Zarzuela Martin dijo:

    Me recuerda a los afanes de Nasrudin en uno de tantos eficaces colirios (sus edificantes enseñanzas)
    Situación; Nasrudin subido en su asno a casi trote y a punto de caerse…
    ¡a donde vas Nasrudin!
    !busco a mi burro!

    Pues eso,
    buen Año,
    buena Navidad,
    buen solsticio de Invierno

  2. Ana dijo:

    A mí me recuerda a aquello que decía San Agustín de la humildad; que basta que pienses que la tienes para que dejes de tenerla, o lo que dicen los «meditantes» 🙂 del ego, que basta que pienses que te has deshecho de él para que muestre su presencia con más ahínco que nunca. Con la felicidad debe ser algo parecido: basta desearla para que se vaya al traste XD. «Si te propones encontrarla, olvida la felicidad», decía Roque Narvaja en aquella vieja canción, ¿la recuerdan?

    Que caro de ver se hace usted, don Pseudo, se lo perdono porque estamos en época de perdones y esas cosas, a partir del seis de enero, pasada la temporada de gracia, volverá mi resquemor hacia usted por ofrecerse con cuentagotas 😦 Esto no se le hace a los amigos.

    Ya en serio, le deseo que pase unas navidades llenas de paz y tranquilidad y, para el próximo año, espero que se le conceda a raudales lo más valioso, la salud (quien crea que esto no es lo más valioso es porque nunca la ha perdido). Todo lo demás, ya nos encargaremos nosotros de buscarlo.

    Un abrazo muy fuerte.
    Ana

  3. loiayirga dijo:

    Feliz Navidad, Pseudópodo.
    Y a todos los demás.
    Continuando con lo que dice Ana, y siguiendo con paradojas como la que traes a colación en el libro sobre la meditación de Jalics aparece una parecida.
    Cuando se medita hay que olvidarse del rendimiento. La obsesión porque salga “bien” es un obstáculo para conseguirlo. Por eso Jalics aconseja que se comience con una oración en la que se le ofrece ese tiempo a Dios gratuitamente, sin esperar ningún beneficio de él. El que medita ha de aceptar que es un tiempo “perdido”, porque es el mejor modo que aquello “sirva” para algo. En relación con esto, yo me olvido tanto del rendimiento y mi meditación es tan dispersa que dudo que me “beneficie” en algo, pero no por eso cejo.
    …………………………………………………..
    Lo que me cuesta más entender es la foto. Es gracioso que la hayas puesto. ¿Qué aporta? Muchas veces se cuelgan fotos porque son bonitas pero desde luego no es el caso.
    Otras veces la foto ilustra la entrada de algún modo. Es este caso, claro, nos muestra un solar sin edificar, al lado de una casa, como dice el cuento. ¿Pero qué le aporta al cuento? La foto muestra el terreno, digamos, de modo tan “prosaico” que sorprende.
    ………………………………………………….
    Me uno a las quejas de Ana, no hay derecho que hayas pasado medio año con dos entradas, la de Dylan y esta. ¡Por Dios! No hay derecho. Esto con Podemos en el gobierno no pasaría.
    Además yo que soy de unos y ceros, me cuesta entender que la actividad haya bajado tanto recientemente. El blog de Pseudópodo era un blog vivo, dinámico, y ahora vegeta. En fin, mi carácter es de exigir o todo o nada. Lo que me pide el cuerpo es decirte que si no vas a atenderlo ciérralo. Que no te engañes, ya no tienes un blog.
    Pero enseguida me doy cuenta que hay que estar abierto a la realidad, y esta cambia constantemente y no se deja encerrar en ideas. Mis ideas de tu “actividad” y tu “blog” tengo que adaptarlas a los nuevos tiempos. Y desde luego, tengo que reconocerlo, mejor es poco que nada.

