Meditaciones sobre el folklore moravo (sic)

Leyendo La broma, de Milan Kundera, que se desarrolla en la Checoslovaquia de los años 50, me llama la atención el ambiente ideológico durante el comunismo: hasta que punto estaban en primer plano los ideales. Unos ideales que abarcaban todo y no solamente la colectivización o la abolición de las clases sociales. Había un deseo apasionado de renovar la cultura, por ejemplo. En la novela hay un personaje, Jaroslav, que hace unas interesantes reflexiones sobre los paralelismos entre el jazz y el folklore de Moravia, que él intenta revitalizar con el conjunto de música que dirige. Ambas son músicas populares, que precisamente por eso lograron revitalizar la música culta inyectándole savia nueva (a Stravinsky le influyó el jazz, a Bartok el folklore). La música popular, que el capitalismo había alejado de la vida y convertido en mera mercancía, podría ahora ser renovada también por el folklore, ser de nuevo auténtica en una sociedad auténtica:

(Los hombres) estarán unidos por un mismo interés común. Su vida privada se fundirá con su vida pública. Volverán a estar unidos por decenas de ceremonias comunes, se crearán nuevas costumbres colectivas. Algunas se tomarán del pasado. La cosecha, los carnavales, las costumbres laborales. Algunas serán de nueva creación. Los primeros de mayo, los mítines, las fiestas de la liberación, las reuniones. En todo esto el arte popular tendrá su sitio. Ahí se desarrollará, se modificará y se renovará.

Todo esto lo pensaba el Partido y lo sentía el pueblo. Y el grupo de Jaroslav se hizo enormemente popular.

El comunismo fue un fracaso colosal, pero proporcionó un sentido a la vida de millones de personas durante muchos años. No les llenaba la tripa, pero sí el corazón; no les daba automóviles pero sí ideales. Quizá sin esos ideales habría durado mucho menos.

En contraste, el capitalismo funciona mucho mejor en el nivel material, pero no propone nada que ilusione. Se me dirá que las ilusiones las pone cada uno, y que lo bueno de una sociedad libre es que permite a cada uno la búsqueda de la felicidad a su manera. Y es cierto, pero la vida tiene una dimensión colectiva muy importante, y esa dimensión está descuidada en las sociedades capitalistas. Quizá en un principio no se notaba ese vacío, porque seguían vigentes los valores tradicionales. Las clases populares, al menos, vivían de la herencia cultural de la sociedad preindustrial, y además, la sociedad era suficientemente homogénea para que los valores se reforzaran al ser compartidos.

Con el tiempo, la sociedad se ha ido fragmentando, y las fuentes preindustriales de valor y significado quedan cada vez más lejos. Unos valores que tenían un sólido pedigrí evolutivo, que habían sido descubiertos por la inteligencia colectiva (y que estaban codificados en mitos, tradiciones y religiones) van siendo reemplazados por valores inventados por pensadores ocurrentes (como Freud, Nietzsche, Sartre o Foucault).

De modo que la evolución natural del capitalismo lleva a la erosión de los valores tradicionales compartidos, y a que el vacío que dejan se llene con ocurrencias variadas. He mencionado aquí las de los pensadores de la alta cultura, pero en realidad, para el gran público, lo que llega son versiones simplificadas, degradadas. Como un solar abandonado, el vacío se llena con basura y malas hierbas (las que vemos en la TV y los suplementos dominicales).

En definitiva: aunque el capitalismo en teoría es neutro en cuanto a los valores, en la práctica no lo es. Al hombre común le llena la panza pero le ofusca el espíritu. Y el resultado es la insatisfacción, los psicofármacos… en fin, la infelicidad. Nietzsche dijo que «el que tiene un porqué para vivir, puede soportar casi cualquier cómo«. El capitalismo nos da un cómo muy llevadero, pero no nos da ningún porqué.

No digo, claro, que el comunismo fuera mejor. Era peor, pero lo era porque a su fracaso material se unió que los ideales también fracasaron. En la novela, el éxito del conjunto folklórico de Jaroslav acaba poco a poco por marchitarse. Su intento de revitalizar el folklore, poniendo letras contemporáneas que hablen de los tractores, las cooperativas y los héroes del Partido, no arraiga: el tractorista o el obrero no cantan estas canciones. No lo hacen porque el entusiasmo no es algo que se pueda imponer. Esas canciones, los nuevos ritos (como una especie de bautizo civil que Kundera describe con sorna), son algo tan fabricado como los productos de los media en occidente. Se disfrazan de folklore, pero no son como las auténticas canciones populares:

La canción popular se crea de un modo diferente al del poema artificial. El poeta crea para expresarse a sí mismo, a su carácter único y diferenciado. En la canción popular el hombre no se diferenciaba de los demás, se unía a ellos. La canción popular nacía como una estalactita. Gota a gota se revestía de nuevos motivos y de nuevas variantes. Iba pasando de generación en generación y cada uno de los que la cantaban le añadía algo nuevo. Cada canción tenía muchos autores y todos ellos desaparecían humildemente detrás de su obra.

Si en la sociedad capitalista la dimensión colectiva se la apropian los media con banalidades y groserías (pero que venden), si en la comunista la usurpa el Partido con su entusiasmo obligatorio y mentiroso, ¿cuál es la solución? La estalactita: la dimensión colectiva orgánica, no fabricada, de la sociedad tradicional.

¿Se puede volver a la sociedad tradicional? En el plano material es obvio que no (ni falta que hace). En el plano de los valores y los significados, no es tan obvio el no. Supongo que la propuesta de pensadores comunitaristas, como Alasdair MacIntyre y Charles Taylor va por ahí. He aquí el célebre párrafo que cierra Tras la virtud, de MacIntyre:

Lo que importa ahora es la construcción de formas locales de comunidad, dentro de las cuales la civilidad, la vida moral y la vida intelectual puedan sostenerse a través de las nuevas edades oscuras que caen ya sobre nosotros. Y si la tradición de las virtudes fue capaz de sobrevivir a los horrores de las edades oscuras pasadas, no estamos enteramente faltos de esperanza. Sin embargo, en nuestra época los bárbaros no esperan al otro lado de las fronteras, sino que llevan gobernándonos hace algún tiempo. Y nuestra falta de conciencia de ello constituye parte de nuestra difícil situación. No estamos esperando a Godot, sino a otro sin duda muy diferente: a San Benito.

Me gustaría que MacIntyre tuviera razón. Pero me temo que más que unas comunidades neocistercienses que salven el juego de abalorios de la vida del espíritu, nos aguarda el Mundo Feliz que parece la conclusión inevitable del capitalismo.

* * *

(Con mi agradecimiento a Javier, que despertó mi curiosidad por La broma de Kundera)

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40 respuestas a Meditaciones sobre el folklore moravo (sic)

  1. Joaquín dijo:

    Viktor Frankl advierte que el «modelo de vida norteamericano», que insiste en que todos seamos guapos, ricos y famosos, y sobre todo felices, tiene el paradójico resultado de multiplicar la infelicidad de los que sufren, que son la mayoría que no alcanza el podio del éxito, y les obliga a ocultar su infelicidad por vergüenza. Algún día tendría que calcularse el «coste de malestar» de las sociedades ricas.

    Sin embargo, y por verlo desde otro prisma, las llamadas «sociedades tradicionales» no son tan idílicas como se pintan. No hay anonimato (todos se conocen) y los odios, las venganzas y castigos son despiadados. Solía ponerse como ejemplo paradigmático del crimen rural, la «discusión de lindes».

  2. Frenzo dijo:

    Otro lindo post. Lo que más me llama la atención de éste, es la idea de que hay valores inventados. Discutible y polémico. ¿Existen realmente unos valores «auténticos» y otros «inventados»? ¿O los valores tradicionales resultan insuficientes, tal vez errados, y por una cuestión natural de evolución (o de involución en el caso del terreno baldío) son reemplazados por otros más en sintonía con las circunstancias? Y sobre todo, estos nuevos valores transmutados ¿son inventados por necesidad, o son descubiertos prematuramente por las mentes más lúcidas?

  3. Pienso que, en realidad, esas nuevas comunidades ya están aquí: la blogosfera, los grupos de discusión, las comunidades virtuales, proporcionan ese contexto social de creación comunitaria preservando al tiempo las voces individuales.

    Estamos aprendiendo entre todos a manejar estas nuevas estructuras sociales, pero creo que empieza a estar bastante claro que (1) gratifican psicológicamente a los participantes, (2) desplazan a los caducos medios trasicionales y (3) crean corrientes ideológicas potentes y consensuadas.

    No puedo evitar ser optimista.

  4. pseudopodo dijo:

    Joaquín, viene a cuento citar a Frankl, aparte de por lo que dices, porque fue quien más profundizó en la idea de Nietzsche que citaba: que el sentido (el porqué) es más importante que las circunstancias materiales… Frankl convirtió esa idea en el eje de su escuela de psicología, la logoterapia… Lo que yo quería resaltar aquí es que esto del sentido es problemático: no se puede imponer como pretendía el comunismo, pero si lo dejamos al arbitrio de cada uno, como hace el capitalismo, lo secuestran los mercaderes (y casi todo el mundo se las apaña con pseudosentidos que les hacen infelices). La sociedad tradicional tenía la ventaja de que el sentido no era algo problemático, era una parte orgánica de la vida, que te venía dado como te venía dada la lengua.

