Salud, dinero y amor… y religión

El “autobús ateo” sugería que no creer en Dios nos permitiría “disfrutar de la vida”. La verdad es que parece dudoso que la religión no deje disfrutar de la vida en una época en la que casi nadie cree en el Infierno (al menos, no en ese lago ardiente en el que podías caerte al menor desliz). Pero ¿hay alguna evidencia sobre la relación entre religiosidad y felicidad? Y, ya puestos a investigar, ¿qué factores influyen más en la felicidad? ¿el dinero, la salud, el matrimonio, los hijos…?

Bien, pues resulta que, como era de esperar, hay una literatura inabarcable sobre este tema (tan socorrido, por otra parte, para el clásico artículo de suplemento dominical, de contenido informativo nulo).

Afortunadamente, el resumen de toda la literatura clásica sobre el tema es sencillo: el dinero no da la felicidad. Es lo que se llama la paradoja de Easterlin, en honor al economista que la descubrió. Pensarán ustedes que sólo a un economista puede parecerle esto una paradoja, pero es que sí había algo sorprendente en los resultados de Easterlin: dentro de un mismo país y en un momento dado, los ricos sí son más felices que los pobres, pero los países ricos no son más felices que los pobres, ni se observa que al enriquecerse un país aumente su felicidad. El ejemplo más llamativo es el del Japón, cuya renta per capita se multiplicó por más de siete entre 1950 y 1970, mientras la felicidad de los japoneses, según las encuestas, declinaba.

El trabajo de Easterlin, publicado en 1974, se ha convertido en un clásico. Se le ha dado (entre otros, por el Nobel economía Daniel Kahneman) la explicación de que lo que nos importa no es la riqueza en términos absolutos sino relativos: de lo que se trata no es de ser rico, sino de no ser menos que los García (“to keep up with the Jones”).

Recientemente, sin embargo, se ha cuestionado la realidad de la paradoja. Varios economistas, recopilando datos de más de cien países, han encontrado una clara correlación entre la satisfacción con la vida y la renta per capita.

riqueza

En mi opinión, por interesante que sea este resultado, no basta para decir que “puede que a fin de cuentas el dinero sí de la felicidad”, como tituló el New York Times. En primer lugar, la escala del eje x es logarítmica, lo que significa que hace falta tener mucho más dinero para ser un poco más feliz. Pero, sobre todo, el resultado más fuerte de Easterlin era que el enriquecimiento de un país no aumenta la felicidad de sus ciudadanos, y esto no ha sido rebatido por ahora.

Las diferencias de felicidad entre países diversos podrían explicarse por variables que sólo tienen una relación indirecta con la riqueza. Por ejemplo, es bien sabido que un ingrediente básico para la felicidad es sentir que uno tiene el control de su propia vida. Eso sólo es posible en un país con un cierto nivel de seguridad y libertad, aspectos que en cierta medida van ligados a la prosperidad económica, aunque posiblemente más como causa que como consecuencia.

Y esto nos trae a un punto crucial en este tipo de estudios: correlación no implica causalidad; y aunque hubiera causalidad, habría que ver en qué sentido apunta. Si encontramos que los ricos son más felices, ¿no podría ser que la felicidad trae la riqueza?¿o que los rasgos de carácter que promueven la felicidad también promuevan la prosperidad?

Este sorprendente punto de vista es el que defienden Ada Ferrer-i-Carbonell (que pese a su nombre está en la Universidad de Amsterdam) y Paul Frijters. Su estudio tiene la ventaja frente a otros de que han encuestado a 7500 personas repetidamente durante una década. De este modo, han comprobado que, si bien los trabajadores con mejores sueldos son más felices (aunque tampoco mucho: tener un sueldo doble aumenta la felicidad subjetiva en 0.25 puntos, en una escala de 0 a 10), cuando el sueldo de un trabajador determinado se dobla, su felicidad apenas aumenta: 0.1 en la escala de 0 a 10. Esto tiene una explicación muy sencilla si no es la riqueza la que da la felicidad, sino al revés: los felices tienden a ser más ricos.

El mismo patrón se encuentra con otros factores: los casados (o en general, con pareja estable) son 0.23 puntos más felices que los solteros; pero casarse sólo aumenta la felicidad en 0.07 puntos: parece que los felices forman parejas estables más que los infelices (esto tiene su lógica, aunque le encuentro menos al siguiente resultado: los que tienen dos hijos son 0.14 puntos menos felices que los que no tienen ninguno, pero convertirse en padre no varía apreciablemente la puntuación: parece que primero se es menos feliz y luego se tienen más hijos).

Finalmente, parece que sí hay una clara relación causal entre tener buena salud y ser feliz: cada aumento de un punto en la salud percibida se traduce en un aumento de 0.35 en la felicidad.

¿Y qué hay de la religión? Los estudios que he citado hasta ahora no la han tenido en cuenta, pero parece bien establecido que los creyentes son más felices. Por ejemplo, D. Myers ha estudiado la felicidad subjetiva en función de la asistencia a los oficios religiosos en una muestra de más de 35000 norteamericanos. El resultado es que el porcentaje de los que se declaran «muy felices» aumenta claramente con la frecuentación de la iglesia[1]:

iglesia

No es fácil comparar estos datos con los de los estudios anteriores, que se expresaban en una escala de felicidad del 0 al 10, pero parece claro que el efecto positivo de la religión es más fuerte que el del dinero, aunque sin duda inferior al de la salud.