  4. Hesperetusa dijo:

    Feliz Navidad Pseudópodo, de una que también tiene su blog en barbecho 😀

  5. pseudópodo dijo:

    Mañana me voy de viaje y todavía no tengo hechas las maletas, pero ya que me prodigo tan poco no quería dejar pasar una semana sin decir al menos gracias. Francisco Javier, Ana, loiayirga, Hesperetusa: gracias por estar ahí. Yo espero seguir por aquí el nuevo año, aunque es verdad que tengo el blog en barbecho (pero no soy el único…). Como Hesperetusa (qué hermoso villancico nos has traído, por cierto) tengo unos cuantos post medio escritos, pero me falta tranquilidad, y no quiero arrancar en falso (que luego me regañan quienes esperan mucho de mí… ;-)).

    Ah, la foto: quería algo que separara el cuento de mi comentario; no me gustaba mucho la foto (demasiado prosaica, cierto), pero no encontré otra mejor en el rato que tenía. Luego, me ha empezado a gustar: al fin y al cabo, el terreno del cuáquero sería un descampado tan vulgar como el de la foto; es la mirada del narrador la que sabe ver la gracia, la paradoja o la poesía…

    Y feliz Navidad, una vez más.

  6. Epicureo dijo:

    Feliz Navidad a Pseudópodo y a los comentaristas, aunque llegue tarde. Que lo pasen bien en las fiestas y que el año próximo sea mejor que este.

    Me ha gustado el cuento; es una buena broma, y hace pensar. Es un poco budista, diría yo. Si los cuáqueros piensan así, me caen todavía mejor (ya me caían bien).

    • bloodykefka dijo:

      Los cuaqueros son muy interesantes. Sólo el hecho de que su dogma fundamental, aquello que los define sea la búsqueda de la Verdad juntos, independientemente de tus creencias, ya los hace atractivos para investigarlos.

      Feliz Navidad Epicúreo.

  7. Loiayirga dijo:

    Gracias por hablarnos de «La oración de la rana». ¿lees los cuentos muy poco a poco como pide De Mello?

  8. bloodykefka dijo:

    Muy interesante el cuento Pseudópodo. Esto me recuerda, a algo que muchas veces he pensado: aunque uno sea consciente de su inteligencia, es mejor considerarse algo tonto o no lo suficientemente listo, por si acaso. Pues nunca sabes de quién puede venir una lección en la vida. No es exactamente lo que comenta el relato, pero creo que sigue una lógica parecida.

    Feliz Navidad a todos, de corazón.

  9. MarianoS dijo:

    Muy sugestiva la historia, Pseudopodo, gracias. Y tu interpretación paradójica de la felicidad «solo la tendrá quien pueda pasarse sin ella» me ha recordado a un viejo precepto que, por lo que tengo entendido, figura en las constitucionales de algunas instituciones que han subsistido hasta ser multicentenarias. Se trata de la regla «Si quiere serlo, no sirve para ello» que se debe aplicar en la elección de los cargos superiores. Por mi experiencia, casi siempre los superiores mejores son los que no han querido serlo pero aceptan serlo por un tiempo limitado, mientras que ! ay de los que quieren serlo a toda costa !

    Feliz Navidad a todos, de otro que también tiene su blog no en barbecho sino en pertinaz sequía

  10. Es curioso como este cuento nos ha sugerido a muchos otra historia similar. A mí me ha hecho pensar en aquel cuento de Tolstoi: «La camisa del hombre feliz». Más o menos: un rey cae enfermo y sus médicos dictaminan que sólo recobrará la salud cuando se ponga la camisa de un hombre feliz. Los emisarios del rey parten en busca de este hombre pero no lo encuentran. Finalmente alguien da con un hombre auténticamente feliz, pero es feliz con tan poco que ni siquiera tiene camisa…

    ¡Feliz Navidad a pseudópodo y a tod@s los pseudopodian@s!

