René Girard, en 2000 palabras (I)

[Hace tres semanas informaba aquí de la muerte de René Girard, y algún lector me pedía que contara algo más sobre su obra. Realmente tenía ganas de hacerlo, y aquí lo tienen: esto se podría titular “lo que yo entiendo que dice Girard”. No es que sea un autor esotérico o difícil de leer, pero sí es poco sistemático y sus devotos no han ayudado a hacerlo más comprensible. Yo no soy más que un lector de a pie (hay en la blogosfera quien ha hecho su tesis sobre él y blogs casi monográficos) pero intentaré explicar a Girad como si hablara de física: buscando la claridad por encima de todo. En lo que me equivoque, agradezco sinceramente la corrección de los expertos.]

1. Los simpáticos griegos

Los griegos tienen buena prensa. Al conjuro de las palabras “Grecia clásica” imaginamos el blanco Partenón sobre la Acrópolis, las bellezas de mármol, el ágora lleno de barbudos con túnica y sandalias charlando entre puestos de aceitunas, y a Platón y Aristóteles en la Escuela de Atenas que pintó Rafael. ¿Y qué decir de los simpáticos dioses griegos, ajenos a la culpa, dándose la gran vida como si fueran estrellas de rock?

¡Qué diferencia con los ceñudos judíos, siempre con normas, mandamientos, profetas indignados, sacrificios en el Templo a su Dios único, ese mandamás totalitario!

Los griegos molan, los judíos no. Igual, y por la misma razón, que la mentira tiene glamour y la verdad no.

2. El pharmakos

Pocos saben que en la luminosa Atenas se practicaban los sacrificios humanos. Lean la definición de pharmacos en la Wikipedia:

El pharmakos (griego : φαρμακός) es un rito de purificación ampliamente utilizada en la Grecia Antigua. Para combatir una calamidad, una persona era escogida y arrastrada fuera de la ciudad, donde a veces se la mataba. Esta víctima sacrificial, inocente en sí misma, era considerada un chivo expiatorio, cargada con todos los males de la ciudad. Su expulsión debía permitir purgar la ciudad del mal que la aquejaba, de donde la ambigüedad del término que podía significar tanto «remedio» como «veneno».

Es una definición sobria; tanto, que podemos pasar por alto el horror que encierra si no la releemos y pensamos bien qué significan estas palabras: se mata a una víctima inocente, arbitrariamente, porque sí.

La muerte de Esopo, arrojado sin culpa por un acantilado por los habitantes de Delfos, que algunos eruditos han visto como un caso de pharmakos.

[Digamos entre paréntesis que la expresión “chivo expiatorio” proviene de una tradición judía análoga, con la importantísima diferencia de que ellos enviaban a morir al desierto a un chivo, no a un hombre: un punto a favor de los ceñudos judíos.]

Esta entrada fue publicada en cultura, psicología y etiquetada , , , , . Guarda el enlace permanente.

15 respuestas a René Girard, en 2000 palabras (I)

  1. Hesperetusa dijo:

    Debido a tu entrada anterior estoy viendo libros suyos para comenzar a leerlo. Para alguien que no ha leído nada de su obra ¿por qué libro me recomendarías empezar? Tengo ya varios en la lista de Amazon (otra cosa es que los compre allí)

  2. «… la mentira tiene glamour y la verdad no».

    Poco glamour debe de tener el glamour mismo para que se use el término tan despectivamente.

  3. Ana Márquez dijo:

    Otra importante diferencia es que el Dios de los ceñudos judíos no aceptaba chivos expiatorios si el que los ofrecía en sacrificio no había hecho antes las paces con su vecino. De hecho, si esta reconciliación no tenía lugar, el sacrificio quedaba anulado. El amigo Google me dice que está en Isaías 1:11. La orden sería ésta: «primero arregla lo que hayas desarreglado y después aceptaré el sacrificio como disculpa, pero no te vas a ir de rositas sólo con el chivito» 🙂 Jesús repetiría lo mismo varios siglos después.

    El mejor don Pseudo descalabrando los mitos de la Modernidad 🙂 Quedo a la escucha.
    Un abrazo.

