Amateurs y diletantes

Un interesante comentario filológico que he encontrado en Fluir, de Mihaly Csikszentmihalyi (lo siento, se llama así 😉 )

Hoy en día, las etiquetas de amateur y diletante son ligeramente despreciativas. Un amateur o un diletante es alguien no lo bastante diestro, una persona que no debe ser tomada muy seriamente, alguien cuyo rendimiento no alcanza las normas profesionales.

Pero originalmente “amateur” proviene del verbo latino amare, amar, y se refiere a una persona que ama lo que hace. De forma parecida, “diletante”, del latín delectare, significa “encontrar delicia en“, era alguien que disfrutaba realizando una actividad determinada. Los significados más antiguos de estas palabras, por lo tanto, atendían a las experiencias en lugar de a las realizaciones; describían las gratificaciones subjetivas que recibían los individuos al hacer las cosas, en vez de puntuar lo bien o mal que las realizaban.

Nada ilustra tan claramente el cambio en nuestras actitudes hacia el valor de la experiencia como el destino de estas dos palabras. Hubo un tiempo en el que era admirable ser un poeta amateur o un científico diletante, porque significó que la calidad de vida podría ser mejorada al ocuparse en tales actividades. Pero el énfasis se ha volcado cada vez más en valorar los comportamientos en vez de los estados subjetivos; lo que se admira es el éxito, el logro, la calidad del rendimiento en vez de la calidad de la experiencia. Así ha llegado a avergonzar ser llamado un diletante, incluso aunque para ser un diletante haya que lograr lo que más cuenta: el disfrute que nos proporcionan las propias acciones. (p213)

Después de leer esto, me proclamo orgullosamente un diletante, y de la peor especie: la actividad en la que encuentro delicia es la más amplia y ambiciosa de todas: entender el mundo.

La meta de estudiar no es sobresalir, obtener un diploma y encontrar un buen trabajo, sino que es comprender qué sucede a nuestro alrededor, desarrollar un sentido personalmente significativo acerca de las propias experiencias. De allí vendrá el profundo placer del pensador, como el experimentado por los discípulos de Sócrates que Platón describe en el Filebo: “El joven que ha bebido por primera vez de esta fuente es tan feliz como si hubiese encontrado un tesoro de sapiencia; se extasía verdaderamente. Entenderá cualquier discurso, pondrá todas las ideas juntas para hacer una sola, entonces las separará y tirará los pedazos. Se hará preguntas primero a sí mismo, después también a los demás, a quienquiera que se acerque a él, joven o viejo, discutirá con sus padres y con quien esté dispuesto a escucharle”. (p215)

Y, si vive en 2008, escribirá un blog 😉

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36 respuestas a Amateurs y diletantes

  1. Pingback: Ojalá te conviertas en un Amateur… « ¡Para variar se me olvido!

  2. Muy buen texto. Gracias por compartirlo.

  3. hector1564 dijo:

    Buen texto.

    En el último libro de Dyson también se hace una defensa del aficionado, algo marginado en la ciencia durante el transcurso del s.XX y que ha sido especialmente relevante en campos como la astronomía.

    p.d y off-topic: tal vez este post te interese pseudopodo, lo veo relacionado, aunque diferente, con tu teoría del mundo chato

    http://hector1564.blogspot.com/2008/11/sobre-naturalismo.html

    Saludos

  4. Sergio dijo:

    En mi opinión, el desprecio por el amateur está relacionado con la insoportable competitividad en el ámbito profesional. Todos tenemos que demostrar que somos únicos e insustituíbles en nuestra actividad profesional y nos aterra pensar que algún intruso sea capaz de aportar algo.

    Paradójicamente, y sin generalizar, esa misma competitividad fomenta el consenso y el pensamiento uniforme entre los profesionales (un buen ejemplo en http://www.elpais.com/articulo/sociedad/profetas/vieron/venir/elpepusoc/20081204elpepisoc_1/Tes) y hace más necesaria la aportación de ideas independientes.

    Los amateurs solo tienen un problema: su actividad no aporta nada al sagrado PIB (salvo Pseudópodo por la cantidad de libros que compra)

    • Matias dijo:

      Debe haber ejemplos que contradigan la última frase de tu comentario, sería interesante encontrarlos. Aquí hay dos autoridades que pueden citarse, Bertrand Russell y Albert Einstein. En Caminos hacia la libertad Bertrand Russell hace un comentario respecto a los beneficios ecónomicos del ocio y en otro texto Einstein menciona la libertad como una condición necesaria para el desarrollo de la ciencia, lo que seguramente se relaciona con los amateurs y los diletantes.

  5. eulez dijo:

    ¿Y cómo llevas lo de entender el mundo? Porque yo lo llevo diletántamente mal…

    Por otro lado, lo de ser un amateur o un diletante puede tener su conflicto con aquellas personas que, merecidamente, se ganan (o intentan ganarse) la vida con su trabajo. Por ejemplo, nada ha hecho más daño a la carrera científica que los «científicos diletantes». Gracias a la llamada de la vocación no se han otorgado muchos derechos laborales a los científicos o investigadores que se considerarían como básicos en otras profesiones.

    • Carlos Rossi dijo:

      Exactamente. Es necesario, a mi entender, colocarse en un punto medio en esto. Si bien es verdad que se necesita tener un epíritu libre, intuitivo y desestructurado para amar lo que uno hace (y en general), no es menos cierto tampoco que en lo que a saber se refiere, es muy provechoso aplicar métodos y disciplina, concepto que ya está probado, a los efectos de obtener mejores rendimientos. El mundo dejó de tener una visión artesana para desarrollarse mas ceñido al método científico.

  6. pseudopodo dijo:

    Gracias, Wolverenstein & Héctor (aunque el mérito es de Cisikszetcetcetc).

    Sergio, creo que tienes razón, aunque no sé que ha sido primero, el desprecio del amateur o la sociedad competitiva. Probablemente los dos procesos han ido a la vez, en la base está valorar las cosas sólo con criterios de eficacia. Lo malo es que el criterio de “eficacia” suele ser muy corto de vista, porque métodos menos eficaces aparentemente pueden tener rendimientos indirectos muy notables, y que se pierden. Por ejemplo, comprar en el hiper es más eficaz que hacerlo en la tienda de la esquina, pero se pierde el contacto social que tiene importantes beneficios…

    Eulez, creo que debía haber puesto “intentar entender el mundo”, porque de eso se trata…Yo, diletante y modestamente, creo que en algunas cosas ya he conseguido algo. Algún día voy a hacer un post (tendrá que ser una serie) sobre “Lo que pienso y por qué” y ya verás, ya…

    No estoy muy de acuerdo en el daño de los “científicos diletantes”. Lo que pasa es que no hay derecho a pagar a profesionales (como los becarios) como si fueran diletantes…

    Héctor, gracias también por señalarme el libro de Dyson, llevaba tiempo pensando en pedirlo a Amazon, pero veo que lo ha traducido, a lo mejor cae estas Navidades.