  11. Ramon dijo:

    La felicidad diría que consiste en satisfacer las necesidades, no veo mucha paradoja ahí. ;).Feliz Navidad y felicidades por el post que me vuelve a recordar a los que me aficionaron a este blog.

  12. Alejo Urzass dijo:

    Vaya, vaya, cómo me alegro de esa foto elegida. Porque vino Don Loia a acertar con el adjetivo «prosaica». Y es que ahí estaba el quid de la cosa, que la paradoja de la felicidad no es más que nos imaginamos una felicidad poética mientras que la felicidad solo puede ser prosaica. Enhorabuena.

  13. Loiayirga dijo:

    Alejo, estamos de acuerdo. La felicidad o es prosaica o no existe.

  14. Pseudópodo,

    ¡Comento un poco tarde, pero te deseo una feliz navidad y año nuevo!

    Me ha gustado bastante la historia del terreno paradójico de Anthony de Mello. Gracias por compartirla en el blog, y coincido con tu interpretación de que el terreno paradójico es la felicidad. Para obtener la felicidad hay que encontrase en un estado en el que no se desea la felicidad activamente (no desear la felicidad no te la otorga automáticamente, es un “requisito necesario”, más no “causa suficiente”)… eres feliz y te has olvidado de la búsqueda sin darte cuenta.

    Por supuesto que es paradójico. Negar que es una paradoja es rizar el rizo. Pero también es cierto que esta idea no es por completo ajena y para quien ya estuviera familiarizada con ella su implicación puede parecer un poco más obvia.

    Aproveche para leer tu artículo ‘La felicidad no da la felicidad’ de 2007. Si bien estoy de acuerdo con este argumento para la felicidad, no estoy de acuerdo con su generalización a todo tipo de estados como propone Leslie Farber, o tu conclusión (en 2007) de que “todo lo más valioso es un subproducto.” Siempre es atractivo encontrar un principio general con el que resolver todo tipo de diversos problemas filosóficos, pero personalmente me opongo a esta ‘tentación intelectual.’

    Coincido en que la felicidad, y de los ejemplos que Leslie Farber menciona el amor, son estados elusivas que no se pueden buscar activamente. Son un subproducto de algo más, y parte de la paradoja reside en que no por ello son ilusorios o de menor valor, efectivamente son reales y es ese subproducto más que los ‘productos’ que conducen a esos estados el verdadero fenómeno que nos fascina.

    Generalizar esta idea a todo tipo de estados me parece que no explica mucho (incluso me opongo a la generalización de llamar a estas cosas ‘estados’, muchos de los ejemplos que menciona Farber no son estados en lo absoluto, pero la palabra ‘cosas’ no tiene alcurnia intelectual), y por el contrario le quita valor a lo que habíamos logrado explicar para casos especiales como la felicidad. En tu conclusión (en 2007) dices que “no se trata de un fenómeno en absoluto marginal”, pero creo que esto es mentira. Nadie pierde el sueño por no alcanzar uno de los tantos estados que enumera Leslie Farber, mientras que todos perdemos el sueño al pensar sobre la felicidad. Los otros estados que alude Farber no nos eluden tanto, y no nos interesan tanto como la felicidad.

    Me recuerda un poco a la idea aristotélica del “justo término medio”, el concepto captura una verdad que todos sabemos en el fondo ha de ser cierta, pero que intelectualizada y hecha absoluta ya no explica nada. Con suficiente vocabulario es posible encontrar para cualquier virtud dos palabras que representes dos puntos extremos, y otra palabra que represente un punto medio. Hay quienes incluso toman prestadas palabras de otros idiomas (en especial griego y latin) con tal de encontrar los tres puntos.

