[50 libros] #11 La rueda de la vida, de Elisabeth Kübler-Ross

No sé cuantos de ustedes han oído hablar de Elisabeth Kübler-Ross. Cuando yo leía el Integral, allá por los años 80, era una celebridad… por lo menos, entre los lectores del Integral, o sea, vegetarianos, verdes, new-ages, fans del primer Fritjof Capra y gente así.

A la doctora Kübler-Ross siempre se la mencionaba en relación con la muerte: la mayor experta en ese tema, se decía, pero no en su dimensión médica sino personal y vital. De alguna manera, había traído una nueva visión, más humana y menos materialista, de ese trance. Una visión necesaria en una época en la que la muerte se ha convertido en un tabú del que apartamos nuestros ojos a toda costa.

Más o menos con eso me había quedado yo, aunque nunca supe bien en qué consistía esa visión.

Cuando hace un par de meses eché un vistazo a este libro me cautivaron las primeras páginas. La autora, al final de su vida (“este será, sin duda, mi último libro”) repasa su historia, desde su infancia en Suiza, donde estaba destinada a ser “una simpática y devota ama de casa” hasta su madurez en los Estados Unidos,  convertida en una celebridad por sus trabajos en un tema bien inverosímil.

Elisabeth Kübler (el “-Ross” es el apellido de su marido) nació en 1926 y desde pequeña estuvo marcada por un rasgo improbable: era trilliza. De las tres hermanas que nacieron en el mismo parto fue la más débil al principio, pero pronto demostró ser la más independiente y la que se rebeló contra un padre autoritario en cuyos planes no entraba que las mujeres estudiaran. Terminado el instituto, llegó al punto de marcharse a trabajar de sirvienta con tal de no entrar en la empresa de su padre.

Su sueño de estudiar medicina tardó en realizarse. Se unió al Servicio de Voluntarios por la Paz, una ONG (diríamos ahora) con la que conoció la Europa arrasada por la Segunda Guerra Mundial, y trabajó en clínicas improvisadas, sin anestesia ni apenas instrumental. En Polonia llega a entrar al campo de concentración de Maidanek, que acababa de ser liberado, y está a punto de morir en el viaje de vuelta a casa, enferma y sin dinero.

En 1951 puede por fin ingresar en la facultad de Medicina (y nos enteramos de que en Suiza, por aquel entonces, los exámenes de entrada incluían “desde trigonometría y Shakespeare hasta geografía y física”). Conoce allí a un estudiante norteamericano con el que se casará al poco de terminar la carrera, en 1957, y marcha enseguida a los EEUU.

Más o menos por aquí, en la página 131 del libro, anoté: Una y otra vez sorprende que K-R no se queja. No habla mal de su padre, a pesar de que la echa de casa, no critica un sistema en el que hay que saber latín y trigonometría para estudiar medicina, o unos sueldos de residente que no dan para comer ni trabajando todo el día. Ni finalmente, que no la admitan para especializarse por estar embarazada.

En efecto, tuvo que renunciar a la pediatría por ese motivo, y se convirtió en psiquiatra porque no tuvo otra oportunidad. Pero K-R mantuvo la misma entereza de siempre y pronto empezó a dejar su huella Una actitud, por cierto, que me recuerda mucho a la de Virgina Apgar, que por esa misma época se había interesado por los recién nacidos (como conté hace tiempo). Aquí empieza su vocación por atender a los moribundos, cuando se encontró que los médicos los evitaban:

[p146] Esas personas que estaban en las últimas fases de la enfermedad, que estaban en el proceso de morir, eran las que recibían el peor trato. Se las ponía en las habitaciones más alejadas de los puestos de las enfermeras, se las obligaba a permanecer acostadas bajo fuertes luces que no podían apagar; no podían recibir vistas fuera de las horas prescritas; se las dejaba morir solas, como si la muerte fuera algo contagioso.
Yo me negué a seguir esas prácticas. Las encontraba injustas y equivocadas. De modo que me quedaba con los moribundos todo el tiempo que hiciera falta y les decía que lo haría. (…)
Ellos fueron los mejores maestros que he tenido en mi vida. Los observaba debatirse para aceptar su destino; los oía arremeter contra Dios; no sabía qué hacer cuando gritaban “¿por qué yo?”, y los escuchaba hacer las paces con Él. Me di cuenta de que si había otro ser humano que se preocupara por ellos, llegarían a aceptar su sino. A ese proceso lo llamaría yo después las diferentes fases del morir, aunque puede aplicarse a la forma como enfrentamos cualquier tipo de pérdida.
Escuchando, llegué a saber que todos los moribundos saben que se están muriendo. No es cuestión de preguntarse “¿se lo decimos?” ni “¿lo sabe?”.

