La Ilustración vista desde el AVE

En el post pasado hablaba de que estamos viviendo el fracaso del proyecto de la Ilustración, y decía que podemos llegar por muchas vías diferentes a esa conclusión. Lo que no dije es cómo llegué yo. Más que por un largo razonamiento (aunque supongo que ya venía sospechando algo), la idea me vino como una súbita certeza estética. Fue el 9 de noviembre del 2000, a las 19:40, en el AVE, entre Sevilla y Madrid. Lo sé porque lo apunté en el “cuaderno del cercanías” (lo llamó así, pero también lo llevo en la mochila cuando viajo en medios de transporte de más postín). Copio aquí tal cual lo que escribí.

9-XI-00, AVE Sevilla-Madrid

Me ha tocado vagón de fumadores, porque he hecho un cambio de última hora para poder adelantar una hora el viaje. Quizá la gente que viaja en fumadores es distinta de la que viaja en no fumadores, pero ¡qué fauna, mis compañeros de vagón! Se nota que tienen dinero: señoras con pantalones de cuero, todas rubias y maquilladas, que leen el “Hola”, sus maridos con corbata y camisa rosa; unos niños que se llaman Excali(bur??) y Adrián (Excali es una niña de unos dos años, ahora llora y su mamá le dice “a mamá no la levantes la mano porque mamá te pega”) . Afortunadamente se ha ido un grupo numeroso (tres parejas, creo) y ruidosísimo al bar, a beber; llevan allí desde que salimos, y ojalá lleguen ahí a Madrid. A mi lado, una señora del modelo estándar (rubia de bote, maquillada, el exacto color de piel que da el dinero) no para de jugar con una Gameboy más que para fumar un cigarro y estirar y encoger las manos, pues se le cansan los pulgares de tanto dar al botoncito. Detrás de mí, dos “ejecutivos”, uno español y otro francés, se sientan a cada lado del pasillo. Hablan entre sí en inglés; el francés, por el móvil, también en su idioma, y con un tal Peter en inglés. Ahora ha sacado el portátil. Más atrás, unas niñas rubias y rollizas juegan con sus Gameboys. Creo que nadie lee, salvo alguna revista del corazón.

Pienso que parece que lo único que da el dinero es el exacto color de piel, el pañuelo al cuello, el tinte rubio y los pantalones de cuero, pero que si hiciéramos un test de cultura general aquí no sé si obtendríamos resultados mejores que en el Cercanías.

De todos modos, no es cuestión de cultura, o quizá, habría que matizar qué entendemos por cultura. Mi problema es que siento como una reacción estética de repulsa, pero que es muy difícil de verbalizar. Por eso intento escribir; quizá con el tiempo acabe sabiendo exponer, racionalizar, algo que es una reacción instintiva. Yo diría, como aquel personaje de Caro Diario: ¡qué feos somos! Hay una fealdad propia de los ricos, de los adinerados que no tienen una cultura proporcional a su dinero. El dinero es como un amplificador, y amplifica el mal gusto con igual eficacia que amplifica el buen gusto. Esta fealdad de la que hablo, que se respira en este vagón casi con la misma densidad que el humo, es pariente de ese kitsch estremecedor que vemos en los EEUU, y sobre todo en sitios como Las Vegas.

Es desmoralizador pensar que uno estudia durante más de diez años, va a la universidad a lo mejor, para acabar jugando a la Gameboy en el tren, mirando aburrido la tele, llamando Excali a una hija (“tanto estudiar, tanto estudiar, para acabar votando al Partido Popular”, como decía M.).

Creo que podríamos hablar de un fracaso generalizado de la educación. Fracaso en el sentido de que hay una inmensa mayoría de personas que atraviesa todo el sistema educativo sin enterarse de nada: incólume. Incluso muchos de los profesores, de los que mantienen ese sistema, tampoco se han enterado de nada.