    Con la idea de que “la felicidad no da la felicidad” o “el terreno paradójico” se puede hacer algo parecido. Para cada estado es posible definir un “estado verdadero” (el que buscamos y es elusivo) y un “estado ilusorio” (el que podemos encontrar, pero no no es el que realmente buscamos). Leslie Farber hace esto, y sospecho que Jon Elster hace lo mismo en Uvas Amargas (no he leído este libro, pero he leído otros de sus libros) si sigue el mismo principio de generalización que Farber.

    Insisto, la felicidad es elusiva en una forma que no se compara a otras cosas. Tal vez no sea única, pero ciertamente no es una amplia categoría de virtudes o estados. La distinción es importante porque tal vez haya algo en común entre la felicidad y las pocas cosas que realmente se le parecen, como el amor. Tal vez no sean sólo cosas parecidas, sino aspectos de lo mismo… O, por supuesto, tal vez sean sólo cosas parecidas.

    Como se que te gusta John Cash, te dejo con una interpretación de Cash de ‘A Satisfied Mind’.

    The wealthiest person
    Is a pauper at times
    Compared to the man
    With a satisfied mind

  15. loiayirga dijo:

    Erase una vez un hombre que quería ser feliz y cada día se esforzaba por alcanzar ese estado y cada noche sufría por no haberlo conseguido. Pero todas las mañanas reiniciaba sus esfuerzos y siempre así, un día y otro.

    Una noche, cuando estaba lamentándose, como todas las noches, se le apareció un ángel que se ofreció a responder, desde su sabiduría angélica, todas las preguntas que deseara.

    El hombre se apresuró a preguntarle qué tenía que hacer para ser feliz y el ángel le explicó que la felicidad no se lograba nunca, que era una quimera que el diablo había inventado para hacer sufrir a los humanos.

    Al principio al hombre le costó creerlo pero cuando lo hizo pudo vivir feliz el resto de su vida.

  16. loiayirga dijo:

    En la nueva página de los amigos del Desierto hay unos vídeos de Pablo d’Ors, algún sitio, en que el autor de «Biografía del silencio» se pronuncia sobre distintos asuntos que le van planteando. Cuando le preguntan sobre la felicidad responde que ese concepto no le interesa. ¡¿?!

  17. pseudópodo dijo:

    A los que habéis comentado “tarde” (Epicureo, Bloody, Mariano, triglifo, Ramón, don Alejo, Marfil): nunca es tarde si la dicha es buena, y además, para los tiempos que manejamos en este blog, todo lo que sea menos de una semana no puede ser tarde 😉 Feliz año nuevo a todos…

    Loiayirga, hasta ahora no he hecho caso a de Mello y me he leído muchos cuentos uno detrás de otro. Pero uno de mis propósitos de año nuevo es leer ese libro como pide el autor. Sobre lo que dice (o no dice) Pablo d’Ors sobre la felicidad: que no le interese el tema es muy interesante… No sé si tendré tiempo, pero me gustaría buscar es vídeo (si te acuerdas de cuál es, dínoslo).

    MarianoS, qué bien estaría que incorporáramos ese precepto a muchas instituciones. Por lo que yo conozco de la universidad, los puestos de gestión sirven para dar una carrera a los que no sirven para la ciencia pero sí para medrar. Ganaríamos mucho si sólo pudieran ejercerlos quienes no quieren hacerlo… y lo mismo pasaría en muchos otros caso, seguramente la mayoría. Ah: y esperamos que acabe la sequía de tu blog (para los que no lo conozcan: recomiendo este post con un extraordinario vídeo de Viktor Frankl):

    triglifo, es curioso: yo creía que ese cuento era de Luis de Coloma. Creía que te habías confundido con ¿Cuánta tierra necesita un hombre?, un cuento extraordinario de Tolstoi (hay quien dice que es el mejor cuento que se ha escrito nunca) y que también trata de la felicidad, o más bien de cómo no conseguirla… pero veo que «La camisa del hombre feliz» sí es de Tolstoi. Ahora no sé si el cuento de Coloma es una versión, si es al revés (raro, pero no imposible) o si los dos son elaboraciones de un cuento popular…

    Ramón, la felicidad debería consistir en satisfacer las necesidades, pero… toda la paradoja empieza porque no nos basta con lo necesario. Esa es la condición de la humanidad.