Pero, ¿no podríamos ser que aquí la causalidad fuera en sentido inverso; es decir, que los felices tuvieran tendencia a ser más religiosos? No conozco estudios sobre esto, pero me parece muy dudoso: si la religión sirve para buscar consuelo ante la incertidumbre y el dolor, está claro que deberían ser más religiosos los más desgraciados. Por otra parte, aunque sea una evidencia anecdótica, los testimonios de los conversos siempre coinciden en que pasar de ateo a creyente aumenta la felicidad de modo notable. Es decir, las variaciones debidas a la religión en una misma persona son más fuertes que las variaciones interpersonales: el efecto contrario al observado en el dinero. Así que creo que hay razones para afirmar que la religión contribuye a la felicidad de las personas (más aún si tenemos en cuenta que se ha encontrado que las personas que van a misa tienen una esperanza de vida superior a las que no van…)

En fin: hasta ahora no había caído en la cuenta de la profundidad del mensaje de aquella canción que yo oía de pequeño a Los tres sudamericanos:

Tres cosas hay en la vida:
Salud, dinero y amor.
Y el que tenga estas tres cosas,
que le dé gracias a Dios.

[1] Postdata: Agradezco a Topo Universiario que me facilitara los datos de Myers. Tengo que advertir que los datos originales, los puntos extremos figuraban como “varias veces por semana” y “menos de una vez al mes”. Yo les asignado los valores respectivos de veinte veces al mes (casi todos los días) y 0.1 veces al mes (un funeral al año, digamos). Ya sé que no es muy riguroso, pero eso me permite tener una escala numérica, y no altera las conclusiones.

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45 respuestas a Salud, dinero y amor… y religión

  1. Frenzo dijo:

    Muy lindo artículo.

    Recuerdo que en un libro de Paul Samuelson había una fórmula que relacionaba el dinero con la felicidad, algo así como:

    felicidad = dinero disponible / deseo de consumo

    Así es como si deseas tener muchas cosas serás infeliz aunque tengas un buen salario.

    El otro extremo (digo yo, no Samuelson) sería el nirvana: la anulación del deseo provoca una felicidad infinita.

  2. Joaquin dijo:

    ¡Que interesante! Yo llevo una temporada buscando evidencias de este tipo para darle argumentos a mi hija de que estudiar una carrera puede que no le ayude a encontrar trabajo, pero que le hará más feliz. Esa es mi hipótesis, pero no termino de encontrar evidencias conclusivas en la economía de la felicidad (ni en otros sitios). En todo caso he encontrado un par de artículos que están en la red, por ejempl http://www.pagina-aede.org/santiago08.pdf . En ese pdf, en la página 347 hay un trabajo titulado «Educación, nivel de vida y felicidad».

  3. Jaime Cuesta dijo:

    No es más rico el que más tiene sino el que menos necesita…

  4. Gliptodonte dijo:

    Pseudopodo, en un libro que compraste y que yo conozco muy bien busca, en los dos capítulos que hay sobre la felicidad, un apartado en el que habla de que una cosa es «sentirse feliz» y otra «sentirse realmente feliz». Lee el ejemplo del niño tímido.

    Al menos desde Kant parece que la felicidad es algo absolutamente subjetivo que tiene que ver con «el sentirse». Los griegos hablan de la felidad como una plenitud del hombre íntegro. No podría entenderse, por ejemplo, que se dijera de un hombre injusto que es feliz. Con la concepción moderna si puede decirse. Nada más, simplemente quería resaltar que en la concepción actual la felicidad ha quedado reducida a una especie de «satisfacción puramente subjetiva».

  5. Iñaki dijo:

    Ahap. Así que de un estudio que dice que los que van a la iglesia son más felices que los que no van, tú deduces que la religión nos hace más felices. Me he perdido. ¿En qué punto has decidido dar ese triple salto mortal?

  6. Sergio dijo:

    No sé, a mí me aprece que la felicidad es algo subjetivo y hay que tener en cuenta la «obligación» de ser feliz. De alguna manera no es aceptable que una persona religiosa no sea feliz. Puede que tenga problemas, incluso muy graves, pero se supone que la religión da un sentido a su vida y reconocer que no es así tendría un coste social y personal.

    Con respecto al dinero, me gustaría conocer la relación entre la felicidad de los hijos y el dinero de los padres. Puede que los jóvenes de familias con dinero tengan menos problemas y sean más alegres. Además tienen más libertad para arriesgar y perseguir su vocación lo que les hace más felices. Y a la larga perseverar en lo que les gusta les puede llevar a ganar más dinero.

    Es decir, no es solamente dinero–>felicidad o felicidad–>dinero. También hay que pensaren el ciclo …->felicidad ->dinero->felicidad ->dinero…

  7. A.B. dijo:

    En efecto, no es feliz el que más tiene sino el que menos necesita, en todos los sentidos. Material, espiritual, religioso, todos. Si a tu Dios le exiges cosas y no te las da, acabas frustrado. Si no le pides nada, y confías en Él, eres más feliz que una perdiz.

    Quienes pasan de ateos a creyentes suelen ser gente que era atea porque le exigía demasiado a Dios para existir. Cuando dejan de exigirle tanto, se convierten, y son más felices. Pero no por haberse convertido, sino por haber dejado de ser tan exigentes.

    Es más raro que un creyente se haga ateo porque cuando un creyente deja de exigirle tanto a su Dios no deja de creer en Él, simplemente cree de otra manera.

    La religión no es ni buena ni mala, sino todo lo contrario.

  8. Oscar dijo:

    Esto me recuerda una leyenda:

    Cuando terminaron de crear el mundo, los dioses se reunieron para decidir donde escondían la felicidad para que el ser humano no la encontrara (se ve que siempre han sido un poco cabroncetes…).

    -En lo alto de la montaña más alta, dijo uno. ¡Seguro que no pueden subir nunca!
    -No parece muy seguro, replicó el dios de las montañas. Tal vez la escalen algún día.
    -Pues en el fondo de los mares más profundos, allí no llegarán, replicó otro.
    -Mmmm, no sé, no sé, puede que inventen algún aparato para bajar allá. Le contestó el dios de los mares.
    -¿Y en el fondo de los hielos? Propuso otro.
    -Y el dios de los hielos contestó. No, no. ¿Y si se derriten?
    Así, así, siguieron hasta que habló un tal Zeus que tenía pinta de ser el jefe y dijo:
    -¡Ya lo tengo! La esconderemos dentro de ellos mismos. Seguro que ahí ni se les ocurre buscar:

    Y dice la leyenda que…así se hizo.