    Si que veo relación entre tu texto y la idea del mundo no-chato. Mi idea básica es que lo que la ciencia nos dice del mundo es algo muy parcial. Estábamos muy condicionados inicialmente por nuestro sistema perceptivo, y lo hemos potenciado gracias a aparatos que nos permiten ver en otras longitudes de onda, escuchar ultrasonidos, etc. Estábamos muy condicionados por nuestro sistema cognitivo, y lo hemos potenciado con las matemáticas y los ordenadores. Pero esta potenciación tiene límites: como bien apuntas en tu post, hay, como mínimo, procesos no computables.

    Y, además, la ciencia pone de por sí limitaciones metodológicas: su primer mandamiento es admitir sólo explicaciones naturales. Creo que el error del materialismo (o, más precisamente, naturalismo) está en confundir esa limitación metodológica con una carencia de la realidad; trasponer lo que es una regla del juego que nos hemos autoimpuesto en una afirmación metafísica (esa es la idea de la Red de Eddington).

    Claro que, leyendo tu post, me asalta la cuestión de que habría que definir con cuidado que se entiende como naturalismo… porque quizá lo que defiendes, si lo entiendo bien, podría considerarse como un naturalismo ampliado, en el que caben entidades muy alejadas de lo que admite nuestra intuición “física” pero que siguen siendo “naturales” en el sentido de…y esto es lo que habría que precisar. Se me ocurre como uno de los rasgos básicos emplear sólo causas eficientes (y no finales), pero probablemente habría que añadir más, como proscribir de alguna manera lo mental como algo con entidad propia…Por mi parte, este naturalismo ampliado me parecería todavía insatisfactorio, aunque me parezca muy defendible en términos filosóficos.

    De todos modos, copio una parte de este comentario en tu blog, para no irnos aquí por los cerros de Úbeda…

  7. Javier dijo:

    Pues esta vez voy a discrepar con casi todo el mundo (menos eulez que, a mi entender, tiene más razón que un santo). Una cosa es que a uno le guste su trabajo y que se haya acercado a él por vocación y otra cosa es ser un amateur y despreciar el profesionalismo. Precisamente ese punto de vista es el habitual en España, especialmente en el mundo académico. Yo me he hartado de escuchar a gente que dice que la investigación se hace porque te gusta. Precisamente por esa razón hay tanta gente que no hace nada en la universidad. Porque ya no le gusta. Pero el salario a fin de mes, a cuenta de las arcas públicas, lo cobran y muy a gusto.

    Una carrera investigadora se debe iniciar desde la vocación, porque es muy dura. Pero lo mismo (o peor) es la carrera de un cirujano y nadie se plantea que haga lo que hacen por amor al arte, e incluso creo que hay un consenso en que algunos trabajos difíciles, especializados y muy exigentes en la etapa formativa deben estar muy bien pagados. En la universidad española hay terror a profesionalizar la investigación, y no es por la competencia, sino porque deja en evidencia a tantísima gente que se conforma con carreritas de muy corto vuelo.

    El asunto de conformarnos con poco dinero porque nuestro trabajo nos gusta no es el que ha matado los salarios en la universidad. Lo que ha matado los salarios es la bajísima producción investigadora, con la cual es muy difícil ponerse exigente y pedir más.

    Creo que ha salido ya alguna vez en este blog, pero uno de los textos más dañinos en el mundo de las matemáticas profesionales ha sido «Apología de un matemático» de Hardy. Por mucha admiración que pueda sentir por Hardy (y entendiendo que este libro hay que ponerlo en el contexto personal de cómo estaba su autor al escribirlo), esa postura de dilettante cambridgeano que investiga por divertirse es irritante y ha hecho mucho daño entre generaciones de matemáticos puros que han terminado por aislarse y viven hoy en la irrelevancia general aterrados por convertirse en una especie extinguida y sin saber qué ha ocurrido entre medio.

    Finalmente, y que me perdonen los que lean esto y sean becarios (yo lo fui): un becario de investigación es un estudiante, no un profesional. Esto los americanos lo entienden muy bien, y eso que los tratan mucho mejor que, digamos, los franceses.

  8. .Marfil. dijo:

    Yo también entiendo la teoría de pseudopodo como «teoría del mundo no-chato», lo contrario «teoría del mundo chato» sería precisamente lo que el identifica con la visión estrecha del naturalismo o el cientificismo.

    En mi opinión cualquier «ampliación» a la realidad, necesita una base sólida y no simplemente argumentar que las limitaciones en cualquier método siempre dejarán algo por fuera. En ese sentido yo no veo nada más allá que el hecho obvio de que si hablamos de «conocimiento» es porque su opuesto existe, lo desconocido, pero los defensores de la «realidad ampliada» siempre parecen querer deducir algo más allá de este hecho.

  9. .Marfil. dijo:

    Tal vez para parafrasear a Pseudopodo, cuando dice: «Creo que el error del materialismo (o, más precisamente, naturalismo) está en confundir esa limitación metodológica con una carencia de la realidad; trasponer lo que es una regla del juego que nos hemos autoimpuesto en una afirmación metafísica»., creo que se podría decir algo muy semejante de la «teoría del mundo no-chato»:

    «El error de la Teoría del MNC, es confundir la posibilidad de la existencia de fenómenos fuera de las reglas o el método, con la afirmación de que esos fenómenos existen aunque no se puedan comprobar y que son relevantes aunque no se pueden detectar; es una afirmación metafísica que se quiere imponer como una afirmación física.» 😉

  10. fajanjasto dijo:

    En idioma portugués, ‘amateur’ se dice directamente ‘amador’

  11. gliptodonte dijo:

    ROMERO SOLO…

    Ser en la vida romero,
    romero sólo que cruza
    siempre por caminos nuevos;
    ser en la vida
    romero,
    sin más oficio, sin otro nombre
    y sin pueblo…
    ser en la vida
    romero… romero… sólo romero.
    Que no hagan callo las cosas
    ni en el alma ni en el cuerpo…
    pasar por todo una vez,
    una vez sólo y ligero, ligero, siempre ligero.
    Que no se acostumbre el pie
    a pisar el mismo suelo,
    ni el tablado de la farsa,
    ni la rosa de los templos,
    para que nunca recemos
    como el sacristán
    los rezos,
    ni e como el cómico
    viejo
    digamos
    los versos.

