Caperucitas de ayer y de hoy

En casa tenemos una colección de Cuentos Infantiles que sacó El País (no compro El País, pero mi suegro sí). Son los cuentos tradicionales, pero la prensa socialdemócrata no puede permitir ciertas cosas: tiene la alta misión de instruir y formar al ciudadano, y más cuando se trata de futuros votantes, así que sus colecciones tienen que transmitir valores progresistas.

Tomemos por ejemplo en cuento de Caperucita. El malvado lobo devora a su abuela, y luego, valiéndose del engaño, a la pobre niña inocente. Tras la fechoría cae en un profundo sueño, pero sus ronquidos alertan a un cazador, que abre la tripa de la fiera. La abuela y la niña salen ilesas, llenan la tripa del lobo de piedras y cuando éste despierta, muere al intentar escapar.

Este es el desenlace del cuento de los hermanos Grimm, que todo el mundo conoce. Pero al educador progresista le ha parecido demasiado cruel eso de abrir la tripa al hermano lobo y que el pobrecito muera. Así que en su versión, el cazador apunta al lobo con la escopeta, pero este se despierta y le implora que no le haga daño.

-¡Debería darte vergüenza! –le gritó el cazador-.¿De verdad crees que está bien ir comiéndose por ahí a la gente?

Y antes de que el lobo pudiera responder, el hombre sacó de su zurrón una pócima mágica, hecha con flores silvestres del bosque, que tenía el don de salvar a todas aquellas personas que eran devoradas por los lobos feroces.

Un desenlace de lo más natural, ya ven: ¿qué cazador no lleva tal brebaje en su zurrón? El pobre lobo vomita a Caperucita y su abuela, que “cogidas de las manos, bailaban y cantaban con el valiente cazador”, mientras el lobo “tendido en el suelo y con la cabeza dándole vueltas, no entendía nada de lo que había sucedido” (no me extraña). A continuación,

Cuando el lobo se recuperó, el cazador lo cogió de una oreja y le dijo:

-Escúchame bien, lobo malo. No vuelvas a molestar a nadie de este bosque. De lo contrario, tendrás que vértelas conmigo. Y ya sabes lo que soy capaz de hacer con los lobos que andan por ahí comiéndose a las abuelas y las niñas. ¿Lo has entendido bien? Y ahora márchate de esta casa. ¡Vamos, fuera de aquí!

El lobo que las había pasado canutas con aquel cazador, salió disparado de la casa y se internó en el bosque. Nunca más se le volvió a ver por allí.

Se supone que así no se ha incitado a los niños a la violencia contra los animales, y con este tranquilizador final no tendrán pesadillas.  Pueden redondear su sesión educativa haciendo las actividades didácticas que vienen a continuación…

Pero hay a quien esta versión no le parece suficientemente inocua. En un audiocuento que nos regalaron, el lobo no llega a comerse a la abuelita (que se esconde a tiempo en un armario) ni a Caperucita (que le pone la zancadilla y se esconde en el mismo armario). Y los cazadores ni siquiera apuntan al lobo con la escopeta, porque éste huye en cuando aparecen. Lo que no entiendo es cómo han permitido que la niña lleve a su abuela en la cesta una botella de vino….

¿Puede uno imaginarse a unos hermanos «apretados uno contra el otro, en la penumbra, mientras se apoderaba de ellos un sentimiento de profundo misterio» escuchando esta trivial historia de tropezones? Por mi parte, cuando ponemos este cuento, a mi hija le digo que está equivocado, porque el lobo se comió a las dos… Y sí, tiene pesadillas, pero es por los dibujos de la tele.

Lo que no sabía es que la Caperucita canónica de los hermanos Grimm ya era una versión dulcificada. En la primera que se escribió, la de Perrault (1697), el lobo se come a las dos mujeres y ya está. Eso sí, una moraleja advierte que…

Aquí vemos que la adolescencia,
en especial las señoritas,
bien hechas, amables y bonitas
no deben a cualquiera oír con complacencia

Lo cual es bastante más sensato que pensar que, después de dejarte engatusar por el devorador de niñas, alguien va a venir a rescatarte de su tripa… pero ya en 1812 los Grimm pensaban que un cuento debía tener final feliz, y se inventaron al cazador.

Pero no acaba aquí la historia: ¡el propio Perrault ya había descafeinado el cuento! Leyendo La gran matanza de gatos, un libro muy interesante del que algún día debería hablar, me he encontrado con la versión original de Caperucita, de tradición oral (advierto que puede herir la sensibilidad del lector):

Había una vez una niñita a la que su madre le dijo que llevara pan y leche a su abuela. Mientras la niña caminaba por el bosque, un lobo se la acercó y le preguntó adónde se dirigía.
A la casa de mi abuela –le contestó.
-¿Qué camino vas a tomar, el camino de las agujas o el de los alfileres?
-El camino de las agujas.
El lobo tomó el camino de los alfileres y llegó primero a la casa. Mató a la abuela, puso su sangre en una botella y partió su carne en rebanadas sobre un plato. Después se vistió con el camisón de la abuela y esperó acostado en la cama.
La niña tocó a la puerta.
-Entra, hijita.
-¿Cómo estás, abuelita? Te traje pan y leche.
-Come tú también, hijita. Hay carne y vino en la alacena.
La pequeña niña comió así lo que se le ofrecía; y mientras lo hacía, un gatito dijo:
-¡Cochina! ¡Has comido la carne y has bebido la sangre de tu abuela!
Después el lobo le dijo:
-Desvístete y métete en la cama conmigo.
-¿Dónde pongo mi delantal?
-Tíralo al fuego; nunca más lo necesitarás.
Cada vez que se quitaba una prenda (el corpiño, la falda, las enaguas y las medias), la niña hacía la misma pregunta; y cada vez el lobo le contestaba:
-Tírala al fuego; nunca más la necesitarás.
Cuando la niña se metió en la cama, preguntó:
-Abuela, ¿por qué estás tan peluda?
-Para calentarme mejor, hijita.
-Abuela, ¿por qué tienes esos hombros tan grandes?
-Para poder cargar mejor la leña, hijita.
-Abuela, ¿por qué tienes esas uñas tan grandes?
-Para rascarme mejor, hijita.
-Abuela, ¿por qué tienes esos dientes tan grandes?
-Para comerte mejor, hijita.
Y el lobo se la comió.

Ni moraleja, ni final feliz, ni pretensiones educativas… pero con estro seguro que te apretabas contra tus hermanos en la penumbra y tenías unas pesadillas inolvidables. En fin… lo que va de ayer a hoy.

* * *

Nota: Hay varios posts, magníficamente documentados, sobre las Caperucitas de Perrault, Grimm, la primitiva versión oral y algunas más en  Algún día en alguna parte (¡lástima que lo  haya encontrado después de teclear todo esto…!)