  4. bloodykefka dijo:

    Lo que no se es como todavía siguen tan vigentes los mitos propagandísticos de la Ilustración, que a su vez vienen del Renacimiento. Cualquier historiador serio comprendería la grandeza de la civilización griega, pero también la disonancia de valores y hechos como que en Atenas los hombres libres eran una minoría que casi llegaban a conformar una élite XD

  5. pseudópodo dijo:

    Hesperetusa aquí tienes una reseña breve de todos los libros de Girard. Yo destacaría cuatro:
    (1) Mentira romántica y verdad novelesca, Anagrama 1985, su primera obra, en la que todavía en el campo de la crítica literaria descubre la importancia del “deseo mimético”.
    (2) La violencia y lo sagrado, Anagrama 1983, donde ya aparece desarrollada casi plenamente su visión del chivo expiatorio, aplicada al mito (con análisis muy amplios de muchos de ellos) y al origen de la cultura.
    (3) El misterio de nuestro mundo. Claves para una interpretación antropológica, Sígueme 1982 (Descatalogada. El título original, mucho más poético –y bíblico- es Des choses cachées depuis la fondation du monde). Si lees bien en francés es el que te recomendaría: aquí ya está todo Girard, incluyendo su análisis de la Biblia y del cristianismo, además es más ordenado (casi sistemático, aunque es mucho decir).
    (4) Veo a Satán caer como el relámpago, Anagrama 2002. Otra buena alternativa para empezar: breve y legible, aunque centrado en la apologética del cristianismo.
    Yo he leído y releído (4), unas 70 páginas de (2) –lo dejé porque sé poca mitología y entraba en demasiados detalle para mí- y ahora estoy leyendo (3).
    Espero que te oriente…

    Sergio Rodriguez: pues no sé para otros, pero para mí el glamour tiene poco glamour, sí…

    Ana, no sabía eso (de Jesús, sí, claro… ¿seguro que eso fue siempre así, o fue una evolución tardía? Gracias por seguir a la escucha, cuento contigo.

    Bloody, pues es otra faceta más de esa buena prensa, nadie se acuerda de que la democracia en Atenas no tenía mucho que ver con “un hombre un voto”…

    • Hesperetusa dijo:

      Gracias Pseudópodo.
      Leo bien en francés, gracias a ello he podido leer mucho libro descatalogado en español, aunque a veces, por el cambio de títutlo he acabado teniendolo en los dos idiomas, al no saber que ya lo tenía en español. De todos modos, no tratándose de un autor fácil, el leerlo en francés lod ejo para épocas un poco menos intensas de trabajo.
      Con «La violencia y lo sagrado», creo que puedo atreverme porque tengo conocimiento amplios de mitología. Por lo que parece «Veo a Satán caer como el relámpago» es tu libro favorito. Está todavía en venta y lo tengo en la lista.
      Tendré que leer a Girard porque desde fuera no me acaba de convencer lo del «deseo mimético». En el post posterior a este, para el asunto del linchamiento y la violencia colectiva puede haber otras razones (no me parece la palabra más adecuada pero ahora es tarde y he tenido un día duro) no porque yo lo diga sino porque se han dado otras respuestas antropológicas e históricas.
      De todos modos, siguo leyendo lo que vas explicando y voy a ver si comienzo a leer a René Girard.

    • Ana Márquez dijo:

      Bueno, Isaías vivió en el s. VIII a. C. pero sé que en otros puntos de la Biblia se repite lo mismo: Yavhé no aceptaba sacrificios sin retribución previa. Ahora, que esto fuera así desde el principio, ahí ya no sé qué decirle, seguramente no, esta queja de los profetas llegaría después al ver que lo del sacrificio no apaciguaba todas las iras y muchos lo usaban para «sacudirse las pulgas». Sí sé que, aunque muchos de los «mandamientos» del Dios judío eran incomprensibles (y que instaban a la violencia más colosal), prácticamente calcados de los supuestos decretos de otros dioses de la Antigüedad tan «nacionalistas» como él (¿por aquello de la capacidad mimética de la que Girard habla? :-)), también es cierto que todo el AT está plagado de mandatos que jamás atribuiríamos a otras deidades como Zeus o Thor. Como, por ejemplo, esa auténtica obsesión de Yaveh, repetida por todo el AT, para que se cuidara a las viudas y los huérfanos, que, en aquella época, no tenían ninguna protección «estatal». Su obsesión porque no se «oprimiera al extranjero» que vivía en Isarel, porque se socorriera a los pobres y, en general, a todos los desafortunados… «Que cubras al desnudo, que alimentes al hambriento, este sacrificio quiero», dice en otros lugares. El dios de los ceñudos judíos, a pesar de toda su violencia, era un dios moral, que instaba a que se hiciera justicia a los más débiles y veía con muy malos ojos a quien se aprovechaba de la indefensión. Incluso obligaba a los terratenientes a que dejaran una parte de sus tierras sin cosechar «para los pobres de la Tierra». Esto es algo impensable, como digo, en otros dioses antiguos, como los griegos, que, como bien dice usted, don Pseudo, eran una panda de vividores, sin más moral que la que hace falta para pillar una indigestión de uvas :-).

