[Reseña] Natalia Ginzburg: Las pequeñas virtudes

Natalia Ginzburg, Las pequeñas virtudes, Ed. El acantilado, 2002

Con la mala conciencia que me dan mis 36 libros a medio leer, he decidido decretar una cuarentena y no comprar más hasta que no acabe unos cuantos. Pero, animado por Helene Hanff, sí me permito comprar libros ya leídos, y el otro día me hice con éste, mi libro favorito del verano pasado.

Natalia Ginzburg nació en 1916, hija de un distinguido profesor de histología, y se llamaba en realidad Natalia Levi. Se crió en Turín, una ciudad que por entonces parecía estar llena de jóvenes intelectuales judíos con ese apellido (además de Natalia, llegarán a ser famosos Primo, Carlo, Rita…). Se casó en 1938 con Leone Ginzburg, co-fundador de la Editorial Einaudi, que había sido profesor de literatura rusa en la Universidad de Turín: perdió su plaza por negarse a prestar el juramento de lealtad al régimen fascista. En 1940 fueron confinados en un remoto pueblo de los Abruzos. En 1943, cuando cayó Mussolini, Leone pudo escapar a Roma. Natalia consiguió después unírsele con sus dos hijos, pero sólo pudieron vivir juntos, en la clandestinidad, veinte días. La Gestapo capturó a Leone y Natalia nunca lo volvió a ver.

Si hubiera sabido esto, al leer en la contraportada de Las Pequeñas Virtudes que «reúne once textos a medio camino entre el ensayo y la autobiografía» seguramente habría vacilado entre el interés y la desconfianza. Más aún si además hubiera sabido que Natalia Ginzburg estuvo afiliada al Partido Comunista Italiano y fue diputada: con esos antecedentes ¿será capaz de contarnos su pasado heroico sin colgarse medallas?¿de meditar sobre algo que no sea el compromiso-político-del-intelectual-de-izquierdas?

Pero no conocía su biografía, y el libro me gustó en seguida. Nada más lejos de Natalia Ginzburg que contar batallitas o sermonear. Es verdad que los textos «están entre el ensayo y la autobiografía», pero al acabar el libro no sabemos casi nada concreto la vida de la autora y no tenemos indicios de su ideología. Y sin embargo, nos parece que la conocemos bien.

Y esta paradoja es, creo yo, una señal poco frecuente de autenticidad. Porque la auténtica sustancia de la vida no está hecha de los méritos y de los cargos, ni siquiera de los episodios heroicos (todas esas cosas que encontramos en el curriculum o en la enciclopedia). La sustancia está hecha de la cotidianeidad. Igual que la sustancia de la reflexión no está en la ideología, sino en la manera de mirar.

Y esa manera de mirar es lo más atractivo de este libro. Un tono peculiar, íntimo y a la vez nada sentimental, muy contenido. Y un estilo cristalino, sin retórica.

En otro post puse una larga cita de este libro, que me parece memorable. Pero todo él merece la pena.

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4 respuestas a [Reseña] Natalia Ginzburg: Las pequeñas virtudes

  1. María dijo:

    Te felicito, has seleccionado estupendamente la lectura. Pienso como tú

    Otro libro, qu espero se encuentre en tu lista de «pendientes», La comedia Humana, de W.Saroyan, no te defraudará, a juzgar por los comentarios que haces de pequeñas virtudes
    saludos

  2. pseudopodo dijo:

    Gracias por la recomendación, no he leído nada de Saroyan pero lo pondré en mi lista de «pendientes» (aunque tengo que tener cuidado no vaya a crecer como la lista de libros a medio leer…)

  3. margarita botin dijo:

    Me ha gustado el libro nada mas empezarlo 1º por su sencillez de estilo,2º por su brevedad , 3º por hablar de muchas cosas
    Entabla enseguida una relacion con el que lee ,de amistad, por que nos cuenta sin quererlo cosas intimas ,delicadas,sinceras ,personales,de sus experiencias como escrritora,como madre,como esposa,como hija, y como hermana.
    Resulta muy cercano aunque a la vez delata tristeza,melancolia y sin embargo no hay sentimentalismos no retorica en su lenguaje.
    Creo que comparto con ella muchas de sus ideas en cuanto a la educacion y las relaciones humanas

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