Esta entrada fue publicada en cultura, Familia, literatura y etiquetada , , . Guarda el enlace permanente.

55 respuestas a Caperucitas de ayer y de hoy

  1. De lo cual se demuestra:
    a) que tú eres un conservador;
    b) que los conservadores están equivocados.

    Criticar que el cuento de El País contiene mensajes irreales no tiene el menor sentido. Es tan creíble que haya pócimas mágicas llevadas por cazadores como que haya lobos parlanchines. Lo que te molesta no es lo irreal de la versión actual, sino que te hayan cambiado la versión original.

    Ahora bien, no existe versión original. La tradición oral, por lo general, se construye sobre historias cuyos orígenes se pierden y que, como mucho, uno puede hacer referencia a la versión más antigua documentada. A partir de ahí, como las historias pertenecen al pueblo, que es quien las va perpetuando boca-oreja, van mutando, ajustándose a lo que en cada momento se considera como más adecuado. Estás pidiendo que se conserve lo que, por naturaleza, es móvil.

    Asi visto, es irresgado afirmar que quienes han puesto la historia por escrito en versiones posteriores a la original la han cambiado. Quizá han sido perfectamente fieles a lo que por aquel entonces se contaba (o se deseaba escuchar, que vendría a ser lo mismo). Quizá los de El País han escrito el cuento que muchos padres ya contaban a sus hijos, alterando el final y haciéndolo acorde a los valores que se desean transmitir.

    Todo esto, dicho con amor. 😉

  2. Wonka dijo:

    Topo tiene razón: quién sabe cuál era la versión original. Pero, dado el transcurso de los tiempos, da la impresión de que las versiones originales (si es que el término vale) eran más crudas que las actuales. Al respecto, quizá os interese una anotación muy parecida a ésta que escribí hace tiempo: http://wonkapistas.blogspot.com/2006/08/cuentos-de-hadas.html.

  3. Wonka, gracias por resolverme la duda que me rondaba, que era en qué otro blog había leído yo algo parecido. Yo tenía la sensación de haberlo leído hace poco, pero ya veo mi percepción del tiempo ya anda por la asíntota del logaritmo…

  4. pseudopodo dijo:

    Amkiel, buenísima la versión PC de Caperucita…Había oído hablar de ese libro y creía que estaba escrito en serio, pero veo que tiene una ironía demoledora.

    Topo, con todo mi cariño te digo también que estás totalmente equivocado 🙂

    Para empezar, caes en el error común de pensar que porque los cuentos “de hadas” son fantásticos, cualquier cosa está permitida. Pero no es así: tienen una lógica tan rigurosa como la literatura realista. Por eso es un cazador el que llega y no un molinero, porque los cazadores son los que llevan escopetas (y los brebajes eméticos los llevarán los brujos o los médicos, pero no los cazadores).

    El audiocuento es especialmente ridículo: la abuela está encerrada en el armario pero no se le ocurre gritar para avisar a Caperucita a pesar de de que desde ahí lo debe estar oyendo todo. No exigir lógica a los cuentos es tratar a los niños como tontos.

    Tampoco estoy de acuerdo en disculpar que se cambie el cuento porque “las historias pertenecen al pueblo”. Aquí no es el pueblo el que las está cambiando, sino unos escritores (Perrault, Grimm, el desconocido amanuense del El País) que lo hacen porque imponen sus criterios a la obra. Pero eso es tener muy poco respeto por la historia, y a la postre por el patrimonio cultural común. Presentar la historia del audiocuento como “Caperucita” es un fraude (más o menos como permitir que se llame “chocolate” a un preparado que no tiene “cacao”: le faltan los ingredientes básicos).

    Tampoco estoy en contra de toda modificación. La versión original yo no se la contaría a mis hijos, y me parece comprensible que Perrault quitara el canibalismo (además con ribetes sacrílegos) y el strip-tease; y creo que fue un acierto que le pusiera la caperuza roja… pero Perrault tenía talento y mantuvo una fidelidad creadora a la historia (se ve que es la versión que encontraste, Wonka) El final feliz de los Grimm me parece más discutible, pero al menos tenía elementos de fantasía de la buena (lo de la barriga llena de piedras, por ejemplo).

    Y (para ponerme pinchauvas del todo) la única asíntota del logaritmo es vertical y está en t=0. He dicho 😉

  5. serenus dijo:

    Otro gran post pseudópodo. Creo que me será útil para las clases.

  6. No existe ‘el cuento de Caperucita’, algo fijo, inmutable. Hay versiones de una historia con un parecido familiar que van cambiando a lo largo del tiempo, ajustándose a lo que en cada etapa se considera aceptable y a los valores que se quieren transmitir. Lo que tú tienes, claro, no es el cuento, porque no existe EL cuento; tú tienes algo que casi cualquiera reconocería como una rama más de un tronco común. Por tanto, no tiene sentido que tú le digas a tu hija que ese no es el cuento. Más que nada, porque si le lees el de los Grimm tampoco será el cuento. No el de Perrault. Y, al final, tú hija se quedará con muchas y ninguna será EL cuento.

    Los cuentos de hadas son historias al servicio de una moraleja y que han de ser aceptados por su público objetivo, los niños. Por ello, no todo vale. La narración ha de acomodarse a esas dos restricciones.

    A ti te parece que la versión actual rompe ‘las reglas del juego’. Para que yo esté de acuerdo contigo, tienes que demostrarme que el público objetivo no lo acepta. Un niño de hace cinco siglos no toleraría, quizá, lo del brebaje mágico. Pero no tengo nada claro que los niños de ahora se desenganchen de la historia en ese punto, con la sensación de tomadura de pelo que tú les supones. A mí, por ejemplo, me parece más increíble que la niña sea tan tonta como para no darse cuenta del ‘cambiazo’, pero parece que esta parte de la historia llega siglos funcionando.

    Por otro lado, te equivocas al afirmar que no hay intención educativa en la versión de La matanza de gatos. Claro que la hay. «El mundo es peligroso y cuidado con quién te juntas». Implícita, pero no por ello con menos calado en los niños que la escuchan. Sería como afirmar que las parábolas de Jesús no tenían objeto educativo moralizante porque no hacía un pareado al final para condensar la moreleja.

    Lo que no me queda claro es si lo que te molesta: ¿que cambien el cuento o que lo hagan con poca gracia?

    Querido Pinchauvas:

    Cada cual rota los ejes y gira las gráficas como quiere. Mi asíntota es horizontal.

  7. Sergio dijo:

    Qué buen post. Yo estoy de acuerdo con Pseudópodo. Supongo que los cuentos evolucionan y se pueden cambiar, para actualizarlos cuando se dejan de entender (aunque ¿no mola que la Bella Durmiente se pinche con el huso de una rueca?), o porque un autor quiere hacerlos más divertidos o más interesantes. Pero no deberían hacerlo por la corrección política de una editorial obsesionada por no ofender a padres susceptibles.