    Un saludo a todos.

  9. pseudopodo dijo:

    Veo que Frenzo, Jaime Cuesta y A.B. coincidís en que hay que en lugar de aumentar el numerador (de la ecuación de Samuelson) es mejor disminuir el denominador… yo también estoy de acuerdo. El rumbo al desarrollo que hemos emprendido se propone aumentar el numerador pero para que crezca el consumo aumenta también el denominador, y nos quedamos más o menos en las mismas (o sea, la paradoja de Easterlin).

    Joaquín, está claro que en la medida en que, dentro de un mismo país, sí que aumenta la felicidad con los ingresos, estudiar una carrera si ayuda a ser más feliz (porque aunque a veces no lo parezca, la gente con estudios superiores gana más dinero). Pero está claro que no es eso lo que tú quieres explicar a tu hija. Yo creo que estudiar una carrera es algo que compensa en sí mismo, y precisamente eso es casi un sinónimo de felicidad (algo que se busca por sí mismo). Pero supongo que es difícil convencer de eso a alguien que no lo ve así. ¿No será cuestión de fe, al fin y al cabo? (fe en que la educación es un valor por sí mismo…)

    Se me ocurre que esto tiene que ver con lo que plantea Sergio. Un argumento para defender la importancia de la educación ante quien no lo ve es que te abre posibilidades, te hace más libre y te da herramientas para usar esa libertad, y eso te hace más feliz. Yo esperaría que influyera más el nivel de estudios que el dinero en la felicidad. Pero me gustaría ver si hay estudios sobre esto; me leeré la referencia que da Joaquín.

    Iñaki, si en el eje x de la gráfica apareciera el nº de años de estudios en lugar de la frecuencia de asistencia a la iglesia ¿te parecería un triple salto mortal decir que a educación nos hace más felices? Hay muchos estudios, no sólo este, que encuentran resultados similares (pincha en el enlace del post donde pone que “parece bien establecido que los creyentes son más felices”). La única duda es saber si hay que (1) atribuir la felicidad a la religiosidad o (2) atribuir la religiosidad a la felicidad o (3) atribuir el vínculo a un tercer factor relacionado con ambas (causalidad indirecta). En el post doy dos argumentos (en el penúltimo párrafo) por los que creo que (2) es improbable. A falta de una hipótesis atractiva de tipo (3), lo natural es inclinarse por (1).

    Hay algunas otras posibilidades, cierto. Pudiera ser que los creyentes se sintieran en la obligación de ser felices, como dice Sergio. Pero no me convence porque creo que la religión no se plantea en esos términos: se trata de hacer lo que hay que hacer porque es la voluntad de Dios, y la felicidad resulta como un subproducto de tener la conciencia tranquila y estar en paz con Dios. Por cierto, de esta manera, como subproducto, es la única en la que se puede alcanzar la felicidad. Donde yo veo que sí se tiene la obligación de ser feliz (y guapo y delgado y joven) es en la sociedad actual, con las nefastas consecuencias que son evidentes…

    La otra posibilidad que plantea A.B. , que lo esencial sea el cambio en las expectativas, me parece una idea original y que puede tener algo de verdad, pero tampoco creo que sea lo esencial en una conversión. Por lo que cuentan los que han pasado por esta experiencia, es como una reordenación cognitiva, como cuando se ve una de esas figuras que tienen dos interpretaciones, como la famosa figura ambigua de la vieja y la joven: de repente vemos la joven y no hay nada que hacer. Y es como consecuencia de esa manera nueva de ver el mundo como cambian las expectativas…

    Oscar, lo bueno del cuento es que una vez revelado el secreto ya sabemos donde buscar…

  10. pseudopodo dijo:

    Ah, Gliptodonte, voy a leer esos capítulos. Me parece muy interesante la distinción.

    Y ya que estamos: me he encontrado en el blog de ARP un video que me ha hecho gracia y que creo que viene a cuento. Es un carnicero del Opus Dei y lo que cuenta es un ejemplo práctico de cómo la religión ayuda a ser feliz.

  11. A.B. dijo:

    Algo de eso hay. De repente se descubre que las cosas tenían más sentido del que le dabas, que aquello que estabas exigiendo que pasara ya pasaba, aunque tú no te dieras cuenta. Yo he pasado por algunas conversiones, ninguna a una religión pero sí he vivido esa sensación de decir Eureka, de entenderlo todo de repente. Evidentemente no lo entendía todo porque después hubo más conversiones, y es probable que las haya todavía.

    Del Opus Dei mi opinión no es especialmente positiva, la verdad, pero también sé que tiene un lado bueno y si hay gente a la que le sirve, bienvenido sea.

  12. Iñaki dijo:

    Vamos a ver, Pseudopodo, ¿qué tiene que ver el tocino con la velocidad? ¿Me estás diciendo que, de un estudio que mide la felicidad según va la gente a la iglesia o no, induces eso? ¿Soy el único que lo ve?

    Para empezar, en esa muestra de población de 35.000 personas, ¿cuántos ateos había? ¡Vaya! No lo sabemos. Oh, wait, recordemos que estamos hablando de los Estados jUntitos… A menos que la gente que va poco a la iglesia no sea religiosa, no se puede inducir que la religión nos hace más felices. Lo único que vemos es que los religiosos más felices van más a la iglesia; o los religiosos que van más a la iglesia son más felices. Me trae sin cuidado. Pero los «no religiosos» no se ven reflejados en el estudio.