Por las mismas fechas, su padre enferma en Suiza, y llega a tiempo de conseguir que se cumpla su deseo de morir en casa con su familia.

A partir de este momento, Kubler-Ross empieza a hacer seminarios con moribundos para los estudiantes de medicina, a escribir artículos y dar conferencias, y finalmente se hace famosa cuando publica en 1969 Sobre la muerte y los moribundos. En 1974 recibió un doctorado honoris causa, el primero de los 23 que recibiría hasta su muerte en 2004. Como dice la Wikipedia española,

Elisabeth ayudó a muchos familiares a manejar su pérdida, a saber cómo enfrentarse a la muerte de un ser querido, les explicó cómo apoyar a la persona en agonía, lo que debía hacerse en esos difíciles momentos y lo que debía evitarse. Bajo su tutela se crearon fundaciones y movimientos ciudadanos que reclamaban el derecho a una muerte digna. Y comenzaron a publicarse libros, gracias a los cuales miles de familias recibieron consuelo.

Y con esto tendríamos una vida cumplida y ejemplar.

Pero hay un problema.

En la página 244, ve un hada. Y además, le saca un par de fotografías. Que desgraciadamente se destruyen en el incendio de su casa, muchos años después.

Unas páginas antes, había empezado a estudiar las experiencias extracorpóreas, que, en su contacto diario con moribundos, había encontrado que eran relativamente frecuentes.  Cuenta que con un pastor protestante entrevistó a unas 20000 personas de todo el mundo, de culturas diversas, y se encontró con relatos coincidentes en todos los puntos esenciales. “Hasta entonces”, dice en la p. 234, “yo nunca había creído en que existiera una vida después de la muerte, pero todos esos casos me convencieron de que no eran coincidencias ni alucinaciones”.

Cuando uno lee esto, lo que lleva leído antes (el relato de la vida cumplida y ejemplar), le presta un respaldo. Kübler-Ross era doctora en medicina y todo indicaba que era una científica seria (como también lo parece Pim van Lommel, que ha publicado el reciente libro Consciencia más allá de la vida).

Pero cuando unas páginas más adelante se encuentra con el hada, uno se convierte súbitamente en un escéptico.  A partir de ese punto, Kübler-Ross está cada vez más interesada por la reencarnación, tiene cada vez contactos más frecuentes con los espíritus, se separa de su marido, y acaba envuelta en un confuso asunto con un presunto medium. Increíblemente, no deja de creer del todo en los poderes del medium, pese a que lo que cuenta es un engaño palmario para cualquier lector.

Al final, este libro deja un regusto ambiguo. Lo más fácil es pensar que a Kübler-Ross “se le fue la pinza”, quizá por el exceso de trabajo que le trajo su súbita fama, y se convirtió en una chalada víctima de unos falsos gurús, un triste fin para alguien que había tenido una carrera tan meritoria. Pero quizá no es tan sencillo. Desde el principio había en la pequeña trilliza una obstinación, una entrega y una rectitud excepcionales. Tanto que seguramente pareció una chalada desde el principio a la gente más normal: como lo parecieron Simone Weil o Teresa de Jesús. Y los mismos rasgos de carácter que la hicieron una apóstol de los moribundos son los que la llevaron a zambullirse en aguas que nos parecen tan turbias. Quizá en otra época Elisabeth Kübler-Ross habría sido una santa. Hoy, que no vemos hadas ni ángeles, nos parece una chiflada. Puede que hayamos salido perdiendo…

* * *

P.S.: He encontrado el libro en pdf aquí, parece que entero.