  8. Pececito dijo:

    Estimados,
    llevo un tiempo leyendo el blog, y los comentarios. Una maravilla, la verdad.
    Dicho esto, hoy me atrevo a escribir para recomendaros la lectura de «El psicoanálisis de los cuentos de hadas», de Bruno Bettelheim (Editorial Crítica). Los cuentos tradicionales, con todos los elementos que incorporan, tienen su lógica.
    Y estoy con Pseudópodo en lo del descafeinamiento de los cuentos populares, no tiene ningún sentido. Si a uno le parecen muy crueles los cuentos tradicionales, no hace falta cambiarlos y hacer que el lobo sea un hacker que le mete un virus en la pda de caperucita, solo hay que escribir otro cuento.
    No me gusta que me cambien las versiones de los cuentos, como tampoco me gustaría comprarme el Quijote y encontrármele yendo en metro…

  9. Athini Glaucopis dijo:

    Yo me sumo a la recomendación de Pececito: creo que es más que oportuno leer el libro de Bruno Bettelheim para comprender que la sabiduría psicológica de los cuentos populares no se improvisa sin más.

  10. A.B. dijo:

    El problema no son los cuentos dulcificados: al final la historia es la misma, un lobo se come a una niña por ser demasiado confiada. Que acabe mejor o peor es lo de menos, el niño aprende la lección, que es lo importante, y lo hace a través de personajes de ficción que él sabe aplicar a la realidad.

    El problema es que ahora ni siquiera se cuentan cuentos fantasiosos, simbólicos. Ahora se cuentan «cuentos» realistas: «El niño de integración», «Mi vecinito el discapacitado», etc. Así volvemos idiotas a los niños, un poco de símbolos por favor.

  11. A.B. dijo:

    De hecho la parte del cazador es importante porque enseña a los niños a confiar en que hay gente chunga pero también gente buena. Las versiones en las que no hay cazador me parece que muestran un mundo lleno de horror, y no es así. Claro que las versiones en las que el lobo no se come a nadie son la misma tontería, por el otro extremo. Pero esa es mi visión del mundo: que hay de todo, lobos y cazadores. Y es la que enseñaría a mis hijos. Lo importante es ser consciente de qué mundo quieres enseñarles.

  12. A.B. dijo:

    Y luego ellos tendrán la visión del mundo que quieran, por supuesto, si son capaces de liberarse de las frustraciones que les transmitimos sin querer.

  13. cerriwden dijo:

    Alguien dice que los cuentos de hadas son para niños.
    Debo decir que cada tanto releo los cuentos de los hermanos Grimm, y siempre me decepciono cuando los termino de leer, porque quisiera más.
    pero es lo que hay.
    la recomendación de leer a Bettelheim es muy acertada.
    La versión que das, Pseudópodo, la cafeínada me encantó.
    Esos eran cuentos de hadas.
    Besos.

  14. Daniel dijo:

    Muy interesante, post y comentarios. A mí no me disgusta ninguna de las versiones que pones, Pseudópodo, cada una tiene su aquél. Es natural que se reescriban los cuentos desde el ambiente actual, y no me parece mal mientras no olvidemos las versiones clásicas, las cuales creo que están más cerca del sentido originario de los cuentos, un sentido que se ha ido volviendo cada vez más puramente moral hasta llegar a las versiones edulcoradas y explícitamente moralizantes de hoy. No creo que el sentido originario de los cuentos fuera exactamente moral, o no sólo moral; está la lectura anagógica, espiritual, oculta tras símbolos, más esencial tal como yo lo veo y tal como siempre se vio. Lo mismo que con las parábolas de Jesús: ahí también yo creo que lo moral es secundario, y es una pena que tanto en eso como en los cuentos se pierda de vista lo otro. En este sentido concedo más importancia y autenticidad a las versiones clásicas de los cuentos: creo que contienen una sabiduría más profunda que las versiones moralistas/integradoras/pedagógicas, éstas más pobres, aunque puedan tener también su utilidad.

  15. Javier dijo:

    Debo decir que estoy con pseudópodo al 98%. El 2% restante es que cambiar el cuento no es tan grave (aunque con el respeto actual por la autoría, debería decirse mucho más explícitamente que es una neo-paráfrasis). Sí lo es cambiar la moraleja. Como dice Topo, los cuentos (y las parábolas) tienen su moraleja, sea explítica (Esopo, Perrault, etc) o implícita (los hermanos Grimm, Andersen).

    El problema de los cuentos tradicionales es que su mensaje choca con nuestra percepción actual de la infancia. De toda la vida, al niño se le enseñaba que el mundo es un lugar cruel, donde hay que andarse con mucho tiento ante la maldad ajena y donde hay mucha gente que muere de hambre (a Juanito y Margarita, los abandonan en el bosque, como a dos perros, porque la familia no llega a fin de mes). El niño actual es el sacerdote de la religión de la inocencia (¿dónde leí esto?) y como tal debe ser protegido de las inclemencias del mundo.

    Esta tendencia de ocultar el mundo al niño se ha llevado hoy en día muy lejos y se aprecia abiertamente en la ingenuidad con que los alumnos universitarios aprecian las injusticias a su alrededor (parecen saberlo todo sobre sexo y picaresca, parecen ignorarlo todo sobre la realidad) y con el batacazo inmenso que se dan al entrar en contacto con el mundo laboral, de una crueldad inimaginable.

    Topo, si cambias los ejes x e y de un logaritmo te sale su inverso, una exponencial. Calculus 101. Siento arruinarte la metáfora. Es lo que tiene cuando los «de letras» metaforizáis con matemáticas. 😛

  16. Javier dijo:

    Por cierto, la caperucita original, ¡horrible! Voy a tener pesadillas hoy mismo.

    Para cuento bien fastidiado, me acuerdo siempre «La cerillera» de Andersen, edulcorado como el solo, triste y terrible a la vez. Esa historia tiene la moraleja muy poco explícita, pero suele ser de las que deja un regusto muy duradero en los niños, y creo que para bien. Por otra parte, es un cuento en vías de extinción, porque es muy «cristiano».

  17. josele dijo:

    Pececito, Athini… Pseudopodo…

    ahi esta el libro de Bettelheim, en mi estantería (me lo regalo la que será mi consuegra en octubre), muy bueno

    puedo permitirme el lujo de (duda, ¿qué palabra uso?) vale, sugeriros leer la Segunda Parte del libro “Clásico, manierista, postclásico. Los modos del relato en el cine de Hollywood”. J. González Requena, Castilla Ediciones, 2006

    …donde se explica exactamente el funcionamiento del cuento (y del mito) en la construccion de la psique humana? Le da varias vueltas -con cariño- a Bettelheim. En 50 paginas.

