Como acabar de una vez por todas con la universidad

El esperado Real Decreto (por el que «se establece la ordenación de las enseñanzas universitarias oficiales») salió el 30 de octubre, pero hasta hoy no lo había acabado de leer. Un sopor invencible se apoderaba de mí cada vez que me sumergía en esa neolengua, infeliz amalgama de corrección política, jerga constructivista, y polvorienta prosa de negociado galdosiano. Por suerte, el sopor era interrumpido por periódicos sobresaltos, al tropezar con los anacolutos y cursiladas que salpican el texto de principio a fin.

Pondré sólo dos ejemplos. Nada más empezar, en el segundo párrafo, el redactor (o redactora, faltaría más) demuestra que no sabe lo que significa adolecer («el sistema español… adolecía del adecuado marco legal»). Y en el anexo, uno se encuentra con un artículo que dice (de verdad que es textual):

4.1 Sistemas de accesibles información previa a la matriculación y procedimientos accesibles de acogida y orientación de los estudiantes de nuevo ingreso para facilitar su incorporación a la Universidad y la enseñanza.

Pero el fondo es peor aún que la forma. El Real Decreto da una amplísima autonomía a las Universidades para fijar planes de estudio (Art. 3.1, 12, 15), admisión al Máster (Art. 17) y tribunales de Tesis (Art. 21). No se entiende por qué más autonomía va a mejorar el nivel académico en un sistema en el que no hay competencia entre Universidades. Claro que quizá no se trata de eso: la excelencia docente en investigadora no se menciona entre los objetivos, pero sí…

…contribuir al conocimiento y desarrollo de los Derechos Humanos, los principios democráticos, los principios de igualdad entre mujeres y hombres, de solidaridad, de protección medioambiental, de accesibilidad universal y diseño para todos, y de fomento de la cultura de la paz

Amén.

Quizá por eso, para que haya paz, no se exige el título de Máster para hacer el doctorado (Art. 19) ni se especifica la composición de los tribunales de Tesis (se dice que sólo puede haber dos miembros de la Universidad en la que se lee, pero el tribunal podría tener dos miembros). Así se evitan malos rollos.

Pero todas estas pegas (y muchas otras que no menciono por brevedad) son minucias comparadas con el arma de destrucción masiva que el ministerio ha reservado para la última página. Para poder impartir un título de grado, las Universidades tienen que presentar un proyecto con su descripción, justificación, objetivos… y un largo etcétera entre el que, con toda naturalidad, figuran los resultados previstos, entendidos como tasa de graduación, tasa de abandono y tasa de eficiencia. Las definiciones vienen detalladas en el BOE, pero en esencia todo se reduce al porcentaje de aprobados. Ese es el único resultado que hay que especificar.

¿Hace falta explicar lo que va a ocurrir? Cuando una Universidad solicite un título, ¿qué resultados previstos va a poner? No los actuales, que generalmente son muy pobres. Habrá que decir que van a aprobar muchos, porque eso es lo que quiere oír el ministerio. Y una vez que se ha escrito que el 80% se va a graduar en el tiempo previsto, habrá que cumplirlo, no vaya a ser que al cabo de seis años nos retiren la acreditación (Art. 27).

Si añadimos a esto el efecto que va a tener sobre los alumnos saber que tienen derecho a aprobar, se crea un mecanismo perverso que va a dar en muy pocos años el golpe de gracia a la universidad pública en España. Que quizá es de lo que se trataba, a fin de cuentas.

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19 respuestas a Como acabar de una vez por todas con la universidad

  1. A. N. Ónimo dijo:

    ¡Vaya! No sabía que pintara tan mal la cosa. Lo de la excelencia es un tema que me preocupa, porque -igual que antes con la Calidad y con la Gestión del Conocimiento– estoy convencido de que pasará -o está pasando ya- lo de primar la forma sobre la sustancia, y se dedicarán como desesperados a reunir los atributos puntuables, o su apariencia, para obtener el certificado oportuno, y aquí paz y después gloria.