    Tu ejemplo de la educación es falaz. Vamos a adaptarlo para que se parezca un poco más a lo que nos ocupa:

    Un estudio en la Universidad de Froinariston encuentra una alta correlación entre el número de veces que los estudiantes van a clase en Ingeniería de Telecomunicaciones y la inteligencia de estos. Conclusión: estudiar Telecomunicaciones nos hace más inteligentes.

    ¡Zascatrasca! Si eso no es un triple salto mortal, que baje dios y lo diga. Sí, vale, juego con ventaja…

  13. JuanPablo dijo:

    Iñaki: tu ejemplo es perfecto para comprender el sentido del post. La estadística hace lo que hace, muestr(e)a la realidad correlacionando variables.

    -Si leíste el estudio y por eso estudiaste Ing en Telecomunicaciones para volverte más inteligente, lo lamento, el fracaso está a la vista.

    -Si sos el jefe de personal de Nokia, Phillips o una de esas, y leíste el estudio, vas a intentar averiguar el registro de asistencia a clases de tus aspirantes a empleados antes de contratarlos.

    La causalidad es posterior, y requiere más estudios (y de otra clase). Una variable puede implicar a la otra, o puede haber una variable oculta que lo explique. Pseudópodo te señala esas 3 opciones, y a falta de más datos, es la (1) la que a él lo convence. Pero yo no veo ningún salto mortal en hacer eso.

    Dos puntos estadísticos aparte: 1) 35 mil personas son muchísimas! Es una muestra casi 30 veces mayor de lo que hace falta para una pregunta binaria con un error del 5%. Supongo que son tantos casos porque quería un grafiquito con tres o cuatro valores, pero aún así es más que suficiente. 2) Críticar la proporción de ateos de la lista es suponer que el estudio está mal hecho, sin más bases. Y deducir que no fueron considerados aún sin saber si fueron considerados, ¡eso sí es un triple salto mortal! Normalmente, un trabajo que se refiere a la población de un país es justamente eso, a menos que aclare que considera una subpoblación (la info debería estar en la metodología del mismo)

  14. Iñaki dijo:

    JuanPablo, yo no aporto los datos, los ha aportado Pseudopodo, así que no me vengas con milongas. Yo digo lo que veo. En el gráfico, el eje x muestra el número de veces al mes que la gente va a la iglesia. ¿Ves tú el 0? Nooo. Y que yo sepa, los ateos no van a la iglesia. O a lo mejor soy sólo yo, que soy muy raro…

    Yo en ningún momento he criticado el estudio. El estudio es perfecto. Pero es que el estudio me da exactamente igual. Lo que critico es el uso de un estudio que estudia UNA COSA para inducir a partir de esos resultados OTRA COSA. Es ridículo. Y si el estudio se ha hecho para ese propósito, entonces sí, lo critico: es una patraña de estudio.

  15. JuanPablo dijo:

    Iñaki, podrías seguir el link que pone y ver que el estudio es mucho más amplio que las veces que va la gente a la iglesia.

    A todo esto, los ateos van a la iglesia -por lo menos por acá, me consta que en USA más aún, porque también está la cuestión social. Sin ir más lejos, en los tres últimos meses tuve dos bautismos y un casamiento: una media de 0,25 servicios religiosos al mes en los últimos 12 meses. Pseudopodo puso el 0,1… así que hay gente que va menos que yo, sean o no creyentes. Sospecho que un cero absoluto correspondería a casos muy excepcionales o a gente muy resentida.

    Pero de todos modos, te recomiendo leer el estudio: el grafico original dice textualmente «LESS THAN…» y ahí yo sí veo el 0… ¡hasta veo los números negativos!

  16. En cuanto a la paradoja, hay que tener en cuenta que solo aplica a países con suficientes recursos como para cubrir necesidades básicas. Es decir, donde la gente se muere de hambre y no tienen medicamentos son, obviamente, más infelices. La controversia viene entre los países pudientes.

    En su día leí el artículo que desarticulaba la paradoja y me pareció bien justificado. Aunque es cierto que si quitamos a los países subdesarrollados, la correlación se debilita mucho.

    P.D. Una cuestión de fondo a todos estos estudios es la siguiente: ¿podemos fiarnos de las personas cuando les pedimos que evalúen su propia felicidad? Kahneman describe un experimento —¿las citas nos hacen más felices?— que indica que no podemos, lo que pone en tela de juicio muchas conclusiones.

  17. A.B. dijo:

    Como diría House, todo el mundo miente.

    No necesito hacer ningún estudio para saber que ir a misa, igual que meditar o cualquier otra actividad que te hace reflexionar con calma, suele ser positivo. Si vas obligado evidentemente no lo es, pero no es lo habitual. Hay gente que reza en la montaña y que no va nunca a misa y que es igual de feliz que la que va. Cada uno se lo monta como puede o como quiere.

    El tema de la comida, de morirse de hambre, es en el que más difícil es ver que no por tener poco se es menos feliz, aunque intuyo que no debería ser una excepción. Pero está la cuestión de que ser positivo te hace conseguir más cosas. No hablo de la culpa, de aquello de que los pobres y enfermos lo eran por pecadores. Hablo de la capacidad del ser humano para crear su propia existencia, que es mayor de la que creemos.

    Por cierto, yo he vivido algunas conversiones (ninguna a una religión en concreto, sólo situaciones de verdadero cambio en mi manera de ver las cosas), y en efecto no es sólo que se reduzcan expectativas, es que al cambiar la forma de ver las cosas uno se da cuenta de que aquello que deseaba ya existe, que no tiene que luchar por conseguirlo. Supongo que una conversión religiosa es eso mismo: descubres que Dios existía, aunque tú no lo vieras.

  18. Iñaki dijo:

    JuanPablo, ¿que los ateos van a la iglesia? Apaga y vámonos… En EEUU me lo creo que sí vayan. Pero en tal caso, irán obligados, porque allí confesar ser ateo es peor que ser un negro homosexual de religión musulmán. Y entonces, más a mi favor. Porque si los ateos van poco a misa y obligados, evidentemente, no serán muy felices por ello. Y serían más felices si pudieran decir sin miedo que no creen en unicornios rosas y que no les sale del … ir a misa. ¿No te parece?