    Pseudopodo, que bueno macho… (es que es mi especialidad esto de los cuentos). Por cierto, estoy dando un seminario off-the-record, en la uni de adscripcion voluntaria, sin reconocimiento academico, donde el punto de partida es este…

    empezamos con blancanieves y caperucita…

    ¿os imaginais alumnos universitarios de licenciatura yendo a la uni a participar en clase la tarde libre que tienen, preparandose lecturas, para aprender de qué va esto y como los cuentos y los mitos configuran la indivisdualidad y el grupo, y como a su vez incluyen leyes sociales y economicas, sin creditos mediante?

    Por aportar, el lobo, en origen, es una LOBA (es el negativo de la madre), igual que la reina y madre de la princesa de blancanieves es la bruja, la loba, como en Roma…

    es curioso lo del previo franchute; confirma la sospecha de que el espacio humano «normal» (que sigue una norma, nada que ver con el uso matemático-estadístico) es construido… La inscripción del cazador (del señor con escopeta, ¡qué literal!) pinta lo mismo que el de tantos otros cazadores (blancanieves) o figuras paternas que separan al negativo materno que amenaza con comerse al niño.

    pero es mucho esto, y luego le llaman a uno conservador ¿no Pseudopodo?

    Javier; un cuento ¿cristiano? en el cuento cristiano el hijo es sacrificado. Aunque luego resucita, no se queda entre nosotros. Aquí es salvado. Y se queda.

    que bueno el possst

  18. pseudopodo dijo:

    Pues la verdad es que la cuestión de qué es legítimo y qué no es legítimo hacer con un cuento es más difícil y más profunda de lo que parece…

    Es cierto, Topo, que no hay una versión que sea EL cuento de Caperucita, pero eso tampoco significa que cualquier ocurrencia valga. Y tampoco creo que el único criterio sea “que le guste a su público, o sea los niños” porque si le preguntas a un niño seguramente te va a decir que sí le gusta (por ejemplo, la mayoría de los dibujos que ponen en la tele son una basura, y “a los niños les gustan”, pero lo cierto es que les gustarían más otros dibujos que fueran mejores).

    Yo creo que la clave está en una cosa que dice Daniel, y es que un cuento tiene muchos sentidos, es como un “nudo de significación” (no sé quien decía esto). Es pretencioso pensar que lo que nosotros entendemos es todo el sentido del cuento, y que lo vamos a “mejorar” limándole aquí o allá las aristas. Probablemente nos carguemos algo que no entendemos pero que tiene importancia. Por ejemplo, tú insistes en que “los cuentos de hadas son historias al servicio de una moraleja”, y yo creo que eso es sólo un aspecto, y en parte secundario Insistir en la moraleja los vuelve utilitaristas, “educativos”, y caemos en esos cuentos realistas que dice A.B., incapaces de suscitar la dimensión de maravilla que tiene lo fantástico (nada de hermanos apretados unos contra otros en la penumbra con el corazón acelerado)…

    Esto tiene que ver con lo de Bettelheim (gracias por la recomendación, Pececito, Athini y cerriwden), que señaló que los cuentos son mucho más de lo que parecen. Leí en tiempos los primeros capítulos, pero el análisis de cuentos uno por uno me aburrió. Ahora lo he rescatado de la estantería y voy a darle un repaso. Curiosamente Darnton, el autor de “La gran matanza de gatos” no tiene muy buena opinión de Bettelheim porque dice que ignora la dimensión histórica de los cuentos y se empeña en analizarlos como si existiera EL cuento de Caperucita…

    En resumen, que creo que para “mejorar” un cuento de hadas hay que ser un buenísimo escritor, lo normal es que si lo toquemos lo dejemos peor que está.

    Y desde luego, me parece imperdonable adulterar cuentos que son patrimonio cultural de la humanidad (¿todavía no los ha declarado así la UNESCO?) por esta mentalidad que dice Javier, de proteger al niño de todo trauma real o imaginario. Precisamente, si Bettelheim tiene razón, los cuentos deben tener esa dimensión inquietante para que cumplan su función…

    Josele, acabo de ver tu comentario. Voy a tener que conseguir ese libro de González Requena, ya lo has recomendado alguna otra vez. Es fantástico eso de los alumnos yendo fuera de hora a estudiar a Caperucita… (en realidad es fantástico que vayan por gusto a hacer cualquier cosa, pero si es por esta literatura, más.. 😉 ). Por cierto, ¿estás seguro de lo de la loba?

  19. Javier dijo:

    Josele, si tildo de cristiano a «La cerillera» es porque la unión con la madre tras la muerte está perfectamente presente en el cuento. Esa dimensión sobrenatural, muy danesa (¿muy Kierkegaard?) no suele estar presente en Perrault o en los hermanos Grimm, mucho más apegados al terruño. (Bueno, de esto sabes tú mucho más, obviamente).

  20. josele dijo:

    Sobre la discusión -en el sentido sano- que teneis con respecto de la historia al servicio de la moraleja, y sobre la dimensión histórica de la historia, atendamos a cómo describe Agustín Pániker las Itihâsa en la p 373 de su Indika:

    “… deliberadamente los autores (…) nunca pretendieron contar una historia “objetiva”. Está claro que sólo querían destacar aquellos aspectos de su pasado que consideraban fundamentales, aunque esos eventos no siempre fueran históricamente verificables. Y estos aspectos vitales no consistían precisamente en enumerar “hechos” históricos, sino en desvelar la trama mítica de los tiempos pasados (…).
    Esta “historia” refleja los valores alrededor de los cuales la sociedad se organiza, codifica las creencias, vigila la eficacia del ritual, legitima las aspiraciones políticas… en definitiva, provee de sentido al presente. En lugar de hilvanar eventos pasados, la enseñanza Itihâsa-Purâna los interpreta en su relación con el ser humano y el cosmos. Consiste más en una guía para el hoy -o el mañana- que no una recopilación de datos acerca de un tiempo y lugar pretéritos.”

    En lo que a los cuentos respecta, los que son padres lo saben bien; los niños aprenden a dormir, a soñar, con los cuentos (Blancanieves se duerme 3 veces; en el bosque, en la casa de los enanitos -los nenes, mudito, sabio, etc-, y con la manzana).

    Además, obtienen la promesa de que despues ellos ocuparan el lugar de papa y mama (el desplazamiento -temporal y espacial- viene a santo de esto).

    Propp sacó algunas conclusiones, pero se pueden resumir (ver mi articulo sobre la guerra de las galaxias en http://www.tramayfondo.com) y termina uno encontrandose con Ricoeur, Gadamer…

    En la Bella Durmiente, la Cenicienta… Juan Sinmiedo… Son todo estructuras de construccion de la psique, de explicacion para el niño de por qué de noche no puede dormir con mama, de que cuando sea mayor estará en su lugar -o en el de papa-, se trata de construir un horizonte de sentido.