    La mano ociosa es quien tiene
    más fino el tacto en los dedos,
    decía Hamlet a Horacio,
    viendo
    cómo cavaba una fosa
    y cantaba al mismo tiempo
    un
    sepulturero.
    -No
    sabiendo
    los oficios
    los haremos
    con
    respeto – .
    Para enterrar
    a los muertos como debemos
    cualquiera sirve, cualquiera…
    menos un sepulturero.
    Un día todos sabemos hacer justicia;
    tan bien como el rey hebreo,
    la hizo
    Sancho el escudero
    y el villano
    Pedro Crespo…
    Que no hagan callo las cosas
    ni en el alma ni en el cuerpo…
    pasar por todo una vez,
    una vez sólo y ligero, ligero, siempre ligero.
    Sensibles
    a todo viento
    y bajo
    todos los cielos,
    Poetas,
    nunca cantemos
    la vida
    de un mismo pueblo,
    ni la flor
    de un solo huerto …
    Que sean todos
    los pueblos
    y todos
    los huertos nuestros.

  12. gliptodonte dijo:

    Se me olvidó el comentario.
    León Felipe hace en esa poesía una crítica al profesional. Como si la familiaridad con las cosas les hiciera perderles el respeto, hacerlas sin cariño, aburrido, sin disfrutar de ellas por cotidianas.

    La crítica del profesional es de algún modo el elogio del aficionado.

    Problemas del diletante: descubrir el mediterraneo e inventar la bicicleta.

    Otro problema: Quizá uno se refugia del fracaso (o del poco brillante éxito) en lo suyo huyendo a otra actividad.

    Yo enseño filosofía en un instituto pero lo que me «apasionaba» era escribir un blog. Un amigo, también profesor, me dice lo mismo de sus fotos y su fotoblog. Otro compañero da clase de biología pero su mundo es la música y sus pequeños conciertos en bares. (una maldad: sus alumnos dicen que en clase es muy aburrido)
    ¿No sería mejor que cada uno de estos señores no buscaran realizarse y proyectarse en su trabajo? ¿No ganarían de ese modo sus alumnos? ¿No deberíamos hacer disfrutando lo que tenemos que hacer en lugar de buscar el disfrute en algo ajeno? ¿Por qué vivir el trabajo como el tiempo que hay que vivir esclavo para el resto del tiempo poder vivir libre?

  13. gliptodonte dijo:

    donde dice «no buscaran realizarse» debe decir «buscaran realizarse».
    Me pierden las prisas.

  14. pseudopodo dijo:

    Por supuesto que la enseñanza y la investigación deberían ser actividades profesionales, Javier. Y de acuerdo también con que uno de los problemas de la Universidad es ese diletantismo (que se extiende a todo: también a la administración). Pero es que no debería hacer falta decir que un trabajo se debe hacer con profesionalidad…ça va de soi ¿no? Por qué no pasa eso en la Universidad es una larga historia, pero no creo que esa cierta imagen romántica “a lo Hardy” sea la principal culpable.

    Lo que dice Mihaly (le trato con esas confianzas porque soy incapaz de escribir Csikszentmihalyi :- ) ) es que hoy en día se desprecia por sistema al amateur porque el único valor al que se da importancia es a la eficiencia, entendida como rendimiento externo y no como felicidad interna. Y eso es un error (digo yo) porque así no se hacen bien las cuentas: llega un momento en el que la ganancia en eficiencia se hace a costa de una presión excesiva, de que todo esté demasiado reglamentado… al final resulta una sequedad de espíritu y un descontento que mata la iniciativa y hasta el propio rendimiento.

    Lo malo es que cuando se quiere profesionalizar las cosas desde fuera es posible que se caiga en esto. Así que aunque critico el diletantismo de la Universidad miro con desconfianza los intentos de de implantar una “cultura de la calidad” que la profesionalice por decreto.

    Yo creo que la clave del asunto está en lo que dice Gliptodonte: Amateur es el que ama lo que hace, y esa es la mejor manera de hacer las cosas. Lo ideal es que el profesional amara lo que hace y tendríamos lo mejor de los dos mundos. La mayoría de las veces la gente no ama su trabajo, y se refugia en otra actividad (en el mejor de los casos, porque puede refugiarse en las drogas, o, peor aún, en la TV) Pero si no aman su trabajo suele ser porque se han decepcionado de él.

    Mihaly dice una cosa curiosa. El libro se basa en unas encuestas masivas que buscaban encontrar los elementos de la felicidad. Encontró que las personas solían describir un estado en el que estaban inmersos en lo que hacían, con una sensación de control sobre lo que hacían y con una realimentación clara. A ese estado es al que llamaron “flujo”, y lo identificaron en muchas situaciones. Lo curioso es que con un aparatito, una especie de “busca”, preguntaban en momentos aleatorios a los sujetos, y encontraban que ese estado de flujo era bastante más frecuente en el trabajo que en el ocio (que solía vivirse en un estado de apatía). Sin embargo, luego se quejaban del trabajo, por más que momento a momento, eran objetivamente más felices allí que en la mayor parte de su ocio. Mihaly dice que en occidente hoy en día tenemos el prejuicio de que el trabajo es una maldición, pero los hechos demuestran que suele no serlo. Sólo con cambiar ese prejuicio seríamos más felices.

  15. pseudopodo dijo:

    Marfil, en respuesta a tu maldad 😉 y por no prolongar el off-topic, sólo te diré que mi teoría del MNC no afirma que esos fenómenos existan, sólo que pueden existir. Eso es una diferencia importante con los cientifistas, que dicen que sólo existe lo que pesca su red. Mi teoría me da derecho a pensar que el mundo no es chato, y eso hace la vida más interesante…

    Ah, y muchísimas gracias por pasarme lo de Feyerabend, lo malo de esto virtual es que no te puedo invitar a nada…

  16. Javier dijo:

    Okay, creo que estamos más de acuerdo de lo que parecemos. Un par de apuntes al hilo de lo que dices.

    La «cultura de la calidad» que se dice que se quiere implantar (se dice, pero no se quiere, aunque esto es otro tema) no es tal. La plantean «gestores universitarios» disfrazados de dinámicos emprendedores pero sin haber visto una empresa de verdad ni en una revista de economía. Son todo patrañas. Cualquier enterado a medias sabe que la investigación se hace en un clima donde la competitividad se compensa con una enorme relajación de los hábitos laborales. El tema no es simple, pero tampoco es para tanto. Tú piensa en los países donde la investigación funciona y mira cómo viven sus profesores universitarios, qué salarios tienen, cómo se les trata, etc. En los laboratorios de investigación, públicos y privados, es prácticamente lo mismo (pondré aquí un paréntesis con algunas ramas de la investigación farma-bio-médica, tremendamente problemáticas y donde la situación está cambiando muy rápido sin que se sepa bien qué hacer).

    Estos professors de universidades de primera viven felices y contentos, disfrutan de su trabajo como niños, compiten por sus becas y porque sus chicos consigan buenos puestos en otras universidades, enfrentan sus egos en las batallitas de los congresos, etc. Es el amateurismo reconducido a la profesionalidad. Porque solo con el amateurismo en la mano, si un día no apetece trabajar, no se trabaja. Y si al día siguiente tampoco, pues tampoco. Y así se va como una mariposa, de flor en flor, sin nunca centrarse en nada.