    Por supuesto que seguramente nosotros no seríamos nada felices en una sociedad tradicional. La falta de privacidad sería sólo uno de los problemas, pero quizá el principal es que una vez que uno ha salido de la sociedad tradicional la cosa no tiene marcha atrás. Uno no puede irse a Namibia y hacerse bosquimano, por ejemplo. Lo más que podría hacer es “vivir como si”. A lo mejor uno acababa asumiendo el sentido de los bosquimanos (viene a ser lo que aconsejaba Pascal para llegar a creer: hacer como si se creyera). Pero parece una apuesta arriesgada…

    Lo que quizá sea posible es vivir en comunidades que tengan valores compartidos. O si no se puede vivir físicamente, hacerlo al menos virtualmente, como señala Francisco Serradilla. La idea es atractiva, pero no sé si es algo más que un parche (por ejemplo: no sirve para criar niños). Y corremos el riesgo de entendernos sólo con nuestro club de amigos virtuales, de modo que la sociedad se fragmente más aún. Yo de momento no sé qué pensar sobre esto.

    Frenzo, con “valores” me refiero simplemente a “criterios para juzgar como bueno o malo”, así que puede haber valores con los que nuestros juicios sean acertados y otros con los que nos equivoquemos sistemáticamente. Mi idea es que los valores con “pedigrí evolutivo”, o sea, no inventados, generalmente funcionarán bien. Mientras que las “ocurrencias” darán generalmente malos resultados. Hay muchos ejemplos de ocurrencias. Por ejemplo, un valor tradicional (con pedigrí) es la fidelidad en el matrimonio. Una ocurrencia es que tal valor es mera hipocresía burguesa y que lo que hay que valorar es la “auténticidad” y la “espontaneidad”de los sentimientos. Este valor inventado tiene consecuencias bastante nefastas (sobre todo para los hijos).

    Pero por otra parte, no creo que los valores tradicionales basten o sean la última palabra. En algunos casos, puede haber mentes lúcidas que descubran valores (que no sean meras ocurrencias). Serían genios morales, como los fundadores de las grandes religiones. Pero en fin, esto es complicado y con esto no basta para explicarlo…

  5. Frenzo dijo:

    Clarísimo, Pseudópodo.

    En lo personal, soy conservador en lo que respeta a los valores como familia y educación, y desconfio de novedades en estos campos. Pero algunos valores tradicionales pueden volverse casi insostenibles al evolucionar la sociedad. La cuestión es cómo responde la tradición frente a un escenario social cambiante: ¿puede proponer una solución efectiva e integradora a un problema recién llegado? ¿O necesariamente conduce a la fragmentación (una especie de mosaico social como es EEUU, con guetos y reductos donde cada sector conserva una parte de la identidad originaria)?

    Respecto de este tema de la conservación de valores tradicionales en extinción, es muy provocadora la película «La Aldea» de M. Night Shyamalan, que recomendaría aunque tuvo críticas bastante negativas.

  6. josempelaez dijo:

    Creo que la sociedad capitalista está logrando que muchos niños puedan ir a la escuela en vez de tener que trabajar desde chicos para contribir a la supervivencia de la familia. Si hemos tenido esa oportunidad, podemos oponer nuestros deseos y razones a las de los mercaderes. Con ello lograremos esa felicidad que Punset relaciona con la ausencia de miedo.

    En el terreno intelectual y político, la sociedad actual permite iniciativas como las del reciente manifiesto sobre el uso del castellano en algunas CC AA españolas «bilingües», o la exitosa campaña de Obama recaudando fondos en las redes sociales de los EE.UU. (pdf). Me parece que el mundo virtual puede hacer mucho por cambiar el real.

    Hablando de películas que contraponen estilos de vida, recomiendo ver «Tierra de ángeles», de Kay Pollak.

  7. Pseudópodo,

    Descubrí recientemente tu blog vía tic616 con un excelente post acerca de la igualdad comparándola con los diferentes estados de energía y desde entonces te sigo, aunque hasta ahora no me haya decidido a comentar. Ha tenido que ser la discrepancia lo que me ha animado 😉

    Y lo hago un poco alarmado por el trato benevolente que percibo hacia el comunismo y el contrario al capitalismo. Pero sobre todo por lo que comentas de los ideales y la incapacidad del capitalismo de responder a los porqués.

    Yo opino que ni falta que hace. La función del capitalismo no es esa, quizás sí la del comunismo/socialismo, que pretende colarse por todos los poros de la vida y, en última instancia regir las voluntades individuales, lo cual, por muy buena intención que tenga, para mí no es deseable. El capitalismo no tiene que ilusionar, ni tampoco debería ninguna otra fórmula de organización social, que al fin y al cabo es de lo que se trata.

    como bien dices, el liberalismo no conoce juicios de valor, no hace afirmaciones sobre lo que debe ser o sobre lo que está bien o está mal, sólo toma nota de lo que es y de cómo es. El por qué, pertenece a otras disciplinas o a otros órdenes de la vida.

    Y muchísimo menos trata de procurarnos la felicidad, pues para eso nos bastamos solos. Yo no quiero que nadie se preocupe de mi felicidad y, como dijo von Mises, «no se puede hacer felices a los hombres en contra de su voluntad».

    Y, desde luego, que nadie dijo que la vida tenga que ser fácil y mucho menos si se vive en libertad. Goethe puso en boca de Fausto que, «la libertad, como la vida, sólo se merece si se está obligado a conquistarla a diario».

    Así, el capitalismo, como vertiente económica del más amplio liberalismo, y como el mismo Mises definió, es un de los diversos tipos de organizaciòn de la cooperación de los individuos de una sociedad basada en la división del trabajo: el sistema de propiedad privada de los medios de producción. El comunista o socialista es el sistema de la propiedad colectiva.

    Por otro lado, la evolución natural del capitalismo no creo que tenga nada que ver con la quiebra de los valores tradicionales, antes bien, volviendo a citar al economista austriaco: «en lugar de hablar de capitalismo cuando se discute de los enormes progresos del tenor de vida de las masas, la agitación antiliberal -esto estaba escrito en los años 20, pero es vigente hoy- prefiere hablar de capitalismo tan sólo cuando se refiere a uno cualquiera de los fenómenos que fueron posibles precisamente porque se renunció al liberalismo».

    Y finalmente, cuando tú hablas de ideales, yo realmente entiendo ideología. Y esas ocurrencias que mencionas con muy buen criterio, no hacen sino suspender precisamente el ejercicio de la conciencia moral, como dijo Jean-François Revel. «El idéologo no desea conocer la verdad, sino proteger su sistema de creencias y abolir, espiritualmente, ya que no puede hacer nada mejor, a todos los que no creen lo mismo que él.» La ideología, disfrazada de ideales, es una mezcla de emociones -pathos- y de ideas muy simples. «Es a la vez intolerante y contradictoria. Intolerante por incapacidad de soportar que exista algo fuera de ella. Contradictoria, por estar dotada de la extraña facultad de actuar de una manera opuesta a sus propios principios, sin tener el sentimiento de traicionarlos. Su repetido fracaso no la induce nunca a reconsiderarlos; al contrario, la incita a radicalizar su aplicación».

    ¿Por qué cuento todo este rollo y largo esta citas? Porque creo que refleja lo que es el comunismo/socialismo. Y porque éste no llenaba tripas pero tampoco daba ideales, sólo daba hambre, miseria y muerte. No llenaba tripas, sino cárceles, gulags y cementerios. No me parece a mí que los que lo sufrieron fueran especialmente felices.

    El Mundo Feliz no es la conclusión inevitable del capitalismo, o mejor dicho, del liberalismo. El Mundo Feliz es el final del camino de servidumbre sobre el que nos alertó Hayek, camino que se puede emprender tanto desde el fascismo, felizmente desaparecido ya, como del comunismo/socialismo, que aún parece despertar algunas indulgencias.

    Y termino ya. Te pido disculpas por la longitud del comentario. He estado a punto de publicarlo en mi blog -que haré con tu permiso- y poner aquí una referencia pero me parecía tener un poco cara y he optado por dejarlo tal cual. Espero que no te importe demasiado.

    Saludos,
    Antonio

  8. pseudopodo dijo:

    Efectivamente, Frenzo, el problema real de de la tradición aparece cuando los cambios son acelerados. No creo que pueda dar respuestas demasiado buenas en este caso. Pero tampoco hay muy buenas alternativas fuera de la tradición, porque los valores no se pueden improvisar. Yo creo que la sociedad, como muchos sistemas complejos, tiene unos regímenes de funcionamiento estable y otros de inestabilidad. Me temo que cuando el cambio social supera una cierta tasa, se entra en una inestabilidad porque no somos capaces de encontrar con la suficiente rapidez los valores adecuados. No me extrañaría que estuviera pasando eso ahora.