Y con esto venimos a parar al eterno tema de la Rebelión de las masas. Yo creo que no podemos entender nada de esta sociedad nuestra sin remitirnos al proyecto ilustrado y su fracaso. Porque ¿qué quiero decir con que “pasan por el sistema educativo sin enterarse de nada”?¿de qué se tenían que enterar?¿no aprueban sus exámenes acaso y acaban siendo profesionales que hacen aceptablemente su trabajo? Pues sí, pero ¿es que es esa la misión del sistema educativo? Yo creo que no, o que al menos no era el objetivo original de los ilustrados que promovieron el ideal de la educación universal. No creo que se pretendiera fabricar piezas, repuestos para la maquinaria social, sino formar personas con una vida más plena. Es decir, elevar el tono cultural y moral de unas personas que no lo eran plenamente, porque vivían sometidas al yugo de la ignorancia y la servidumbre. Era, en definitiva, un ideal liberador.

Lo que aquellos ilustrados pretendían era que el pueblo accediera al mundo de la cultura en el que ellos se movían a sus anchas. El optimismo de la razón no podría concebir que la cultura no fuera liberadora para todos, que hubiera hombres que no fueran aptos para ella, porque sería como reconocer que hay hombres naturalmente inferiores, naturalmente siervos.

Lo que me dice mi reacción estética ante este vagón es que la educación universal ha fracasado en producir una vida más plena, un tono cultural y moral más elevado. Uno siente que los vagones de cercanías son, por lo menos, menos antipáticos.

Hay varios puntos que aclarar aquí antes de seguir. Ante todo, estoy convirtiendo en una tesis algo que sólo es una sensación, y que no tiene más pruebas que mi gusto estético. Pero aceptemos este gusto como un atajo, confiemos en la intuición.

Porque (y este es el segundo punto) es muy difícil demostrar lo que digo. ¿Cómo medimos la elevación espiritual?¿Con qué altímetro?¿Es acaso una magnitud escalar?. Incluso si nos mantenemos dentro del marco conceptual ilustrado es difícil asegurar que realmente no ha habido un progreso espiritual. Como mínimo, la educación universal ha hecho menos siervos a los hombres, o al menos, menos evidentemente siervos. Pero no seguiré por aquí, porque creo que si Jefferson o Jovellanos viajaran en este tren estarían de acuerdo conmigo en que del progreso que ellos querían no ha habido mucho.

La dificultad viene de que podemos colocarnos fuera del marco ilustrado. Hoy hay una poderosa corriente posmoderna que “niega la mayor” y con la que por tanto no se puede argumentar. Esto tiene gran importancia y es muy interesante, porque nos lleva a que, en el fondo, el ideal ilustrado es indemostrable, es como una religión en la que podemos no creer.

    [Siguen algunos párrafos enumerando más cosas que hay que aclarar, sobre todo en cuanto a si la extensión de la educación universal fue como yo la cuento y a qué pretendían los ilustrados con eso. Pero lo esencial es lo que he copiado aquí.]
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20 respuestas a La Ilustración vista desde el AVE

  1. Hector M dijo:

    A mi el tema de la relación entre cultura y espiritualidad siempre me ha interesado pero no lo veo necesaeriamente ligado. No sé. Dicen que los nazis en los campos de concentración escuchaban a Bach, un Bach que a un trompetista por quejarse de haber sido tachado de mal músico casi mata y un casi mata que fue sin casi en el caso de Gesualdo, un buen músico por cierto

    No obstante, estoy de acuerdo con la existencia de ese feísmo

    En ese sentido yo llamaría la atención sobre la preocupante falta de deseo que tiene cierta gente de desarrollar una vertiente creativa que, de darse, se nota en el intento de encontrarse cosas originales frente a una monótona cotidianeidad (v.gr: la lineal telebasura) y también se nota en el deseo de embellecer el entorno y ahí conectaría el tema con el feísmo, con, por ejemplo, el hecho de que la gente vista tribalmente y no por creativa elección personal, algo que se nota en el uniformismo de la vestimenta y que genera ese grisáceo feísmo de ciertos lugares.

  2. Folken dijo:

    Yo el problema lo veo más semántico.

    Si el sistema lo que pretende es la instrucción específica, lo logra.
    La educación es algo más allá del sistema de escuelas, institutos, universidades etc.