    Quizá la aparente discrepancia de criterios de esta conversación es que yo aplico la máxima de que si tu profesión es el conocimiento (creación y/o diseminación) y no disfrutas haciéndolo, no estás cumpliendo con tu profesión.

  17. pseudopodo dijo:

    Amateursimo reconducido a la profesionalidad: eso es lo que yo llamo lo mejor de los dos mundos. La cuestión es: si eso ha podido hacerse en otros sitios, ¿por qué no aquí? (bueno, no hace falta que tengas la respuesta)

    De acuerdo también con eso de que en esta profesión, si no disfrutas (si no te deleitas en), no estás cumpliendo. Pero fíjate que entonces deberíamos ser por definción diletantes: eso sería lo primario y lo específico; luego, lo genérico, lo que tenemos en común con cualquier otra profesión, debería ser la profesionalidad.

  18. .Marfil. dijo:

    Que pena pseudopodo continuar con el offtopyc, también trataré de ser breve para no prologarlo mucho (lo prometo!):

    Decir que «la teoría del MNC no afirma que esos fenómenos existan, sólo que pueden existir.» es prácticamente lo mismo que cualquier «cientifista» diría, si bien yo miento al decir que «la teoría MNC se comporta como si dichos fenómenos si existieran», es exactamente el mismo tipo de mentira que decir que los «los cientifistas, que dicen que sólo existe lo que pesca su red». Ambas son mentiras, porque en realidad si fuéramos específicos y les preguntáramos sin ambigüedad a ambos grupos, ambos dirían lo mismo «es posible que existan cosas indetectables por el método científico, o incluso por cualquier método», sin embargo ambos grupos difieren en la posición que toman frente a ello, y es ahí donde dichas mentiras nos ayudan a entender de manera simplificada sus posiciones, ya que aunque no es algo que sostendrían si se les pregunta directamente, si es algo que han aceptado o interiorizado dada la necesidad de tomar una postura personal a nivel filosófico o profesional para seguir investigando.

    Es como el hombre que enfrenta a una predicción del clima que le dice que existe un 50% de probabilidades de llover, tiene que tomar una posición frente a una probabilidad, lleva o no lleva el paraguas, no puede llevar el 50% del paraguas.

    En este caso tanto los MNC, como los cientificistas, son plenamente conscientes de que esta tratando con una posibilidad (ni siquiera una probabilidad calculable!), y que no pueden afirmar rotundamente si en verdad existe o no existe algo fuera de las redes. Pero tienen que tomar una postura personal frente al tema, para los MNC es que si existen tales cosas y que eso hace la vida más interesante; para los cientificistas en cambio es más sensato optar por el principio de parsimonia, siendo consciente de que en el futuro (incluso en otras generaciones) se pueden descubrir más cosas, y que eso también es interesante.

    Ahora bien, hay que recordar como yo decía que estabamos hablando de una posibilidad, no de una probabilidad. Así que nuestra analogía del hombre del paraguas se rompe, no es igual de valido llevar o no llevar paraguas cuando las probabilidades son del 50% –si alguna probabilidad fuera mayor se solucionaría el problema (aún cuando no habrían garantías)– pero cuando definitivamente no hay probabilidades sino meras posibilidades, lo más sensato es optar por esperar hasta conseguir evidencia, de lo contrario es igual de posible para cada existencia de X también un -X que lo cancele, de forma que sólo podemos describir como «virtual» en cualquier momento la existencia fuera de la red, y esa es sólo una de las paradojas que surgen cuando tomamos la idea en serio.

    Como ves, lo malo de lo virtual es que no me puedes invitar a nada… 😀

  19. Juan Paulus dijo:

    Una cuestión fascinante la búsqueda de la felicidad en el conocimiento, aunque éste sea tan abstracto y basto como para derramar sobre mi anterior frase todo el peso de la ignorancia. Si tienes vocación científica, y no hablo del término exclusivo que instrumentalizan las ciencias naturales o físicas, el trabajo saldrá a la luz con gran fuerza.

    un abrazo jp

  20. Pingback: Diletante « descomposiciones

  21. pseudopodo dijo:

    .Marfil., no creo que los cientifistas sean tan ecuánimes como los pintas, al menos, no en general. Lo que suelo ver es bastante dogmatismo. Opinan que lo que no pesca su red no existe, pero ni siquiera suelen ser conscientes de esto, porque lo normal es que no se den cuenta de que la ciencia es sólo una red que echamos al mar. Al contrario, suelen caer incluso en el error más básico de confundir el mapa (la ciencia) con el territorio (la realidad). Por lo menos, es lo que he visto en muchas discusiones, en este blog y en otros foros.

    Lo bueno que tiene saber algo de filosofía de la ciencia es que le cura a uno de estas presunciones, y le deja en la posición más modesta que planteas tú. Ahí, aparentemente los MC (mundo chato) y MNC (mundo no chato) estamos en una situación parecida; los dos partimos de que puede haber algo más de lo que pescan las redes. Pero, y coincido totalmente contigo en esto, tenemos que tomar una opción personal ante esa incertidumbre. A ti te parece que lo más sensato es “optar por esperar hasta conseguir la evidencia”, a mi no.

    ¿Por qué puede ser sensato optar por actuar “como si” lo que es una mera posibilidad sea una realidad? Porque puede haber cierto tipo de verdades que sólo se revelan a quien las acepta, a quien opta por ellas desde la incertidumbre. Por ejemplo, imagínate un niño pequeño. No sé si hablará o no, y podría parecer sensato suspender el juicio y no hacer nada hasta ver que pasa. Pero entonces, con mi misma acción, al privarle de escuchar la palabra, esto haciendo imposible que hable. Si desde el principio le trato como si hablara y me entendiera, al final acabará siendo verdad que habla y me entiende.

    Creo que este tipo de realidad elástica, en la que acaba creándose lo que creemos, es muy común en todos los asuntos humanos, y tengo la sospecha de que es un principio clave en la vida religiosa, algo, además que la distingue totalmente de la ciencia.

    De todos modos, no puedo explicarme con suficiente amplitud, y me estás tirando tanto de la lengua que debería hacer un post sobre esto…No te garantizo nada, pero lo intentaré. Mientras, te doy la bibliografía: la idea que vengo intentando explicar la expone muchoi mejor de lo que yo pueda hacer William James, en “La voluntad de creer”, si puedes encontrarlo, te recomiendo la edición de Tecnos, en la que viene junto con un ensayo de W.K. Clifford que defiende una postura contraria, que, creo puede que sea la tuya…

    (Por cierto, hay otra razón para creer en las cosas fuera de la red, que no puedo dejar de mencionar: que, de hecho, todos creemos en algún tipo de realidad fuera de la red: todos los conceptos en los que se basa nuestra vida social son de este tipo. Si yo digo que “no hay derecho a tal cosa” o que “lo que hizo fulano es indigno”, los conceptos de “derecho” o de “indigno” no existen en el mundo chato, pero sí en el no chato…)

  22. .Marfil. dijo:

    Gracias por la recomendación del libro Pseudopodo, tomo nota.