    Josempelaez, es verdad que nuestra sociedad tiene muchos recursos intelectuales y sociales para afrontar los cambios, y que en el mundo virtual se pueden encontrar muchas señales muy esperanzadoras: todo esto del 2.0 está muy bien. Pero sigo siendo escéptico: hay otras tendencias que van en sentido contrario. Una parte del problema de internet venía ya del capitalismo y de la ampliación de posibilidades que permite: tener más posibilidades significa también tener más posibilidad de equivocarse. A los ejemplos que pones de buen uso de internet puedo responderte con las cifras de tráfico de pajilleros.com. Para no caer en las redes de los mercaderes hace falta tener mucha más formación que antes y más disciplina. El capitalismo es maravilloso para personas racionales, responsables y humanitarias. Su problema es que no forma ese tipo de personas.

  9. pseudopodo dijo:

    Ah, gracias por las recomendaciones de películas; me las apunto (Shyamalan me pareció impresionante en El Sexto Sentido, pero no he visto más, de Kay Pollak no he visto nada).

    Otras dos cosas:
    1) os animo a que os asoméis a la campaña por el uso del castellano que decía josempelaez, está aquí, y yo he firmado.
    2) Acabo de ver el comentario de Antonio España. No creo que trate con benevolencia al comunismo: dije que fue un fracaso colosal, y además tenía que serlo, porque los ideales no se pueden imponer…(y porque no funcionaba económicamente, y porque no toleraba la libertad… ) Pero espero responder mañana cuando lo haya leído tranquilamente.

    Gracias por los comentarios…

  10. Felipe dijo:

    Échale una ojeada la primera acepción de la palabra «ilusión» que da el DRAE. Eso explica mucho de lo que pasa con el «comunismo» y otras religiones. En efecto aportan muchas «ideas», pero poca realidad. Ahora, en Cuba o en Corea, que son prácticamente las únicas zonas del mundo donde esa «idea» es hegemónica ( junto con el ayuntamiento de Córdoba), no sé si reina la ilusión. Tampoco sé si es mejor lo que se siente en Madrid, o en Bilbao, pero al menos en las zonas «capitalistas», se pueden escribir blogs como el tuyo sin temor a que te caiga encima buena parte del aparato político del Estado. Con las «ilusiones», a mí al menos, me pasa lo mismo que con las lenguas: son útiles para la vida colectiva, pero no tienen existencia por sí mismas, sino en función de los individuos que las piensen o hablen. Y en los experimentos «comunistas», el individuo está al servicio de «colectivo».

  11. pseudopodo dijo:

    Antonio, en primer lugar no hace falta que te disculpes; todo lo contrario, tengo que darte las gracias porque comentarios como el tuyo son los que hacen pensar y enseñan cosas.

    Después de leerlo he releído el post y me doy cuenta de que sí que puede sonar algo condescendiente con el comunismo. Tengo quizá que explicar por qué.

    Escribí el post mientras leía “La Broma”, y lo hice porque me llamó la atención el ambiente que se describe (los años 50 en Checoslovaquia) donde, por lo que parece, había una sincera ilusión colectiva por el socialismo (Felipe: ilusión en la acepción 2ª del DRAE, que resultó a la postre ilusión en el sentido 1º…) ) Supongo que me llamó la atención doblemente poque leí hace poco “Vida y destino” (la URSS en la SGM) y también encontraba esa identificación con el régimen de la mayoría de los personajes.

    Ambos libros están escritos por disidentes, así que no cabe pensar que sea propaganda. De modo que el post era una reflexión sobre qué podía tener el comunismo para resultar atractivo a la gente, al menos en esa etapa relativamente temprana, antes de que su fracaso económico y su agotamiento fueran evidentes… Y por qué nuestra sociedad, con todas las ventajas que tiene respecto de la comunista, parece que nos ilusiona tan poco.

    Pero no digo en ningún momento que el estado deba ilusionarnos y procurar nuestra felicidad. En absoluto, yo creo que lo que debe hacer el estado es dejarnos en paz, en la medida de lo posible. No puedo estar más de acuerdo eso de que “no se puede hacer felices a los hombres en contra de su voluntad”. De hecho, viene a ser el mismo fallo que yo achacaba al comunismo en el post: “el entusiasmo no es algo que se pueda imponer”

    ¿Dónde veo yo el problema del capitalismo entonces? Pues en que sigue siendo cierto lo de Nietzsche: necesitamos un porqué para vivir. En las sociedades tradicionales ese porqué lo ha proporcionado el ambiente, la colectividad, y en cierto modo estamos programados para que sea así. En una sociedad liberal moderna, queda en principio al arbitrio de cada uno. Lo cual estaría muy bien si todos fuéramos, como decía más arriba, “personas racionales, responsables y humanitarias”.

    Es aquí donde creo que la ortodoxia liberal falla. No somos ese tipo de personas, igual que no somos “homo oeconomicus” a pesar de que la ortodoxia económica lo asuma. No somos capaces de construirnos un sistema de valores propio, y adoptamos generalmente los del ambiente (estamos programados para eso, decía hace un momento).

    Esto es una oportunidad de negocio para el capitalismo actual: el “sentido” es un bien de primera necesidad, así se puede ganar mucho dinero vendiéndolo. No el auténtico sentido ni los auténticos valores, que obviamente no pueden venderse, sino los pseudovalores, las “ocurrencias” que hoy saturan el ambiente, los “estilos de vida” que nos venden los dominicales…

    En ese sentido digo que el Mundo Feliz parece la conclusión natural del capitalismo. No del sistema liberal en sí, sino, si quieres ponerlo así, de nuestra debilidad de carácter combinada con un sistema social en el que todo se convierte en mercancía, incluso (y cada vez más primordialmente) la felicidad.

    Un saludo

  12. josempelaez dijo:

    Siempre me ha parecido que la ventaja de poder elegir tiene el inconveniente de tener que hacerlo y, por tanto, de asumir que podemos equivocarnos. No obstante, si no eres un estúpido, acertarás muchas más veces de las que fallarás.

    Uno de los beneficios relevantes que tiene la sociedad moderna (también en África, por decir un lugar menos «desarrollado» que Europa) es que los individuos disponemos de medios de comunicación, aprendizaje, organización… que antes sólo estaban al alcance de las empresas. Por tanto, los menos estúpidos podrán influir mejor que antes en los más, y éstos sólo pueden seguir influyendo entre ellos. Juzgo positivo el balance de la modernidad, aunque el progreso sea lento.

    Finalmente, si consideramos los fenómenos de pajilleros.com o pederestas.jail, y los vemos desde un encuadre actual, pues hasta me parece que resultan más detectables y controlables que antes al montar comunidades que antes eran inviables, o menos visibles.

  13. Frenzo dijo:

    Vamos, Pseudópodo, admite de una vez que eres comunista. 😉 A que tienes un póster del Che Guevara en el dormitorio.

    Ahora que el monstruo comunista ha sido derrotado, es posible analizar con más tranquilidad los aspectos positivos que tuvo, y más aun los que el capitalismo democrático está en deuda.

    Esta semana salió en el diario conservador «La Nación» de Argentina una evaluación sobre la educación en latinoamérica. Por escándalo, Cuba es primera en todos los niveles informados. También es conocido el nivel de excelencia de los médicos de Castro (hasta lo admiten en un episodio de House). Se sabe además que el lugar de Cuba donde se producen más violaciones a los derechos humanos es Guantánamo (EEUU). Por último, en nombre de la libertad (sobre todo de mercado), se produjeron todo tipo de desastres en latinoamérica. Esto no es una defensa de los regímenes comunistas (ellos se defienden bastante bien solitos) y a mí la política me produce una repulsa visceral. Pero el capitalismo no es en modo alguno perfecto, y como hace notar este post de Pseudópodo, tal vez el comunismo tenga valores que el capitalismo no tiene, tanto en el campo ilusorio (ideales compartidos) como en otros más concretos (educación y salud).

  14. Joaquín dijo:

    Pronto veremos defendido aquí el despotismo ilustrado 🙂

    Por resumir, prefiero las socialdemocracias europeas al capitalismo salvaje… Aunque es muy difícil encontrar ningún «mundo feliz» en esta tierra.

    Amigos, les recuerdo que fuimos expulsados del Paraíso! 🙂

  15. Clodoveo11 dijo:

    Coño, Pseudópodo, no sabía que tu también le pegabas a los pajilleros… ya soltarás el nick. 🙂

    Lo que no termino de entender es qué valores tradicionales son esos que merece la pena preservar o recuperar. Porque tampoco aquélla sociedad preindustrial o precapitalista era la Arcadia feliz que digamos. Sobre todo por las diferenciaciones clasistas que imponía, las normas arbitrarias que dispensaba y la imposición por el temor (al más allá, al rey, etc) que aplicaba. Ahora no digo que haya una felicidad absoluta, pero al menos cada uno tiene un mayor margen de libertad frente a las «superestructuras» que antaño nos agobiaban. Posiblemente la felicidad absoluta no exista: de ahí que inventemos placebos («Podemos», chikilicuatres, pajilleros puntocom) para sobrellevar el hecho de que posiblemente no exista un porqué para vivir.