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24 respuestas a [50 libros] #11 La rueda de la vida, de Elisabeth Kübler-Ross

  1. loiayirga dijo:

    A mi hija (primero de periodismo en la Pontificia) le ofrecían este libro como lectura voluntaria en una lista en la que también aparecía “la evolución del Deseo” de Buss. Creo que para la asignatura de Psicología.
    No sé por qué una chica de 19 años quiso leer sobre la muerte y lo escogió. Lo leyó muy interesada y dijo que le había gustado mucho. Dijo que la parte final en la que hablaba de estíritus le daba miedo. Luego vi como les soltaba una explicación larga a mis padres (91 y 80 años) sobre el tema.
    En el examen oral le preguntaron que si sabía qué es lo que la había hecho famosa. Según la profesora era el establecimiento de cinco etapas de todo moribundo en relación con la muerte.
    Son las que además de en el link que tu pones las he visto enunciadas en el índice del libro que enlazas en tu entrada (Sobre la muerte y los moribundos). Negación, ira, pacto, depresión y aceptación. Por lo visto son de mención obligada cuando se habla de este asunto.

  2. leelibros dijo:

    Respecto a las 5 fases, son las mismas reflejadas en La muerte de Ivan Ilich…

    El libro es uno de los libros recomendados por los espiritas. En Brasil la religión espírita (que parte de Alain Kardec) está en pie de igualdad con el resto de religiones y cuenta con suficiente prestigio como para ser socialmente aceptada. Muchos médicos son espíritas. No sé por qué razones hay muchas insituciones menstales mentenidas por esta religión (que hace una considerable obra social).

    Creo que la razón de estas creencias nace de la angustia vital. Me consta que muchas personas de otras religiones acuden a centros espíritas a hablar con sus seres queridos difuntos. La ilusión es perfecta, y las personas salen aliviadas. Por contra el catolicismo y los evangélicas niegan la posibilidad de comunicarse con los difuntos.

    Supongo que enfrentar la muerte de tantas personas acaba convenciénbdote de que hay algo más después. Que debe haber algo más después.

  3. loiayirga dijo:

    Ya lo dijo Chesterton: Cuando se deja de creer en Dios, enseguida se cree en cualquier cosa.
    Todo ese múndo mágico de hadas (que tanto le gusta a A. Ibañez, por cierto) es un sucedaneo de la religión tradicional.

    • Aloe dijo:

      O una vuelta a la religión aún maś tradicional.

      • Loiayiga dijo:

        Es cierto, aloe, tradicional es lo que nos entregan las generaciones anteriores. Las hadas también son creencias tradicionales.

      • Aloe dijo:

        Los cuentos para niños de un siglo son los restos desvaídos de las religiones de mil años atrás.
        De todas maneras, yo veo (es una impresión solo) que el ámbito de la cultura anglosajona tuvo y sigue teniendo un ramalazo peculiar (no sé si tradicional o reciente) en el que lo sobrenatural, folkĺorico, fantastico, mágico, tiene un sitio enorme. Hay innumerables libros, películas o series en los que lo sobrenatural y lo mágico es aceptado, cultivado y se trata con mucha credulidad y complacencia. A veces se mete más o menos a calzador en un contexto cristiano, otras veces no.

      • bloodykefka dijo:

        «Los cuentos para niños de un siglo son los restos desvaídos de las religiones de mil años atrás.»

        ¿Usar mitología antigua para crear historias nuevas se le dice ahora «restos desviados»? Joder, entonces los máss media están petados de ellos.

        Que quereis que os diga, pero yo diría que una cosa es usar el trasfondo y otra lo que dice Aloe. Y ojo, también contemplo el caso de que algunos cuentos fueran «remakes» de mitos antiguos… pero no conforman el todo.