    Con respecto a los cambios que vamos incluyendo en los cuentos, y en las pelis (vean las tramas y los finales clásicos con respecto de los de los 80 y 90), afectan a nuestra percepcion de qué hacer, la previsibilidad no es casual; es construida con modelos, que llamamos textos (cuentos, mitos, pelis…).

    pesao me pongo…

    javier, perdona, me equivoque; creia que hablabas de caperucita…

    ¿loba? la figura amenazante tiende a ser femenina, porque es el negativo de la madre protectora (siguiendo la dualidad vigilia-sueño, presencia-ausencia); mira en blancanieves, la bella durmiente, la madrastra de cenicienta, rapunzel, la casita de chocolate… pero donde es lobo deberia ser loba; caperucita, los siete cabritillos (se hace pasar por mama…)

    saludos

  21. pseudopodo dijo:

    Copio aquí un resumen del primer capítulo de Psicoanálisis de los cuentos de hadas de Bruno Bettelheim (el nombre original, The uses of enchantment era mucho más bonito).

    * * *
    Si deseamos vivir, no momento a momento sino siendo realmente conscientes de nuestra existencia, nuestra necesidad más urgente y difícil es la de encontrar un significado a nuestras vidas. Este logro es el resultado final de un largo desarrollo: en cada etapa buscamos, y somos capaces de encontrar, un poco de significado congruente con el que ya se ha desarrollado en nuestras mentes.

    Contrariamente a lo que afirma el antiguo mito, la sabiduría no surge totalmente desarrollada como Atenea de la cabeza de Zeus; se va formando poco a poco y progresivamente desde los orígenes más irracionales. Desgraciadamente, hay demasiados padres que exigen que las mentes de sus hijos funcionen como las suyas.

    Para alcanzar un sentido más profundo, hay que ser capaz de trascender los estrechos límites de la existencia centrada en uno mismo, y creer que uno puede hacer una importante contribución a la vida; si no ahora, en el futuro.

    Como educador y terapeuta de niños gravemente perturbados, encontré que si se educa a los niños de manera que la vida tuviera sentido para ellos, no tendrían necesidad de ninguna ayuda especial. En esta tarea no hay nada más importante que el impacto que causan los padres, el segundo lugar en importancia lo ocupa nuestra herencia cultural.

    Dando esto por sentado, empecé a sentirme profundamente insatisfecho con aquel tipo de literatura que pretendía desarrollar la mente y la personalidad del niño. La mayoría de estos libros es tan superficial que se puede obtener muy poco sentido a partir de ellos.

    Para que una historia mantenga de verdad la atención del niño, ha de divertirle y excitar su curiosidad. Pero, para enriquecer su vida, ha de estimular su imaginación, ayudarle a desarrollar su intelecto y a clarificar sus emociones; ha de estar de acuerdo con sus ansiedades y aspiraciones, al mismo tiempo que le sugiere soluciones a los problemas que le inquietan.

    A través de los siglos, los cuentos se han ido refinando y han llegado a transmitir, al mismo tiempo, sentidos evidentes y ocultos; han llegado a dirigirse simultáneamente a todos los niveles de la personalidad humana y a expresarse de un modo que alcanza la mente no educada del niño, así como la del adulto sofisticado.

    Los cuentos de hadas sugieren al niño imágenes que le servirán para estructurar sus propios ensueños y canalizar mejor su vida.

    Muchos padres están convencidos de que los niños deberían presenciar sólo la realidad consciente o las imágenes agradables y que colman sus deseos, es decir, deberían conocer únicamente el lado bueno de las cosas. Queremos que nuestros hijos crean que los hombres son buenos por naturaleza. Pero los niños saben que ellos no siempre son buenos. Esto contradice lo que sus padres afirman, y por esa razón el niño se ve a sí mismo como un monstruo.

    Se considera que el objetivo del psicoanálisis es el de hacer la vida más fácil; pero no es eso lo que su fundador pretendía. El psicoanálisis se creó para que el hombre fuera capaz de aceptar la naturaleza problemática de la vida sin ser vencido por ella o sin ceder a la evasión. Freud afirma que el hombre sólo logra extraer sentido a su existencia luchando valientemente contra lo que parecen abrumadoras fuerzas superiores.

    Este es precisamente el mensaje de los cuentos de hadas transmiten a los niños.

  22. gliptodonte dijo:

    Cada vez estoy más contento de ser lector de este blog y sus comentarios.

  23. pseudopodo dijo:

    Gliptodonte, sólo falta que hagas camisetas con esa frase (y la url, claro) 😉

    Gracias. Yo también estoy cada vez más contento de ser lector de vuestros comentarios.

  24. Yo conozco varias versiones más:
    1)
    -¡Hola, caperucita Verde!
    -¡Hola, Lobo Daltónico!
    2)
    Llega caperucita a la casa y su madre le dice:
    -¿Por qué tardaste tanto, Caperucita?
    – Caperucita no, Señora de Feroz.
    3)
    – ¡¡¡Caperucita, te voy a violar por donde nunca antes te habían violado!!!
    -¡¡¡NOOOO!!!! ¡¡¡POR LOS OJITOS NOOO!!!
    4)
    -Caperucita, si me das un beso te regalo un caramelo.
    -Lobo, si me das la bolsita te hago una fellatio!!!

    Hay varios más, pero no quiero abusar de la hospitalidad del huésped…

  25. Frenzo dijo:

    Hola, Pseudo! A mí, anotame un par de remeras (una blanca y una negra) con imágenes de amebas y la dirección http.

  26. josele dijo:

    el comentario de Andrés José D’Nombrelargo me ha recordado que en la calle Real de Segovia hay un establecimiento de ropa de mujer que se llama «Señora de Feroz» (y no es un sitio para andarse con bromas).

    lo mejor del blog es que va en progresión

  27. opusprima dijo:

    Os recomiendo a todos la lectura de ‘Cuentos de Hadas’ de Tolkien, su interpretación de lo que es la fantasía y su lenguaje aclarará mucho de lo que se comenta aquí. Un saludo.