    Tal vez estoy metiendo las manos al fuego por los cientificistas de manera algo arriesgada, de modo que es probable que en promedio si tengan muchos vicios epistemológicos y precisamente no sean capaces de diferenciar sus juicios epistemológicos de sus juicios ontológicos o metafísicos. Para hacerme entender con un ejemplo de divulgadores famosos, si consideramos como «cientificistas» a Hawkings y a Dawkins*, los cuales se describen a si mismo como positivistas, creo que en esos casos estamos hablando de «cientificistas» conscientes de la mayoría de replicas al positivismo y que sin embargo optan por este porque aún le consideran la mejor opción; ese tipo de cientificistas son los que yo consideraría como «cientificistas honestos», entre los cientificistas deshonestos en cambio incluiría a cualquier filosofo pro-ciencia pero que no practique alguna ciencia (Popper y sus pifias evolucionistas, a lo mejor también incluiría a Dennett por el mismo tema) y lastimosamente al «grueso de la comunidad científica» que sería la mayoría de científicos que si bien hacen aportaciones al conocimiento, no comprenden muy bien los supuestos que le dan «unidad» a lo que en realidad son un conjunto dispar de conocimientos, métodos, disciplinas, etc. y que nos permiten hablar de «la ciencia» o «el mundo» como un todo.

    Aveces creo que se sobrestima el error de confundir el mapa (la ciencia) con el territorio (la realidad), es cierto que es un error bastante común. Como decía Hawking, y siendo positivista, «una teoría es tan sólo un modelo matemático para describir las observaciones, y no tiene derecho a identificarse con la realidad, sea lo que sea lo que esto signifique. Podría ser que dos modelos muy diferentes lograran describir las mismas observaciones: ambas teorías serían igualmente válidas, y no se podría decir que una de ellas fuera más real que la otra». Pero lo más importante es lo que sigue a continuación Mas allá de eso no tiene sentido preguntarse si se corresponde con la realidad porque no sabemos, con independencia de la teoría, qué es la realidad. De nada sirve apelar a la realidad porque carecemos de un concepto de la realidad independiente del modelo … ¿Cómo podemos conocer lo que es real al margen de una teoría o de un modelo con que interpretarlo? La creencia tácita en una realidad independiente del modelo, constituye, en mi opinión, la razón subyacente de las dificultades con que tropiezan los filósofos de la ciencia respecto de la relatividad, la mecánica cuántica y el principio de indeterminación… un cierto tipo de enfoque positivista, en el que uno considera una teoría como modelo, es el único modo de comprender el Universo, al menos para un físico teórico. Qué básicamente sería una forma de decir ¿La ciencia es un mapa, es cierto, y qué con ello?, no sabemos nada de la realidad (qué es, cómo es, y si en verdad es «real» (sic)) ni tenemos un modo directo de acceder a ella, sin ambages, la replica de que la ciencia es un modelo y no la realidad misma, es poco más que una corrección lingüística (añadir a cualquier juicio que nos estamos refiriendo a un modelo), por otra parte el modelo y la realidad algo deben de tener en común (las relaciones que expresan entre distintas «entidades» y que podemos identificar como variables o constantes), si la realidad es el referente eso quiere decir que por más abstracto que sea el modelo debe tener algo en común para poder referirlo, es lo que decía Wittgenstein con ello de que «En la figura y en lo figurado debe haber algo idéntico para que una pueda ser figura siquiera de lo otro. Lo que la figura debe tener en común con la realidad para poder figurarla a su modo y manera -justa o falsamente- es su forma de figuración”. Es cierto, no esta mal olvidarse de que construimos nuestros modelos con la asunción implícita de que hay una realidad externa y que no es el mismo modelo, pero tampoco podemos criticar con demasiada fuerza el que en la práctica aceptemos de facto al modelo como el referente en común que tenemos, que tiene algo de real aunque no sea la realidad misma, y que ello nos permite referirnos a el como la realidad misma en el sentido de que es la única forma que tenemos de captarla de manera cognoscible, aunque no la estemos abarcando por completo y directamente.

    Yo no soy un «cientificista» realmente creo en una especie de «platonismo informático» al pensar en cosas como las matemáticas, conceptos como la justicia y la responsabilidad, e incluso tal vez con los valores estéticos; todos ellos como parte de una realidad que sería la información, siendo la materia/energía a su vez información pero no toda. Sin embargo no estoy dispuesto a realmente aceptar esa creencia en la carencia de información, y lo que más me gustaría sería poder comprobarla de algún modo científico, por lo que de momento no tengo más opción que tomar la mayoría de mis decisiones en un modelo que satisfaga a ambas opciones «la de que la realidad es información, o la de que la realidad es sólo la materia», y en caso de tener que decantarme por una lo haría por la decisión basada en la limitada creencia de que la realidad es material y puede ser descrita por modelos científicos como la mejor aproximación.

    Eso es todo de momento, seguiremos si algún día creas un post sobre el tema (y tampoco sería mala idea que yo hiciera lo mismo en mi blog). 🙂

  23. Clodoveo11 dijo:

    Pues yo coincido 100% con el impronunciable. Me gusta perder el tiempo en aprendizajes absolutamente inútiles y poco prácticos pero que me dicen cosas sobre este mundo y cómo puede llegar a entenderse. Y me lo paso bomba con ello, aunque no saque un duro ni aporte nada a la salvación humana.

    Ahora ya, lo de escribir un blog… se lo dejo a Pseudópodo. 🙂

  24. pseudopodo dijo:

    Nunca pensé que fuera a estar de acuerdo con Hawking, pero me gustan las citas que has puesto, .Marfil. Creo que es sensato tener presente que la ciencia es un modelo, “solo” un modelo, pero que no tenemos nada más que modelos. Aunque ya no estaré de acuerdo con él en la pretensión, que supongo que también defiende, de que no hay más modelo aceptable que el de la ciencia…

    Por otro lado, creo que hay una discrepancia entre lo que dicen los cientifistas “conscientes” cuando hablan explícitamente de filosofía de la ciencia (y asumen que la ciencia no es más que un mapa, que es falible, etc) y en el resto de su discurso (que suele presentar a la ciencia como la única verdad, la salvación, etc). Quizá es la misma discrepancia que hay en el discurso del creyente cuando hace filosofía (y reconoce que su fe es eso, una fe, indemostrable) y cuando practica el culto y vive todo como si fuera absolutamente cierto…No hay nada malo en ello, supongo que es inevitable porque, como hablábamos antes, en estas materias hay que tomar una postura personal, hay que apostar. Lo que sí me parece malo es que el discurso público de los cientifistas sea el “confesional” y no el “filosófico”…