    En la crítica que haces al capitalismo, cierto es que este nos vende valores artificiales, pero, ¿acaso antes no nos «vendían» otros valores con los que se beneficiaban unos pocos frente a la mayoría? Quizá no siempre pecuniariamente, pero sí socialmente. Aquellos valores perpetuaban la preeminencia de castas religiosas, políticas y sociales a través de normativas arbitrarias, mientras que ahora, si bien persisten tales castas, su dominio no resulta tan ofensivo, intervencionista y caprichoso como aquél, e incluso en según qué ocasiones es recurrible con mecanismos antes inexistentes. Por eso prefiero mil veces el capitalismo a lo que hubo antes: por lo menos el hombre puede tomar cierto control de su vida y de sus actos, mientras que antiguamente se veía absolutamente mediatizado de la cuna a la tumba, y hasta más allá como pretendían algunos.

    En cuanto al comunismo, a ver qué preferían los rusos o checos, si tocar la balalaika o conducir un Wolkswagen. Bajo la máscara del integracionismo popular y colectivo se estrangulaba el individualismo y la libertad de iniciativa, como es de rigor en los totalitarismos. Con el estómago, la despensa y el bolsillo vacíos, ¿quién tenía ganas de bailar con el vecino que, encima, anotaba tus movimientos para la Stasi? El comunismo se perpetuó por el teror que generaba, más que por los entusiasmos alternativos que ofrecía: que se lo digan a los disidentes de Budapest o Praga.

    Lo que cada uno debe hacer individualmente es informarse, tener curiosidad, conocimientos, no dejarse engañar por argumentos de autoridad, aprender, abstrarese, meditar: de ahí salen los valores. Cosa nada fácil, pero recompensadora a la postre. Pero claro, todo eso sólo se puede hacer con las necesidades materiales bien cubiertas, un ambiente propicio a tu alrededor… y un poco de parte de uno. Y todo eso no lo ofrece ni el capitalismo, ni el comunismo ni el tradicionalismo.

    Sí, que soy un optimista incorregible… ¿qué, cual es ese nick? 😉

  16. pseudopodo dijo:

    Amigos, estaba equivocado con eso de la ausencia de sentido en la sociedad capitalista: tenemos el fútbol.

    Mañana hablamos 😉

  17. Enhorabuena por el post, se ve que te sigo hace poco tiempo porque me ha sorprendido.

    El comunismo se sintió con ánimos para intervenir mediante la razón en un sistema tremendamente complejo como es el social. Evidentemente que fracasó, porque sólo ahora vislumbramos lo que supone entender el funcionamiento de una sociedad actual. Creo, por tanto, que fue un fracaso de la razón, por ser un intento prematuro. Tal fue el fracaso que acabaron pervirtiendo la mejor aplicación que conocemos de la razón: la ciencia.

    El capitalismo (por ponerle una etiqueta) es bastante menos ambiciosa, y deja en manos de la lucha de los poderosos la gestión de la sociedad. La cultura, la religión, la economía, se dirime en un mercado no libre pero sí competitivo. De resultas es tal nuestra velocidad de cambio (dejémoslo en cambio por no decir progreso) que ni el mismo sistema es capaz de enfrentar su adaptación.

    Es decir, el sistema capitalista es el único capaz de adaptarse a un mundo en cambio, pero a costa de aumentar la aceleración del cambio.

    En algún momento del futuro volveremos a hacer el intento de aplicar nuestra razón a la gestión de nuestra sociedad, y quizá tengamos para entonces la capacidad para mejorar este sistema actual.

  18. pseudopodo dijo:

    Bueno, entre el tiempo que me paso en pajilleros.com y lo que me cuesta quitar el polvo a las obras completas de Lenin, es que no doy abasto. Pero ya ha llegado la hora del relax: me pongo a Victor Jara y a repasar el blog 😀

    Lo primero, no hace falta insistir en que prefiero una sociedad como la nuestra a una sociedad comunista. Pero lo que me motivó a escribir el post es encontrarme en dos novelas, ya lo dije, con que mucha gente estaba ilusionada con aquello. Yo no tengo claro que, como dice Clodoveo, el comunismo se perpetuara primordialmente por el terror. Depende de cómo se entienda esto. Había terror, pero se utilizaba selectivamente contra disidentes. Como en el franquismo, estos eran una minoría. Y (seguramente a diferencia del franquismo), había una proporción importante de gente que se lo creía, aunque fue decreciendo con los años.

    Lo que quiero destacar con esto es que no entenderemos las cosas si nos quedamos en alabar las libertades formales de las sociedades liberales, las posibilidades que proporcionan…, porque todo eso está muy bien para gente racional y “fuerte”, gente que es autónoma para dar un sentido a su vida, pero la gente real no es así: la carne es débil, tomamos nuestros valores del ambiente; los (psedo)valores se han convertido en una mercancía y esto es ahora mismo una fuente de infelicidad (eso sin entrar en la cuestión de que sociedades como la nuestra son una realización muy pobre del ideal liberal… porque ya me diréis que sociedad liberal es la que tiene quince cadenas públicas de televisión, todas con su déficit.. pero no nos salgamos del tema).

    Mi tesis es que en esta cuestión la única sociedad que daba una respuesta satisfactoria era la tradicional (y para concretar, me refiero a las sociedades preindustriales). Porque el individuo participaba orgánicamente en una comunidad y el sentido venía dado, como el aire que se respiraba. No estoy de acuerdo con Clodoveo en que en aquella sociedad se les vendían “valores con los que se beneficiaban unos pocos frente a la mayoría”. Yo creo que nadie les vendía nada: los súbditos creían en el derecho divino del rey, creían en el cielo y el infierno, etc, y lo creían porque se había llegado a esa visión del mundo de modo espontáneo, sin que nadie lo manipulara.

    Nosotros vemos que esas creencias beneficiaban objetivamente a unos frente a otros, y les damos ese único valor. Pero eso nos pasa porque no tenemos esas creencias y las queremos explicar desde fuera, en términos de su función, a la manera de Marx y los sucesivos “filósofos de la sospecha”. Pero creo que es un error: habría que juzgar aquellas sociedades con sus propios parámetros.

    Tampoco tengo tan claro que seamos ahora más libres respecto de las “superestructuras”. Más libres que en el comunismo desde luego, pero no creo que más libres que muchas sociedades preindustriales. No creo que haya habido una época de mayor libertad que la de los cazadores-recolectores, por ejemplo. Y la tendencia en nuestra sociedad es tener cada vez más libertades formales y vacías y menos libertades reales (puedo formar un partido político que defienda cualquier chorrada, pero no puedo dejar a mis hijos salir a la calle solos, por ejemplo).

    Lo que decía, en resumen, es que desde el punto de vista del sentido, que es más importante para la felicidad que el material, las sociedades tradicionales eran más funcionales que las sociedades capitalistas. Y esto nos debería hacer pensar, porque a la larga es una disfuncionalidad que puede hacer que todo el edificio se venga abajo. ¿O no es preocupante que países como Irán –o en otra onda, la India o China- tengan mucha más vitalidad que nosotros?¿No tendrá que ver con esta dimensión del sentido que aquí parece que nos cojea cada vez más?

    Alberto, me parece buena idea lo que comentas sobre que el comunismo fue prematuro y quiso hacer una ingeniería social antes de tiempo. También de acuerdo con que ahora empezamos a saber lo necesario. Pero ¿crees que ese conocimiento se va a usar para bien? A mi me da miedo que tengamos una capacidad real para cambiar la sociedad a voluntad, porque me temo que se haría en provecho de unos cuantos, no para mejorar el sistema para todos.

    En fin, no me da tiempo a más, que ya sabéis que tengo otras aficiones que me reclaman. El nick no te lo digo, Clodoveo, pero ¿te has dado cuenta de que tu “también” te delata?¿Cuál es el tuyo?

  19. Mujerárbol dijo:

    Jurr, Sin Pies! Anoche a las y tantas estábamos comentando lo que nos gustaba tu post y sus derivaciones un amigo de México y yo… hubo que irse a la cama y hoy te releo.
    Estoy de acuerdo contigo en que quizá sea esa dimensión del «sentido» que expones la que sirve para cohesionar sociedades durante laaargo tiempo. Fíjate que a mi, como estudiosa de la Historia, siempre me han llamado más la atención los fenómenos de permanencia que los cambios. Las sociedades preindustriales duraron mucho más (con sus pequeños ajustes, siempre lentos) que la nuestra, basada en el cambio, a veces en el cambio porque sí -experimento social- o en la aceleración, acumulación de pequeños cambios -revolución industrial-.
    En este aspecto, me llama mucho la atención el surgimiento actual de movimientos y «sentimientos» comunitaristas y «nacionalistas» en Occidente (de Ejpaña casi mejor no hablo..). Creo que tienen que ver con esa cojera a la que aludes, que nos priva de sentirnos unidos a algo que dure, a algo permanente, o que nos parece permanente. Y la cosa es que necesitamos esas identificaciones pra no perder del todo el sentido.