  28. Ni! dijo:

    Por una vez puedo aportar algo a tu magnífico blog (el blog y los comentarios) en vez de sólo leer. Cuando has puesto la versión original del cuento, me sonaba y me ha venido a la cabeza dónde lo leí por primera vez: Sandman, la obra maestra de Neil Gaiman. En el volumen «La casa de muñecas», número 5 (número 14 de la edición americana, marzo de 1990) un personaje cuenta a otro esa misma historia, prácticamente con la misma redacción. Espero que el comentario pase los filtros porque he subido dos enlaces, creo que te gustaría ver cómo quedó:


    Neil Gaiman es un profundo conocedor de la Historia y la tradición oral y sus obras suelen incluir cuentos de una forma u otra, inventados o adaptados, como relatos, novelas cortas o pequeñas historias dentro de novelas gráficas más largas, como ésta. Sandman, que os recomiendo a todos, es una joya en la que Gaiman exprime el arte de contar historias hasta el punto de que, a veces, llega a «anidar» en varios niveles a un personaje que cuenta una historia en la que un personaje cuenta una historia en la que…

    En cuanto a tu artículo, creo que una cosa es la preservación de los textos íntegros de una obra, del tipo que sea, y otra distinta es cómo se estructura esa obra cuando hay que leersela a un niño, si se da el caso. Debe haber un límite entre la pacatería de El País a que haces referencia y la crudeza del original, y supongo que ese límite lo determina quien cuenta el cuento en función de cómo de sensible sabe que es quien lo va a escuchar. Lo patético sería que para curarse en salud hayan censurado algo porque piensen que pueda ofender a alguien y que este alguien les denuncie. ¿Es ahí hacia donde nos dirigimos, tal y como está el percal?

    En cuanto a las modificaciones que permanecen, como la de los Grimm o Perrault, son muy interesantes porque permiten estudiar los cambios y las épocas y extraer conclusiones sobre la sociedad en que se produjeron. Lo del País es una anécdota que no llegará a más generaciones, sin duda, y ya has dejado claras tus conclusiones sobre la sociedad en que se produce 😉

    Sobre esto, comentario off-topic, me ha sorprendido mucho encontrar sarcasmo político en tu blog, cosa totalmente legítima, por supuesto, sólo que hasta ahora nunca había detectado de forma tan evidente. Sospecho que hay temas que te tocan más la fibra sensible.

    Un saludo.

  29. Robis Hood dijo:

    Excelente post y muy buenos comentarios!!
    Estoy de acuerdo con el comentario de Javier: Los papás de hoy queremos que los hijos solo vean lo bonito de la vida y los hacemos bien inutiles para afrontar sus problemas personales ya de adultos.
    Los cuentos crueles tienen un mayor efecto en nosotros que los cuentos azucarados, tambien las historias de terror.
    Otros cuentos hermosos y crueles son los Oscar Wilde: El Ruiseñor y la Rosa, El Amigo Fiel, El Principe Feliz; etc.
    Otro libro que nos ayuda a comprender la efectividad y la psicología de los cuentos infantiles es El Heroe de las Mil Caras, Psicoanalisis de Mito, de Joseph Campbell.

  30. pseudopodo dijo:

    Andrés José, me ha gustado lo de Señora de Feroz, pero modérese, que este blog lo leen los niños 😉

    Opusprima, no sabía de ese libro de Tolkien: gracias. He encontrado un resumen aquí; aún no lo he leído, pero tengo un fuerte prejuicio a favor de cualquier cosa que diga Tolkien…

    Ni! , magnífica la aportación. Había oído hablar bastante de Neil Gaiman, aunque me sonaba que era escritor de ciencia ficción y no dibujante de comics; así que te agradezco también que me lo descubras. Y es verdad, cuenta la historia original casi con la misma redacción (no me extrañaría que la hubiera sacado de la misma fuente, porque el libro de Darnton, del que yo la he sacado, es del año 1984 y es bastante conocido)…

    No creo que la versión de El País sea así por miedo a que alguien se ofenda y les denuncie (aunque me temo que eso sí pasa en otros temas) sino más bien que los redactores participan de la idea de que el niño “sólo debe conocer el lado bueno de las cosas”, como decía Bettelheim. Me parece un error lamentable mutilar de esa manera los cuentos de hadas porque precisamente su mayor virtud está en que permiten al niño enfrentarse con ese lado oscuro de una manera inofensiva y adaptada a su edad (esa es la tesis de Bettelheim, y, aunque no comparto su ropaje psicoanalítico, creo que en esencia es cierta). Por no hablar de que pierden la fascinación de lo maravilloso…Ya he dicho que yo tampoco contaría a mis hijos la versión original (que en realidad es de una época en la que los cuentos no eran “para niños”, ni siquiera existía el concepto de infancia que tenemos ahora) pero ¿qué tiene de malo la versión de los hermanos Grimm, con su final feliz?

    Y sobre el sarcasmo político… bueno, es más bien sarcasmo contra El País. Tengo que reconocer que por, por varios motivos, no tengo buena opinión del diario (entre otras cosas: tiene narices ir de “higbrow” y vender a Iker Jiménez…). Pero quizá soy algo injusto, porque en este tema en particular no sé si hay tantas diferencias (hay por casa algunos cuentos que venían con el ABC, y otros con El Mundo, pero son de Disney, no los han hecho para el periódico).

    Y, sí, hay temas que me tocan más la fibra sensible (aunque no te creas, este me cabrea mucho), pero no me gusta hablar de política en el blog porque (a) no creo que yo tenga mucho que aportar y (b) las discusiones políticas siempre acaban mal…y no quiero estropear el buen rollo que hace algunos post me decían que se respiraba por aquí.

  31. pseudopodo dijo:

    Robis Hood, el libro de Campbell lo tengo en la balda de «pendientes» desde hace… espera que lo mire… gasp…18 años 😦

  32. Ni! dijo:

    No me parece extraño que te cabrees por un tema tan importante como la tergiversación de la información, y más aún cuando esta información, un cuento, está destinada a los niños, es decir, se convierte en educación. Supongo que los que decidieron modificar así los cuentos también hablarán a sus hijos de cigüeñas y abejas cuando les pregunten por el sexo.

    Y estoy de acuerdo en que hablar de política estropearía el ambiente de esta tertulia literaria/científica/filosófica, en que se convierte cada artículo tuyo.

    Una pequeña puntualización, Neil Gaiman sólo escribe los guiones. Y sí, el libro que mencionas seguro que ha sido la fuente original, las fechas coinciden (aunque correlación no implica causalidad, je, je, je…)

  33. gliptodonte dijo:

    Pseudópodo sabe que yo no he leído a Hegel. Pero creo que sabe que conozco una frase suya que quiero explicar. “La verdad es el todo”.

    En este caso mi interpretación es la siguiente: La verdad no es sólo “la entrada” del blog sino los comentarios. Entre todos uno se va haciendo una idea bastante fiel de la realidad. A veces, si llegas tarde y ya hay muchos comentarios es fácil que alguno haya escrito aquello que tú hubieras querido escribir. Lo cual aunque lo pierdes en vanidad, (no puedo ser YO el que cita esto o lo otro) lo ganas en tiempo, porque supongo que habéis notado que esto de comentar un blog lleva tiempo. También lo ganas en humildad: “Estos cabr… se las arreglan sin mi para hacerse una idea bastante completa de lo que son las cosas. No me necesitan.”