  4. Dr.J dijo:

    Lo bueno de las entradas de D. Pseudo es que, tan poco interesantes como con frecuencia son (ejem) nos dan la oportunidad a sus superinteligentes comentaristas de hablar de algo totalmente (but not quite) distinto y mucho más bonito. Esto de las hadas tiene un curioso antecedente con foto y todo, el bien conocido caso de las Hadas de Cottingley en 1916/17 en que dos primas obtuvieron cinco fotos de hadas; fue relevante por el interés de Sir Arthur Conan-Doyle (famoso entusiasta del espiritismo) hacia 1920. Poco antes el mismo Conan Doyle estuvo (al parecer) implicado en la no menos famosa historia del hombre de Piltdown que ha quedado como caso típico de fraude «científico». Y recordarán al pobre George Edalji, el abogado de origen hindú que fue encarcelado a pesar (otros dirían a causa de) el interés de Sir Arthur en demostrar su inocencia en investigación á la Sherlock Holmes (magnífica novela sobre esto Arthur&George, de Barnes). Toda esa etapa alrededor de la Gran Guerra del 14 es prolija en casos semejantes como Rudyard Kipling que mantenía tener un espíritu que «le dictaba» aunque se alejó del espiritismo. Parece evidente que el horrible baño de sangre de la guerra (los creyentes en el espiritismo con frecuencia habían perdido hijos en ella y comprensiblemente se agarraban a cualquier clavo ardiendo) y el cambio radical de sociedad que supuso influyeron en ello.
    Por supuesto estas conexiones pudieron afectar la carrera de literatos y otros artistas (a peor diría yo); un siglo después unas fotos de hadas serían un impulso formidable a la publicidad de cualquiera de ellos (el querido D.Andrés Ibáñez incluido). Y bueno, paro para cumplir mi regla de comentario menor o igual a entrada original.

  5. pseudópodo dijo:

    Loiayirga, es un poco sensible tu hija para asustarse con eso de los espíritus… aunque no sé, lo de darle la charla a sus abuelos… Quizá le impresionó el aura seria de Kübler-Ross, porque hasta que ve el hada es admirable, y de hecho su faceta de chalada (vamos a llamarla así) no se ha filtrado a su imagen pública, porque a mí no me sonaba.

    Es interesante ver esto desde el punto de vista de la cita de Chesterton. Kübler-Ross se crió en una familia creyente pero abandonó la religión (al menos dejó de pertenecer a una religión establecida, y desde luego no creía en una vida después de la muerte). Si hubiera seguido dentro de la matriz cristiana en la que creció, mi sospecha es que no hubiera visto ningún hada ni se comunicaría con espíritus: habría integrado sus descubrimientos sobre la (aparente) vida tras la vida que se encontró en sus entrevistas con pacientes en el marco convencional del cristianismo, mucho más sobrio.

    leelibros, no sabía eso del Brasil ni había oído hablar de Alain Kardec, de hecho había visto alguna vez la palabra “espírita” y creía que era una errata… Lo que me sorprende es que sean tan convincentes estas sesiones de comunicación con los difuntos, da que pensar. Ah, y no me había dado cuenta tampoco de lo de la muerte de Iván Illich, con lo que me gusta ese libro (hasta he hablado de él aquí).

    Dr.J, en mi reconocimiento a las aportaciones de leelibros se confirma una vez más lo que dices: que lo mejor de este blog son sus comentaristas, incluido tú, por supuesto (que sí, que lo digo en serio). Es muy interesante lo que cuentas, lo de la foto lo sabía, pero no que esto tuviera que ver con la novela de Barnes. Es una época bien curiosa esta, el mismísimo William James estuvo muy interesado en el espiritismo, aunque algo antes.

    La próxima vez, anímate a superar la extensión del post. Esta vez podías haber escrito mucho más…

  6. Athini Glaucopis dijo:

    Si alguien que no fuera mi admirado Pseudópodo me hubiera resumido el contenido de este libro, habría decidido inmediatamente que no me interesaba en absoluto. Pero como la recomendación venía de quien venía, pues lo he leído, y me alegro mucho de haberlo hecho.

    Dado que cada uno de nosotros no puede someter a análisis y experiencia más que una pequeñísima fracción de hechos, la inmensa mayoría de nuestros conocimientos se derivan de la autoridad que concedemos a otras personas (o instituciones) que nos los transmiten. Dados los logros y los avales académicos de la doctora Kübler-Ross, parece que lógico concederle una buena dosis de «autoridad científica». Pero sabemos también que en una misma persona puede convivir la más preclara inteligencia con la mayor de las candideces. Yo podría llegar a tomarme «a beneficio de inventario» incluso las historias de las Hadas, pero no puedo evitar una grave incomodidad con la historia del ‘medium’. A pesar de todo, como digo, creo que ha merecido la pena la lectura: siempre es enriquecedor conocer a alguien con el carácter de doña Elisabeth.