    Me preocupa este movimiento en la valoración de una carrera a partir de sus aprobados. Me parece no una perversión, sino una estupidez. Hace años me llegó el rumor (¿bulo?) de que cierta universidad estaba muy bien valorada porque la gente suspendía mucho. Es decir, que planteando una artificial carrera de obstáculos Darwiniana, los que sobrevivían a ella y aprobaban tenían forzosamente que ser los más aptos. Eso sí que me parece perverso y, sin embargo, parece actuar como principio rector en la mente de los rdactores de exámenes finales (¿te apetecería hablar del sistema de exámenes otro día?).
    Años después, comentando esto, alguien me comentó que en su universidad (¿sería otro bulo?) su sistema de autoevaluación consistía en averiguar qué trabajo tenían sus titulados a los cinco años de haber terminado la carrera, e incluso entrevistaban a algunos para que consa perspectiva les contaran qué era lo que de más provecho les había resultado a la hora de incorporarse al puesto, y de qué destrezas necesarias habían carecido. Todo este planteamiento me parece tan inteligente y tan de sentido común que estoy por no dudar que que, efectivamente, es un bulo…

    Creo que esto (paro ya, que me estoy alargando) nos devuelve al viejo debate del posicionamiento filosófico de la universidad en España. Todo el mundo parece tener claro que alguien que entra el primer día en un trabajo no sabrá hacer nada, y que irá aprendiendo las cosas poco a poco y a base de hacerlas. Y que eso se cumple exactamente igual para los titulados universitarios. El objetivo de la universidad parece ser obtener el título que es el requisito para ciertos trabajos. O, como dijo alguien, «Terminar quinto de carrera para lo único que te capacita es para dar clases en primero de esa misma carrera». Este planteamiento academicista, del titulado como categoría social, como fin en sí mismo, este divorcio entre universidad y profesionalización me parece que es el meollo de la cuestión, y que si no se resuelve de raíz, todo lo demás será cambiar los adornos del árbol por luces, cuando lo que hace falta es cambiar de árbol.

  2. JuanPablo dijo:

    Me dicen que hay una ley, de aplicación en las ciencias humanísticas, que recibe su nombre de un tal Goodhart, y que tiene cierto paralelo con el principio de incertidumbre de la física cuántica. En una formulación reza que:

    Cuando un indicador se vuelve un objetivo, deja de indicar.

    Un indicador, se entiende, es una variable fácil de medir a través de la cual se deduce el estado de un sistema complejo. Que se vuelva un objetivo es que el sistema complejo en cuestión –que no nos cuesta nada suponer dotado de consciencia y voluntad, en algun grado al menos– intente manipularlo. Que, dado lo anterior, la dicha variable empiece a separarse causalmente de otras variables del dicho sistema no debiera sorprender.

    [esta genialidad es de Peste, en el muy bien titulado post noonosología personalísima: describa su nube (!). Ahora bien, si el indicador encima es el número de aprobados, que puede mejorarse tan fácil, está claro que es la calidad la que disminuirá…]

  3. pseudopodo dijo:

    A. N. Ónimo, eso de la universidad que se autoevaluaba mirando el trabajo y la opinión de los exalumnos… debe ser un bulo, sí: demasiado razonable.

    El problema está en que la universidad no tiene incentivos para hacer lo que debería hacer. El alumno sólo busca el título y que la facultad le pille cerca. Las autoridades (gobiernos autónomicos, que ponen el dinero) hacen el paripé de que les importa la investigación y tal, pero al final financian casi exclusivamente en proporción directa al número de alumnos: en el fondo también conciben la universidad como una fábrica de titulados

    Frente a estas fuerzas, la buena intención y la vocación de muchos profesores individuales son sólo nadar contra la corriente. Todo el jaleo de Bolonia en lugar de mejorar esto lo va a emperorar, porque las novedades que se introducen en consisten en poco más que introducir criterios de «eficacia» en la producción de títulos: tasa de graduación, etc.

