[50 libros] #43 La scomparsa di Majorana, de Leonardo Sciascia

la-scomparsa-di-majoranaEl 26 de marzo de 1938, Ettore Majorana se embarcó en Palermo en el barco correo que hacía la ruta nocturna a Nápoles. No se volvió a saber nada de él.

Majorana era desde hacía unos pocos meses Catedrático de Física Teórica en la Universidad de Nápoles. Algo excepcional para un joven de 31 años, y más aún teniendo en cuenta que para su nombramiento se había seguido un procedimiento extraordinario que apelaba a sus “meritos evidentes”.

En este libro, a medio camino entre el periodismo y el ensayo, el gran Leonardo Sciascia, siciliano como él, reconstruye los acontecimientos que rodearon la desaparición de aquel joven prodigio. Un misterio que sigue sin resolver y que le ha rodeado de un halo de leyenda.

Majorana era verdaderamente un fuera de serie. Enrico Fermi, que había sido su mentor y fue uno de los mayores físicos del siglo XX, dijo poco después de la desaparición a su colega Giuseppe Cocconi:

Porque, verá, en el mundo existen distintas categorías de científicos. Personas de segunda y tercera fila que hacen cuanto pueden pero que no llegan muy lejos. Personas de primera fila, que llegan a descubrimientos de gran importancia fundamentales para el desarrollo de la ciencia. Y después existen los genios, como Galileo y Newton. Pues bien, Ettore Majorana era uno de ésos. Majorana tenía lo que ningún otro en el mundo tiene. Por desgracia, le faltaba, en cambio, lo que es fácil encontrar en otros hombres: el simple sentido común.

La esposa de Fermi, Laura, que escribiría una crónica imprescindible de aquellos años dorados de la física italiana, abunda en la extrañeza del joven genio:

Tenía un carácter extraño: era excesivamente tímido y encerrado en sí mismo. Por la mañana, mientras iba en tranvía al Instituto de Física, siempre se mostraba pensativo, con la frente arrugada. Cuando se le ocurría una idea nueva, la solución a un problema difícil o la explicación de ciertos resultados experimentales que le habían parecido incomprensibles, sacaba un lápiz y un paquete de cigarrillos en el que garabateaba complicadas fórmulas.

Cuando llegaba al Instituto, prosigue el relato, explicaba su idea a Fermi y sus colegas, con el paquete de cigarrillos en la mano. Y apenas los demás le daban su aprobación, se entusiasmaban y le animaban a publicarlo, Majorana se encerraba en sí mismo, mascullaba entre dientes que era cosa de niños, que no merecía la pena darlo más vueltas… y cuando acababa el último cigarrillo, tiraba el paquete a la papelera. Así terminó, pensada y calculada antes de que Heisenberg la publicara, la teoría de que el núcleo atómico está formado por protones y neutrones.

En 1933 Majorana pasó unos meses en Leipzig con el propio Heisenberg, con el que trabó amistad. Encontró en él una personalidad afín a la suya, de un talante más filosófico que los “chicos de la vía Panisperna” congregados en torno a la personalidad magnética de Fermi. En los cuatro años siguientes se distanció de ellos y trabajó casi siempre solo, pero no mostró síntomas de desequilibrio ni de locura. Sin embargo, la policía no tardó mucho en cerrar el caso de su desaparición y declararla suicidio.

Es cierto que Majorana había dejado dos cartas en las que hablaba de su inminente  desaparición, pero esta es una palabra ambigua. Y hay una carta del mismo 26 de marzo de 1938, el día en que se embarcó en Palermo para Nápoles, dirigida al director del Instituto de Física, en la que dice: El mar me ha rechazado y regresaré mañana al hotel, viajando quizá con esta misma carta. Tengo la intención, sin embargo, de renunciar a la enseñanza. No me tomes por una chica ibseniana porque el caso es diferente.

Sciascia no cree que Majorana se suicidara, sino que preparó concienzudamente su desaparición, deseando apartarse del rumbo que estaba tomando la ciencia. Nadie podía comprender mejor que él lo que significaban los últimos descubrimientos. Ya en 1931 había comentado unos resultados de Irène Curie y Fréderic Joliot diciendo a sus compañeros: ¡qué tontos: han descubierto el protón neutro y no se han dado cuenta! Al año siguiente se publico la carta de Chadwick a Nature en la que daba esa interpretación. En 1934 Fermi y sus colaboradores habían fisionado el núcleo de uranio sin darse cuenta. Quizá Majorana sí supo interpretar los resultados y entendió bien a lo que iban a llevar inevitablemente. Su hermana recuerda oírle decir con frecuencia por esa época que la física va por un camino equivocado.

El libro termina con Sciascia visitando una cartuja. Le habían llegado rumores de que allí había vivido un “gran científico”. En el pequeño cementerio hay unas pocas tumbas, sin nombre. Habla con un cartujo, pero no se atreve a hacer la pregunta con todas las letras. Seguramente no le habría respondido.