  20. Mi novia me contó hace poco que Jung consideraba que nuestras sociedades industriales pecaban de falta de ritos, lo que suplían con un inconsciente tremendamente conflictivo. En cuanto a mitos (que explican la realidad), nuestras sociedades andan tan surtidas como las antiguas, de eso no tengo duda, pero nos faltan los ritos sociales necesarias para ordenar la realidad.
    Así que de acuerdo en que vivimos en una sociedad desordenada donde es difícil encontrar el sitio de cada uno, lógico.

    La duda que planetas; si el conocimiento que tenemos para transformar la sociedad será bien utilizado, me preocupa mucho. Porque no sólo tenemos ese conocimiento sino que tendremos muy pronto el conocimiento para transformar a los individuos desde su semilla. Y si podemos cambiar la genética de los individuos y manejar su entorno social… ¿quedará algo de margen a la libertad?

    Pero el Poder es todo menos un ente singular, los poderosos son sobre todo enemigos unos de otros…

    Además, llevamos miles de generaciones actuando sobre nuestra semilla y sobre nuestro entorno social, y las consecuencias son que estamos hoy aquí, planteándonos estas cuestiones. No somos tan fuertes como éramos en el cuaternario, en promedio posiblemente seamos menos inteligentes, no estamos adaptados a nuestro entorno… pero no me cambio por el más feliz cazador recolector cromagnon.

    Lo que sea será, y no por ello nos lamentaremos del camino recorrido.

  21. César Borneas dijo:

    «Mi tesis es que en esta cuestión la única sociedad que daba una respuesta satisfactoria era la tradicional (y para concretar, me refiero a las sociedades preindustriales). Porque el individuo participaba orgánicamente en una comunidad y el sentido venía dado, como el aire que se respiraba. No estoy de acuerdo con Clodoveo en que en aquella sociedad se les vendían “valores con los que se beneficiaban unos pocos frente a la mayoría”. Yo creo que nadie les vendía nada: los súbditos creían en el derecho divino del rey, creían en el cielo y el infierno, etc, y lo creían porque se había llegado a esa visión del mundo de modo espontáneo, sin que nadie lo manipulara. »

    Realmente no sé como esto puede ser defendido. En qué sentido puede ser considerada espontánea la creencia en el derecho divino del rey, y, en general, los sistemas de creencias que justificaban el regimen feudal? Y en qué sentido tenía eso un «pedigrí evolutivo»? No estoy hablando de las creencias religiosas cristianas( aunque no considero que sus doctrinas sean espontáneas en detalle); estoy hablando de las creencias políticas envueltas en la retórica y teología cristiana. Por lo demás, en esa época la mayor parte de la gente era analfabeta y la transmisión de conocimiento ocurría a través de la Iglesia. Por tanto es evidente que esas creencias no eran el resultado de un proceso espontáneo.

    «Mi idea es que los valores con “pedigrí evolutivo”, o sea, no inventados, generalmente funcionarán bien. Mientras que las “ocurrencias” darán generalmente malos resultados. Hay muchos ejemplos de ocurrencias. Por ejemplo, un valor tradicional (con pedigrí) es la fidelidad en el matrimonio. Una ocurrencia es que tal valor es mera hipocresía burguesa y que lo que hay que valorar es la “auténticidad” y la “espontaneidad”de los sentimientos. Este valor inventado tiene consecuencias bastante nefastas (sobre todo para los hijos).»

    La fidelidad en el matrimonio fue también un valor inventado en su momento. De hecho, la idea de Jesucristo de que el matrimonio era inviolable y de que el divorcio no debía ser permitido fue una «ocurrencia»(que nada tuvo que ver con los niños). Dejando este detalle, afirmas que los valores tradicionales tienen más tendencia a acertar que los inventados( supongo que recientemente). Los valores que justificaban la esclavitud y el sexismo estuvieron presentes durante mucho más tiempo en la historia que sus opuestos. Tenían, por ello, más tendencia a acertar?

    En general, las personas que utilizan este tipo de argumentos suelen hablar de la comunidad como un gran ente sin divisiones y sin intereses enfrentados. No sólo comete la falacia de hipostatizar lo que no es un objeto individual. También emplean un lenguaje evolutivo para hablar de los valores seleccionados por la comunidad ,en términos meméticos. Ahora bien, la memética se basa en la analógia con la evolución natural, y, por tanto, las explicaciones de «selección en grupo» tienen problemas similares a las que se han realizado en la biología evolutiva.

    Dicho esto, estoy de acuerdo con tu tesis de que el capitalismo carece de unos ideales colectivos. Ante eso hay dos tipos de soluciones( realmente hay una tercera, que consiste en negar que sea un problema). Uno consiste en tratar de retornar a un punto donde los valores tradicionales vuelvan a despertar pasiones y a vivirse con inocencia. Creo que eso es francamente difícil, y además contrario al individualismo y autencididad moderna. Entiendo que estos últimos valores no son, como afirmas, los únicos deseables, pero sería deseable encontrar algo compatible con ellos. Por lo demás, ya ha ocurrido en varios lugares: cuando Yugolavia dejó de ser comunista, cada región asumió como ideales colectivos el nacionalismo y la religión tradicional. La destrucción y violencia que resultaron no parecen resultar prometedores. Y tanto en Rusia como en Oriente Medio, la perdida de ilusiones políticas utópicas ha producido un retorno a ese tipo de valores, y, ¿qué vemos? Una tendencia paralela al autoritarismo y al provincialismo, entre otros defectos.

    La otra solución consiste en tratar de idear un proyecto político con objetivos similares( aunque más modestos) al comunismo.

  22. César Borneas dijo:

    Por supuesto, ese ideal político debería ser compatible con el individualismo moderno( aunque no necesiaramente en el sentido ecónomico en que nuestros liberales hispanos lo interpretan), y ser precisamente opuesto( como lo fue el comunismo) al nacionalismo y la religión tradicional.

  23. pseudopodo dijo:

    Bienvenido al blog, César, y gracias por tus comentarios, que ponen objeciones de peso. Eso está bien.

    Quizá no puse un buen ejemplo al mencionar el “derecho divino del rey” porque da la impresión de que me refiero a una doctrina política articulada, que, evidentemente no es espontánea. A lo que me refería es a que aquella forma de vida había surgido por evolución social, no era el resultado de un intento consciente de organizar la sociedad de una manera determinada, como ha empezado a ocurrir desde la ilustración, y muy señaladamente en el comunismo. En ese sentido, como sistema no inventado sino resultado de modificaciones pequeñas y no conscientes de sistemas anteriores, es en el que el sistema feudal tenía “pedigrí evolutivo”.

    Estoy recurriendo aquí, efectivamente, a un lenguaje evolutivo. Creo que el símil es aplicable y no está afectado por las dificultades conceptuales de la “selección de grupo”, si consideramos que cada sociedad es un individuo y cada innovación es una mutación; ya expliqué esto en otro comentario (además, se trataría de una evolución lamarckiana y no darwiniana).

    El hecho de que, como dices, “los valores que justificaban la esclavitud y el sexismo estuvieron presentes durante mucho más tiempo en la historia que sus opuestos” no desautoriza mi tesis. Yo no digo que los valores “con pedigrí evolutivo” sean mejores en sentido moral, sino en sentido evolutivo: es decir, que tienen más probabilidades de garantizar la supervivencia a largo plazo. Puede haber sociedades estables y que prosperen en las que haya elementos inmorales (o que hoy consideramos así), pero siempre será preferible una sociedad sostenible a otra insostenible: ya habrá tiempo de mejorarla moralmente.

    Yo no identifico lo mejor moralmente con lo mejor en el plano puramente biológico, lo mejor para la supervivencia. De modo que debo admitir que pueda haber innovaciones morales que propongan algo mejor. Este es todo un problema filosófico, que nos llevaría demasiado lejos. Pero en el caso de la fidelidad matrimonial no estoy de acuerdo en que sea un “invento” de Jesucristo; lo es quizá su carácter absoluto, pero en todas las sociedades existe el matrimonio y, por muchas variantes que existan, nunca está fundado en la “espontaneidad/autenticidad de los sentimientos”…

    Tampoco a mí me hacen gracia los ejemplos balcánicos de “asunción de ideales colectivos”. No creo que la comunidad a la que se refería MacIntyre, por ejemplo, deba tener el tamaño de una nación, sino más bien el de un monasterio o una polis. Los movimientos nacionalistas que vemos, como dice Mujerárbol, son más bien la expresión de una cojera, de un vacío, pero no una solución.

    Alberto, vero que también tú eres un optimista. Ojalá tengas razón en que los poderosos sean sobre todo enemigos unos de los otros. Y que eso baste para evitar las consecuencias peores…

    Quizá no sea una contestación muy articulada pero tenéis que perdonarme: tanto hablar del sentido y los valores y no estoy viendo la final de la Eurocopa. La conciencia no me dejaba concentrarme.

  24. instan dijo:

    Parece difícil de seguir la argumentación, pero intentaré comentar un par de cosas que conectan con comentarios anteriores.