    En cuanto al estudio, ¿se recoge el porcentaje de ateos entre los 35.000? Si la respuesta es no, la discusión ha terminado.

  19. Depende de fuentes, pero las diferencias entre el número de no creyentes en EEUU y España no son tan grandes como podríamos creer:

    – In Spain, 81.7 % are believers, 11 % are non-believers (Estudio del CSIC)

    – 29.5 million U.S. Americans (14.1%) describe themselves as «without religion»

    Cuando preguntas cuanta gente cree que Dios no existe las cifras si se distancian mucho más. Pero eso no aplica en este caso.

    (wikipedia: http://en.wikipedia.org/wiki/Demographics_of_atheism )

  20. JuanPablo dijo:

    Iñaki, podés dar la discusión por terminada cuando quieras, y de hecho, voy a hacerlo yo, dado que no te tomás la molestia de leer bien primero, ni tenés idea de estadísticas, a juzgar por los comentarios que hacés. Por ejemplo, no hace falta que figure el porcentaje de ateos para que una encuesta sea considerada buena (a menos, claro, que pretenda averiguar el número de ateos): está correlacionando asistencia a la iglesia con felicidad. Y, por otra parte, sí, los ateos van a la iglesia! ¡no puedo creer que todavía no lo sepas! Te copio una razón del libro que cita pseudópodo: «being part of a religious community provides people with social support.» Yo todavía no conozco un solo ateo que deje de ir a la boda de sus amigos y parientes (y más de un ateo que se casa por iglesia). Y si ir una vez al año a un acontecimiento de estos es la causa de su infelicidad, capaz de opacar el resto de su vida… creo que ya sería patológico.

    Pseudópodo, jamás vi a un ateo quejarse de los estudios que correlacionan nivel de educación – religión, de hecho concluyen que el conocimiento científico convence a la gente de lo absurda que es la religión y etceteras varios derivados de esta idea. Se suelen citar como respaldo del ateísmo: los inteligentes y educados tienden a ser ateos (ok, también asumen una fuerte correlación entre inteligencia – educación científica). Se me ocurre que ahí puede haber una variable oculta, ese tipo de saber no científico que pese a todo es difícil de desestimar: desde el Eclesiastés hasta las películas de Hollywood modernas correlacionan el aumento de la infelicidad con el del conocimiento (algunos confiarán más en el Eclesiastés, pero Hollywood y sus recaudaciones es una demostración empírica convincente)

  21. Iñaki dijo:

    Perdón, le he dado al intro sin querer.

    Decía, JuanPablo, que tú, en cambio, parece que, o bien no sabes leer, o bien te la sopla lo que digo y vas a tu bola, o bien… en fin. He dicho que el estudio me parece PERFECTO, lo que no está bien es utilizar un estudio que trata de UNA COSA para inducir OTRA DISTINTA.

    Si ir a una boda es ir a la iglesia, pues bueno, tú mismo. Yo he ido a visitar iglesias como monumentos históricos cuando he viajado. Incluso he ido a algún bautizo y a alguna boda. En cambio, a mí si me preguntan «¿vas a la iglesia?», yo respondo NO. Eso no es ir a la iglesia.

    Es como si nunca vas a la playa, por ejemplo, y un día te invitan a una fiesta en una playa. Y luego te preguntan, «¿con qué frecuencia vas a la playa?». Pues nunca.

  22. pseudopodo dijo:

    Iñaki, me he tenido que leer un par de veces tu comentario (el que habla del tocino y la velocidad) porque no entendía nada. Por lo que veo al leer el siguiente, parece que tu problema es que:

    (1) crees que el estudio se ha hecho sólo entre personas religiosas
    (2) me dices que correlación no implica causalidad

    Esto lo que demuestra es que no te has leído el post con atención.

    En cuanto a (1), en la nota al final explico que el punto que he puesto en 0.1 es en realidad el de “menos de una vez al mes”, que obviamente incluye el caso de 0 veces. Lo hice así para poder tener una escala logarítmica que facilita la comparación con el gráfico del dinero (y se ve que el efecto de la religión es más acentuado). Tienes, además, el enlace para que lo compruebes por ti mismo, si es que te interesa. Y, por supuesto, está el argumento obvio de que el autor del estudio sería un perfecto imbécil si estudiara este tema excluyendo de su muestra a los ateos. ¿Se recoge el porcentaje de ateos en los 35000? No, ni falta que hace, porque aquí no se pregunta a la gente si cree o no, sino cuantas veces va a la iglesia, una variable más objetiva.

    En cuanto a (2) soy yo el primero que lo ha explicado en el post, y lo volví a decir bien clarito en un comentario.

    También es obvio que muchos ateos, por compromisos sociales, van alguna vez a la iglesia (que es lo que les preguntaban en esta encuesta). Y una vez al año, o 0.1 al mes, es un número razonable. Lo último que dices sobre ateos infelices porque van obligados a la iglesia en los USA supongo que no pretendes que me lo tome en serio.

    La verdad es que no había hecho falta que te explicara todo esto porque ya lo ha hecho JuanPablo junto con alguna otra cosa. Pero por mí que no quede.

    Ah, y eso de que el estudio no trata de la relación entre la religiosidad y la felicidad, ¿por qué?¿Es que no es lícito usar la asistencia a la iglesia como proxy de la religiosidad? Me parece de cajón.