  7. AlbertodeFco dijo:

    (A veces posteo como leelibros porque se me olvida salir de mi sesión de WordPress)
    Hace un mes mi mujer falleció así que aporto la experiencia de la angustia (la palabra es angustia, no tristeza) que se siente ante la pérdida. La incredulidad por la ausencia es tal que buscamos cualquier cosa que la alivie. Sus amigos le siguen dejando mensajes en Facebook y yo hablo en voz alta con ella. Su sobrino le manda mails…
    Esto lo puedo conciliar con el convencimiento de que su consciencia ha desparecido, y de que lo que de ella queda está en la mente de quienes la conocimos. Hofstader, lo cuenta en Yo soy un extraño bucle: \”un cerebro adulto alberga no sólo el bucle extraño que constituye la identidad de la persona asociada a ese cerebro, sino muchos patrones en forma de extraño bucle que son copias de baja resolución de los bucles extraños primarios que se alojan en otros cerebros\”. Es decir, que Grace vive en mí. Y la verdad, lo que suebte cuando, a veces. pienso en ella, es más que ausencia, es casi una presencia dolorosa.

    Respecto a lo que hacen los espíritas. Quién va a una sesión espírita QUIERE hablar con su ser querido, así que lo facilita todo al máximo. da datos, ayuda con sus comentarios, y la persona que interpreta ha desarrolado la lectura fría a muy buenos niveles. Por último, el ambiente de fervor ayuda al más descreído.

    • pseudópodo dijo:

      Alberto, no tenía ni idea. Lo siento mucho. Te he puesto un correo.

    • Maria dijo:

      E.Kubler.Era científica, comuna gran formación, parte de sus investigaciones han si dos corroborada por diversos científicos
      PIM VAN LOMMEL ..entre otros.Publiconenla revista Lancet.Creo que no tiene nada que ver estos estudios con la religión cuando ya se pasa a la física cuántica.
      Es conocimiento científico no religioso.
      PARA mi el tema de las hadas no tiene importancia, ella estaba sobrecargada , obsesionada y a punto de un Divorcio.
      A Veces uno ve lo.que quiere ver.
      Lo que me sorprende es la entrevista con la difunta Sra swartz-y el desmesurado empeño.en creer que los acontecimientos más importantes de su vida son casualidades
      NO hay explicación…PIM VAN LOMMEL..
      es otro paso más, que confirma muchas investigaciones de E.K.

  8. Jojoa dijo:

    Lo más triste de dejar de lado estas experiencias «paranormales» como algo de charlatanes, es que les dejamos de ver con seriedad. Estudio psiquiatría, en donde muchos de estos fenómenos son considerados como meras manifestaciones de un cambio en la psiquis, pero creo que el ser tan comunes en tan diversas culturas les da algo de peso y ni somos científicos ni conocedores absolutos de la verdad, pues hasta hace unos años los científicos nos decían que sería imposible viajar a la velocidad del sonido.

  9. eugenia dijo:

    En estudios científicos que aporta el conocimiento de las obras de R. STEINER en Antroposofía, donde abarca medicina, agricultura biodinámica ,filosofía, educación, arte ,etc en estos estudios se menciona que existen seres elementales inferiores( toda la naturaleza está viva) no solamente nosotros y los animales, que se manifiestan en diferentes formas, ellos también tienen un objetivo en este universo..
    Dentro del ranking de los mejores matemáticos de los ultimos siglos se le menciona a él, y como dato aparte, fue el traductor de todas las obras de Goethe, que muestran una similitud asombrosa con los estudios que abarcó Steiner. Goethe lidera el ranking de los mas sabios del mundo, y no creo que las personas desconozcan que toda vida es real mas allá de lo inimaginable. En eso todavía estamos muy cortos de vista y dando mucha importancia a lo racional, cerrándonos a aquello que desconocemos.
    No me hubiera gustado decirlo pero yo particularmente vi un ser de aquellos . (sin mayores comentarios)