    En fin. Si yo fuera otro y leyera este comentario mío escribiría:

    Gliptodonte, no estoy seguro que la frase de Hegel signifique lo que tú interpretas. ¿No te estarás refiriendo al perspectivismo de Ortega y Gasset?
    Por otro lado, Gliptodonte, ya vemos que en vista de que otros te han pisado “los comentarios” tienes que hacer un “metacomentario”. Tú el caso es no quedarte callado.

  34. gliptodonte dijo:

    Gliptodonte, puedes escribir metacomentarios. Pero evita escribir un metacomentario que a su vez sea autorreferente. Para hablar de un comentario tuyo debes utilizar otro y no el mismo. Conviertes esto en la paradoja del mentiroso que pese a Russell está sin resolver.

    Por cierto ¿Nadie ha escrito en la red “El blog del mentiroso? Tendría una única entrada que diría: “Los blogueros mienten siempre”.

  35. Ksiete dijo:

    Magnifico post!, aunque está pidiendo a gritos una búsqueda de los
    «mitemas», «Levi-Straussianos». Tampoco olvidar una versión más actual: Caperucita en Manhattan, de Martín Gaite.

  36. Hernan dijo:

    El ensayo completo de Tolkien sobre los cuentos de hadas (muy interesante) se puede leer acá:
    http://www.clubdelibros.com/ninoshadas.htm

  37. Muy buen artículo. Estoy basante de acuerdo, además, con su autor, aunque hay que reconocer que, si las versiones azucaradas del cuento resultan detestables por su ñoñería, la original recurre a una cruelda bárbara y totalmente innecesaria. Literariamente, el argumento más adecuado probablemente sea el de Perrault, pero está claro que cada época adaptará el cuento a su mentalidad si le resulta excesivo en algún aspecto. De hecho, quizás una parte de la gracia de la Caperucita probablemente sea que se trata de uno de los cuentos que se han contado de más maneras diferentes. Es como un esbozo a partir del cual cada cual crea su adaptación, y de ahí también los chistes, etc.

  38. Pilinguiña dijo:

    La entrada y la polémica de tus lectores, a los que también he leido, me ha entretenido muchísimo.

    Creo que los cuentos tienen que crear una atmósfera de misterio, dar miedo y terminar con la alegría de la historia que termina felizmente.
    Recuerdo ese miedo entre risas nerviosas.

  39. SERGIO dijo:

    ESTA E SUNA DE LAS VERSIONES MODERNAS DE CAPERUCITA MÁS DELIRANTES. PARA DISFRUTAR:
    http://personal.redestb.es/mortadelo/lecturas/benni.html

  40. Asturchale dijo:

    Creo que a los niños les han robado la fantasía y han salido perdiendo. Todos esos adultos que hoy se disfrazan de hobbits o que coleccionan los DVDs de «Star Wars» me parecen otros tantos niños que no escucharon suficientes cuentos de hadas cuando eran pequeños. No me gusta que desmitifiquen los cuentos de hadas ni que les limen los elementos fantásticos. Es una etapa que hay que atravesar, no puedes embutirle a un niño de seis años un cuento «solidario» o «ecologista». Me da pena de los pobres críos, la verdad.

    Por otra parte, hay cuentos y cuentos. No es lo mismo la salvajada de Caperucita, Hansel y Gretel o Pulgarcito que los maravillosos cuentos rusos.
    http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/rus/afanasi/ana.htm

  41. pseudopodo dijo:

    Muchas gracias a todos por los enlaces y los comentarios, siento no tener tiempo de contestar estos días… menos mal que me hacéis el trabajo: por ejemplo, esta mañana vi la Caperucita isométrica y pensé que tenía que enlazarla, pero ya lo ha hecho Marqus; Hernán ha encontrado el ensayo completo de Tolkien…, veo que casi no hago falta, me pasa como a Gliptodonte 😉 (por cierto, si creas tú el blog del mentiroso y se lo mandas a Microsiervos seguro que te lo publican)

    Asturchale no se me había ocurrido que tanta proliferación de frikis podía deberse a que no han tenido la dosis necesaria de fantasía en la infancia, pero me parece muy buena idea. De hecho, creo que cada vez los niños son menos niños y los adultos son más infantiles. Ah, y gracias por el enlace, algunos cuentos que oyen mis hijos (pero no es el mismo disco que el infame de Caperucita) están ahí y son muy buenos, no sabía de quien eran (otra cosa más, y aunque no venga a cuento: cada día está más interesante el archidruida, siempre me acuerdo de que me lo descubriste…).

  42. Asturchale dijo:

    Casi te hablo por propia experiencia, aunque no soy ningun friki. Me he pasado la vida leyendo mitos y epica y esquivando la narrativa contemporanea, que siempre me parece demasiado cinica y fria. Me parece que no me ocurre solo a mi, sino que vivimos en una epoca que huye del vacio y de la angustia, que se refugia en una infancia inventada, que busca las certezas del pasado. Vamos, que el existencialismo ha pasado de moda definitivamente y triunfa la novela historica.

    El archidruida tiene la extraordinaria capacidad de ver lo que esta demasiado cerca o es demasiado grande, y transmitirlo. A mi, leyendolo, me da la impresion de que muchas cosas que dice se me pasaron alguna vez por la cabeza como pensamientos fugaces, pero que nunca llegue a convertirlos en una teoria coherente. El tipo es capaz de abstraer los habitos mentales de la sociedad y la epoca en la que vive, para analizar desapasionadamente los hechos. ¿Has leido a Jared Diamond? Se parece un poco a el: me gusta la manera en que algunos autores anglosajones le sacan el jugo a la historia para comprender el presente.
    «El hombre piensa con historias, igual que camina con piernas». Una frase digna de recordarse. ¿Y la definicion de la «pornografia politica»?
    En fin, un verdadero genio. Ya quisieran los periodicos españoles tener un columnista que se le pudiera comparar.
    ¡Ah! Tengo nueva web, incluyendo articulos para descargar.

  43. pseudopodo dijo:

    ¿Y como vamos a visitar tu web si no pones el enlace? 😉

    No he leído a Diamond, y por la ridícula razón de que las ediciones de bolsillo de sus libros tienen una letra tan pequeña que me marearía en el tren (único sitio en el que puedo leer agusto). Pero creo que voy a sacar de la biblioteca «Armas, gérmenes y acero», que le tengo ganas desde hace años…

    Lo de la pornografía política está muy bien… lo malo es que cuando lo leía no podía evitar que es justo lo que está pasando en España (cambiando demócratas/republicanos por PSOE/PP).