    Kiko, es muy interesante lo de Kahneman. La poca fiabilidad de nuestras respuestas sobre la felicidad me recuerda algo que leí de Csikzenmihalyi (seguro que lo he escrito mal) que demostraba que la gente en realidad estaba más feliz en el trabajo que cuando “se divertía”, aunque decían lo contrario porque es lo que se supone que debían decir (por cierto, esto tiene que ver con lo que decía arriba Gliptodonte). ¿Podría este efecto influir en los resultados aquí? Quizá podría empujar a los más creyentes a decir que son más felices, pero haría falta que hubiera una creencia social muy extendida de que es así, y no creo que sea el caso (Iñaki, por ejemplo, está convencido de que no es así 😉 ). Lo que cuenta Kahneman del efecto de “anclaje” con la pregunta anterior, si se aplicase aquí, habría que ver en qué sentido influiría…

    Por lo demás, creo que tiene bastante razón A.B. cuando dice que “No necesito hacer ningún estudio para saber que ir a misa, igual que meditar o cualquier otra actividad que te hace reflexionar con calma, suele ser positivo.” A esto hay que añadir el efecto de apoyo social, de formar parte de una comunidad, y de que la vida tenga sentido.

  23. Frenzo dijo:

    ¿Será de dar sentido a la vida la cuestión clave?

    Estuve haciendo un relevamiento mental de las personas que conozco y me parecen muy felices. Casi todas son creyentes practicantes, salvo dos excepciones.

    Una de las excepciones es un ateo tenaz, de más de 80 años, muy idealista, en grado utópico. Tiene un cúmulo de convicciones muy sólidas y serias que guían y dan sentido a sus actos.

    Tal vez no es estrictamente la religión lo que hace más feliz a los creyentes, sino tener en ideales y formar parte de un cuerpo mayor, un impulso individual que se suma a un gran ímpetu colectivo.

    No sé si hay estadísticas sobre esto, pero si es así, el nihilismo es garantía de infelicidad.

  24. Iñaki dijo:

    Repito que no cuestiono la validez del estudio, ni tampoco digo nada de la correlación ni de la causalidad.

    «¿Se recoge el porcentaje de ateos en los 35000? No, ni falta que hace, porque aquí no se pregunta a la gente si cree o no, sino cuantas veces va a la iglesia».

    ¡Bieeen! ¡Por fin! Pues eso.

    «Una variable más objetiva».

    Depende para qué, que es a lo que voy. Si yo digo: quiero saber si existe algún tipo de correlación entre el grado de felicidad de la gente y si son muy practicantes en su religión o poco practicantes. Pues hago un estudio y pregunto cuántas veces van a la iglesia y si son felices o no.

    Si yo digo: quiero saber si existe algún tipo de correlación entre el grado de felicidad de la gente y las creencias o no creencias de la gente. Pues hago un estudio y pregunto si son religiosos, qué religión profesan y si son felices o no.

    Asín de simple. Luego, la causalidad hacia un lado, o hacia el otro, o inexistente, me da exactamente igual. Pero si cruzamos los estudios, entonces es como querer subir a la Luna en escalera.

  25. pseudopodo dijo:

    O sea: que según tú la frecuencia de asistencia a la iglesia no es un buen proxy de la religiosidad. Vaya. Eso me parece un triple salto mortal 😉

    Pues yo me fio más de un estudio en el que preguntan algo objetivo, como «¿cuantas veces has ido a la iglesia el último mes?, que una cosa mucho más difusa como ¿eres creyente?¿poco, mucho o regular?, que además es algo muy personal que la gente puede negarse a contestar o falsear.

  26. Iñaki dijo:

    Y dale. Que no digo que sea mal «proxy de religiosidad». Digo que son grupos diferentes. Los ateos no somos un subgrupo de los religiosos. Los ateos por un lado, los religiosos por otro. Dentro de los religiosos, los habrá más religiosos y menos religiosos, no lo sé, me da igual. El caso es que, si quieres saber si la religión aporta felicidad, tendrás que comparar la felicidad de los ateos con la de los religiosos. Y aquí se compara el grado de felicidad entre diferentes subgrupos de religiosos. ¿Por qué? Porque el estudio no recoge el porcentaje de ateos. Tú lo has dicho.

  27. Iñaki dijo:

    Todo se puede falsear. Para eso se cogen muestras grandes.

  28. JuanPablo dijo:

    Yo creo que sí, Frenzo (siempre y cuando no te comprometas con una causa perdida, tal vez)

  29. JuanPablo dijo:

    Iñaki, último intento. Todo tu argumento es que el estudio no menciona el número de ateos entrevistados. Específicamente: «Porque el estudio no recoge el porcentaje de ateos.» Antes, decías: «¿se recoge el porcentaje de ateos entre los 35.000? Si la respuesta es no, la discusión ha terminado.»

    Cometés un error muy básico: si en USA hay un 14% de ateos (o x %), el 95 % de las veces que elija 35 mil personas aleatoriamente, la diferencia entre el porcentaje de ateos en la muestra estará entre el 13,99 y el 14,01 (x +/- 0,01 %) por ciento. Es un número convincente.

    ¿Ves por qué no necesitan aclarar cuántos ateos hay? Ahora, a esas 35 mil personas les puedo preguntar qué tan felices son y cuántas veces van a la iglesia sin necesidad de averiguar si creen o no. Puedo suponer sin preocuparme que el porcentaje de ateos allí dentro es cercano al 10%.

  30. JuanPablo dijo:

    (ese último 10 es un 14)

  31. Iñaki dijo:

    Ahap. Ahora sí que has descubierto tus cartas. ¿Haces un estudio estadístico presuponiendo cosas? Luego soy yo el que no sabe estadística. Anda que…

    Ahora sí que la discusión ha terminado. No tengo nada más que añadir. Ciao!

  32. pseudopodo dijo:

    «Y aquí se compara el grado de felicidad entre diferentes subgrupos de religiosos. ¿Por qué? Porque el estudio no recoge el porcentaje de ateos.»

    🙄

    Y dale. Yo ya renuncio a explicarlo. Entre JuanPablo y yo hemos debido decir diez veces que la muestra es representativa, que se encuesta a todo el mundo, incluidos ateos, y que estos están obviamente incluidos en el punto de los que van a la iglesia menos de una vez al mes (y que yo por comoidad asigné a 0,1 veces al mes).