  * * *

P.S.: Compré este libro en Italia hace seis años, pero sólo ahora lo he leído, cuando he encontrado de ocasión la edición española. De esta manera he podido leerlo en italiano, un bonito ejercicio que recomiendo a cualquiera que, como yo, no sepa este idioma: con el libro en español debajo es muy fácil consultar lo que no se entiende (en realidad, con el italiano, igual que con el francés, muchas veces ni siquiera hace falta tener la traducción, pero es que el italiano de Sciascia me ha resultado muy difícil).

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12 respuestas a [50 libros] #43 La scomparsa di Majorana, de Leonardo Sciascia

  1. josele dijo:

    He leído el enlace que pones a la biografía en wikipedia. Parece que dieras por buena la tesis de Sciascia, supongo que por romántica, del retiro monacal. Incluso te permites elucubrar, con aire novelesco… Y no dices nada de la alternativa argentina, plausible como la otra. ¡Qué raro!

  2. bloodykefka dijo:

    El artículo es de recomendar libros… pero se merece un twitteo por la interesante vida del físico.

  3. pseudópodo dijo:

    josele, la alternativa argentina la encontré después de escribir la reseña y pensé añadirla al post, pero al final sólo puse el enlace porque prefería limitarme a lo que contaba Sciascia (que es el que elocubra, por otra parte).., pero para ampliar están los enlaces y los comentaristas…

    bloodykefka: gracias, interesante claro que lo es, independientemente del libro, que además está traducido.

  4. Ramonmo dijo:

    Es curioso, las palabras «la scomparsa misteriosa di Majorana» las vengo oyendo desde hace muchos años formando parte de la letra de la canción «Mesopotamia», de Franco Battiato, que llevo siempre en mi MP3. Pero como no sé italiano no entendía a qué se referían, ni se me ocurrió informarme tampoco. Una vez más este blog me proporciona un grato descubrimiento, ¡muchas gracias!

    Por otro lado, no me queda claro por qué Majorana se quejaba, concretamente, del rumbo que tomaba la física en su época. ¿Se refiere al previsible desarrollo de las armas atómicas o a alguna otra cosa?

    • wraitlito dijo:

      No sé Majorana, pero Fermi sí que es un genio y bastante desconocido para el gran público
      Un titán de la física que le daba lo mismo a la teoría que a los experimentos
      A veces parece que el proyecto Manhattan también trajo la muerte a los que trabajaron cerca.
      Saludos

  5. pseudópodo dijo:

    Vaya, Ramonmo, ya somos dos fans de Battiatto… esa canción la escuché en español y ahora la he perdido, pero sí recodaba que hablaba de Majorana. Ya que estamos pongo el video:

    Y los versos en cuestión (en español aquí):

    Mi piacciono le scelte radicali
    la morte consapevole che si autoimpose Socrate
    e la scomparsa misteriosa e unica di Majorana
    la vita cinica ed interessante di Landolfi
    opposto ma vicino a un monaco birmano
    o la misantropia celeste in Benedetti Michelangeli.

    Aunque lo bonito de la canción es:

    Che cosa resterà di noi? Del transito terrestre?
    Di tutte le impressioni che abbiamo in questa vita?

    … que viene a ser lo de esta canción de Silvio Rodríguez, aunque como hijo de la revolución cubana él lo da un aire más materialista (“en qué estarán convertidos mis viejos zapatos…”).

    Lo de el rumbo equivocado de la física Sciascia tampoco lo aclara mucho; lo más inmediato es pensar en la bomba atómica, que seguramente Majorana podía prever perfectamente, pero también da a entender que su carácter filosófico y religioso (una de las razones por las que da como verosímil que se hubiera retirado a un convento) no se encontraba a gusto en una ciencia cada vez más al servicio de la utilidad y del poder.

    wraitlito, desde luego que Fermi era un genio, pienso como tú, además: mucho menos conocido de lo que se merece y quizá el último gran físico que fue a la vez experimental y teórico. Por eso son más impresionantes sus palabras sobre Majorana…

    • josele dijo:

      a-a; dos no, tres. Somos tres.

      Y al fin y al cabo, y enlazándolo con el post anterior… prezionante la canción «E ti vengo cercare».

      • Ramonmo dijo:

        Battiato es el mejor, simplemente.

        De «Mesopotamia», que es magnífica, a mí, más que los versos que cita Pseudopodo (que también) me llegan éstos:

        Anch’io a guardarmi bene vivo da millenni
        e vengo dritto dalla civiltà più alta dei Sumeri
        dall’arte cuneiforme degli Scribi
        e dormo spesso dentro un sacco a pelo
        perché non voglio perdere i contatti con la terra.

        Es que es impresionante la facilidad que tiene este hombre de amalgamar lo cotidiano y vulgar con lo elevado y maravilloso, y es algo que hace en muchas canciones («E ti vengo a cercare» es otro ejemplo). Dignifica nuestra existencia poniéndola en relación con lo más grande, con el mundo y la Historia humana; me recuerda a las mónadas de Leibniz, que, aunque aparentemente sean puedan resultar y poco importantes, reflejan en su ser todo el universo.

  6. josele dijo:

    juntos y en español, pa los que no sepan o les cueste el italiano

    de nada

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