    Me parece interesante tu idea del platonismo informático. Quizá no sea tan distinta del mundo no chato. A ver si te animas a escribir en tu blog (que por ahora escribes más en el mío 😉 )

    Clodoveo, hace ya tiempo que llegué a la conclusión de que eres un entusiasta, y me parece magnífico (por cierto, ¿sabes la etimología de “entusiasta”? es más bonita aún que la de “diletante”)

  25. .Marfil. dijo:

    Por seguir dando lata, pero es que hubo una cosa que no me convenció demasiado:

    «Lo que sí me parece malo es que el discurso público de los cientifistas sea el “confesional” y no el “filosófico”…»

    Creo que el principal problema del «discurso público científico» es casi la completa ignorancia del público hacia la ciencia y la filosofía de la ciencia, y de ello no se puede culpar realmente a los «cientificistas». Por ejemplo cuando Snow habló de las dos culturas –y no de una sola–, con bastante buen rollo, no faltó quien lo tacho como un public relations man («relaciones públicas») del estamento científico (F. R. Leavis).

    En ese contexto no se puede criticar que el «discurso público» de los cientificistas sea aveces tan sesgado (cuando a nivel personal no lo es tanto) porque es necesario simplificarlo al nivel del público; cuando lo que nos encontramos son casos tan inverosímiles como por ejemplo el del «creacionismo», no podemos esperar que un biólogo empiece un debate desde los principios de la ciencia como modelo falible, etc. para convencer a un hombre que no tiene idea de el tema y sobre todo no quiere entender. Ello explica por qué Dawkins aveces es tan radical sobre el tema, y como aveces Gould con su «buen rollismo» conciliador era muchas veces usado por los creacionistas para tergiversarlo.

    El caso de Hawking también puede ser explicado un poco de esa forma, cuando su editor le dijo que por cada ecuación en su libro se reducirían las ventas, el optó por hacer su libro «Una breve historia del tiempo» lo más sencillo posible, y la sencillez cuando es forzada necesariamente incluye omisiones. Penrose hizo todo lo contrario, y en su libro «The Road to Reality» no escatima en formulas, notas al pie de página e incluso «divagaciones filosóficas»; sin embargo el libro de Hawking es un bestseller y el de Penrose no. Lo mismo sucede con Dawkins, tiene varios libros en donde comenta a fondo asuntos importantes de la filosofía de la ciencia, como por ejemplo qué quiere decir con ser un «reduccionista jerárquico» de manera argumentada con sus pros y contras; pero sus libros más vendidos son El gen egoísta (muy bueno, pero vendió más por el morbo) y ahora mismo El Espejismo de Dios, que es poco más que un libro autocomplaciente del ateísmo, pero que por lo mismo vende tanto ya que para muchos dice lo que quieren oír. Mi ejemplo final sería Gould, tiene un excelente libro llamado «La estructura de la evolución», un tocho bastante grande y realmente su obra maestra, sin embargo sus libros más vendidos son recopilaciones de ensayos que en la práctica nunca concluyen nada más allá de lo anecdótico.

    Mi punto es que la «distorsión» en el discurso público cientificista se debe en realidad es a la desinterés del público por la ciencia; ello lleva a que a que los «cientificistas» se vuelvan más rádicales y simplones de lo que son porque es su única forma de llegarle al público, si por último entendemos los problemas de financiación de la ciencia, es claro que el «cientificista» se ve en la necesidad de hacer promesas más allá de lo que realmente se puede obtener a través de la ciencia, es decir conocimiento y tecnología, y prometer cosas que son realmente de índole política o social, como un «mundo mejor» en el sentido ético.

  26. pseudopodo dijo:

    No se me había ocurrido verlo desde ese ángulo, .Marfil. A lo mejor es verdad que la indiferencia del público hace que se caiga en una especie de sensacionalismo, para llamar la atención. Puede ser comprensible, pero eso ni es honrado ni a la larga creo que sea bueno.

    No es honrado porque estos cientifistas (que más a menudo son divulgadores que científicos profesionales) suelen presentar a la ciencia como si tuviera la respuesta para todo, cuando precisamente un buen científico es el que dice “no sé” cuando no sabe, a diferencia de un político, que siempre sabe de todo. Y peor aún es la pretensión de que la ciencia tenga la clave para “un mundo mejor”, como dices. Eso ya es o de ser un caradura o un ignorante (probablemente lo segundo, porque saber de ciencia no implica entender la complejidad de la sociedad, la importancia que tienen las consecuencias no deseadas, etc…)

    Y no creo que a la larga sea bueno para la ciencia, porque puede hacer que el público desconfíe. ¿Cuántas veces se ha dicho que es inminente el descubrimiento de la vacuna contra el SIDA?¿Cuantas veces se ha dado ya el “notición” de que hay agua en Marte? Además, el cientifismo agresivo (despreciativo contra otras formas de conocimiento no científicas), exageradamente reduccionista (“el amor no es más que química”, etc) y últimamente, activista antirreligioso, lo que consigue es que la ciencia sea antipática a cada vez más gente, que piensa que los científicos son unos arrogantes-cabezas-cuadradas que chafan todo lo que tocan. Y la verdad es que leyendo a algunos autores (sobre todo, a algunos blogs, pero no voy a nombrarlos) comprendo perfectamente esa actitud. Son patéticos en especial algunos que se llaman “escépticos” y que parece que creen que puede atraerse a la gente despreciándola…

    Otro tema que creo que es diferente es el de la divulgación más o menos rigurosa. Yo creo que puede hacerse muy buena divulgación con y sin fórmulas; me parece que lo que no hay es justificación para hacer divulgación cientifista; eso es dar gato por liebre y presentar una postura filosófica (en mi opinión errónea, además) como si fuera ciencia. Autores que yo calificaría de cientifistas por su visión del mundo (como Asimov) hacían una divulgación muy buena, ciñéndose a la ciencia. Dawkins lo hacía también en tiempos, hasta que se endiosó y se convirtió en un gurú, y para mi gusto (veo que discrepo de ti en esto) Gould lo hizo siempre, aunque este no era cientifista.

    (Ah, hablando de buena divulgación, gracias por el enlace al libro de Eddington, no sabía que estaba en la red; lo del formato .djvu no es problema, hay muchos visores gratis)

  27. .Marfil. dijo:

    Coincido en que ese tipo de divulgación es un «mal», pero consideró que los libros (y un poco menos los periódicos, y bueno los blogs también) de divulgación científica se rigen por la ley del mercado, y eso simplemente quiere decir que los estándares de precio, contenido y calidad de los libros de divulgación científica son fijados tanto por la oferta como por la demanda, y en este caso creo que es más la demanda la que lleva las de ganar y explica por qué los libros cientificistas aveces son tan agresivos (no importa lo que digan, no buscan a atraer a la reflexión de las posturas contrarias, sino elogiar a la postura propia compartida con un público) o tan simplistas.