    A ver, algún lector que pase por ahí: ¿de verdad que no se entiende esto?¿es una idea tan abstrusa?¿es que me explico tan mal?

  33. Pseudopodo, yo creo que las respuestas su puede haber un porcentaje de respuesta-cliché que lleva a los creyentes a decir que son más felices. Quizás movidos por el «agradecimiento» o la solidaridad con los que están peor que yo. Aunque coincido en que, porque no, ser religioso puede hacer a la gente más feliz.

    Kanheman tiene trabajos donde usa métricas para evaluar la felicidad de las personas sin preguntarles. Los ha empleado para el asunto dinero-felicidad, quizás también en este que nos ocupa.

    P.D. Parece ser que la gente miente en las encuestas cuando dice cuanto va a la iglesia: Por qué los ordenadores deberían hacer todas las encuestas

  34. A.B. dijo:

    La misa es buena si se va voluntariamente, aunque durante mucho tiempo en España era una cosa bastante obligatoria, y aún supongo que sigue siéndolo en los pueblos. En Estados Unidos puede que incluso haya más presión social para ir, también en las zonas rurales.

    En fin, hay cosas peores que que te obliguen a ir a misa.

  35. JuanPablo dijo:

    Pseudópodo, alguien incapaz de entender la relación entre intervalos de confianza para un parámetro y el tamaño de la muestra, seguramente no entiende la ciencia, y a lo sumo acepta sus resultados como una cuestión de fe 😉

  36. pseudopodo dijo:

    Kiko, que la gente exagere el número de veces que ha ido a la iglesia no cambiaría la gráfica, porque ahí no se recoge la población de cada grupo. Otro posible sesgo, también en el sentido de contestar lo que “queda mejor”, sería que se respondiera que se es más feliz de lo que se es. Esto no cambiaría la forma de la gráfica, sólo elevaría los puntos uniformemente, salvo que la tendencia a exagerar la propia felicidad fuera mayor en la gente más religiosa. Pudiera ser, pero no veo mucha base para suponerlo. En realidad, si nos ponemos tan críticos, podemos formular estas sospechas ante cualquier encuesta de este tipo… Por lo que he visto, la conexión entre felicidad y religiosidad parece bien establecida, como ya decía en el post. Te copìo el párrafo de la wikipedia al que enlazaba:

    There is now extensive research suggesting that religious people are happier and less stressed.[7][8] Surveys by Gallup, the National Opinion Research Center and the Pew Organization conclude that spiritually committed people are twice as likely to report being «very happy» than the least religiously committed people.[9] An analysis of over 200 social studies contends that «high religiousness predicts a lower risk of depression and drug abuse and fewer suicide attempts, and more reports of satisfaction with sex life and a sense of well-being,»[10] and a review of 498 studies published in peer-reviewed journals concluded that a large majority of them showed a positive correlation between religious commitment and higher levels of perceived well-being and self-esteem and lower levels of hypertension, depression, and clinical delinquency.

    Y sigue… Lo que es cierto es que estos estudios se refieren a los USA, y los países nórdicos, con baja religiosidad, resultan muy felices (pero al hacer las comparaciones entre países entran en juego demasiados factores…)

    JuanPablo, está claro que Iñaki es un escéptico. Por lo menos, escéptico irreducible ante la estadística.

  37. Gliptodonte dijo:

    Disculpad que haga un paréntesis en vuestras explicaciones sobre estadísticas y siga con otro aspecto del asunto.
    Lo que copio a continuación está sacado del libro «Ética para Jóvenes» pero puede servir para que aprendan algo también los talluditos.

    «Es muy importante que distingas la felicidad subjetiva de la felicidad real.
    Ser feliz no es únicamente sentirse feliz. Ser feliz es sentirse realmente feliz. Felicidad es perfección, es plenitud. No es únicamente bienestar.
    Hasta el hombre más desdichado del planeta en el momento de mayor euforia de su borrachera se cree feliz. Pero nadie piensa que sea un modelo de felicidad a imitar. ¿Captas la diferencia entre sentirse y serlo?
    No basta que uno esté contento. Igual de importante es por qué está contento. No es suficiente un sentimiento subjetivo de felicidad. Es necesario que esa satisfacción se encuentre justificada realmente por la realidad.
    Se aprende esto leyendo a Agustín de Hipona. Este filósofo cristiano se pregunta: ¿será feliz el que posee todo cuanto quiere? Y responde: si desea bienes y los tiene, sí; pero si desea males, aunque los alcance, es un desgraciado.
    Te pondré otro ejemplo. Imagina un niño muy tímido. Tan tímido que, como no se atreve a hablar con nadie, no tiene ningún amigo. Por temor a ser rechazado o ridiculizado, nunca inicia ninguna relación con otros, y en la soledad protectora de su casa se siente feliz. Los que juzgamos el caso desde fuera sabemos que si consiguiera superar sus miedos, la amistad le proporcionaría un motivo real de felicidad y de contento. Él cree que es feliz porque evita el peligro, pero ignora lo que se pierde. Aunque se sienta feliz, nosotros sabemos que podría serlo mucho más.»

    Es dificil que en nuestra época se entienda esta distinción. Creo que nuestra época tiende a creer que en el parecer es el ser. Al menos en esta cuestión.

  38. Isenez dijo:

    Yo ya empiezo a creer que Iñaki es el ateo que frecuenta meneame.net, al menos me recuerda a él. No es la primera vez que se va pegando un «portazo», por así decirlo, en cuanto ve que se le rebaten sus argumentos una y otra vez.