    Juan Pablo, muy bueno lo de Peste. Precisamente esta mañana llegaba con un compañero a una conclusión similar: cualquier medida altera la cantidad medida y con los «indicadores», al referirse a instituciones con «voluntad», es mucho peor. Pero una salida sería que otra institución se encargara del indicador (un examen externo, por ejemplo, como el TOEFL para el inglés, podría servir para evaluar la calidad de la docencia en una universidad)

  4. A. N. Ónimo dijo:

    JuanPablo ¡Me encanta! Cuando un indicador se vuelve un objetivo, deja de indicar. No se puede decir más claro. Ley de Goodhart.
    Describe perfectamente lo que ha pasado con la Calidad (y demás). Me lo apunto.

    Y sí, sí que viene a ser como el principio de Heisenberg… da que pensar, ¿no?

    pseudopodo De acuerdo en todo.

  5. eulez dijo:

    Hola!

    Acabo de llegar a este blog y me ha llamado la atención la discusión. Solo quería comentar que estoy muy de acuerdo con lo que se dice por aquí. Por lo que yo se, en varias carreras técnico-científicas se está bajando el nivel de forma alarmante. Supongo que en parte para conseguir aprobados. El problema de España (en casi todos los ámbitos) es que no conocemos los puntos intermedios, no hay grises: o blanco o negro, o facha o rojo, o progre o reaccionario. En la Universidad española hacía falta adecuar las enseñanzas a los tiempos, especialmente en las carreras «difíciles», que requieren unos conocimientos y formación previa más o menos fuerte (lo digo por experiencia propia), que la educación secundaria no proporcionaba. Pero ahora se está dirigiendo hacia todo lo contrario, parece ser que los «grupos piloto» en las carreras se parecen más a las clases de instituto (de los primeros cursos de secundaria) que a lo que ha sido siempre una clase universitaria. No creo que eso sea recomendable, al menos no tanto…

  6. pseudopodo dijo:

    Bueno, es cierto que algunos profesores en algunas titulaciones (sobre todo ingenierías) practicaban el darwinismo académico del que hablaba A.N. Ónimo en el primer comentario (efectivamente, no era un bulo). Parecía que pensaban que con crear un medioambiente en el que los más aptos pudieran demostrar su superioridad, ya estaban haciendo su función. Pero pasar al extremo opuesto de exigir minimizar la competencia… pues eso, que va a crear incompetentes.

  7. roke dijo:

    No comentaré la parte positiva que le he encontrado al RD, pero sí comentaré con respecto al tema de planificación y objetivos. No hay planificación ni objetivos. Con la multitud de ministros e inferiores que nos van rotando o colocando y (perdón por la expresión) haciendo cada uno lo que le sale por los «cojones» (búsquese el femenino), sin ningún tipo de planteamiento previo más allá de la opinión vital de un pseudoexperto y con unos pesudoobjetivos europeos (¿alguien se acuerda de la agenda de Lisboa?) no hay manera de establecer por escrito nada que no sean anacolutos («palabro» que acabo de aprender).
    Lo del índice de aprobados como objetivo es una memez como lo es el de suspensos o como lo serían un estricto posicionamiento profesional, el resultado (un titulado superior) es mucho más complejo que esa mera disección, aunque puestos a elegir me quedo con el último, los garbanzos. Cada uno de ellos debería ser un descriptor más, el convertir a cualquiera en objetivo aberra.
    Lo que nos falta es un maldito PLAN, no plan, PLAN que le otorgue valor añadido a la Educación Superior, pactado, ambicioso y proyectado en el tiempo (no en las personas) al estilo de los «engranados y efectivos» planes estratégicos de tecnologías de la Información y comunicaciones del Gobierno Surcoreano u otro que se os ocurra.
    Pues nada, a ver cual es la siguiente ocurrencia que tiene el próximo ministro o secretario de estato…por ocurrencias que no falten…