  10. NACER Y MORIR SON PARTE DE LA VIDA – CON EL NACIMIENTO LLEGAMOS A UNA VIDA NATURAL EN LA TIERRA Y CON LA MUERTE DAMOS EL PASO HACIA LO DESCONOCIDO Y TRASCENDENTE PARA UNA NUEVA VIDA ESPIRITUAL Y ETERNA

  11. maggie dijo:

    SOBRE LA MUERTE Y LOS MORIBUNDOS
    Alivio del Sufrimeinto Psicológico
    Elizabeth Kübler- Ross
    1,297 páginas
    https://docs.google.com/file/d/0B5JGoBVRg7zrWHo4aF9JSzRpVVk/edit?pli=1
    PARA DESCARGAR EL LIBRO:
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  12. graciela dijo:

    yo recien terminè de leer el libro La rueda de la vida,me gustò mucho,yo hace un año fui operada de càncer,y hay muchos pasajes en este libro,los que a uno como paciente quisiera escuchar,sobre todo una buena acogida,una infinita sensibilidad de nuestros mèdicos y enfermeras,que muy a menudo no la encontramos,y ni siquiera en la familia.Ninguna persona que no haya vivido una enfermedad larga o terminal,sabrà de lo que estamos hablando.Me quedo con lo positivo de este libro,las etapas de un moribundo,que la vida sigue hasta que cerremos los ojos,que necesitamos una buena acogida,que somos seres humanos aunque nos veamos casi invisibles….Somos humanos y tenemos vida hasta que cerremos los ojos.

    • Roxana dijo:

      Hola Graciela,después de pasar años en un hospital ,(yo no era la persona enferma) leer varios libros de Elisabeth y al ver tu comentario me queda una sensación de profunda tristeza,pues las personas se quedan con el tema sobrenatural y es valido,pero la investigación de tantos años ;comprobada
      validada y reconocida con premios de parte de organismos educacionales «serios»en varias partes del mundo ,no se aplica ,en los libros puedes leer transcripciones,y leer de primera fuente lo que necesitan de parte de la familia y personal medico,y no se hace el menor esfuerzo por mejorar las necesidades básicas ,de «ser tratado como una persona».Solo me queda el tratar de ayudar a quien desee escuchar una humilde recomendación y quizá dar solo compañía como lo describe elisabeth. Espero que estés muy pero muy bien .

  13. paula abril dijo:

    Respecto de las hadas.
    No es que existan o que no existan.
    El mundo es personal.
    Si crees en ellas, existen.
    Si no, no.
    Y ambas opciones son válidas, reales.
    El mundo es personal.
    Lo vemos como queremos verlo.
    Por eso nunca juzgué a KR.

    • PMD dijo:

      No conocemos la realidad, apenas conocemos nuestra observación de la realidad – lo que naturalmente admite que cada uno tenga su propia observación de la realidad. De tal modo, las hadas pueden existir para mí y no para tí, o viceversa.
      El mundo es personal – como dice paula abril – pero lo vemos como lo vemos y no necesariamente como queremos verlo, puesto que «querer verlo» es una competencia que no todos sabemos que poseemos. Podemos elegir lo que queremos ver, inclusive reinventarlo: «Reinvéntate a tí mismo». Creo que ese es el mayor desafío del hombre, superior al «Conócete a tí mismo» del templo de Apolo.

  14. MariaJose dijo:

    Me ha gustado mucho tu resúmen, y estoy totalmente de acuerdo contigo en la parte de las hadas.
    Lo e leído muy recientemente y aún no se cómo tomarlo. Quizás sí «de le fue algo la pinza», pero lo q realmente importa, es el paso tan importante q dio de atender a la persona en sus últimos momentos en su vida física (exista o no algo después). La persona en el momento de la Ida, se siente sóla, asustada, y siempre » una mano amiga», ayuda. 🙂

  15. Irene dijo:

    Pues déjame decirte que las hadas existen, y lo digo precisamente porque las he visto. De hecho descubrí a esta doctora y su obra porque buscaba en internet experiencia de personas con hadas para confirmar lo que un día vi.

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