  44. Asturchale dijo:

    Es cuestion de pinchar en mi nick 😉
    De todas maneras, aqui va
    http://www.mouguias.eu

  45. pseudopodo dijo:

    ..pues sí que estaba yo fino… Gracias 🙂

  46. instan dijo:

    No puedo más que disentir con Asturchale. Su comentario sobre los «frikis» me parece completamente equivocado en fondo y forma. En primer lugar parte de una generalización, y en segundo lugar no estoy para nada de acuerdo en considerar lo fantástico como infantil. A menos claro está, que consideremos infantil la literatura de Borges, Kafka o Cortázar 😉 .

    El componente fantástico ha jugado un papel muy importante en la literatura, y buena parte de las obras maestras absolutas de ella están llenas de él. Pero tiene también un claro contenido epistémico. La distorsión de la realidad que se presenta en un entorno fantástico sirve para comprenderla desde otros puntos de vista. Permite analizar las cosas desde puntos de vista extraños o alternativos.

    No creo que por tanto que tenga que ver con una etapa evolutiva de la mente, que sea algo propio de los niños. Sí creo que debe existir una evolución en cómo se introducen los elementos fantásticos en una historia, y el papel que estos juegan es diferente en el caso de los niños que en el de los adultos. En este sentido el problema que tiene cierta literatura fantástica no es que estén presentes elementos fantásticos como la magia sino que son escapistas y onanistas.

    Eso sí, literatura que entronca con los grandes mitos de la humanidad, tal y como se desprende del análisis de Campbell. E incluso en la simplona saga de George Lucas aparecen elementos que evidentemente son una aplicación de las tesis de su antiguo profesor en la universidad.

  47. Asturchale dijo:

    instan:
    Naturalmente que parto de una generalización. ¿Cómo podría atreverme, si no, a lanzar una hipótesis sobre toda una sociedad, toda una época?
    En segundo lugar, cuando dije que a los niños «les han robado la fantasía» no estaba pensando ni remotamente en la literatura fantástica para adultos. Nadie les ha robado a los niños «Un Mundo Feliz» ni los horrores de «El Pozo y el Péndulo», porque nunca fueron suyos. Y sí, la literatura fantástica trata, o debería tratar, de la realidad, pero ése es otro asunto.
    En tercero, cuando mencionas esos «elementos onanistas y escapistas» empezamos a pisar terreno firme. Falta que me expliques por qué crees tú que tantos adultos en nuestra época se refugian en unos mundos imaginarios tan infantiloides. Dicho esto con la salvedad de que yo pensaba que el onanismo era otra cosa.

  48. .Marfil. dijo:

    Una versión bastante moderna e infográfica de la Caperucita Roja:

    No sé si ya la habéis linkeado. 😉

  49. mario dijo:

    tuve la oportunidad de leer las
    primeras
    paginas….
    kisiera saber si tienes algun link de donde
    pueda descargar el libroo….

  50. Leo asiduamente este blog, y es la primera vez que me atrevo a escribir. No he podido reprimirme, porque me llega hondo el tema éste de la educación que estamos dando a nuestros hijos. En realidad está casi todo ya dicho aquí: creamos niños que quieren ser adultos cuando tienen doce años (de ahí el adelanto en la edad de consumo de alcohol o de drogas), y con eso generamos adultos que son incapaces de dejar de ser niños. Más allá de si los cuentos los crea «el pueblo» o el escritor, o si se puede modificar o no el contenido de un cuento para adaptarlo a la realidad social, a lo que verdaderamente me preocupa es el tratamiento que la ideología «progre», que es la que determina la «superestructura ideológica» del momento actual, da al tema de la violencia. Sencillamente lo esconde, con lo que impide la socialización por parte de los niños de algo tan humano como la violencia. ¿No estará este ocultamiento engañoso e infantiloide de la violencia en la raíz misma del aumento de la violencia en los centros escolares? El cazador ya no puede abrir la barriga del lobo para rescatar a Caperucita: se supone que un niño se traumatiza si lee eso. El cazador le hace que se beba una pócima y luego le da una palmadita en la espalda y le dice vete y no peques más. En realidad el discurso de la progresía hispana es devastador y crea sociedades indefensas: porque en este caso hablamos de un cuento, pero no podemos olvidar que la ministra progre que dirige al ejército ha dado orden de que los buques de guerra que patrullan las aguas del Índico no disparen contra los piratas somalíes. Visto el cuento de El País, es de suponer que los marineros españoles tendrán que acercarse al barco pirata, invitarlos a subir a la fragata, regalarles un ramo de flores y una copa de cava y pedirles por favor que no sean tan malos y no secuestren barcos atuneros.
    No sé, pero a lo mejor estamos perdiendo la perspectiva de la realidad del ser humano y el pueblo que creaba cuentos hace muchos años era más realista, más sensato y más cuerdo que esta sociedad nuestra invadida por una ola de estupidez. ¿Protegemos a los niños? No, ni siquiera los tratamos como a niños, que encierra en su interior un hombre potencial: los tratamos como a niños que queremos que siempre sean niños, e impidiendo que metabolicen el hecho de la violencia humana estamos dando lugar a la misma sociedad que nos pone el vello de punta en «El Señor de las Moscas».
    Un saludo.

  51. pseudopodo dijo:

    Manuel, gracias por animarte a escribir. Me ha hecho mucha gracia la comparación de la Caperucita de El País (o más bien del cazador del cuento) con nuestra armada en el Índico. No se me había ocurrido, pero la verdad es que da en el clavo: es el mismo buenismo, la idea de que el mal no existe, sólo, a lo sumo, la mala educación.

    Lo que me da que pensar tu comparación es que esta hornada de cuentos buenistas lo que hace es reflejar la visión del mundo de una generación, y no sólo su concepto de lo que debe ser la niñez. La niñez, para ellos, debe vivirse en un parque temático permanente, pero lo malo es parece la idea es que la vida entera debe ser así. Y, peor aún, uno empieza a sospechar, con cosas como esta del Índico, que, creen que de hecho es así.

    Lo curioso es que esta generación buenista no se crió con estos cuentos buenistas. ¿De dónde han sacado sus ideas?¿Qué ideas va a tener la siguiente generación, criada con esos cuentos? Me temo que el buenismo no va a poder durar, porque la sociedad que va a salir de aquí no va a invitar precisamente al optimismo antropológico…

  52. DEpaso dijo:

    Nunca hubiera imaginado que un «doctor en físicas» dedique su «plena capacidad investigadora» a ver las diferencias de unas caperucitas a otras…. jaja. Empiezo a preguntarme sobre qué era la tesis!!

  53. edulcorado dijo:

    Por interpretaciones que no quede:

    Tengo un amigo medio marxista tirando a revolucionario ( Sí!, todavía existen) que cuando le cuenta Caperucita a su hijo, acaba diciendo:

    ¡El lobo no es el malo! Es que tiene hambre…

Deja un comentario