    Marfil, tu comentario me ha hecho pensar, y creo que tienes razón en que yo estaba generalizando demasiado, y que la felicidad es elusiva de una manera más profunda que otras cosas que menciona Leslie Farber. De hecho he sacado de la estantería «Uvas amargas» porque Elster va mucho más allá de lo que yo decía en ese post, y dedica muchas páginas a analizar los distintos casos de «estados que son esencialmente un subproducto». Me gustaría leerlo ahora entero y no quedarme en la superficie (todavía tengo vacaciones y me veo con fuerzas de hacer muchas cosas, ya veremos qué queda cuando empiece el trabajo). Gracias por la canción de Cash: gran canción -no la conocía- y como siempre con este Cash viejo, extraordinaria versión.

  18. loiayirga dijo:

    Releo de nuevo tu primera respuesta y encuentro una cosa muy divertida: tu tendencia al idealismo (esa corriente de pensamiento que cree que no está claro que exista la realidad, que lo que existe son las ideas, o sea, nuestra manera de ver las cosas).
    Por eso dices que la poesía, o lo prosaico lo pone el lector.
    La poesía no está solo en mi mirada. La poesía TAMBIEN está en la realidad. Pseudópodo, lleva si no la tesis contraria al extremo: ¿Da entonces lo mismo la foto que pongas? ¿Por qué esta y no otra cualquiera? Vamos más allá. ¿Por qué este cuento del terreno, por qué no el de blancanieves? Al fin y al cabo si la tesis idealista es cierta lo de menos son las cosas, lo importante es el relato y la lectura que hacemos de ellas. ¿Recuerdas la historia aquella de los negros interpretando la película en la que los criados negros solo aparecían como actores secundarios? El idealismo llevado al extremo es un disparate. También el realismo, claro. Por eso hay que buscar una solución intermedia que supere el idealismo, es decir lo integre y se coloque por encima sin recaer de nuevo en el realismo.
    “¿Qué es filosofía?” es un libro de Ortega en el que lo explica muy bien. Y luego Zubiri ha querido resolver el problema con su metafísica (la entienda quien la entienda).
    Pero es que esto enlaza con “Sapiens”, el libro que estoy leyendo. El homo sapiens es un ser de ideas. Primero se inventa una idea ficticia (por ejemplo, somos todos hijos del Dios León y este Dios protege a la tribu). Esta idea, según Harari, permite a todos los sapiens -si todos creen en esta idea- cooperar, incluso aunque no se conozcan entre ellos, con el fin de enfrentarse a los demás hombres –los neardentales y otros homínidos que en aquel momento existían, que no eran capaces de inventar un mito similar que los uniera a todos ellos, a los conocidos y a los desconocidos, en un enorme ejército común.
    Creo que la tesis de Harari es verdad pero solo en parte. Las ideas –los mitos- no son irreales. Los que funcionan, los que permitieron sobrevivir al sapiens, se fundan de algún modo –no literal, pero sí en un sentido profundo- en la realidad. Las ideas, las buenas, las que funcionan, las que permanecen y son eficaces- SON IDEAS DE LA REALIDAD. No son invenciones arbitrarias y separadas de las cosas. No cualquier relato inventado hubiera servido al sapiens para sobrevivir. Hay mitos mejores y mitos peores. Y su bondad o maldad no es algo añadido a la realidad caprichosamente por el hombre. Es cierto que es la mirada humana la que crea la bondad o maldad, pero lo hace sobre la realidad. Extrae las ideas DE la realidad.
    Tengo que pensar más sobre ello porque quiero aclararme. Creo que Harari acierta en decir que el ser humano es un ser que crea mitos. Pero creo que se equivoca en pensar que esos mitos son IRREALES. Los mitos tienen una verdad profunda enraizada en la realidad, por eso funcionan como unificadores.
    —————————-
    En el último momento, antes de publicar lo que he escrito, releo de nuevo tu comentario y veo que no es tan idealista como yo he supuesto en mi respuesta.
    “Es el lector el que sabe ver la gracia, la paradoja o la poesía…” O sea, no es que se la invente. Es el que la ve, sabe descubrirla en lo que hay. Pero tiene que haberla previamente de alguna manera, que es lo que yo reivindico.
    Bueno, perdonad que piense en voz alta, es posible que esto os sirva a vosotros mucho menos que a mí. A lo mejor un día me aclaro del todo y la conclusión a la que llegue os sirve a vosotros también.