    El sistema instruye y otorga conocimientos específicos, pero el aplicarlos o el interés por ellos no depende de esa estructura. La ilustración fracaso en el momento en que las leyes de instrucción pasaron a ser leyes de educación.

    Como digo, es un fracaso semántico.

  3. jax dijo:

    Es una tontería, pero para mí que Excali es Scully, como la de Expediente-X 🙂

  4. Alex dijo:

    Creo que existen muchos interesados en que los ideales de la ilustración (emancipación política, elevación espiritual, conocimiento, tolerancia, en fin los tres clásicos: libertad, igualdad, fraternidad) fracasen. Porque no les gustan en el fondo – a veces lo dicen expresamente, sin avergonzarse, y me parece perfecto por lo honesto. Los ideales de la ilustración, para desarrollarse en la historia, deben prevalecer sobre otros que se le oponen: es una lucha de poderes.
    No me parece que un debate sobre el supuesto fracaso de la ilustración pueda excluir la dimensión conflictiva del proceso histórico, y desconocer que hay poderosos intereses económicos y políticos que quieren regresar o mantener el feudalismo, la ignorancia y el paternalismo.
    Ya que estamos con Pascal y la apuesta, ¿nos jugamos por los valores de la ilustración o por otros? ¿y si son otros, cuáles?

  5. boigandreau dijo:

    Sinceramente creo que la ilustración está sepultada por un buen compendio de objetos innecesarios que hacen que la vida no necesite del enriquecimiento del alma para creerse plena.
    Un hombre ilustrado ha de tener cierto orgullo, que no ego, cierta alegría de vivir, curiosiear, discernir, hablar y reflexionar. En la época de lo instantáneo cualquier cosa que se salga de uso y obsolencia planificados y que no genere algún tipo de «riqueza» frente al otro no sirve de nada para una mente media.
    El tamaño del espíritu se mide, creo yo, en el tamaño de lo que uno pretende mostrar o demostrar. Es como la teoría de la clase ociosa de Veblen, en la que el que está más alto en la escala social es el que más muestra, no el que más tiene. Ciertamente pienso que el que menos necesita mostrar para sentirse bien es el que más espíritu tiene, no sé si mejor, pero sí mas desarrollado. Esto es, cuando un hombre es más ilustrado, en mi opinión es más libre, no quiere decir, repito, mejor o peor que los demás, pero sí más libre. No seguirá olas de modas, sino su propio camino. En mi opinión esas son las personas que le faltan a este mundo repleto de gente muy tonta y villanos muy listos.

  6. Pingback: El fracaso de la Ilustración. « Inordinata

  7. pseudopodo dijo:

    Héctor, precisamente esa es la cuestión: el error de la ilustración era pensar que la cultura nos iba a hacer mejores y más felices. Parecía buena idea pero después de hacer el experimento estamos viendo que no es así, y lo deberíamos haber visto desde Freud (esa es la idea del post anterior). Porque, en el sentido que suele dársele, la cultura es acumulación de conocimientos, uso riguroso de la razón, e incluso cultivo de la sensibilidad artística, pero no tiene nada que ver con el sentido común, la disciplina interior, la empatía con los demás, la capacidad de sacrificio… por mencionar un poco al azar el tipo de cosas que te hacen una persona mejor y con más capacidad de ser feliz (y de paso, de hacer felices a otros).

    En realidad es que se pusieron muchas esperanzas en la educación, pero se ha entendido educación como instrucción, que es en definitiva lo que apunta Folken. Pero no es sólo un fracaso semántico, creo yo. Es que era inevitable que se diera ese malentendido, porque lo único que puede organizarse en un sistema (el llamado sistema educativo) es la instrucción, no la auténtica educación. La educación es un conocimiento tácito y no se transmite como los contenidos de una asignatura, sino a base de tener experiencias y asimilarlas, y para asimilarlas hace falta un contexto social determinado.

    Ese contexto social es lo que se está degradando últimamente a pasos agigantados. No sé en qué medida esto se debe a que interesa que ocurra, como sugiere Alex. Yo creo que a la larga el error ilustrado del que hablaba ayer tenía que pagarse, pero la velocidad a la que está ocurriendo esto es impresionante, así que da la impresión de que no es el proceso espontáneo. Y desde luego nuestros políticos, publicistas, etc se han dado cuenta de que tener una ciudadanía de borregos es un chollo.