    Puede que sea malo, pero yo siempre he definido a la divulgación como un mal necesario, no aporta en sentido estricto a que las personas se interesen la ciencia como un actividad muy dispendiosa que se construye, sino que las acostumbra a que la ciencia es una especie de «literatura» ya hecha, que se consulta y no que se construye. Pero eso preferible que nada. De nuevo pongo mi ejemplo del creacionismo, prefiero que los «cientificistas» de vez en cuando adopten una postura antirreligiosa militante, a que se hagan al margen y dejen que la sociedad o sectores de la sociedad decida sobre cuestiones como la educación primaria. Creo que lo mismo se puede decir de muchas otras facetas, en especial la financiación, si no se hacen «mentiras blancas» u «omisiones» relacionadas a los beneficios de la ciencia, la mayoría de proyectos científicos tendrían aún menos repercusión en la sociedad. Estamos hablando de una sociedad que prefiere titulares de «El LHC podría cargarse la vida, el universo y todo lo demás», o «El LHC podría descubrir la partícula de Dios», en vez del más significativo, exacto y preciso «El LHC podría encontrar el bosson de Higs»; y como el LHC se hubiera atrasado un poco más (que llevaban años de retraso) no me hubiera sorprendido encontrar «El LHC causa crisis financiera» en algún titular y a varios filósofos analistos haciendo alguna correlación estúpida…

    Pd: Sobre Gould, no sé por qué causa tan «buen rollismo» en ocasiones 😀 , parece como si tuviera un «campo de distorsión de la realidad» (buscar en google) que hace que todo lo que diga, así no se aparte en ocasiones del cientificismo o el positivismo filosófico, caiga con buen rollo. En el campo de la biología a grandes rasgos fue un ortodoxo (digamos la parte heterodoxa de un campo que aun no se separa lo suficiente para dejar de ser ortodoxia) y siempre intercambio sus posturas de hablar de un tipo distinto de darwinismo (con el equilibrio puntuado o con la evolución jerárquica), para siempre al final desdecirse y reconocer que en realidad no era un tipo distinto de darwinismo sino una extensión del mismo. Esto se puede encontrar aún en «La estructura de la evolución», donde en un prológo del tamaño del libro sigue sin ser capaz de ser conciso sobre el tema, y lo aborda como una metáfora (con la arquitectura). Aún así es un excelente libro, precisamente porque cuando se ve obligado a entrar en detalles el mismo se ve obligado a dejar su «lenguaje ambiguo» que permitía a distintos tipos de personas extraer conclusiones acordes a distintos tipos de filosofía.

    Por otra parte comparto la opinión de Dawkisn y otros de que el libro «Wonderful Life: The Burgess Shale and the Nature of History» de Gould, muchas veces cae en la deshonestidad (incluso Simon Conway M. que fue bastante elogiado en el libro se llevó menudo cabreó por lo mismo 😀 ) y daba una impresión equivocada del trabajo en biología (como si no hubiera ocurrido nada después de Darwin). El review del New York Times comentaba que supuestamente gracias a el libro de Gould «los científicos están prescindiendo de algunas ideas preconcebidas que llevan años sin examinar. Están aceptado, a regañadientes o con entusiasmo, la idea de que los seres humanos son tanto un accidente de la naturaleza como un producto del desarrollo ordenado», no es necesario comentar lo equivocado de esta reseña y la razón por la que calló tan mal en el ámbito de la biología, cuando se le acusaba a la «ortodoxía» de opiniones que no se sostenían desde la época de Darwin. Por otra parte la descripción de Gould de la «explosión del cámbrico» muchas veces raya lo sobrenatural y grandilocuente, en pro de la prosa en vez de lo explicativo, y siempre atribuyéndole algún tipo de naturaleza distinta al proceso actual de evolución natural; sobra decir que es una tesis que lleva a un callejón sin salida, y que hoy en día, al igual que cuando Gould escribió su libro, existían alternativas más satisfactorias y coherentes con lo que conocemos de la evolución.

    No es cuestión de seguir embistiendo contra Gould, lo que quería enfatizar es lo que ya muchos han hecho y es el uso excesivo de la prosa y la flexibilidad del ensayo que aveces adopta, cuando lo que se espera es una rigurosidad científica mayor. Ello seduce al público con la idea de que se pueden extraer conclusiones para una realidad más flexible o no chata, pero el mismo Gould al final de cuentas cuando debía ser concreto se encontraba dentro de la ortodoxia de la biología.

    Disculpad el ladrillo de nuevo. 😉

  28. pseudopodo dijo:

    Bueno, voy a tener que ser breve (y además no nos vamos a poner de acuerdo, porque a mí me gusta Gould) Sí había oído que hubo polémica con “La vida maravillosa” pero en estas cosas es difícil saber quien tiene razón si no estás muy metido en ello. Pero, aparte de eso, creo que lo que le criticas son cuestiones de estilo, muy opinables……a mí Gould me parece el Henry James de la divulgación científica, que quieres que le haga 😉 )

    Para mi gusto, eres demasiado condescendiente con esos malos divulgadores. Con el argumento de la oferta y la demanda se justifica la telebasura, por ejemplo… sí, es lógico que exista dado el sistema económico en el que nos movemos; también es lógico que existan las cucarachas dado el ecosistema en el que vivimos, pero eso no quita que sean un bicho antipático… (y perdón por la comparación).

    Yo creo que la ciencia es tan interesante de por sí que no necesita esas malas artes para ser apasionante. Otra cosa es la política, y las mentiras blancas que tú dices…supongo que todo el mundo tiene que caer en eso en mayor o menor medida (empezando por cualquiera cuando pide un proyecto de investigación…)

  29. .Marfil. dijo:

    No, mi crítica a Gould realmente no es por el estilo (que reconozco que personalmente no me gusta, pero eso no me evita leerlo y aveces con mucho gusto), por ejemplo prefiero a Dawkins pero también aveces reconozco que su estilo es un poco pesado cuando quiere explicar algo necesariamente a través de una metáfora y esta se va complicando cada vez más.