    En primer lugar los países del Este no me parecen un buen ejemplo de sociedad comunista, ya que se trataba de países invadidos por una potencia extranjera, como se demostró en las revoluciones reprimidas por la URSS, inspiradas también por comunistas y socialistas. En todo caso podríamos utilizar los ejemplos de la URSS y China. Y ambos son muy interesantes.

    En el caso de China tenemos unas superestructuras que no han cambiado casi nada en miles de años, nominalmente pueden denominarse comunistas, capitalistas o lo que sea, al final son las estructuras de siempre. Esas estructuras sí que tienen un componente ideológico que está ausente en nuestra sociedad occidental. Sí había unos valores básicos, que parece que ahora están cambiando. Ahora bien, no es un buen ejemplo una dictadura que mezcla lo peor del capitalismo con el comunismo.

    En cuanto a la URSS es un caso claro de incoherencia. En contra de la doctrina marxista la URSS se construyó por una élite desde arriba hacia abajo, cuando debería de ser al revés. Por lo tanto la ingeniería social fracasó no ya por intentar aplicarse antes de tiempo, sino por el mismo hecho de aplicarla. La ingeniería social no es posible si no se conocen las estructuras sociales previamente, pero puede que incluso conociéndolas no sea viable (a no ser que pudiese hacerse un modelo matemático preciso del comportamiento de grandes colectivos humanos). Siguiendo el ejemplo de la mecánica estadística yo creo que sería posible cuando la población sea tan grande que el conjunto de acciones individuales den lugar a un comportamiento ergódico.

    Sólo veo viable, por lo tanto, cualquier tipo de ingeniería social si se aplica sobre toda la población del planeta, sometida a unas condiciones ambientales y económicas similares. Como no es así, veo muy dudoso que se pueda aplicar la ingeniería social.

  25. instan dijo:

    En cuanto al comunismo no lo considero una opción válida de partida. Pues si bien filosóficamente considero que la mejor forma de organización económica y social es el socialismo (o un capitalismo con principios de organización económica socialista), cualquier sistema colectivista me da escalofríos. Frente al individualismo no se puede imponer la anulación de la individualidad, va contra nuestra naturaleza. La única forma de aplicarlo sería cambiar nuestra naturaleza por medios físicos y psicológicos, y eso me produce verdadero terror.

    En cuanto a los valores me parece interesante hacer notar que el capitalismo y el comunismo parten de los mismos valores, asociados a la ciencia y la tecnología, y sus diferencias proceden de la diferente forma de aplicarlos, o que el segundo fundamenta su moral en función de la lucha de clases. Pero ambos están tan vacíos de valores, si es que lo están claro, y para mí esa creencia en las bondades de la sociedad comunista no proceden de la ideología comunista. Más bien de un sentimiento más profundo y que inunda la historia, no sé, ahora recuerdo a los movimientos mesiánicos de la Edad Media, o el propio cristianismo en sus orígenes. Por eso creo que sí podrían surgir dentro de una sociedad capitalista del mismo modo que en una comunista.

    Lo que yo veo en la sociedad capitalista actual es que se ha pasado de una lucha de clases a un entramado, una superestructura de superestructuras, en la que las clases dirigentes han perdido el control y actúa de forma autónoma, más allá de los intereses individuales. No sé como explicarlo, es como si el entramado económico fuese uno de esos sistemas autorregulados sin una dirección, en los que el comportamiento es emergente, y que sin embargo tienden hacia algún tipo de objetivo. Creo que estamos pasando del capitalismo tal y como se entendía en los términos clásicos de los autores liberales y burgueses, a algo más complejo. Y el próximo paso es la anulación de la individualidad que auguraban las distopías.

    Yo no creo que el problema sea del capitalismo en sí, sino de entramado que se ha montado. De no ser capaces de llevar a la par el desarrollo tecnológico y social. Y no saber construir nuevos valores que den sentido a la existencia de las personas individuales y la sociedad.

    Espero haberme explicado bien que el desgaste mental del partido ha sido muy grande para mí. Para una vez que ganamos algo al fútbol…

  26. Joaquín dijo:

    Me he regocijado como todos de la victoria de la Selección Española. Aunque no olvidemos que el fútbol (como antes los toros) forma parte también de esas estructuras que mantienen controladas a las masas. (Entiendo que daría para otro post). Las sociedades democráticas capitalistas son, en el fondo, tiranías, porque tienen por principal misión controlar los impulsos ciegos de las masas (¿cómo creéis que se gobierna a 40 millones de individuos libres?). La democracia ateniense es también otra fábula utópica.

  27. pseudopodo dijo:

    Instan, me parece acertada tu puntualización: conocer bien las estructuras sociales sería una condición necesaria pero no suficiente para hacer ingeniería social. Hay buenas razones para pensar que la dinámica social debe ser altamente no lineal y por eso impredecible (la idea de “The tipping point” que comenté hace tiempo). Esto en cierto modo es un alivio (que hay que sumar al que decía Alberto de Francisco: los poderosos son enemigos unos de otros)… pero no mucho: aunque no puedan llevar la sociedad como un todo en una dirección determinada, sí que pueden manipular con mucha eficacia.

    No estoy de acuerdo con que el comunismo y el capitalismo partan de los mismos valores. Es una simplificación pero podríamos decir que el capitalismo pone como valor supremo la libertad y el socialismo la igualdad. A priori no está claro qué es mejor, pero creo que la experiencia ha mostrado que la libertad es un valor más fundamental.

    He mezclado adrede comunismo y socialismo porque creo que en este nivel de los valores básicos en el que nos estamos moviendo, el comunismo no es más que una versión del socialismo (“socialismo científico”, decía Marx). Creo que lo que a ti te atrae de lo que llamas socialismo no es la igualdad sino la fraternidad. En mi opinión, quienes ponen en primer plano este valor no son los socialistas sino los comunitaristas, aunque tampoco lo tengo claro porque no he leído ninguna exposición clara sobre esta doctrina y me da la impresión de que hay muchas variantes.

    En lo que sí que coincido contigo es en lo que dices al final: nuestra sociedad es ahora “una superestructura de superestructuras, en la que las clases dirigentes han perdido el control y actúa de forma autónoma, más allá de los intereses individuales (…) como si el entramado económico fuese uno de esos sistemas autorregulados sin una dirección, en los que el comportamiento es emergente, y que sin embargo tienden hacia algún tipo de objetivo. Creo que estamos pasando del capitalismo tal y como se entendía en los términos clásicos de los autores liberales y burgueses, a algo más complejo. Y el próximo paso es la anulación de la individualidad que auguraban las distopías.”

    ¿Eras tú el que decía hace algún tiempo que estamos muy lejos en nuestros planteamientos ideológicos? Ese párrafo lo podía haber escrito yo. Te recomiendo, por cierto, si no lo conoces, Tecnópolis, de Neil Postman. Fue el que me convenció de esto.

    (Pero por mucha superestructura que haya, Joaquín, exageras un poco con eso de que esto es una tiranía, ¿no? Tiranía era lo de Stalin, esto es como mucho, una dictablanda, un mundo-un-poco-feliz, o algo por el estilo)

  28. kabish dijo:

    Asombroso el post, pseudopodo.

  29. Pingback: Sobre capitalismo y comunismo « El pelopódromo.

  30. César Borneas dijo:

    Hola de nuevo. Gracias por tu invitación. Realmente no veo cual es la relevancia del link al tema que estamos tratando( de hecho, lo veo hasta contradictorio: si Occidente fue el que progresivamente logró el triunfo de la libertad, como Ellui dice, no fue esto el resultado de una serie de ocurrencias deliberadas ? )

    «Estoy recurriendo aquí, efectivamente, a un lenguaje evolutivo. Creo que el símil es aplicable y no está afectado por las dificultades conceptuales de la “selección de grupo”, si consideramos que cada sociedad es un individuo y cada innovación es una mutación; ya expliqué esto en otro comentario (además, se trataría de una evolución lamarckiana y no darwiniana). »

    Pero precisamente la dificultad es considerar la sociedad como un individuo. Al fin y al cabo, hay intereses enfrentados en todas las sociedades, y entramados de poder. En el feudalismo europeo la Iglesia y la aristocracia detentaban el poder, y la primera era la difusora de valores prevalente; hoy en día, los conglomerados empresariales que controlan los medios de comunicación tienen una influencia similar. Cualquier innovación cultural que afecte a la mayor parte de una sociedad depende de las formas de difusión prevalentes en ella, y por tanto un estudio de los agentes que controlan esa difusión y su poder revelarían la capacidad que tienen ciertas personas para imponer( aunque nunca de forma completa) unos valores que favorezcan sus intereses.

    «Yo no digo que los valores “con pedigrí evolutivo” sean mejores en sentido moral, sino en sentido evolutivo: es decir, que tienen más probabilidades de garantizar la supervivencia a largo plazo. Puede haber sociedades estables y que prosperen en las que haya elementos inmorales (o que hoy consideramos así), pero siempre será preferible una sociedad sostenible a otra insostenible: ya habrá tiempo de mejorarla moralmente.»