    A la pregunta de si apostamos por los valores de la ilustración o por otros… pues mi respuesta está implícita en lo que he dicho arriba y en el post anterior: la ilustración parecía muy razonable pero no ha funcionado, y había razones intrínsecas para que no funcionara. La principal es que nosotros no somos muy razonables. Necesitamos mitos, religiones, elementos no racionales que den un sentido a la vida y que hagan que las cosas “estén en su sitio”. Por desgracia vivimos en una sociedad muy fracturada en la que no se va a reconstruir una comunidad, no hay unos valores comunes (por más que los poderes públicos nos intenten catequizar con su buenrollismo seudofemisnista, seudocologista, etc, con eso no se llega muy lejos) y eso es un hándicap muy importante: cada uno tiene que crearse su propia cultura, y más aún, buscarse sus valores, su mito, su religión. Por desgracia hay también un mercado floreciente en este terreno… por mi parte, creo que no hay que irse muy lejos, no hace falta raparse la cabeza ni ponerse la túnica azafrán: tenemos el cristianismo, que, bien mirado, está muy bien. Por lo menos como referencia y fuente de valores: afortunadamente nadie te va a obligar a nada en este terreno.

    boigandreu, muy cierto: somos más libres cuanto menos necesitamos la aprobación del rebaño. Hacerse adulto es aprender eso, y por eso hay tanto interés en que seamos eternos adolescentes.

    jax, será una tontería, pero fíjate que en casi diez años desde que escribí eso no se me había ocurrido… y a lo mejor tienes razón 🙂

    Ah, una cosa más, Héctor: sí que es preocupante “falta de deseo que tiene cierta gente de desarrollar una vertiente creativa” pero a mí me preocupa bastante más la falta de deseo de saber, de curiosidad intelectual. Incluso entre profesores de universidad es a veces deprimente ver las pocas ganas que tienen de saber algo que no sea utilitario, por el simple placer de saber…

  8. Ni! dijo:

    Yo creo que hay un factor social que nunca antes se había dado. Tenemos acceso a información ilimitada e instantánea por primera vez en la Historia y estamos descubriendo que, paradójicamente, esta información no nos hace más cultos ni más sabios como sociedad porque no hemos desarrollado una capacidad crítica hacia ella. Así que, carentes de una escala de valores adecuada, nos hemos visto sorprendidos por la tremenda cantidad de datos antes de preparar las defensas e, incapaces de enjuiciar, los hemos asimilado sin separar lo trivial de lo relevante y nos hemos dejado llevar por la corriente. La Inercia gana la partida. Quizá sea éste el factor que explique un degradación tan grande en tan poco tiempo.

    Se podría decir que una persona ilustrada dedica sus esfuerzos a contrarrestar la Inercia. Así que lo contrario del hombre ilustrado sería… ¿el hombre inerte?

    La Inercia es la ley del mínimo esfuerzo, enemiga del Cambio. Es el conformismo frente a las aspiraciones, dar por sabido antes que querer comprender, quedarse sólo con lo cercano y lo familiar y rechazar lo desconocido, lo distinto, sólo por evitar el esfuerzo de empatizar. Inercia es conformarse con ver en lugar de hacer, y con creer antes que razonar. Nos empuja a consumir, que es mucho más fácil que producir. Dicta las modas y las reacciones de quienes las siguen, pues les ahorra el esfuerzo de elegir. Nos incita a dedicarnos sólo a las tareas que tienen un beneficio inmediato y evidente y nos disuade de pensar a largo plazo. El «hombre inerte» absorbe los datos que le proporcionan los medios de comunicación sin contrastarlos o cuestionarlos porque eso requeriría un esfuerzo adicional, y se conforma con que le ofrezcan su pan audiovisual de cada día en vez de salir a buscar su propio menú.