  19. loiayirga dijo:

    Releo ahora mi comentario de ayer y creo que quizás no era este el lugar adecuado. Perdonad. Estoy impresionado con la lectura de «Sapiens» y solo sé pensar en ello.

    He encontrado el vídeo de d’Ors. Están en Youtube. Se llaman «entrevistas inspiradoras». Son tres.
    En este vínculo puede encontrar, Pseudópodo, la primera: https://www.youtube.com/watch?v=xfLH84tJBJU
    Es en el minuto 3 y poco cuando le preguntan por la felicidad.

  20. Loiayirga dijo:

    Pseudopodo, pareces un personaje de un cuento de De Mello. Si dices que quieres leer el libro bien, ¿ por qué primero quieres leerlo mal?

  21. pseudópodo dijo:

    Gracias por el enlace al vídeo, loiayirga. Pensé que d’Ors iba a decir que no le interesa la felicidad por la paradoja que lleva implícita, pero dice algo más sencillo: que es un concepto contaminado por la asociación con el “bienestar”, y que lo que a él le interesa es la “plenitud”. Parece que con esto estamos más o menos en el mismo sitio, pero inmediatamente dice que “plenitud” es “responder a lo que la vida nos plantea”.

    Esta idea me gusta: hace tiempo que pienso que nuestro gran error es que queremos que las cosas sean como queremos que sean. Esto parece tautológico, pero lo que deberíamos querer es que las cosas sean como son (una vez escribí algo que no llegó a ser post, precisamente con esta idea). Y esta idea corta precisamente el nudo gordiano de la paradoja de la felicidad. Otra cosa es que sea difícil de aceptar. Y creo que sólo se acepta bien desde un punto de vista religioso, el que te dice que “todo es para bien”.

    Sobre mi idealismo: no creo que sea idealista en el sentido que le das. Lo que pasa es que es una palabra con muchas vertientes… pero si tuviera que resumir mi filosofía, yo creo que me situaría entre Platón y William James (ahí es nada): pragmatismo platónico. Y eso quiere decir lo que tú dices: que las ideas que funcionan, las que permanecen y son eficaces, son reales… en un sentido muy real. Así que en esencia estoy de acuerdo contigo en relación a Harari. A mí también me impresionó el libro, pero creo que alguien que se embarca en un proyecto tan radical debería cavar un poco más en el terreno filosófico. Ha cuestionado toda la interpretación de la historia que nos resulta convencional en occidente, pero no ha cuestionado nuestra metafísica occidental, y no ha reflexionado sobre lo que significa “ser real”. A mí el libro me reafirma precisamente en ese pragmatismo platónico… Pero esto necesitaría más explicaciones, y yo debería repasar el libro para hablar de él (de hecho, a partir de estas navidades me he propuesto repasar libros en lugar de leer libros nuevos, y uno de los que tengo en la lista es del de Harari, pero había otros por delante…)

    Ah, y no es que quiera leer mal el libro de de Mello… es que lo he leído mal a trozos. Pero ahora lo tengo en la mesilla y lo voy leyendo como Dios manda (digo, como de Mello manda 🙂

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