    Además, he visto por encima de qué habla en su bitácora y tiene una fijación con la religión católica. Sé que es una falacia ad-hominem como una catedral (sí, la comparación es intencionada), pero yo no puedo evitar pensar que este tipo de personas fueron educadas en un ambiente religioso o tuvieron algún tipo de experiencia no muy agradable con algún católico y desde entonces la tienen dadas con ellos.

    Incluso llega a escribir ‘dios’ en vez de ‘Dios’ cuando se debe escribir con mayúsculas sólo por su convicción atea. Vamos, el caso es similar a quien pretende saltarse la economía de lenguaje y hablar o escribir en masculino y femenino sólo para no llevar a cabo un tipo de «violencia» hacia las mujeres.

  39. Gliptodonte dijo:

    ¿Es el Prozac la pídora de la felicidad?

    ¿Existen estadísticas que nos indiquen si los consumidores de Prozac «se sienten» más felices que los no consumidores?

    Suponiendo que el balance fuera positivo a favor de los consumidores. ¿No nos negaríamos, pese a todo, a afirmar que el Prozac proporciona felicidad? Quizás si sabemos que «parecer» no es lo mismo que «ser». Damos por supuesto que la persona felíz es independiente. Un «dependiente» del Prozac tiene «apariencia» de felicidad.

    Se pueden poner otros ejemplos. ¿Qué pensaríamos si un colectivo de «disminuidos psíquicos» (los síndromes de down, por ejemplo) arrojaran en los cuestionarios mayores índices de felicidad que las personas corrientes. ¿Desearíamos que nuestros hijos nacieran «down»?

    Estos ejemplos, desde mi punto de vista, ponen en cuestión todo el planteamiento del problema.

  40. Frenzo dijo:

    Ja! Lo mismo que Glipto se preguntaba Russell en «La conquista de la felicidad», que decía algo así como que no está claro si el secreto de la felicidad consiste en ser sabio o ser un completo idiota.

    Tal vez, la felicidad sea un concepto erróneo, un invento. La felicidad es subjetiva y no puede ser cuantificada, ¿de qué estamos hablando entonces? No existe, es un viento de éter.

    Lo que sí existe es la infelicidad (como malfuncionamiento mental de diversa índole) y la tristeza, la melancolía, el aburrimiento, y demás. Por eso no está mal decir a veces «estoy aburrido» pero debería dar pudor y vergüenza decir «soy feliz». A lo sumo, se dice «estoy contento».

  41. JCPG dijo:

    En primer lugar, enhorabuena por este post, es muy interesante, a pesar de que considero que adolece de un enfoque desacertado. Procuraré acercarme en otro momento por aquí y añadir algunos comentarios más precisos para aclarar mi opinión al respecto. De momento apunto dos cosas:
    a) la hipótesis de que ciertos rasgos psicológicos sean los que conduzcan tanto a la felicidad como a la prosperidad goza de importante aval científico: de hecho, el principal de estos rasgos (la inteligencia general) se asocia con ambas variables, aunque especialmente con la segunda (mayor inteligencia permite mayor éxito académico que, a su vez, conduce a una mayor formación, y, finalmente a una mayor cualificación profesional, y fruto de esto último, a mayores ingresos).
    b) la hipótesis de que la religión sea útil y ayude o contribuya a ser feliz se sostiene fácilmente, desde un punto de vista teórico, si se entiende que la felicidad es, en esencia, y parafraseando a Eduardo Punsed, «ausencia de miedo». Tal y como Freud explicó, la religión (y en concreto la idea de Dios) es básicamente una creación humana para seguir teniendo un «padre protector» como en nuestra infancia. Es decir, la religión ofrece una visión del mundo y de la vida que aporta tranquilidad y esperanza. Lo discutible es que este recurso (la religión) sea igual de útil para todas las personas. Dado que existen las diferencias individuales, y aunque nos parecemos muchos las personas también diferimos en cada una de nuestras variables definitorias (altura, potencia física, extroversión, …inteligencia, etc.), parece bastante razonable esperar que este recurso (la religión) no resulte igual de útil o de necesario para todos. ¿Y aquéllos a quienes no les resulta útil serán probablemente menos felices?¿o, más bien, emplearán otros recursos distintos igual de eficaces para ser felices?

  42. Agus dijo:

    En el TIME del 23 de febrero, el tema de portada iba en esa línea: http://www.time.com/time/covers/0,16641,20090223,00.html

  43. Pingback: La riqueza de los países y su felicidad

  44. pido oracion por favor ayudenmen con mi salud tengo problemas cardiacos cerebrales tengo migrñas mareos no se que me pasa espero que no sea un tumor ayudenmen por mi corazon por mis riñones vias urinaraias tengo miedo de tener calculos o insuficiencia renal por empleo por sabiduria por prosperidad por tener mi casa propia negocioa un auto tengo 35 años y no he progresado ni tengo hijos por casarme con flor mirella lopez arcentales que me ame me de hijos se case conmigo DIOS LA TOQUE sea una sierva de dios por mi mama juanita sanchez orellana QUE DIOS LA BENDIG LA CUIDE LA PROTEJA DE MALES QUE LOS ANGELES Y ARCANGELES DE DIOS LA CUIDEN IGUAL A MI NO TENGAMOS UN ACCIDENTE O ALGO MALO POR MI FAMILIA HERMANOS SOBRINOS TIOS SALUD Y PROSPERIDAD TENER BUENA SALUD VIVIR 100 AÑOS SIN ENFERMEDADES POR TEENR MI TITTULO UNIVERSITARIO SER IMPORTANTE EN LA VIDA SER UTIL PARA DIOS ME DE DONES TALENTOS SER UN SALMISTA PERTENECER ALGUN AINSTITUCION DE LA ARMADA MARINA IRME CON MIRELLA A LOS ESTADOS UNIDOA QUE ESTA RELACION MI MAMA NO SE META ACEPTE LA RELACION CON MIRELLA

  45. DEpaso dijo:

    iglesia y religiosidad VERSUS inteligencia y conocimiento

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