    Mi crítica a Gould es porque es deshonesto, punto. En cualquier divulgación siempre existe esa tendencia, (por ejemplo para ser imparciales, no me gusta en lo absoluto como Gould y Dawkins pasan del trabajo de Lynn Margulis sobre la simbiogénesis) pero en el caso de Gould existe una fuerte tendencia en omitir la evidencia o presentarla de forma que encaje con el «buen rollismo», lo hizo claramente en La vida Maravillosa, y creo que hay suficientes testimonios para opinar objetivamente sobre el tema, insisto Simon Conway Morris se molestó mucho por el hecho de que un trabajo que en un principio era sólo descriptivo y una revaluación de los fósiles de Burgues Shale, Gould la haya convertido en una interpretación «maravillosa e inexplicable» de la explosión del cámbrico, y ya para la época se había trabajado en el tema con explicación más coherentes. Lo mismo sucede con su amplia sección dedicada al tema de refutar la «creencia en biología de que el hombre no es la cumbre de la evolución, o de que la evolución se comporta más como un árbol y no como una cadena», ambas cosas ya plenamente asumidas desde hace años en las universidades pero que Gould presenta como si fuera algo nuevo y revolucionario.

    He encontrado otra crítica importante a su otro trabajo también famosísimo y lleno de «buen rollismo» y «políticamente correcto» en: “La falsa medida del hombre”, que puedes leer aquí:

    La desmesura de Gould

    En resumen, hay cosas mayores o menores que pueden gustar o no atraerte del autor; pero lo cierto es que sus trabajos en muchos casos tienen puntos de deshonestidad que van un poco más allá de las omisiones accidentales, y casi siempre tienen un error invariable hace críticas a posturas erróneas históricas, las asemeja a posturas actuales semejantes, pero omite la evidencia actual –presente en el tiempo de publicación de los libros–, ¿y por qué lo hace? para forzar a que sus conclusiones se sigan con una postura más conciliadora y «políticamente correcta», bajo la fachada de una crítica constructiva a la ciencia.

    Insisto Gould hizo aportes muy interesantes a la biología, principalmente en lo que respecta a el equilibrio puntuado, la selección natural jerarquizada, y aportes sobre aspectos de la contingencia y el desarrollo en la historia evolutiva. Sus libros de divulgación también son buenos, pero en varios de ellos, los que se alejan de las recopilaciones de ensayos y obviando a la Estructura de la evolución, cometió errores bastantes importantes que sólo se pueden calificar como deshonestidad, y ello le ha ganado con razón muchas veces una percepción molesta, o cuando menos mucho más matizada como la mía (méritos vs. errores) dentro de su campo, la biología, que no se corresponde precisamente con la percepción de tanta aceptación que tiene fuera de su campo, en especial en filosofía, política, ciencias sociales, etc. que la debe en realidad a las conclusiones conciliadores que conseguía la mayor de las veces sólo gracias a omisiones de la evidencia, y su técnica un poco parecida al hombre de paja, de reemplazar estudios contemporáneos serios (en especial sobre correlaciones genéticas) por ataques a estudios tendenciosos históricamente y con un consenso de ser obsoletos (como por ejemplo la frenología).

    Insisto, las criticas de estilo se encuentran en un segundo lugar, las críticas principales a Gould son mucho más consolidadas y pasan por diversos grados de «omisión», desde la mera ambigüedad de su prosa hasta llegar a omisión de la evidencia o falacias lógicas. Eso no quiere decir que no se le reconozcan sus méritos, y por supuesto no es un «cientificista», en eso coincido.

    En verdad créeme que me gusta Gould, y para mi tiene ahora mismo algo por encima de Dawkins, haber hecho una obra recopiladora donde se arriesga a dejar resumido su trabajo y posiciones frente a varios temas, además de entrar en aspectos más técnicos y menos divulgativos. Pero cometió pifias enormes en varias de sus otras más celebradas –no por coincidencia fuera del campo de la biología– y ello merece definitivamente tener una visión más crítica con el autor, más cuando (como dice el autor del link que te pasé), se tiene la impresión en ciencias sociales de que algunas cuestiones quedaron zanjadas definitivamente tras algún libro de Gould, y en realidad muchas veces no alcanza a describir siquiera con fidelidad el estado de algunas investigaciones durante su propia época.

    Por aceptar algo a cambio después de todo este ladrillo en contra de Gould, reconozco que tienes razón en gran medida cuando dices que soy demasiado condescendiente con algunos malos divulgadores; lo que yo quiero decir al respecto de ellos no es que no valga la pena criticarlos, es algo necesario de hacer, pero no como aveces se hace que es colocandolos al principio de la cadena casual, cuando en realidad lo que está más de fondo es la estructura de una sociedad que depende de la ciencia y la tecnología cada vez más, pero que a la vez presenta un gran desinterés hacia estos temas… ello hasta a lo mejor también logré salvar algo de mi crítica a Gould, es posible que como tantos otros divulgadores haya estado constantemente cediendo puntos a cambio de que se le concedieran otros frente a su público, y en su caso sus prioridad era exponer una visión más crítica de la ortodoxia aún cuando para ello tuvo que sacrificar los detalles conflictivos que chocaban con lo que quería concluir.

  30. pseudopodo dijo:

    .Marfil., siento no haber contestado antes, y ahora no voy a poder contestar casi tampoco, porque ando muy mal de tiermpo. Veo que has leído más a Gould que yo y que tienes motivos para tus críticas.

    Coincido en tus reparos a «La falsa medida del hombre». Lo leí hace bastante y me gustó mucho (tiene la mejor exposición no matemática del análisis factorial que he leído, y no es fácil hacer eso) pero después de leer a Pinker y otros creo que Gould, aunque acertaba en muchas críticas, puso la ideología «progresista» por delante, como un axioma, y presentó luego el material de una manera sesgada para que cuadrara con esa ideología…

    De todos modos, creo que lo mejor de Gould (sin haber leído el super-tocho de «La estructura…») son sus recopilaciones de ensayos, en esas distancias cortas es un maestro, y lo mejor es no leerlas de corrido para no empacharse.

    En fin, perdón por las prisas, pero el mundo real es así… 😦

  31. .Marfil. dijo:

    No hay problema. 😉

    Lo que pasa es que yo soy muy pesado comentando en los blogs de los demás, porque me da mucha pereza escribir en el mío. Cuando no te toca a ti, le toca a Omalaled (de Historias de la Ciencia) o a Alpoma (de Tecnología Obsoleta) aguantarse mis comentarios tochos que espantan a los demás, y si no hay suerte dejo algún comentarido en el Paleofreak. 😀

  32. .Marfil. dijo:

    Por cierto, encontré una frase bastante interesante de Gould, un poco positivista:

    «En ciencia, ‘hecho’ puede significar solamente ‘confirmado a tal grado que sería perverso retener aceptación provisional’. Supongo que manzanas van empezar a subir mañana, pero la posibilidad no amerita tiempo igual en los salones de clase de física.»

  33. Pingback: El Bar de Yoriento (XXV): Enlaces y blogs de la semana (414) | Yoriento

  34. Lorenzo dijo:

    „Jeder Fachmann ist in seinem Fach ein Esel “ o «todo especialista es en su especialidad un asno» Prefiero ser un diletante antes que un Fachidiot…

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