    Esto… perdón por el festival de la metáfora. Creo que se me ha ido un poco la olla. :/

  9. Frenzo dijo:

    Tendría que rever Hombres y engranajes, de Ernesto Sábato, pero creo que hay mucho en común entre lo expuesto en estos dos últimos posts y ese libro. Salvo que Sábato enfatiza el fracaso de la razón y ubica el origen de este fracaso en el Renacimiento. Pero estoy seguro de que hay un nexo. O tal vez simplemente estabas en el vagón equivocado. En todo caso, es mejor contar con las posibilidades que brinda la educación, aunque parezca que muchos la desperdicían y hasta la desprecian. Aún cuando la mayoría no sea de nuestro agrado, siempre habrá una minoría con la acordaremos, tal como decía Nanni Moretti en Caro diario (a propósito, una de mis películas favoritas).

  10. pseudopodo dijo:

    No te disculpes por el festival de la metáfora, Ni!a mi también me pasa 😉 Y además son bastante apropiadas. Lo del acceso a la información y su efecto en la cultura es algo sobre lo que quería escribir hace tiempo, y algo escribí ya. Ahora tenemos un problema de exceso de información, y no estamos preparados para ello. Y sí, también contribuye a que gane la partida la inercia.

    Frenzo, leí Hombres y engranajes, y seguro que sigue en mi subconsciente porque me impresionó. A lo mejor debería reverlo, como dices… Y vaya, Caro diario también es una de mis películas favoritas… creo que es la que más veces he visto (van tres, quizá no sea mucho, pero es que no tengo mucho tiempo para el cine). Yo creo que el mundo se divide entre los que adoran esa película y los que no la soportan.

  11. elquebusca dijo:

    Después de pensarlo un rato se me ha ocurrido el siguiente post sobre lo que escribes de la Ilustración.

    http://quienbusca.blogspot.com/2009/10/fracaso-la-razon-ilustrada.html

    Por cierto, a mi me parece estupendo lo que le dice la madre a su hija. Con padres así no tendríamos crisis de autoridad.

  12. Embajador dijo:

    Lo dijo Vazquez de Mella: «Ponen tronos a las causas y cadalsos a las consecuencias». ¿Fracaso?. Yo más bien hablaría de consecuencia lógica. La de pretender construir el paraíso en la Tierra cambiando las estructuras sociales, negando el pecado original al fin y al cabo. Hablando de derechos, que destruyen el sentido de comunidad, en vez de deberes que lo refuerzan. O promoviendo valores vacíos en su carencia de trascendencia. En el nivel más básico ¿que sentido tiene todo esto si no hay premio ni castigo?.

    No hay sorpresa ninguna, Leon XIII ya lo advirtió. Pero claro, cuando esa doctrina no se tiene por permanente por considerarla exclusivamente aplicable a su tiempo es imposible entender nada.

  13. rafael dijo:

    Personalmente, lo voy a enmarcar, y cada vez que me monte en el AVE me acordaré de estas tan ilustradas y certeras palabras por tu parte. Son una guía de calle para no sonámbulos; si me permites una valoración, te diría excelente, como siempre, saludos.

  14. pseudopodo dijo:

    Gracias por el post, elquebusca. Entiendo tu postura optimista, pero no creo que sea tan incompatible con la mía. A mi también me gusta todo lo que mencionas. Pero muchas de esas cosas son producto de la tecnología, que no tiene nada que ver con la Ilustración, y de todos modos, creo que no contradicen lo esencial, que es que el ideal de que la cultura nos va a hacer mejores y más felices ha fracasado miserablemente, y ahora, la gente ni siquiera tiene interés por tener cultura. ¿Para qué queremos todo el maravilloso depósito de cultura de la web? Mira cuales fueron las búsquedas más frecuentes en yahoo en el 2008 (y en el 2007). De todos modos, tu post se merecería un comentario más largo y en tu blog, pero no sé si tendré tiempo… de momento, pego esto también allí.