    Cuando hablas de garantizar la supervivencia a largo plazo de una sociedad, o de sociedades sostenibles e insostenibles, creo que hay una ambiguedad a despejar. Puedes estar refiriéndote a sociedad como el grupo de personas que la conforman o como entramado de valores comunes. Si lo dices en el primer sentido, no parece ser cierto tu comentario: la desaparación de la esclavitud o del sexismo( y de los valores que lo sustentaban) no ha desembocado en sociedades insostenibles( la nuestra), y por tanto no parece haber ninguna ventaja evolutiva en ellos.

    El otro sentido en que puedes estar entendiendo es la sociedad como un conjunto de valores compartidos. Una sociedad insostenible sería una con unos valores inconsistentes, una sostenible una con valores consistentes( aunque posiblemente inmorales), porque la primera llevaría a la confusión y a una creciente falta de estabilidad. Pero precisamente una de las razones por las que las «ocurrencias» han empezado a acontecer es porque la sociedad de partida tenía unos valores inconsistentes. Es difícil creer que haya habido alguna vez una sociedad con unos valores completamente consistentes. Incluso en la época feudal, que los comunitaristas glorifican, hubo revueltas campesinas y cambios de mentalidad. Por lo demás, creo que se exagera la falta de estabilidad o el caos moral que se produce durante los periodos de cambio: al fin y al cabo, lo que se ha buscado durante esos periodos es reformar la sociedad para que sus valores fueran realmente consistentes, normalmente enfatizando algunos de los valores de la sociedad original sobre otros. Por ejemplo, la revolución francesa enfatizaba la libertad política y civil sobre los otros valores que en realidad la contradecían y que prevalecián en la Francia del siglo XVIII.

    Por lo demás, no sé porque siempre va a ser preferible una sociedad estable a una inestable. Al fin y al cabo en una sociedad estable pueden ocurrir barbaridades rutinariamente( a mí me lo parece la esclavitud, o ahora Guantánamo). Ha habido periodos de inestabilidad que han resultado en sociedades más ricas moralmente( como el deplorado Mayo del 68, a pesar de sus excesos). Realmente los periodos de inestabilidad más negativos han sido aquellos donde la violencia ha prevalecido, y quizás la condena a la violencia es un valor que sí tiene, como afirmas, una ventaja evolutiva. Pero también ha habido sociedades estables violentas( la URSS o los USA).

    Bueno, por ahora creo que ya he escrito suficiente. Espero que me contestes.

    Un abrazo.

  31. pseudopodo dijo:

    César, la comparación de una sociedad con un organismo, tiene, por supuesto, sus inconvenientes. Es más, tengo entendido que para algunos sociólogos es casi un anatema… Pero no pretendo que haya una analogía exacta. Me basta con que tanto una como otro no son simples agregados de individuos o células, sino que tienen una organización funcional; y tal organización es algo que deja muy poco margen para los cambios, igual que pasa en un mecanismo: si abrimos un reloj y trasteamos con él, lo más normal es que deje de funcionar. Y también la comparación con el organismo es buena en el sentido de que la sociedad no la ha inventado nadie sino que ha alcanzado ese grado de organización por una lenta evolución histórica, con cambios muy graduales.

    Es cierto que en una sociedad hay intereses opuestos, mucho más que en un organismo, pero creo que sobrevaloras ese conflicto, igual que creo que sobrevaloras el poder de grupos sociales determinados para “imponer valores que favorezcan sus intereses”. Ni siquiera ahora, con unos medios de comunicación fortísimos y con siglos de experiencia en manipulación de masas se consigue demasiado bien…Pero supongo que en esto no nos vamos a poner de acuerdo, porque hay ejemplos para todos los gustos.

    Cuando hablo de “sociedad sostenible” me refiero al modo de organización social, al modo de vida: una sociedad de cazadores-recolectores, o la sociedad maya, o la sociedad europea occidental… fundamentalmente el entramado de valores, pero también todo el resto de factores que definen el modo de vida.

    Está claro que nunca va a haber una sociedad con valores “completamente consistentes”, que sería inmutable por definición. Mientras no venga la Jerusalén celeste, creo que lo que podemos realizar aquí que se parezca a eso va más en la línea del Mundo Feliz (mal asunto, entonces).

    Pero en todo hay grados, y puede haber valores muy inconsistentes, como tú dices (yo diría más bien muy poco funcionales). Los valores de las sociedades tradicionales, mientras los cambios no sean muy bruscos, nunca van a tener ese grado de inconsistencia, por el argumento evolutivo de que si fueran tan inconsistentes, esas sociedades no habrían llegado a adquirir el estatus de tradicionales (se habrían extinguido antes). Pero las “ocurrencias” como el comunismo es probable que sí sean muy poco funcionales. O ya que pones el ejemplo del mayo del 68, me parece que muchos valores que están en vigor ahora en nuestra sociedad son también muy inconsistentes: consumismo, hedonismo, sensiblería, narcisismo (mejor no sigo).

    Dices que “lo que se ha buscado durante esos periodos (de cambio) es reformar la sociedad para que sus valores fueran realmente consistentes, normalmente enfatizando algunos de los valores de la sociedad original sobre otros” Cierto, pero eso no implica que vaya a salir bien: el infierno está empedrado de buenas intenciones, y precisamente ese es mi argumentos: las “ocurrencias” son ideas geniales que tiene uno para arreglar el mundo, pero el mundo es complicado, no lo hemos hecho nosotros y por eso no sabemos como funciona, y el resultado que solemos conseguir es por eso el del aprendiz de brujo.

    Bueno, a mi tampoco me da tiempo a más…espero que esto aclare un poco mi postura.

  32. César Borneas dijo:

    Hola,

    Perdona que insista, pero me parece que es un tema muy interesante, y uno que tiene mucha importancia a la hora de analizar nuestro pasado histórico.

    Es cierto que la mayor parte de las formas en las que trasteamos un reloj llevarán a que se estropee. Sin embargo, nadie se niega a llevar un reloj estropeado a un relojero por ese motivo. La razón es clara: hay un gran número de opciones que ni siquieran son consideradas, y el reloj es un ente cuyo funcionamiento es comprendido.

    Es evidente que nuestro conocimiento sobre la sociedad y su funcionamiento es menor que el que disponemos sobre el reloj. Sin embargo, es evidente que, al igual que en el caso del reloj, la mayor parte de los cambios que pudieran realizarse en la sociedad ni siquiera son considerados ( por ejemplo, que a partir de ahora nuestro valor de cambio fueran las bananas). En general, las propuestas que se realizan, y en especial aquellas que cosechan cierta popularidad, son razonadas y se basan en una teoría pausible sobre la sociedad. Si fallan, fallan en detalle, no porque sean claramente absurdas y erróneas.

    Por tanto, el argumento de que la mayor parte de los cambios son ineficientes no nos permite concluir que en general debemos evitar los cambios. Debe realizarse un análisis sobre cada cambio razonable en detalle.

    De hecho, en casi toda actividad humana, las posibilidades de error son mucho máyores que las de acierto. Cuántas formas hay de que un experimento física no vaya bien ? Muchas. No debemos hacer experimentos por ello ? Cuántas alternativas absurdas hay a la teoría cuántica, o en su momento a la física newtoniana ? Millones. Debemos conformarnos con la teoría newtoniana por ello ? Es evidente que de esas millones, solo unas decenas son consideradas por alguien, y muy pocas de entre ellas llegan alguna vez a cosechar popularidad e influencia. Es evidente que en todas las actividades humanas, las alternativas y cambios que alcanzar cierta popularidad suelen ser pausibles y razonables, aunque posiblemente fallen en detalle.

    En realidad, los comunitaristas y Burkeanos suelen exagerar nuestra ignorancia sobre la sociedad, precisamente para negar que la mayor parte de los cambios propuestos tienen grado de pausibilidad.

    Seguiré después.

    P.D. Para ir adelantando, es evidente que nuestra sociedad es funcional en el único sentido no moral en que se le puede dar a ese término: en que satisface las necesidades que los individuos por sí mismos no podrían, y no implique un gran riesgo para la supervivencia imbolucrarse en ella. Por tanto, por qué los valores morales negativos de nuestra época, como «consumismo, hedonismo, sensiblería, narcisismo «sirven para descalificarla, pero no para descalificar a las otras sociedades funcionales del pasado, y en especial las tradicionales ?

  33. César Borneas dijo:

    Prosigo

    Hay otro aspecto claramente problemática de los comunitaristas: la tendencia a exagerar la falta de deliberación y planificación de ciertas sociedades. Como en tantas otras cosas, el momento histórico donde las «ocurrencias» comienzan suele depender de las preferencias particulares del autor y de los valores cuyo valor evolutivo e inextinguible quiere probar.