  8. Javier dijo:

    Un servidor trabaja en una escuela de ingenieros y ha visto la bajada sistemática de nivel. Y los alumnos, que son adultos aunque no se comporten como tales (porque nadie se lo exige), también la ven. Lo que hacen es lo de siempre: si me exigen esto, estudio la mitad menos un cuarto. Si me exigen la mitad, haré lo propio. Muchos profesores han bajado el nivel por pura desidia, porque es más cómodo aprobar a todos y no tener problemas, ni con los alumnos ni con la dirección/rectorado. Otros lo han bajado por convicción, pero no se dan cuenta de que se les paga para ser profesores y no abuelos de sus alumnos. Y hay quienes lo han bajado porque no se puede seguir luchando contra viento y marea.
    Pondré un ejemplo. En una escuela de informática, de cuyo nombre no quiero acordarme, un grupo de primer curso arrancó con una dinámica bastante nociva: indisciplina sistemática en clase (con profesores tirando la tiza y yéndose de la clase ante la imposibilidad de conseguir silencio), estudio nulo y «muy mal rollo» consiguiente con el profesorado. Ese año las notas fueron, a pesar de la bajada de nivel, peores que los anteriores. Al año siguiente la dirección de la escuela llamó uno por uno a todos los profesores, «interesándose» por lo que había ocurrido. Preocupación, lo llamaron. Sabían perfectamente el problema, porque era vox populi. Pero nadie resparó que un profesor consiguió aprobar al 95% de los matriculados, con asistencias a sus clase de menos del 25%, y él no fue llamado a consultas. Profesor caradura = profesor sin problemas.
    Saludos.
    P.D. Las escuelas de ingenieros «superiores» (esto es, las escuelas superiores de ingeniería) mantuvieron niveles muy altos durante años exigiendo barbaridades, pero gracias a ellos, sacaban profesionales que estaban al nivel de lo que se espera en España de un ingeniero. Ahora sacamos mileuristas vocacionales. Siento decirlo, pero 3/4 de nuestros alumnos egresados nunca saldrán de ese nivel, porque no están disciplinados ni formados para un trabajo de la exigencia de lo que antes considerábamos un ingeniero. No pasa nada por tener ingenieros a la inglesa (o americana), pero es otro rollo y esos son mileuristas en naturaleza.

  9. Javier dijo:

    Por cierto, me gustaría aclarar que no soy ingeniero, así que no participo de la mística de los colegios de ingenieros «superiores».
    Pero me gustó mucho un comentario de un ingeniero civil americano que conocí en tiempos: enseñar a hacer medio puente es de lo más inútil que puedes hacer; o el puente completo o nada.

  10. pseudopodo dijo:

    Roke, seguro que ya has encontrado que «Anacoluto = Construcción que rompe el orden lógico y gramatical de un mensaje por la falta de coherencia sintáctica entre los elementos de la oración» ¿Hay mejor resumen del estilo literario del R.D.?

    Efectivamente, parece que vamos a la deriva sin una idea clara de lo que queremos, sin un plan (me conformaría con plan con minúsculas). Es lo que parece, pero ¿es así? A mí se me ocurren tres posibilidades:

    1) Es así, vamos sin rumbo, y se debe a la fragmentación del sistema: aquí intervienen el ministerio, las autonomías, las propias universidades (departamentos incluidos), los colegios profesionales… Se quiere complacer a todo el mundo y no hay una autoridad clara. Como son intereses contradictorios, el resultado es un churro.

    2) Es así, vamos sin rumbo, y se debe a la incompetencia. Nunca hay que subestimar la fuerza de la estupidez. (La plaga de anacolutos en el R.D. apunta en este sentido)

    3) No: en realidad hay gente muy inteligente que sabe que todo esto lleva a una degradación inevitable de la universidad pública, pero ¿cual es el problema, si todos los actores que intervienen están contentos y si esto abre un floreciente negocio a las privadas? La última frase del post iba en este sentido.

    ¿Qué opináis?