      No soy religiosa, como ya he dicho otras veces, pero, tras una lectura desapasionada del AT, debo reconocer dos cosas: Una, que indudablemente está lleno «salvajadas», como cualquier historia antigua, y dos: que, al mismo tiempo y justamente por el contraste que supone con lo anterior, hay algo extrañamente luminoso, que no cuadra para nada con la violenta obscuridad de otras teologías de la época y el lugar. Todo el libro de Isaías es un buen ejemplo de lo que digo. ¿Que Yaveh también era muy violento? Sí, pero la clave está en el «también», pues los otros dioses del Mediterráneo, «sólo» eran violentos… En ellos no quedaba un resquicio para la compasión o la ternura dirigida hacia los hombres. Sólo se hacían «ternuritas» entre ellos 🙂 ustedes me entienden.

      Seguiremos leyendo a Girard, a ver si él arroja alguna luz sobre este misterio 🙂

      Un abrazo, don Pseudo.

      • pseudópodo dijo:

        Gracias, Ana, por las aclaraciones. Verás que en el último post de la serie llegamos a la peculiaridad de los ceñudos judíos, que has señalado muy bien: esa preocupación moral de su Dios, que insta a que se haga justicia con los débiles. A la luz de la teoría de Girard sobre la importancia de la violencia esto tiene una importancia capital.

  6. pseudópodo dijo:

    Bueno, Hesperetusa, “Veo a Satán…” me impresionó la primera vez, la segunda he encontrado cosas que me han gustado menos (Girad hace algunas interpretaciones muy personales que parecen muy aventuradas), es más una defensa de su fe y una interpretación del Evangelio que un libro propiamente “científico”, eso sí, muy sugerente. Por lo que me cuentas, el primer capítulo de “La violencia y lo sagrado” (muy largo) quizá sea la mejor introducción para ti.

  7. Epicureo dijo:

    «Los griegos molan, los judíos no. Igual, y por la misma razón, que la mentira tiene glamour y la verdad no.»

    Hombre, Pseudópodo, que has puesto verde a Tyson por manipulador y engañoso… Esa comparación que haces es manipuladora y engañosa como ella sola.

    Por lo demás, es verdad que los griegos están mitificados. Más que nada, porque los conocemos indirectamente, por la versión idealizada que se hizo de ellos en el Renacimiento, la época de las estatuas de mármol blanco (que los griegos, en realidad, pintaban de colores chillones).

  8. pseudópodo dijo:

    Ay, qué severos sois conmigo…. 🙂 Puedo decir dos cosas en mi defensa: (a) Es una figura literaria (ya sé que lo de Tyson lo era, pero mi idea es que en su caso iba contra lo que predica… aunque creo que no terminé de responder bien a tus objecciones en ese post) (b) Se entenderá mejor lo que digo cuando acabe la serie.

  9. Angel Ruiz dijo:

    Quería comentar, que de tu resumen de Girard (muy interesantes todas las entradas) quizá lo que se podría matizar (de lo que yo sé), es que respecto a los griegos las referencias que hay son en su mayoría datables en época legendaria: en el mejor de los casos remiten a un pasado remoto; no eran prácticas existentes en época histórica (salvo casos concretos en Jonia y teñidos de ‘literatura’ también, sobre todo los poemas de Hiponacte), lo que no quiere decir que sean falsas: pueden guardar el recuerdo de esas prácticas en los orígenes, que es lo que explica Girard.
    Yo recomendaría el apartado («pharmakós») que le dedica a la cuestión Walter Burkert en su libro de referencia «Religión griega», ahora traducido al castellano y actualizado (http://www.amazon.es/Religion-Arcaica-Clasica-LECTURAS-HISTORIA/dp/8496775011/ref=sr_1_2?s=books&ie=UTF8&qid=1449226031&sr=1-2)

  10. pseudópodo dijo:

    Muchas gracias, Ángel, he conseguido el libro (en inglés, no voy a decir cómo…) y leeré por lo menos ese capítulo. Aprovecho para enlazar tus posts sobre Girard.

Replica a bloodykefka Cancelar la respuesta