    El capítulo 14 del libro de Jared Diamond Guns, Germ, and Steel muestra como las grandes sociedades tradicionales estában llenas de elementos deliberados. Los humanos comenzaron viviendo en grupos familiares e igulaitarios. A medida que la población fue aumentando, fue preciso organizar las sociedades que no se basaban en lazos de sangre y en donde se producían excedentes de alimento. En tales sociedades, eventualmente se erige( por un proceso bastante deliberado) una línea hereditaria de poder, un código legal y una religión( entendida como una estructura organizada de las creencias espontáneas de la población) que dirimen esas dispustas y que justifican ese poder establecido. Los excedentes de alimento son llevados al jefe a cambio de favores, y eventualmente, cuando la descendencia de ese jefe se ha convertido en una dinastía real, se formaliza todo en un sistema de tributos donde el monarca financia obras públicas, pero donde la población ha sido desarmada.

    Aquí hay un resumén del capítulo:

    http://www.public.iastate.edu/~cfford/342GGSChapter14.htm

    «Es cierto que en una sociedad hay intereses opuestos, mucho más que en un organismo, pero creo que sobrevaloras ese conflicto, igual que creo que sobrevaloras el poder de grupos sociales determinados para “imponer valores que favorezcan sus intereses”. Ni siquiera ahora, con unos medios de comunicación fortísimos y con siglos de experiencia en manipulación de masas se consigue demasiado bien…Pero supongo que en esto no nos vamos a poner de acuerdo, porque hay ejemplos para todos los gustos.»

    Yo sí creo que hay un gran grado de homogeneización de la opinión pública producida por los medios de comunicación. Ahora bien, precisamente ese poder es incompleto porque hoy en día la gente es capaz de leer, y ha recibido una educación al menos elemental. Todo esto es el resultado de ocurrencias de los tan denostados intelectuales. Que las sociedades tradicionales fueran menos propensas al cambio fue en gran medida el efecto de la completa falta de instrucción de una inmensa mayoría de la población, y un apárato de difusión de ideas completamente dominado por una organización, la Iglesia Católica. Realmente no entiendo como se puede «sobrevalorar el conflicto», teniendo en cuenta que había una distinción legal en clases, y una clase de siervos.

    Parece que, en última instancia, lo que quieres afirmar es que la mejor sociedad es la que mejor sobrevive como tal sociedad. El sistema de valores del feudalismo es superior al sistema de valores posindustrial porque el sistema de valores posindustrial es más propenso a cambios, cambios que pueden llevar a su disolución. Pero realmente aquí le estamos dando más importancia al sistema de valores que a las personas. Un sistema de valores puede tener intrínsicamente una formidable capacidad para resistirse al cambio y ser al mismo tiempo una fuente de desdicha para la mayor parte de los miembros de la sociedad.

    Glorificar épocas pasadas porque la gente ( supuestamente) creyera con mucha más firmeza en algunos valores evita totalmente el problema de si basta que una vida tenga significado, sin escrudiñar el significado en sí. Al fin y al cabo, hubo muchos alemanes que encontraron un gran significado y estuvieron dispuestos a morir por el Nazismo. Para no hablar de la cobardía de quien no se aviene a revisar sus creencias y valores porque le dejarían momentáneamente perdido.

    En última instancia, es evidente que la mayor parte de los nostálgicos Burkeanos y comunitaristas entienden perfectamente el valor de un gran número de cambios realizados en nuestra sociedad, cambios legislativos y sociales que han requerido de un claro proceso deliberado de cambio.

    A pesar de todas sus lamentaciones, no se cambiarían por un campesino medieval en su vida.

  34. pseudopodo dijo:

    Uf… no sé cuando voy a poder responderte (que no estoy de vacaciones). Pero lo haré, que a mi también me interesa. Como verás, he quitado dos párrafos que decías que borrara.

  35. César Borneas dijo:

    Gracias…y tómate tu tiempo!

  36. Jaaziel dijo:

    La verdad llevo poco leyendo tu blog, pero mira que me gusta.
    Magnífico el post.
    Yo soy también de los optimistas, todo esto de la tecnología abre nuevas y apasionantes expectativas… y me da la impresión que su evolución pasa por el concepto de «fraternidad», muy interesante algunas de las cosas que estoy leyendo últimamente sobre eso, mira:
    http://carlosboyle.blogspot.com/2008/06/elpoder-de-la-fraternidad.html

  37. Cesar Borneas dijo:

    Debo declararme vencedor de este debate ?

  38. pseudopodo dijo:

    César: Rotundamente no 🙂 Además de que no me gusta que haya vencedores y vencidos en los debates (como si esto fuera el match Zapatero-Rajoy), si no he escrito es porque no tenido tiempo… y cuesta meterse de nuevo en harina cuando estás ocupado en otras cosas. Pero tranquilo que volveré, (¡aunque sea tras el verano!).

    Por cierto, Jaaziel, interesante el enlace.

  39. pseudopodo dijo:

    César, por fin puedo contestar, aunque sea parcialmente.

    Es cierto que cuando se proponen cambios sociales no se hace al azar (en ese sentido no son como las mutaciones) sino basándose en una teoría plausible de la sociedad. Pero eso no es tan distinto de los intentos de manipular un reloj que hace un inexperto: seguramente tendrá una teoría de cómo funciona, pero seguramente no será suficientemente buena.

    Tu mismo reconoces que nuestro conocimiento sobre la sociedad es menor que el que podamos tener sobre un reloj. Pero es que una sociedad, además de ser un mecanismo mucho más complicado que un reloj, es con toda probabilidad un sistema no lineal, esencialmente impredecible (caótico, en el sentido técnico del término): incluso con un conocimiento perfecto, las trayectorias divergen de modo que el resultado de cualquier perturbación es impredecible. Más o menos de eso hablaba The tipping point (lo comenté aquí).

    Hay multitud de ejemplos de cambios sociales bienintencionados que acaban siendo un desastre; algunos de los más notorios son la introducción de nuevas especies en ecosistemas para “acabar con el hambre” (mi ejemplo favorito es el de la perca del nilo).

    No he leído el libro de Diamond (mea culpa, aunque está en vías de solución). Pero los elementos deliberados de los que hablas no son deliberados en el sentido que me interesa a mi: todo el proceso que cuentas no fue planeado por nadie. Podríamos decir que el argumento de esa historia, la trama, no tiene autor, aunque una vez escrita, los actores (los reyes, sacerdotes, etc) eran conscientes de cual era su papel y lo representaban deliberadamente.

    Eso es muy distinto de lo que ocurre en el comunismo, que es el caso paradigmático de “ocurrencia” que yo critico, y Marx lo tenía muy claro y por eso se sentía un precursor (“Los filósofos han intentado hasta ahora comprender el mundo, de lo que se trata es de cambiarlo”): Marx escribió el argumento de la obra.

    La cuestión de hasta qué punto son importantes los conflictos internos de una sociedad es muy difícil. Yo creo que realmente están sobrevalorados, y que en las sociedades tradicionales había un elemento de “ayuda mutua” o de simbiosis muy importante, más que el elemento de “lucha por la vida” que se suele resaltar (es decir, estoy más cerca de Kropotkin que de Hobbes). El conflicto siempre ha estado presente, pero donde ha sido importante es entre sociedades distintas. De todos modos, sobre esto se han escrito toneladas de libros y no hay manera de llegar a un acuerdo. Me da que cada uno adopta una postura por razones temperamentales y luego la justifica a posteriori. Aunque supongo que los etólogos habrán avanzado algo en este tema y tendrán algo más objetivo que decir.

    Dices que parece que quiero afirmar que “la mejor sociedad es la que mejor sobrevive como tal sociedad”. No es eso lo que afirmo. Afirmo que una sociedad debe ser, ante todo, sostenible. La sostenibilidad no es lo mismo que la inmutabilidad, pero sí tiene relación con la estabilidad y con la ausencia de “ocurrencias”, es decir, intervenciones deliberadas en la estructura social. El comunismo y todas las ideologías que quieren hacer ingeniería social son “ocurrencias”, pero también la sociedad tecnológica (la tecnópolis de la que hablaba Neil Postman) es una fuente continua de ocurrencias. Por eso no tengo nada claro que sea sostenible.

    Pero por otra parte, creo que hay una dimensión moral que tiene entidad propia, y aquí no me estoy refiriendo a ella más que indirectamente. La sostenibilidad es una precondición para esa posibilidad de desarrollo moral, de mejora de la sociedad en un sentido que no es el de mera supervivencia.

    En fin, no me da tiempo a más…

  40. César Borneas dijo:

    Es evidente que nuestro conocimiento sobre la sociedad es insuficiente, pero también es insuficiente nuestro conocimiento sobre las leyes físicas que en última instancia goviernan el reloj, o sobre las enfermedades. Aún así, debemos actuar. La única actitud coherente con estas ideas sería asumir un quietismo esteril hasta que tuvéramos un conocimiento perfecto.

    Yo lo que estaba criticando es el argumento que afirma que, sin tener en consideración la propuesta en particular, concluye que no se deben realizar cambios en general por que la mayoría no son efectivos. Ante eso yo afirmo que eso no es así, que aquellos cambios con cierta popularidad suelen ser pausibles, y por tanto deben ser considerados en particular. Por supuesto, esto no niega que haya habido cambios con efectos desastrosos.

    Realmente el artículo de Andrés Ibáñez es bastante idiota. No sé como puedes admirar a esa persona.

    Luego sigo…

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