    Javier, se nota sabes de lo que hablas. Yo también llevo años dando clase a estudiantes de ingeniería y las cosas son así. La única vez que el rectorado se interesó por mi asignatura fue una vez que una señora mandó una carta a un periódico protestando por que su hijo había suspendido. Pero no sé para qué contamos estas cosas, que este blog lo leen menores de edad 😉

    Por otra parte es cierto que no sería especialmente grave que cambiáramos al modelo anglosajón de ingeniero (ingeniero mileurista). Quizá incluso sea más realista dado el trabajo que suelen hacer aquí los ingenieros. Pero no estaría mal que eso se advirtiera para que no hubiera malentendidos. Y no veo claro que se pudiera mantener una élite de ingenieros «de los de antes» que son muy necesarios…

  11. roke dijo:

    Receta: pon medio litro del ingrediente 1 señalado por pesudo, medio vaso del 2 al que añadimos otro medio vaso de cambios de responsable continuos y una cucharada sopera del 3 y ¿qué obtenemos? el rico roast beef universitario. Que no se te olvide el aliño resultante de una universidad cada 5 km para que esté más jugoso.

  12. loiayirga dijo:

    Parece que lo que ustedes comentan ya ha llegado a los autores de humor gráfico.

    vean ustedes

    Un indicador convertido en objetivo no indica nada.

    Con la selectividad pasa algo parecido. En el examen de filosofía hay una pregunta para evaluar si el alumno sabe relacionar unos filósofos con otros. Es una pregunta de madurez.
    No vale para nada. Los profesores ya les enseñamos previamente las relaciones entre filósofos para que ellos simplemente las memoricen. ¿Saberla indica madurez?

    El efecto perverso que tiene un examen (selectividad) es que en lugar de pretender enseñar filosofía nos centramos en enseñarles cómo pasar ese examen.

  13. pseudopodo dijo:

    Vaya con el chiste, o sea que esto ya es vox populi. Ya le decía a Javier más arriba que estas cosas no se hablan, que nos iban a oir los niños….

    Sobre la selectividad: en física pasa exactamente lo mismo. Los exámenes parecen de mucho nivel, pero todos los años son iguales y se los saben de memoria.

  14. Javier dijo:

    Hace unos años en Zaragoza, entre las recomendaciones al coordinador de un «panel de profesores» para la selecitivad había algo de este estilo (parafraseo): «en los enunciados con texto no debe haber frases de más de dos líneas de longitud». ¡Era para matemáticas!
    A mi me tocó corregir un año la selectividad y se hace con plantilla. El examen es una chorrada y aún así suspendían las matemáticas casi el 50% de los alumnos. Pero los malos malos son los de física. Invariablemente. ¡Qué mala gente!

  15. A. N. Ónimo dijo:

    Toda la selectividad es perversa. Aquí todo cambia para que todo siga igual. Quitan la reválida. Reforman la enseñanaza. No se fían de que la gente esté a la altura de entrar en la universidad. Ponen unas pruebas de nivelación. A renglón seguido, el COU se convierte en el CPpS: Curso de Preparación para la Selectividad. Otro indicador convertido en objetivo, y muy burdamente trampeado en este caso, por cierto.

    Aquí nosotros, disertando sobre Goodhart y lo divino, cuando lo de los indicadores convertidos en objetivos ya circulaba por aquí en el castizo «hecha la ley, hecha la trampa». Como diría el maestro Forges «¡País!».

  16. Cigarra dijo:

    Trabajo en una biblioteca universitaria, así que mi relación con los estudiantes no es la de un profesor, sino mas bien de paño de lágrimas de mis becarios. Sufren muchísimo porque les suspenden muchísimo. Yo les consuelo, pero para mis adentros pienso «¿sabes hacer la «O» con un canuto, hijo mío? ¿Saliste del bachillerato sabiendo calcular cuántos rollos de papel necesitas para empapelar una habitación, conocidas sus dimensiones? ¿Eres capaz de expresar en un lenguaje fluido, correcto y comprensible lo que has hecho el fin de semana pasado? ¿Te has enterado de cuáles son los conocimientos que debías tener para «saber» esa asignatura, o sólo te ocupaste de «llegar» a lo que supones que te iba a servir para aprobar?» Pero no se lo digo, que para eso están, o deberían estar sus padres.
    Mientras los estudiantes vayan saliendo de la enseñanza media cada vez mas cerriles, la Universidad se puede poner todos los lazos que quiera, pero o se rebaja a su nivel, o se queda sin clientes. Con Bolonia y sin Bolonia.