    Embajador, fracaso en el sentido de que la Ilustración estaba llena de buenas intenciones que no se han materializado, a pesar de todo lo bueno que menciona elquebusca en su post. Pero mi idea es precisamente que el planteamiento estaba equivocado desde el principio y a la larga no podía sino fracasar. Por cierto, para mí Vazquez de Mella era sólo una calle de Madrid, pero ahora mismo voy a ilustrarme sobre quien fue 😉

    rafael, si lo enmarcas, no lo saques en el AVE. A mi me costó disimular lo que escribía para que no me viera la señora de la Gameboy, así que no te metas en líos 🙂

  15. Embajador dijo:

    Psuedopodo– Yo, desde el écrasez l’infâme de Voltaire, las buenas intenciones no las he visto por ningún sitio. Curiosamente hoy mismo leía el libro «La gran estafa» de Alicia Delibes y de repente me encuentro con este párrafo: «Para Rousseau estaba claro que la sujeción más completa es aquella que tiene todas las apariencias de libertad, pues de ese modo la que queda cautiva es la propia voluntad del individuo».

    Creo que no se puede resumir más maravillosamente y en menos espacio lo que es la Ilustración.

  16. Frenzo dijo:

    Hoy, en un reportaje a JP Feinmann en el diario (http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1185858), me entero de que otros filósofos llevaron más lejos el fracaso de la Ilustración, y señalan que sú cúspide fueron los campos de exterminio.

    «-Un personaje de la novela, Austin Sanders, dice que la esencia de la cultura occidental es el mal, que la cumbre de la civilización es Auschwitz y no la Capilla Sixtina. ¿Cómo pensó esa explicación de la guerra?

    -Me inspiré en Dialéctica del iluminismo, de Adorno y Horkheimer. El desarrollo de la razón instrumental que nace con el iluminismo termina en los campos de concentración, un proceso que llaman «la racionalidad al servicio del exterminio».»

  17. pseudopodo dijo:

    Frenzo, no funciona el enlace. Y eso que llamándose Feinmann seguro que es inteligente 😉

  18. Frenzo dijo:

    Jaja… Sí, este Feinmann es inteligente, aunque no se compara con Richard. Por otro lado, hay un periodista argentino también apellidado Feinmann cuya inteligencia es muy cuestionada y que, en caso de que existiera, dejaría mucho que desear.

  19. Pingback: El fracaso de la Ilustración, según Pseudópodo « ¡Cambio social ya!

  20. Anónimo Gutiérrez dijo:

    Creo que llego un poco tarde a la discusión, pero bueno, he aquí mi aportación. A riesgo de equivocarme, sospecho eso mismo que tú dices: que tu argumentación se basa en una apreciación meramente estética. Dejando a un lado las tripas, creo que el fracaso del proyecto ilustrado del que hablas no es tal. Jamás en la historia de la humanidad hubo tanta gente viviendo tan bien; nunca hubo tanta gente tan formada (médicos, ingenieros, científicos…)… hasta el punto que ni los más optimistas pensadores ilustrados habrían imaginado cómo en tan sólo dos siglos la humanidad ha llegado a tanto. No hace falta más que imaginarse cómo vivían los abuelos de uno, y compararlo con cómo vivimos nosotros para percatarse del triunfo de la ilustración.

    Ahora bien, estoy de acuerdo en que no es un triunfo completo. Hay más gente que nunca viviendo bien, la media de confort e información es mucho mayor que antes; pero sigue habiendo muchísima gente en condiciones deplorables. Por si fuera poco, está el tema del agotamiento de los recursos materiales del planeta y el problema ambiental, que podrían suponer no sólo el fracaso del proyecto ilustrado, sino de la humanidad misma.

    Pero todas estas cosas que empañan el triunfo del espíritu ilustrado a mi modo de ver no son más que razones para creer que este espíritu hay que mantenerlo más vivo que nunca: no debe haber una fe ciega en el progreso infinito, sino un pensamiento crítico respecto a qué tipo de progreso queremos. En este sentido, para mí el heredero intelectual de la ilustración lo encarnaría aquella corriente de pensamiento que vino a llamarse socialismo científico, y que hoy en día está tan denostada.

    En resumen, la ilustración no ha fracasado; lo que ocurre es que todavía no ha terminado de triunfar. Pero vamos por buen camino -quiero pensar-.

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