  17. pseudopodo dijo:

    Interesante punto de vista, el de paño de lágrimas… a lo mejor nos podíais enseñar unas cuantas cosas sobre nuestros alumnos a los profesores…

    De todos modos, a la pregunta de sí saben expresar una idea cualquiera en un lenguaje no ya fluido sino comprensible, la respuesta la conozco perfectamente: la gran mayoría no saben. Los exámenes que corrijo yo no suelen dar mucho margen a la redacción, pero a veces en las prácticas tienen que hacer «un juicio crítico» sobre su trabajo y lo más habitual es que no se entienda lo que escriben: hay tal cantidad de incorrecciones (con dos palabras que me gustan: solecismos y anacolutos 😉 ) que no es que sea equivocado el «juicio», es que no se sabe cual juicio tienen….

  18. A. N. Ónimo dijo:

    psudópodo Vas a tener que poner un sticky en esta entrada, porque creo que va a dar cuerda para rato.

    En cuanto a lo del uso del lenguaje… me pone los pelos de punta entrar en foros de discusión pretendidamente profesionales, y encontrarme una cantidad espeluznante de k, una serie de abreviaturas capaces de confundir a un paleógrafo, y en general una falta total de estructuración de lo escrito (organización de las ideas en frases y de éstas en párrafos). Quizás lo preocupante sea esto último, a saber, la incapacidad de organizar las propias ideas en un discurso ordenado, coherente y que progresa hacia un fin, así como la incapacidad de diferenciar los registros escrito/oral y formal/informal.
    De todos moddos, aún dándose eso me siguen causando úlceras los «haber» por «a ver» y los infinitivos usados en lugar de imperativos.

    ¿A alguien le suena una cita, en el sentido de que lo que distingue al sabio no es la vastedad de sus conocimientos, sino su capacidad para organizar sus ideas…? No recuerdo como sigue.

  19. josele dijo:

    Es verdaderamente impresionante la cantidad de artículos que hay para leer en este lugar, y con la calidad que la hayla (eso dicen en esta Castilla que me acoge).

    Quería aportar un pequeño grano de arena… un poco de perspectiva histórica, que nunca viene mal, siempre que habla uno de estas cuestiones sobre la contínua degradación del nivel educativo y el empobrecimiento de la enseñanza.

    Y verán, porque precisamente de eso se trata, literalmente; del empobrecimiento de la enseñanza.

    ¿Desde cuándo, en España, en Occidente, es obligatorio y conveniente enseñar a las masas? Y, ¿con qué fin?

    Pues eso, que echando la vista atrás, y averiguando el qui prodest (malditos latinajos, nunca sé si están bien dichos), resulta que hace poquito, muy poquito… y también resulta que es más fácil conducir un rebaño ovejil que letrado.

    Así que desde que ya no hace falta que la gente sepa tanto, pues se enseña lo que hace falta enseñar, los mínimos, cada vez más mínimos, y mientras la enseñanza de verdad se privatiza (no quiero decir que la privada sea mejor, quiero decir que el que quiere aprender cada vez lo tiene más difícil sin pagar).

    Pero eso también pasa con la medicina, la banca, la manca…

    Un buen ejemplo, ejemplar diría yo, es el caso de los controladores aéreos, que dada su especialización llegan a tener demasiada influencia en sus salarios…

    Pues nada, se crean cursos becados y subvencionados para que en 4 años tengamos controladores hasta en la sopa.

    Pues con la enseñanza, igual.

    Pero no son sólo los planes de estudios; a mi me han llegado a decir, en una reunión de departamento (universitario) que el libro manual de la asignatura es aburrido, que se van a dormir… pero que les entretenga creativamente.

    Oiga, el manual es de los 70, resumen de otros libros de las 3 décadas anteriores… y si aburre, es que es malo para enseñar…

    Qué os voy a contar que no se»País»…

    Pues eso; que las cosas, cuando están tan meditadas, no pasan por casualidad, y esta degradación no es casualidad. Es un objetivo.

    Saludos

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